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LA VIRGEN ENNEGRECIDA COMO MEDIO PARA LA CONVERSIÓN DE LOS INFIELES

Dans le document EL SIMBOLISMO DE LA VIRGEN NEGRA (Page 82-85)

APRECIACIONES SOBRE LA CUESTIÓN DE LAS VÍRGENES NEGRAS A TRAVÉS DE SU HISTORIOGRAFÍA

2. ASPECTOS SIMBÓLICOS DE LOS PROCESOS MATERIALES

2.1. EL VALOR SIMBÓLICO DEL ENNEGRECIMIENTO

2.1.2. LA VIRGEN ENNEGRECIDA COMO MEDIO PARA LA CONVERSIÓN DE LOS INFIELES

La historiadora del arte Silvie Vilatte (Université Blaise-Pascal), es una de las figuras académicas más citadas a la hora de defender el origen accidental del color negro de las imágenes marianas, las cuales en todos los caos habrían sido previamente vírgenes con carnaciones blancas.

Enfin, il arrive que les statues noircies perdent per fois spontanément leur badigeon noir par écaillure ou quélles en soient allégées par un nettoyage. Dans les deux cas, les estatues révèlent toutes la couleur claire sousjacente des carnations. Par conséquent, il est logique de considérer que le phénomène de noircissement est additionel136.

Ante esto, Vilatte se propone una búsqueda histórica para explicar losmotivos de este ennegrecimiento que, a posteriori, han padecido tantas imágenes medievales de la Virgen.

132 GRAVELINE 1999, p. 26

133 PASTORET 1854, p. 669. Online en: https://bit.ly/2H8AWCH

134 Cf “Vid/Viña”en nuestro Diccionario, p. 379 y ss.

135 El vino rancio con el que eran lavadas las imágenes, al diluirse con el polvo de la superficie de la estatua, produciría el ennegrecimiento. Cf. NOGUERA I MASSA 1977, p. 106.

136 VILATTE 1998, p. 15.

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El cristianismo, de algún modo, heredó este tipo de ritualidad arcaica. Así, el Viernes Santo, algunas imágenes sagradas de la Virgen eran bañadas en vino132. El padre Odo de Gissey, tras su visita a Le Puy en torno a 1589, escribió que en Semana Santa era costumbre lavar la estatua de la Virgen “avec une éponge baignée dans le vin”133. Sobra decir que el vino juega aquí un papel equivalente al de la sangre sacrificial de Cristo134, la cual llegó al mundo a través de la materia de María, gracias a la cual esa sangre pudo derramarse para expiar el pecado y renovar la vida.

Esta costumbre, para algunos autores, sería un posible origen del ennegrecimiento de las imágenes sagradas de la Virgen, tal y como en el ámbito catalán ha recogido Noguera i Massa en su clásica obra Les marededéus romàniques de les terres gironines (1977)135. Así, el color negro que estas estatuas irían adquiriendo con el tiempo estaría revestido de la sacralidad que le habría conferido el rito.

2.1.2. LA VIRGEN ENNEGRECIDA COMO MEDIO PARA LA CONVERSIÓN DE LOS INFIELES

La historiadora del arte Silvie Vilatte (Université Blaise-Pascal), es una de las figuras académicas más citadas a la hora de defender el origen accidental del color negro de las imágenes marianas, las cuales en todos los caos habrían sido previamente vírgenes con carnaciones blancas.

Enfin, il arrive que les statues noircies perdent per fois spontanément leur badigeon noir par écaillure ou quélles en soient allégées par un nettoyage. Dans les deux cas, les estatues révèlent toutes la couleur claire sousjacente des carnations. Par conséquent, il est logique de considérer que le phénomène de noircissement est additionel136.

Ante esto, Vilatte se propone una búsqueda histórica para explicar losmotivos de este ennegrecimiento que, a posteriori, han padecido tantas imágenes medievales de la Virgen.

132 GRAVELINE 1999, p. 26

133 PASTORET 1854, p. 669. Online en: https://bit.ly/2H8AWCH

134 Cf “Vid/Viña”en nuestro Diccionario, p. 379 y ss.

135 El vino rancio con el que eran lavadas las imágenes, al diluirse con el polvo de la superficie de la estatua, produciría el ennegrecimiento. Cf. NOGUERA I MASSA 1977, p. 106.

136 VILATTE 1998, p. 15.

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El término “virgen negra” es una convención moderna, acuñada en el siglo XIX, en el caso francés a principios de la III República137 y que, tal y como hace notar Vilatte, el dicho término habría sido adoptado ya por el mundo académico a principios del siglo XX, tal y como ya demostró Louis Brehier, profesor que, un poco antes que Lefebvre, se interesó desde el ámbito universitario por esta cuestión138.

Vilatte ha descrito los diferentes orígenes de las vírgenes negras propuestos por la historiografía: la pervivencia pagana, las referencias bíblicas, el oriente medieval, y todas las reinterpretaciones que de estos mundos antiguos se tuvo en los siglos XVIII, XIX e incluso en el XX, periodo éste último en el que se ha conferido mucho espacio a las hipótesis que plantean un origen pagano para las estatuas negras de la Virgen. Para Vilatte esta última posibilidad es algo muy inconsistente y debe abandonarse para entrar, en su lugar, en una búsqueda de tipo estrictamente histórico centrada en el cristianismo y sus necesidades religiosas y socio-políticas139.

El culto a las imágenes dentro del cristianismo occidental supone una gran desconfianza por su conexión con los ídolos del paganismo. Sin embargo, este sentimiento negativo queda superado por la creación de las estatuas-relicario, las cuales no son el objeto de veneración, sino las reliquias que contiene la estatua, que resta como un simple soporte para la educación de los iletrados. En muchas ocasiones, estos contenedores de reliquias, verdaderas estatuas a la manera antigua, dícense creados por los ángeles o por algún otro medio sobrenatural, pero siempre sin la intervención humana. Tal afirmación buscaría, en realidad, distinguir la imagen cristiana de la pagana, pues aquella sería fiel a su prototipo divino140. Algunos de estos objetos representaban, precisamente, a la Virgen en majestad; este era el caso de la estatua-relicario de Virgen de Clermont, hecha por las manos de los ángeles, tal y como explica la tradición.

Ya en el siglo XIII, ante el éxito de las estaturas-relicario de la Virgen y con una mayor confianza a estos objetos, eclosiona el arte gótico y con él aparece una multitud de nuevas estatuas de la Virgen, de un gusto más propio de su época, y que van a competir con los antiguos relicarios. He aquí, para Vilatte, lo que nos lleva a la primera imagen ennegrecida: la estatua original de Puy-en-Velay, un relicario

137 VILATTE 1998, p. 19.

138 BRÉHIER 1935, pp. 379-386

139 BRÉHIER 1935, p. 28.

140 Vale decir que la idea de imagen aquerópita es ya conocida por el paganismo antiguo, si bien esto no era entendido así por los cristianos, quienes consideraban falsos o inexistentes esos prototipos divinos paganos. Cf. pp. 280-281 de este trabajo.

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El término “virgen negra” es una convención moderna, acuñada en el siglo XIX, en el caso francés a principios de la III República137 y que, tal y como hace notar Vilatte, el dicho término habría sido adoptado ya por el mundo académico a principios del siglo XX, tal y como ya demostró Louis Brehier, profesor que, un poco antes que Lefebvre, se interesó desde el ámbito universitario por esta cuestión138.

Vilatte ha descrito los diferentes orígenes de las vírgenes negras propuestos por la historiografía: la pervivencia pagana, las referencias bíblicas, el oriente medieval, y todas las reinterpretaciones que de estos mundos antiguos se tuvo en los siglos XVIII, XIX e incluso en el XX, periodo éste último en el que se ha conferido mucho espacio a las hipótesis que plantean un origen pagano para las estatuas negras de la Virgen. Para Vilatte esta última posibilidad es algo muy inconsistente y debe abandonarse para entrar, en su lugar, en una búsqueda de tipo estrictamente histórico centrada en el cristianismo y sus necesidades religiosas y socio-políticas139.

El culto a las imágenes dentro del cristianismo occidental supone una gran desconfianza por su conexión con los ídolos del paganismo. Sin embargo, este sentimiento negativo queda superado por la creación de las estatuas-relicario, las cuales no son el objeto de veneración, sino las reliquias que contiene la estatua, que resta como un simple soporte para la educación de los iletrados. En muchas ocasiones, estos contenedores de reliquias, verdaderas estatuas a la manera antigua, dícense creados por los ángeles o por algún otro medio sobrenatural, pero siempre sin la intervención humana. Tal afirmación buscaría, en realidad, distinguir la imagen cristiana de la pagana, pues aquella sería fiel a su prototipo divino140. Algunos de estos objetos representaban, precisamente, a la Virgen en majestad; este era el caso de la estatua-relicario de Virgen de Clermont, hecha por las manos de los ángeles, tal y como explica la tradición.

Ya en el siglo XIII, ante el éxito de las estaturas-relicario de la Virgen y con una mayor confianza a estos objetos, eclosiona el arte gótico y con él aparece una multitud de nuevas estatuas de la Virgen, de un gusto más propio de su época, y que van a competir con los antiguos relicarios. He aquí, para Vilatte, lo que nos lleva a la primera imagen ennegrecida: la estatua original de Puy-en-Velay, un relicario

137 VILATTE 1998, p. 19.

138 BRÉHIER 1935, pp. 379-386

139 BRÉHIER 1935, p. 28.

140 Vale decir que la idea de imagen aquerópita es ya conocida por el paganismo antiguo, si bien esto no era entendido así por los cristianos, quienes consideraban falsos o inexistentes esos prototipos divinos paganos. Cf. pp. 280-281 de este trabajo.

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producido en torno al año 1000. Sobre esta pieza, algunos autores efectuaron descripciones que confirmarían su ennegrecimiento bien definido, al menos, en el siglo XVI141.

Con ocasión de la primera cruzada, de la que uno de sus promotores fue Adhémar de Monteil, la iglesia episcopal de Le Puy devino uno de los símbolos emblemáticos de las expediciones a Tierra Santa; para Vilatte, el mayor, pues su catedral acogió gran número de importantes reliquias “salvadas” de los santos lugares. Esta y otras razones convirtieron a Le Puy y a su estatua-relicario en importantes focos de peregrinación, tanto de reyes como de todo tipo de fieles, más aún teniendo en cuenta que este lugar es una de las vías de acceso hacia Santiago de Compostela.

Para Vilatte, el apogeo de las imágenes ennegrecidas de la Virgen, que sitúa entre el siglo XIV y el XV142, debe inscribirse en un clima político-religioso en el que se espera la conversión al cristianismo de los moros, quienes en virtud de ello podrían acceder también a la santidad. En efecto, en el norte de Europa, el color negro no solo se asociaba al pecado, sino que representaba también algo racial, de modo que las representaciones de personas con la piel oscura poseerían un valor “ideológico” o de propaganda, como diríamos hoy. Así, las iglesias se llenaron de representaciones de personajes de piel oscura, como san Mauricio o uno de los reyes magos, que adopta muchas veces el aspecto de un hombre norteafricano. Del mismo modo, representaciones de cabezas de hombres negros vienen a ornar las armas de los nobles o a estar presentes en los sellos de los aristócratas143.

Así pues, Vilatte considera indispensable considerar todo este ambiente político-religioso, el cual daría pie a entender las leyendas que rodean a muchas de estas imágenes y, sobre todo, el ennegrecimiento de las estatuas-relicario de la Virgen, particularmente en aquellas que, por su situación privilegiada, son foco de atracción de fieles. El prestigio de tales estatuas habría llevado a la imitación del modelo, por lo que un poco en todas partes irían apareciendo imágenes negras. ¿Y por qué negras?

Para Vilatte está claro: ante el desconocimiento del aspecto de los cuerpos de María y Jesús de la estatua de Le Puy, escondidos bajo el manto, el ennegrecimiento se

141 É. Médicis, en el siglo XVI, la describe como “massiarada”; Teodosio de Bérgamo, en el siglo XVII, la describe directamente como “negra”. Cf. VILATTE 1998, p. 30.

142 Barral i Altet sitúa igualmente durante el tardo-gótico el inicio de la generalización del ennegrecimiento de estas estatuas, puesto que no existen evidencias directas en ese periodo.

Para este autor, el concepto “virgen negra” es, en realidad, algo que aparece en el siglo XVIII, con la creación de cuerpos de inspectores de monumentos y del patrimonio. Cf. BARRAL I ALTET 2009 y BARRAL I ALTET 2012, p. 108.

143 VILATTE 1998, p. 32.

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producido en torno al año 1000. Sobre esta pieza, algunos autores efectuaron descripciones que confirmarían su ennegrecimiento bien definido, al menos, en el siglo XVI141.

Con ocasión de la primera cruzada, de la que uno de sus promotores fue Adhémar de Monteil, la iglesia episcopal de Le Puy devino uno de los símbolos emblemáticos de las expediciones a Tierra Santa; para Vilatte, el mayor, pues su catedral acogió gran número de importantes reliquias “salvadas” de los santos lugares. Esta y otras razones convirtieron a Le Puy y a su estatua-relicario en importantes focos de peregrinación, tanto de reyes como de todo tipo de fieles, más aún teniendo en cuenta que este lugar es una de las vías de acceso hacia Santiago de Compostela.

Para Vilatte, el apogeo de las imágenes ennegrecidas de la Virgen, que sitúa entre el siglo XIV y el XV142, debe inscribirse en un clima político-religioso en el que se espera la conversión al cristianismo de los moros, quienes en virtud de ello podrían acceder también a la santidad. En efecto, en el norte de Europa, el color negro no solo se asociaba al pecado, sino que representaba también algo racial, de modo que las representaciones de personas con la piel oscura poseerían un valor “ideológico” o de propaganda, como diríamos hoy. Así, las iglesias se llenaron de representaciones de personajes de piel oscura, como san Mauricio o uno de los reyes magos, que adopta muchas veces el aspecto de un hombre norteafricano. Del mismo modo, representaciones de cabezas de hombres negros vienen a ornar las armas de los nobles o a estar presentes en los sellos de los aristócratas143.

Así pues, Vilatte considera indispensable considerar todo este ambiente político-religioso, el cual daría pie a entender las leyendas que rodean a muchas de estas imágenes y, sobre todo, el ennegrecimiento de las estatuas-relicario de la Virgen, particularmente en aquellas que, por su situación privilegiada, son foco de atracción de fieles. El prestigio de tales estatuas habría llevado a la imitación del modelo, por lo que un poco en todas partes irían apareciendo imágenes negras. ¿Y por qué negras?

Para Vilatte está claro: ante el desconocimiento del aspecto de los cuerpos de María y Jesús de la estatua de Le Puy, escondidos bajo el manto, el ennegrecimiento se

141 É. Médicis, en el siglo XVI, la describe como “massiarada”; Teodosio de Bérgamo, en el siglo XVII, la describe directamente como “negra”. Cf. VILATTE 1998, p. 30.

142 Barral i Altet sitúa igualmente durante el tardo-gótico el inicio de la generalización del ennegrecimiento de estas estatuas, puesto que no existen evidencias directas en ese periodo.

Para este autor, el concepto “virgen negra” es, en realidad, algo que aparece en el siglo XVIII, con la creación de cuerpos de inspectores de monumentos y del patrimonio. Cf. BARRAL I ALTET 2009 y BARRAL I ALTET 2012, p. 108.

143 VILATTE 1998, p. 32.

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extendió a todas las partes corporales de las estatuas que buscaban emular a su modelo. El objetivo de este color oscuro era, entonces, presentar una tez morisca, agradable para aquellos que debían ser convertidos144.

Vemos como esta vieja teoría, ya esbozada décadas atrás, toma fuerza gracias a la interpretación que se puede – y que se debe – hacer sobre la vida o historia de las obras de arte sagrado y sus materiales145.

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