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CASOS QUE INVIERTEN LA HIPÓTESIS DEL ENNEGRECIMIENTO

Dans le document EL SIMBOLISMO DE LA VIRGEN NEGRA (Page 77-80)

APRECIACIONES SOBRE LA CUESTIÓN DE LAS VÍRGENES NEGRAS A TRAVÉS DE SU HISTORIOGRAFÍA

1.3. EXPLICACIONES EMPÍRICAS

1.3.3. CASOS QUE INVIERTEN LA HIPÓTESIS DEL ENNEGRECIMIENTO

Durante nuestra investigación hemos tenido ocasión de toparnos con algunos casos, por lo general bastante excepcionales, en donde los análisis efectuados sobre una virgen negra en vistas a una restauración, habrían demostrado que la imagen ya era negra desde su origen. En otros casos, y esto es lo más llamativo, algunas vírgenes blancas habrían resultado ser en realidad estatuas negras en su primera concepción.

Dentro del primer tipo de casos encontramos a Nuestra Señora de la villa de Guadalupe (Extremadura), una talla medieval fechada a finales del siglo XII y que aún hoy recibe un importante culto en dicha localidad (Fig. 1.4). El franciscano Joaquín Montes Bardo, quien dedica una obra a la iconografía de la imagen124, dice de ésta que posee una faz ennegrecida voluntariamente en el momento de su ejecución, por lo que su coloración no responde a la acción del humo de velas o de lámparas ni a su enterramiento prolongado. Montes Bardo admite que la imagen ha padecido varios retoques, tal y como demostrarían los exámenes con rayos X, pero éstos no habrían condicionado el aspecto general oscuro de la imagen de la Virgen.

“Todavía se percibe la línea que separa el óvalo de su negro rostro, del inicio del cuello ya encarno (…). Estamos, pues, ante una auténtica virgen negra”125. Vale decir que la interpretación que de este color original efectúa el autor es la que proviene del nigra sum del Cantar de los cantares.

123 Cf. XARRIÈ 1988-1989, pp. 15 y 16.

124 MONTES 1978.

125 Citado en BALLBÉ 1991 a, p. 48

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una limpieza y el rostro de la Madre recuperó su aspecto original, el cual en nada recuerda ya al de una virgen negra123.

Si bien nuestra exposición de casos es breve, en realidad resulta suficiente como para inducirnos a pensar que, si el color negro de las efigies de María proviene de causas materiales, cualquier explicación simbólica quedaría entonces desacreditada.

Pero no debemos precipitarnos, puesto que, como ya hemos apuntado, el ennegrecimiento puede poseer un valor simbólico y, por otro lado, quizá no todas las llamadas vírgenes negras son vírgenes blancas ennegrecidas. Sobre esta última posibilidad trataremos en el siguiente apartado.

1.3.3. CASOS QUE INVIERTEN LA HIPÓTESIS DEL ENNEGRECIMIENTO

Durante nuestra investigación hemos tenido ocasión de toparnos con algunos casos, por lo general bastante excepcionales, en donde los análisis efectuados sobre una virgen negra en vistas a una restauración, habrían demostrado que la imagen ya era negra desde su origen. En otros casos, y esto es lo más llamativo, algunas vírgenes blancas habrían resultado ser en realidad estatuas negras en su primera concepción.

Dentro del primer tipo de casos encontramos a Nuestra Señora de la villa de Guadalupe (Extremadura), una talla medieval fechada a finales del siglo XII y que aún hoy recibe un importante culto en dicha localidad (Fig. 1.4). El franciscano Joaquín Montes Bardo, quien dedica una obra a la iconografía de la imagen124, dice de ésta que posee una faz ennegrecida voluntariamente en el momento de su ejecución, por lo que su coloración no responde a la acción del humo de velas o de lámparas ni a su enterramiento prolongado. Montes Bardo admite que la imagen ha padecido varios retoques, tal y como demostrarían los exámenes con rayos X, pero éstos no habrían condicionado el aspecto general oscuro de la imagen de la Virgen.

“Todavía se percibe la línea que separa el óvalo de su negro rostro, del inicio del cuello ya encarno (…). Estamos, pues, ante una auténtica virgen negra”125. Vale decir que la interpretación que de este color original efectúa el autor es la que proviene del nigra sum del Cantar de los cantares.

123 Cf. XARRIÈ 1988-1989, pp. 15 y 16.

124 MONTES 1978.

125 Citado en BALLBÉ 1991 a, p. 48

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Otro caso interesante es el que presenta la talla de Nuestra Señora del Henar126 (Fig. 1.5), patrona de la población de Cuéllar, Segovia. Se trata de una talla románica del siglo XII, de carnaciones ligeramente morenas que, con motivo de su coronación en 1969, fue restaurada por el artista segoviano Ángel García Ayuso. Ballbé i Boada recoge el testimonio de Miguel María Arribas, quien en aquel entonces era el padre superior del santuario del Henar y, por lo tanto, el supervisor de la restauración:

Cuando llevaba a cabo sus trabajos de restauración, D. Ángel García Ayuso me comunicó que, al restaurar el rostro de la imagen, descubrió una capa de pintura de color negro que lo cubría totalmente y que creía que esta era la coloración original de la santa imagen. Me preguntó qué debía hacer: si dejar el color moreno que tenía la imagen al comenzar la restauración o retirar éste para descubrir el color primitivo: el negro127.

Tal y como hoy podemos comprobar si visitamos el santuario del Henar, se decidió conservar el color moreno de la imagen al que estaban costumbrados sus fieles, en lugar de devolverle el que, aparentemente, fue su color original. En efecto, tras retirar en las mismas fechas los vestidos postizos que la talla portaba desde el siglo XVII, encontrar además a la Virgen con el rostro negro habría supuesto un nuevo e inesperado impacto entre sus devotos.

¿Cuántas tallas de rostro blanco o ligeramente moreno esconden en sus capas más profundas y antiguas el negro original? ¿En qué momento y bajo qué pretexto se deciden pintar de blanco a estas supuestas vírgenes negras? Parece que durante el barroco es cuando se obraría el cambio. Así lo demostraría el caso de la Virgen de Buenafuente del Sistal, Guadalajara, pieza que nos introduce en el segundo tipo de restauraciones: vírgenes actualmente blancas que en su origen habrían sido negras.

La talla románica que recibe culto en el santuario del Sistal fue restaurada en el siglo XVII, época en la que se le confirió a la imagen su aspecto actual. No deja de ser interesante, en cambio, que, a pesar de la transformación, en los siglos siguientes y hasta hoy, a esta advocación de Nuestra Señora se la siga llamando “la Morenita”128

Para algunos autores, expertos en la química de los materiales artísticos, la razón del color negro mate detectada en estas primeras capas originales redescubiertas en las restauraciones de nuestro tiempo, respondería al tratamiento superficial que

126 Sobre esta talla: ARRIBAS 1973; CARRERES 1988 a; CORTÓN 1993; VELASCO 2012.

127 BALLBÉ 1991 b, p. 12.

128 Información extraída en conversación telefónica con la Madre Superiora del santuario de Buenafuente del Sistal (2015). La imagen también es conocida como “La Francesita”.

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Otro caso interesante es el que presenta la talla de Nuestra Señora del Henar126 (Fig. 1.5), patrona de la población de Cuéllar, Segovia. Se trata de una talla románica del siglo XII, de carnaciones ligeramente morenas que, con motivo de su coronación en 1969, fue restaurada por el artista segoviano Ángel García Ayuso. Ballbé i Boada recoge el testimonio de Miguel María Arribas, quien en aquel entonces era el padre superior del santuario del Henar y, por lo tanto, el supervisor de la restauración:

Cuando llevaba a cabo sus trabajos de restauración, D. Ángel García Ayuso me comunicó que, al restaurar el rostro de la imagen, descubrió una capa de pintura de color negro que lo cubría totalmente y que creía que esta era la coloración original de la santa imagen. Me preguntó qué debía hacer: si dejar el color moreno que tenía la imagen al comenzar la restauración o retirar éste para descubrir el color primitivo: el negro127.

Tal y como hoy podemos comprobar si visitamos el santuario del Henar, se decidió conservar el color moreno de la imagen al que estaban costumbrados sus fieles, en lugar de devolverle el que, aparentemente, fue su color original. En efecto, tras retirar en las mismas fechas los vestidos postizos que la talla portaba desde el siglo XVII, encontrar además a la Virgen con el rostro negro habría supuesto un nuevo e inesperado impacto entre sus devotos.

¿Cuántas tallas de rostro blanco o ligeramente moreno esconden en sus capas más profundas y antiguas el negro original? ¿En qué momento y bajo qué pretexto se deciden pintar de blanco a estas supuestas vírgenes negras? Parece que durante el barroco es cuando se obraría el cambio. Así lo demostraría el caso de la Virgen de Buenafuente del Sistal, Guadalajara, pieza que nos introduce en el segundo tipo de restauraciones: vírgenes actualmente blancas que en su origen habrían sido negras.

La talla románica que recibe culto en el santuario del Sistal fue restaurada en el siglo XVII, época en la que se le confirió a la imagen su aspecto actual. No deja de ser interesante, en cambio, que, a pesar de la transformación, en los siglos siguientes y hasta hoy, a esta advocación de Nuestra Señora se la siga llamando “la Morenita”128

Para algunos autores, expertos en la química de los materiales artísticos, la razón del color negro mate detectada en estas primeras capas originales redescubiertas en las restauraciones de nuestro tiempo, respondería al tratamiento superficial que

126 Sobre esta talla: ARRIBAS 1973; CARRERES 1988 a; CORTÓN 1993; VELASCO 2012.

127 BALLBÉ 1991 b, p. 12.

128 Información extraída en conversación telefónica con la Madre Superiora del santuario de Buenafuente del Sistal (2015). La imagen también es conocida como “La Francesita”.

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recibe la madera, con solo una imprimación de aceite-sebo129, y no tanto a una clara voluntad de ennegrecer el aspecto de la imagen. De cualquier manera, el ennegrecimiento resultaría en este caso muy temprano.

En suma, hemos visto que existen vírgenes blancas ennegrecidas con la clara voluntad de que ese color negro quede bien fijado, mientras que, a la par, encontramos casos de vírgenes negras originales posteriormente repintadas en color blanco. Así las cosas, cualquiera puede deducir que la cuestión de las vírgenes negras está muy lejos de ser resuelta, al menos desde cualquier posición reduccionista y con pretensiones de universalidad.

Fig. 1.4. Imagen de Santa María de Guadalupe (Extremadura) revestida con sus ropajes. Fotografía:

Javier Campos.

Fig. 1.5. Imagen actual de Nuestra Señora del Henar (Cuéllar, Segovia)

Fotografía: www.religionenlibertad.com

129 MADROÑERO 2017, p. 76

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recibe la madera, con solo una imprimación de aceite-sebo129, y no tanto a una clara voluntad de ennegrecer el aspecto de la imagen. De cualquier manera, el ennegrecimiento resultaría en este caso muy temprano.

En suma, hemos visto que existen vírgenes blancas ennegrecidas con la clara voluntad de que ese color negro quede bien fijado, mientras que, a la par, encontramos casos de vírgenes negras originales posteriormente repintadas en color blanco. Así las cosas, cualquiera puede deducir que la cuestión de las vírgenes negras está muy lejos de ser resuelta, al menos desde cualquier posición reduccionista y con pretensiones de universalidad.

Fig. 1.4. Imagen de Santa María de Guadalupe (Extremadura) revestida con sus ropajes. Fotografía:

Javier Campos.

Fig. 1.5. Imagen actual de Nuestra Señora del Henar (Cuéllar, Segovia)

Fotografía: www.religionenlibertad.com

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Dans le document EL SIMBOLISMO DE LA VIRGEN NEGRA (Page 77-80)