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Mare de Déu de Montserrat

Dans le document EL SIMBOLISMO DE LA VIRGEN NEGRA (Page 155-166)

Patrona de Cataluña.

Monasterio benedictino de Montserrat (Bages)

Fig. 2.11. Fotografía actual de la Mare de Déu de Montserrat.

Archivo ECSA.

Aspectos histórico-artísticos.255

La Mare de Déu de Montserrat es una talla en madera de álamo blanco, de 92’2 cm de altura, 39’4 cm de ancho y 29 cm de profundidad. Está datada entre el último cuarto del siglo XII y el primero del XIII. Si bien no puede inscribirse dentro de un taller particular, la pieza encuentra paralelismos de diversos tipos entre otras tallas conservadas provenientes del Bages, Barcelona y del Vallès, como la Mare de Déu de Matadars o la de Sant Cugat, conservada actualmente en el Museo de Terrassa. Sin embargo, en términos generales, parece que la Mare de Déu de Barcelona, observada en las fotografías anteriores a su restauración de 1969 y conservada en el Archivo Capitular de la Catedral, es uno de los casos más próximos a la presente talla. Otra

255 Para este apartado, véanse especialmente: LAPLANA 2003 y CAMPS 2003.

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Mare de Déu de Montserrat

Patrona de Cataluña.

Monasterio benedictino de Montserrat (Bages)

Fig. 2.11. Fotografía actual de la Mare de Déu de Montserrat.

Archivo ECSA.

Aspectos histórico-artísticos.255

La Mare de Déu de Montserrat es una talla en madera de álamo blanco, de 92’2 cm de altura, 39’4 cm de ancho y 29 cm de profundidad. Está datada entre el último cuarto del siglo XII y el primero del XIII. Si bien no puede inscribirse dentro de un taller particular, la pieza encuentra paralelismos de diversos tipos entre otras tallas conservadas provenientes del Bages, Barcelona y del Vallès, como la Mare de Déu de Matadars o la de Sant Cugat, conservada actualmente en el Museo de Terrassa. Sin embargo, en términos generales, parece que la Mare de Déu de Barcelona, observada en las fotografías anteriores a su restauración de 1969 y conservada en el Archivo Capitular de la Catedral, es uno de los casos más próximos a la presente talla. Otra

255 Para este apartado, véanse especialmente: LAPLANA 2003 y CAMPS 2003.

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pieza cercana a la montserratina, particularmente interesante para el presente trabajo, es la desaparecida imagen de Santa María de Santiga (Santa Perpetua de la Moguda), también recogida en este catálogo.

La calidad de la imagen es muy notable, lo que podría hacer pensar que el encargo de su factura se realizó a un taller de prestigio mediante algún intermediario o patrono relevante. Tratándose del Monasterio de Montserrat, el intermediario podría haber sido el monasterio de Ripoll del que dependía. Otra posibilidad de patronazgo sería la corte real, ya que son conocidos los favores concedidos por Jaime I y otros miembros de su familia y de la nobleza al Monasterio de Montserrat.

La imagen de Montserrat sigue el modelo iconográfico de Sedes Sapientiae, portando al Niño Jesús sobre su regazo. La Virgen viste un maphorion que cubre su cabeza y espaldas; éste es de fondo blanco y se encuentra decorado con franjas horizontales, rombos y estrellas, las cuales fueron incluidas en época renacentista.256 Sobre este velo, la Madre porta una corona mural tallada en la propia figura, aunque el informe técnico de 2001257 demuestra que la actual corona está parcialmente añadida encima de la original, de dimensiones más reducidas. Viste una sobre-túnica dorada que es semejante a una paenula romana y, bajo esta, porta una túnica o alba del mismo color. Cabe señalar que este dorado no fue el color original de la imagen;

a juzgar por los restos de policromía observados en la talla, la indumentaria de la Madre fue de color azul y rojo, que es la coloración tradicional y es la que puede observarse en las miniaturas del Llibre Vermell.258 Bajo el cuello, María parece llevar una especie de collar con un broche, sin embargo, éste podría ser el reborde o galón de una prenda interior. Toda la indumentaria de la Virgen está ribeteada por una línea negra con pequeñas perlas blancas sobre ella. María está sentada sobre un trono de respaldo bajo, de planta trapezoidal y reforzado en sus cantos por columnas acabadas en un pomo. Los intercolumnios del sitial llevan una decoración de arquitecturas superpuestas. Entre los elegantes pliegues de la parte inferior de la paenula aparece el puntiagudo calzado de la Virgen que reposa en un cojín también dorado El ovalado rostro de la Madre está pintado de negro, aunque no de manera homogénea. Los ojos, plásticamente muy bien resueltos, son grandes y almendrados y su nariz alargada y fina. La boca y el mentón apuntan ya a los naturalistas rasgos que tendrán las imágenes góticas. Por las dos aperturas laterales de la paenula, la

256 Cf. XARRIÉ – PORTA 2003, p. 18

257 XARRIÉ – PORTA 2003, p. 18

258 CAMPS 2003, p. 48.

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pieza cercana a la montserratina, particularmente interesante para el presente trabajo, es la desaparecida imagen de Santa María de Santiga (Santa Perpetua de la Moguda), también recogida en este catálogo.

La calidad de la imagen es muy notable, lo que podría hacer pensar que el encargo de su factura se realizó a un taller de prestigio mediante algún intermediario o patrono relevante. Tratándose del Monasterio de Montserrat, el intermediario podría haber sido el monasterio de Ripoll del que dependía. Otra posibilidad de patronazgo sería la corte real, ya que son conocidos los favores concedidos por Jaime I y otros miembros de su familia y de la nobleza al Monasterio de Montserrat.

La imagen de Montserrat sigue el modelo iconográfico de Sedes Sapientiae, portando al Niño Jesús sobre su regazo. La Virgen viste un maphorion que cubre su cabeza y espaldas; éste es de fondo blanco y se encuentra decorado con franjas horizontales, rombos y estrellas, las cuales fueron incluidas en época renacentista.256 Sobre este velo, la Madre porta una corona mural tallada en la propia figura, aunque el informe técnico de 2001257 demuestra que la actual corona está parcialmente añadida encima de la original, de dimensiones más reducidas. Viste una sobre-túnica dorada que es semejante a una paenula romana y, bajo esta, porta una túnica o alba del mismo color. Cabe señalar que este dorado no fue el color original de la imagen;

a juzgar por los restos de policromía observados en la talla, la indumentaria de la Madre fue de color azul y rojo, que es la coloración tradicional y es la que puede observarse en las miniaturas del Llibre Vermell.258 Bajo el cuello, María parece llevar una especie de collar con un broche, sin embargo, éste podría ser el reborde o galón de una prenda interior. Toda la indumentaria de la Virgen está ribeteada por una línea negra con pequeñas perlas blancas sobre ella. María está sentada sobre un trono de respaldo bajo, de planta trapezoidal y reforzado en sus cantos por columnas acabadas en un pomo. Los intercolumnios del sitial llevan una decoración de arquitecturas superpuestas. Entre los elegantes pliegues de la parte inferior de la paenula aparece el puntiagudo calzado de la Virgen que reposa en un cojín también dorado El ovalado rostro de la Madre está pintado de negro, aunque no de manera homogénea. Los ojos, plásticamente muy bien resueltos, son grandes y almendrados y su nariz alargada y fina. La boca y el mentón apuntan ya a los naturalistas rasgos que tendrán las imágenes góticas. Por las dos aperturas laterales de la paenula, la

256 Cf. XARRIÉ – PORTA 2003, p. 18

257 XARRIÉ – PORTA 2003, p. 18

258 CAMPS 2003, p. 48.

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Madre saca los brazos, rodeando al Niño-Dios, mostrándolo, manifestándolo a los fieles. A su vez, María sostiene con su mano derecha un orbe. Tanto los antebrazos referidos y el orbe, así como la imagen del Niño son de factura posterior a la original.

La figura de Jesús, realizada en el siglo XIX, es con seguridad una copia de la original, imitada con cierta fidelidad, si bien sus rasgos se encuentran lejos del hieratismo propio de la imaginería románica. Éste va descalzo, viste una túnica también dorada, de amplio escote en forma de V y va tocado por una corona mural, más sencilla que la de la madre, tallada en la madera misma; bajo la corona se aprecia bien el cabello rizado del Niño. Éste sostiene en su mano izquierda una piña y con la derecha hace el signo de bendición. Porta en su cuello, al igual que la madre, un collar con broche, que bien podría ser el ribete de una prenda interior.

En 1181, Berenguer de Rocafort y su esposa ofrecieron una lámpara al altar de Santa María de Montserrat en agradecimiento por la sanación de su hija. A esta ofrenda le siguieron otras muchas de semejante naturaleza en los siguientes años.

Tales noticias bien pueden ser las primeras referencias de la imagen de Montserrat, si bien el término ymago no se cita expresamente para referirse a la talla. Aún y así, no existe ningún inconveniente para suponer que dicho altar estaría presidido por una imagen de la Virgen, la cual sería obradora de los milagros que generan esas ofrendas y exvotos. Sin embargo, es en el Llibre Vermell, (pleno periodo gótico), cuando aparece la imagen mencionada explícitamente. La talla pasó de la antigua capilla románica a la nueva basílica en el año 1599, donde permaneció hasta 1691, cuando un incendio puso en grave riesgo su conservación; afortunadamente, la imagen fue salvada a tiempo. En 1810, durante la invasión napoleónica, la imagen fue ocultada para evitar su destrucción, volviendo a su altar dos años después para, posteriormente, ser puesta a salvo de nuevo en 1822, año en el que se trasladó a Martorell y luego a Barcelona, donde estuvo un año y medio, hasta que el culto fue restablecido. Sin embargo, en 1835, la imagen de la Virgen de Montserrat abandonó su altar una vez más hasta 1844, año en el que se firmó el Real Decreto por el cual quedaba concedida la reapertura del Santuario y la reposición de su imagen. Ésta fue de nuevo movida durante la semana trágica, en 1909. Desde entonces, la imagen ha ocupado el mismo lugar ininterrumpidamente.

Como ocurre en la práctica totalidad de los casos recogidos en el presente catálogo, el color oscuro de las carnaciones de la imagen no es el original, pues éste se debe a la oxidación del blanco de plomo.259 La primera descripción de la talla con una

259 XARRIÉ – PORTA 2003, p. 182.

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Madre saca los brazos, rodeando al Niño-Dios, mostrándolo, manifestándolo a los fieles. A su vez, María sostiene con su mano derecha un orbe. Tanto los antebrazos referidos y el orbe, así como la imagen del Niño son de factura posterior a la original.

La figura de Jesús, realizada en el siglo XIX, es con seguridad una copia de la original, imitada con cierta fidelidad, si bien sus rasgos se encuentran lejos del hieratismo propio de la imaginería románica. Éste va descalzo, viste una túnica también dorada, de amplio escote en forma de V y va tocado por una corona mural, más sencilla que la de la madre, tallada en la madera misma; bajo la corona se aprecia bien el cabello rizado del Niño. Éste sostiene en su mano izquierda una piña y con la derecha hace el signo de bendición. Porta en su cuello, al igual que la madre, un collar con broche, que bien podría ser el ribete de una prenda interior.

En 1181, Berenguer de Rocafort y su esposa ofrecieron una lámpara al altar de Santa María de Montserrat en agradecimiento por la sanación de su hija. A esta ofrenda le siguieron otras muchas de semejante naturaleza en los siguientes años.

Tales noticias bien pueden ser las primeras referencias de la imagen de Montserrat, si bien el término ymago no se cita expresamente para referirse a la talla. Aún y así, no existe ningún inconveniente para suponer que dicho altar estaría presidido por una imagen de la Virgen, la cual sería obradora de los milagros que generan esas ofrendas y exvotos. Sin embargo, es en el Llibre Vermell, (pleno periodo gótico), cuando aparece la imagen mencionada explícitamente. La talla pasó de la antigua capilla románica a la nueva basílica en el año 1599, donde permaneció hasta 1691, cuando un incendio puso en grave riesgo su conservación; afortunadamente, la imagen fue salvada a tiempo. En 1810, durante la invasión napoleónica, la imagen fue ocultada para evitar su destrucción, volviendo a su altar dos años después para, posteriormente, ser puesta a salvo de nuevo en 1822, año en el que se trasladó a Martorell y luego a Barcelona, donde estuvo un año y medio, hasta que el culto fue restablecido. Sin embargo, en 1835, la imagen de la Virgen de Montserrat abandonó su altar una vez más hasta 1844, año en el que se firmó el Real Decreto por el cual quedaba concedida la reapertura del Santuario y la reposición de su imagen. Ésta fue de nuevo movida durante la semana trágica, en 1909. Desde entonces, la imagen ha ocupado el mismo lugar ininterrumpidamente.

Como ocurre en la práctica totalidad de los casos recogidos en el presente catálogo, el color oscuro de las carnaciones de la imagen no es el original, pues éste se debe a la oxidación del blanco de plomo.259 La primera descripción de la talla con una

259 XARRIÉ – PORTA 2003, p. 182.

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referencia que alude al color moreno de la Virgen de Montserrat, viene de la pluma del abad Pedro de Burgos y data de 1536:

Es figura de una noble Señora, de más que mediana edad, pero la hermosura de su rostro es admirable, y llena de consuelo, su gravedad inclina a reverencia, el color es moreno, y los ojos muy vivos y hermosos, tiene una autoridad celestial, y mueve a veneración tan grande, que los monjes a cuyo cargo está el vestirla, apenas osan levantar los ojos a mirarla. (…) y la facción y cara de este bendito niño (se refiere a la figura del Niño Jesús) es de la color y la reverencia de su bendita madre.260

Sin embargo, es fundamental recordar que este color moreno era ya célebre en el siglo XVI, cuando escribió Pedro de Burgos. Una narración recogida en el Miracologi de Montserrat nos lleva a presuponer un ennegrecimiento temprano de la imagen, al menos durante la primera mitad del siglo XIV. Si bien el asunto posee tintes claramente legendarios, tiene también un valor documental que interesa en este punto:

…E acaescio que en un tiempo el prior del dicho monasterio la quiso hazer pintar, e hizo venir un pintor, que se llamava Andres, que morava en la villa de Cervera, a ocho leguas de Montserrate; y en començando de pintar dicha imagen de Nuestra Señora, supitamente el pintor perdió la vista, por lo qual ni el dicho prior ni monjes, no osaron de allí en adelante fazerla pintar, ny los que después han venido lo han osado fazer;…261

C. Peig apunta que el texto citado “informa de un intento de pintar la imagen, intento que podría ser debido al estado deteriorado de su policromía. Si se atiende a la cronología del relato (…) muy bien podría convenir a una talla que presentaba la alteración avanzada de sus carnaciones, y podría deducirse que la intención era devolver a la imagen sus carnaciones claras originales”262. Si bien el relato finaliza felizmente y la Virgen devuelve la vista al malogrado pintor, el mensaje ha quedado

260 Citado en PEIG 2012, p. 8. Para esta ficha hemos seguido la versión castellana del artículo que la misma autora nos hizo llegar: “La Virgen de Montserrat y su morenez. Análisis de su resolución plástica y contexto devocional en la Edad Media” y que puede encontrarse en https://bit.ly/2UPH5Js

261 Relato de un milagro sobre el “ciego que perdió la vista por pintar la imagen de Nuestra Señora de Montserrat”. Aunque no se conserva el texto original del Liber Miraculorum S.

Mariae de Montserrato (fol. 1-8v) que forma parte del LLibre Vermell de Montserrat, sí existe una copia en español del texto. Los milagros recogidos en esta serie del Miracologi de Montserrat se han datado en la primera mitad del siglo XIV (1312-1336).

262 PEIG 2012, p. 13.

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referencia que alude al color moreno de la Virgen de Montserrat, viene de la pluma del abad Pedro de Burgos y data de 1536:

Es figura de una noble Señora, de más que mediana edad, pero la hermosura de su rostro es admirable, y llena de consuelo, su gravedad inclina a reverencia, el color es moreno, y los ojos muy vivos y hermosos, tiene una autoridad celestial, y mueve a veneración tan grande, que los monjes a cuyo cargo está el vestirla, apenas osan levantar los ojos a mirarla. (…) y la facción y cara de este bendito niño (se refiere a la figura del Niño Jesús) es de la color y la reverencia de su bendita madre.260

Sin embargo, es fundamental recordar que este color moreno era ya célebre en el siglo XVI, cuando escribió Pedro de Burgos. Una narración recogida en el Miracologi de Montserrat nos lleva a presuponer un ennegrecimiento temprano de la imagen, al menos durante la primera mitad del siglo XIV. Si bien el asunto posee tintes claramente legendarios, tiene también un valor documental que interesa en este punto:

…E acaescio que en un tiempo el prior del dicho monasterio la quiso hazer pintar, e hizo venir un pintor, que se llamava Andres, que morava en la villa de Cervera, a ocho leguas de Montserrate; y en començando de pintar dicha imagen de Nuestra Señora, supitamente el pintor perdió la vista, por lo qual ni el dicho prior ni monjes, no osaron de allí en adelante fazerla pintar, ny los que después han venido lo han osado fazer;…261

C. Peig apunta que el texto citado “informa de un intento de pintar la imagen, intento que podría ser debido al estado deteriorado de su policromía. Si se atiende a la cronología del relato (…) muy bien podría convenir a una talla que presentaba la alteración avanzada de sus carnaciones, y podría deducirse que la intención era devolver a la imagen sus carnaciones claras originales”262. Si bien el relato finaliza felizmente y la Virgen devuelve la vista al malogrado pintor, el mensaje ha quedado

260 Citado en PEIG 2012, p. 8. Para esta ficha hemos seguido la versión castellana del artículo que la misma autora nos hizo llegar: “La Virgen de Montserrat y su morenez. Análisis de su resolución plástica y contexto devocional en la Edad Media” y que puede encontrarse en https://bit.ly/2UPH5Js

261 Relato de un milagro sobre el “ciego que perdió la vista por pintar la imagen de Nuestra Señora de Montserrat”. Aunque no se conserva el texto original del Liber Miraculorum S.

Mariae de Montserrato (fol. 1-8v) que forma parte del LLibre Vermell de Montserrat, sí existe una copia en español del texto. Los milagros recogidos en esta serie del Miracologi de Montserrat se han datado en la primera mitad del siglo XIV (1312-1336).

262 PEIG 2012, p. 13.

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muy claro: la imagen no debe repintarse, esto es, la Virgen quiere seguir siendo morena.

Fig. 2.12. Detalle del rostro de la imagen montserratina, antes de la última restauración. Fotografía de Lluís Casals, 2003.

Si atendemos a todos los documentos que recoge la Dra. Peig en su trabajo, se deducen cuatro grandes estadios y/o intervenciones en el proceso de ennegrecimiento de la imagen montserratina. Los presentamos tal y como aparecen en su estudio:

- A mediados del s. XIV la imagen parece presentar una policromía deteriorada que urgió un intento de devolverle su carnación clara original, sin embargo, esta operación no se llevó a cabo.

- A mediados del s. XIV la imagen parece presentar una policromía deteriorada que urgió un intento de devolverle su carnación clara original, sin embargo, esta operación no se llevó a cabo.

Dans le document EL SIMBOLISMO DE LA VIRGEN NEGRA (Page 155-166)