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HIPÓTESIS FILOPAGANA

Dans le document EL SIMBOLISMO DE LA VIRGEN NEGRA (Page 44-50)

APRECIACIONES SOBRE LA CUESTIÓN DE LAS VÍRGENES NEGRAS A TRAVÉS DE SU HISTORIOGRAFÍA

1.2. LA PROLIFERACIÓN DE ESTUDIOS SOBRE EL SIMBOLISMO DE LAS VÍRGENES NEGRAS

1.2.1. HIPÓTESIS FILOPAGANA

Entre los trabajos que defienden esta hipótesis, destaca un libro publicado en 1983 salido de la pluma de Pierre Gordon, titulado Les Vierges Noires. Mélusine, l’orige et les sens des contes de fées. En él, su autor se declara continuador de las obras de Lefebvre y sobre todo de Saillens, a quien cita profusamente. De su estudio, nos interesa especialmente el primer capítulo, en el cual Gordon extrae ocho conclusiones fundamentales36:

- Las vírgenes más veneradas del cristianismo son las negras, por la misma razón que lo fueron, antes que ellas, las Madres más poderosas del paganismo.

- Estas mismas Madres negras del paganismo eran negras por la misma razón que lo fueron los dioses del submundo, como por ejemplo Hades o Plutón. Así, el culto a estas divinidades oscuras estaría relacionado con la caverna en su aspecto sagrado e iniciático, siendo estos lugares subterráneos los enclaves habituales para muchas de las vírgenes negras francesas.

- Este fenómeno se encuentra en otros muchos países, en los cuales habría estado bien arraigado el matriarcado neolítico, dentro del cual se atribuiría a la Madre iniciadora este color negro.

- El color negro de esas imágenes puede resultar de la pintura o bien del trabajo de tallar materiales naturalmente negros, como maderas o piedras.

36 GORDON 1987, pp. 1-3.

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incluir en ella otros episodios y personajes de las Escrituras que, de un modo u otro, guardan relación con la sulamita y con el color negro en general y que se habrían interpretado como prefiguraciones de María y/o de la Ecclesia. Una tercera hipótesis, la más interesante, es la que hemos denominado “universalista”, pues es la que no solo se hace eco de la herencia pagana, sino que también logra armonizar con el judeocristianismo toda la tradición universal a partir del estudio del simbolismo tradicional, que sería concordante con todas las vías espirituales. Seguidamente presentamos algunos trabajos notables enmarcados en cada una de las hipótesis, haciendo notar que la diferencia entre unos modelos hipotéticos y otros no resulta siempre nítida.

1.2.1. HIPÓTESIS FILOPAGANA

Entre los trabajos que defienden esta hipótesis, destaca un libro publicado en 1983 salido de la pluma de Pierre Gordon, titulado Les Vierges Noires. Mélusine, l’orige et les sens des contes de fées. En él, su autor se declara continuador de las obras de Lefebvre y sobre todo de Saillens, a quien cita profusamente. De su estudio, nos interesa especialmente el primer capítulo, en el cual Gordon extrae ocho conclusiones fundamentales36:

- Las vírgenes más veneradas del cristianismo son las negras, por la misma razón que lo fueron, antes que ellas, las Madres más poderosas del paganismo.

- Estas mismas Madres negras del paganismo eran negras por la misma razón que lo fueron los dioses del submundo, como por ejemplo Hades o Plutón. Así, el culto a estas divinidades oscuras estaría relacionado con la caverna en su aspecto sagrado e iniciático, siendo estos lugares subterráneos los enclaves habituales para muchas de las vírgenes negras francesas.

- Este fenómeno se encuentra en otros muchos países, en los cuales habría estado bien arraigado el matriarcado neolítico, dentro del cual se atribuiría a la Madre iniciadora este color negro.

- El color negro de esas imágenes puede resultar de la pintura o bien del trabajo de tallar materiales naturalmente negros, como maderas o piedras.

36 GORDON 1987, pp. 1-3.

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- Las vírgenes negras toman el rol y el lugar de estas antiguas divinidades. Así, la cripta cristiana donde están instaladas muchas de estas imágenes, no sería más que la expresión arquitectónica de una gruta. Del mismo modo, las antiguas aguas sagradas, ya sean fuentes o lagos, quedan supeditadas al culto cristiano a María, que substituye a las antiguas diosas.

- Gordon considera que una causa lejana y secundaria del origen de las vírgenes negras se encuentra en algunas estatuas o estatuillas negras que fueron importadas del Oriente, contribuyendo así a consolidar la imagen de la Madre Negra en Occidente.

- Más allá de la lucha de la iconoclastia contra las imágenes, el clero se habría posicionado especialmente contra el culto a los iconos negros de la Virgen, precisamente por ser depositarios de una religiosidad no cristiana.

- Cuando la Iglesia eliminó de los lugares de culto las viejas imágenes negras, el pueblo las substituyó por otras, esta vez bajo una forma claramente cristiana, pero con el color negro de las carnaciones bien marcado.

El libro de Gordon es una clara continuación de aquellos primeros trabajos dispersos que recopiló Lefebvre y recuerda mucho a los escritos del director de l’École Française d’Athènes Charles Picard, quien defendió en sus intervenciones dentro del Círculo Eranos la hipótesis filopagana ya en los años treinta 37. Para Picard, uno de los orígenes más claros para la difusión del “tipo iconográfico virgen negra” se encontraría en el xoanon de Éfeso. Esta idea ha sido una de las más extendidas y tiene aún en nuestros días seguidores que, con menor o mayor acierto, la han defendido38.

Entre la bibliografía más cercana a nuestro contexto cultural, algunos autores eclesiásticos se han mostrado también abiertamente partidarios de esta hipótesis, tomando a la Efesia como principal referente para las vírgenes negras. Entre ellos, cabe destacar al recientemente fallecido sacerdote y teólogo catalán Josep Dalmau39.

37 En la Bibliografía: PICARD 1938.

38 En algunos casos consideramos que las hipótesis sobre esta posibilidad han ido demasiado lejos, por decir lo mínimo. Pensamos, por ejemplo, en Rafael Alarcón, quien ha propuesto en su popular obra que la Orden de los Templarios habría sido, precisamente, la que protegió y perpetuó el culto a la Diosa Madre pagana a través de las vírgenes negras. En la bibliografía:

ALARCÓN 1990.

39 Vale decir que su obra como escritor no siempre ha pasado la censura eclesiástica. Su teología, que ha sido denominada como “popular”, tiene la virtud de entroncar, por esto mismo, con los modos de culto más esenciales y directos de los fieles, razón por la cual su

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- Las vírgenes negras toman el rol y el lugar de estas antiguas divinidades. Así, la cripta cristiana donde están instaladas muchas de estas imágenes, no sería más que la expresión arquitectónica de una gruta. Del mismo modo, las antiguas aguas sagradas, ya sean fuentes o lagos, quedan supeditadas al culto cristiano a María, que substituye a las antiguas diosas.

- Gordon considera que una causa lejana y secundaria del origen de las vírgenes negras se encuentra en algunas estatuas o estatuillas negras que fueron importadas del Oriente, contribuyendo así a consolidar la imagen de la Madre Negra en Occidente.

- Más allá de la lucha de la iconoclastia contra las imágenes, el clero se habría posicionado especialmente contra el culto a los iconos negros de la Virgen, precisamente por ser depositarios de una religiosidad no cristiana.

- Cuando la Iglesia eliminó de los lugares de culto las viejas imágenes negras, el pueblo las substituyó por otras, esta vez bajo una forma claramente cristiana, pero con el color negro de las carnaciones bien marcado.

El libro de Gordon es una clara continuación de aquellos primeros trabajos dispersos que recopiló Lefebvre y recuerda mucho a los escritos del director de l’École Française d’Athènes Charles Picard, quien defendió en sus intervenciones dentro del Círculo Eranos la hipótesis filopagana ya en los años treinta 37. Para Picard, uno de los orígenes más claros para la difusión del “tipo iconográfico virgen negra” se encontraría en el xoanon de Éfeso. Esta idea ha sido una de las más extendidas y tiene aún en nuestros días seguidores que, con menor o mayor acierto, la han defendido38.

Entre la bibliografía más cercana a nuestro contexto cultural, algunos autores eclesiásticos se han mostrado también abiertamente partidarios de esta hipótesis, tomando a la Efesia como principal referente para las vírgenes negras. Entre ellos, cabe destacar al recientemente fallecido sacerdote y teólogo catalán Josep Dalmau39.

37 En la Bibliografía: PICARD 1938.

38 En algunos casos consideramos que las hipótesis sobre esta posibilidad han ido demasiado lejos, por decir lo mínimo. Pensamos, por ejemplo, en Rafael Alarcón, quien ha propuesto en su popular obra que la Orden de los Templarios habría sido, precisamente, la que protegió y perpetuó el culto a la Diosa Madre pagana a través de las vírgenes negras. En la bibliografía:

ALARCÓN 1990.

39 Vale decir que su obra como escritor no siempre ha pasado la censura eclesiástica. Su teología, que ha sido denominada como “popular”, tiene la virtud de entroncar, por esto mismo, con los modos de culto más esenciales y directos de los fieles, razón por la cual su

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En su ensayo para la obra Diàleg de les verges negres de Polònia i Catalunya (1982), en donde prologa al poema homónimo escrito por Carles Pi i Sunyer, alude al pasaje de los hechos de los Apóstoles en donde la comunidad pagana de Éfeso, alentada por los fabricantes de imágenes que veían peligrar su negocio, se enfrenta a los seguidores de san Pablo, por temor a que éstos pongan en duda el valor de la gran diosa Ártemis (Hech 19, 24-28). Tras citar el pasaje, Dalmau escribe:

¿Fora gens estrany que aquella deessa oriental amb qui va topar l’apòstol Pau restés amagada i transformada dins els plecs del mantell de la Verge María, Mare de Déu, semblant a com la deessa anomenada Bendis de Tràcia representa la transició entre l’Àrtemis grega i l’asiàtica? ¿No transformà l’Església catòlica la festa del Sol, del món romà, amb el Nadal cristià? ¿La mateixa litúrgia romana, no segueix el cicle agrícola pagà?

(…) Substituir, ¿no es sempre molt millor que no pas destruir a seques, quan es tracta de donar satisfacció a necessitats d’ordre físic o moral? ¿No vindria a ser en aquest cas Maria, Verge i Mare, una versió millorada i posada al dia del mite d’Àrtemis?40

En efecto, la ciudad turca de Éfeso, antiguo puerto griego en tiempos de la Iglesia primitiva, es el lugar donde san Juan llevó a la Virgen tras la crucifixión de Cristo y es allí también donde, en el año 431, María es proclamada Theotokos, esto es, “la que dio a luz a Dios”. Los vínculos con la gran diosa de tez negra de origen oriental que allí recibía culto bajo el nombre griego de Artemis y la mujer judía que alumbró a Dios, son fáciles de establecer.

Como ya hemos dicho, para la hipótesis filopagana, los valores de la gran diosa antigua solo se pudieron perpetuar por dos razones, dependientes la una de la otra:

la voluntad del pueblo sencillo en cuya memoria aún arraigaban los viejos cultos y la admisión de todo ello por parte del clero previo filtro bíblico. El más adecuado filtro, también lo hemos señalado, habría sido el Cantar de los cantares. Es muy importante recordar que en este poema bíblico algunos autores han visto también una importante herencia pagana, de modo que esta primera hipótesis que estamos exponiendo cobraría más fuerza todavía. A este respecto, es paradigmática la obra, ya clásica, de Marvin H. Pope Song of songs. The Anchor Yale Bible Commentaires, de 197741. El autor de este trabajo sugiere que el poema no debe abordarse desde una

abierta comparación entre la Efesia y María conecta perfectamente con toda su obra como sacerdote comprometido con la reforma de la Iglesia y con la ecología.

40 DALMAU 1982, pp. 35 y 36.

41 POPE 1977.

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En su ensayo para la obra Diàleg de les verges negres de Polònia i Catalunya (1982), en donde prologa al poema homónimo escrito por Carles Pi i Sunyer, alude al pasaje de los hechos de los Apóstoles en donde la comunidad pagana de Éfeso, alentada por los fabricantes de imágenes que veían peligrar su negocio, se enfrenta a los seguidores de san Pablo, por temor a que éstos pongan en duda el valor de la gran diosa Ártemis (Hech 19, 24-28). Tras citar el pasaje, Dalmau escribe:

¿Fora gens estrany que aquella deessa oriental amb qui va topar l’apòstol Pau restés amagada i transformada dins els plecs del mantell de la Verge María, Mare de Déu, semblant a com la deessa anomenada Bendis de Tràcia representa la transició entre l’Àrtemis grega i l’asiàtica? ¿No transformà l’Església catòlica la festa del Sol, del món romà, amb el Nadal cristià? ¿La mateixa litúrgia romana, no segueix el cicle agrícola pagà?

(…) Substituir, ¿no es sempre molt millor que no pas destruir a seques, quan es tracta de donar satisfacció a necessitats d’ordre físic o moral? ¿No vindria a ser en aquest cas Maria, Verge i Mare, una versió millorada i posada al dia del mite d’Àrtemis?40

En efecto, la ciudad turca de Éfeso, antiguo puerto griego en tiempos de la Iglesia primitiva, es el lugar donde san Juan llevó a la Virgen tras la crucifixión de Cristo y es allí también donde, en el año 431, María es proclamada Theotokos, esto es, “la que dio a luz a Dios”. Los vínculos con la gran diosa de tez negra de origen oriental que allí recibía culto bajo el nombre griego de Artemis y la mujer judía que alumbró a Dios, son fáciles de establecer.

Como ya hemos dicho, para la hipótesis filopagana, los valores de la gran diosa antigua solo se pudieron perpetuar por dos razones, dependientes la una de la otra:

la voluntad del pueblo sencillo en cuya memoria aún arraigaban los viejos cultos y la admisión de todo ello por parte del clero previo filtro bíblico. El más adecuado filtro, también lo hemos señalado, habría sido el Cantar de los cantares. Es muy importante recordar que en este poema bíblico algunos autores han visto también una importante herencia pagana, de modo que esta primera hipótesis que estamos exponiendo cobraría más fuerza todavía. A este respecto, es paradigmática la obra, ya clásica, de Marvin H. Pope Song of songs. The Anchor Yale Bible Commentaires, de 197741. El autor de este trabajo sugiere que el poema no debe abordarse desde una

abierta comparación entre la Efesia y María conecta perfectamente con toda su obra como sacerdote comprometido con la reforma de la Iglesia y con la ecología.

40 DALMAU 1982, pp. 35 y 36.

41 POPE 1977.

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perspectiva absolutamente mística, sino que puede y debe leerse como lo que parece:

un canto que celebra el amor de la unión sexual, el cual es, ciertamente, divino y humano a la vez. Para demostrar esto, Pope acude a las religiones del Próximo Oriente antiguo, en donde los rituales de la unión matrimonial están revestidos de una profunda sacralidad, la cual quedaría reflejada también en el Cantar atribuido a Salomón.

En cuanto a las monografías sobre las vírgenes negras interpretadas desde la hipòtesis filo-pagana, es particularmente valiosa la del doctor Thierry Wirth titulada Les virges noires. Symboles et réalités, de 2009. Se trata de una obra que continúa directamente el trabajo de R.W. Lemieux42 y que recoge mucho de lo ya publicado, poniendo el acento en los referentes que justificarían la transición del culto a la diosa madre pagana hacia la imagen de la Virgen María. Entre sus aportaciones, el libro de Thierry cuenta con una curiosa distinción simbólica, siempre de origen pagano, entre la virgen negra y la virgen (dama) blanca43. La primera, más presente en el macizo central francés, encarnaría la potencia y fuerza del mundo animal, a la manera de Ártemis o Diana. Su ubicación en tierras de fuerte actividad volcánica conectaría a estas imágenes con la actividad telúrica y, por lo tanto, con todo el simbolismo ctónico. La segunda, más propia de la zona pirenaica, encarnaría la fecundidad vegetal, al modo de Deméter o Ceres, así como el poder de las aguas claras de las fuentes44. Éstas últimas, además, entroncarían con las leyendas pirenaicas de las apariciones de las damas blancas y con las figuras mitológicas de las hadas, asociadas también a grutas y fuentes45. Las apariciones marianas en Lourdes, Miramont, Montsaunès y Sauveterre, en su descripción original y sin los filtros eclesiásticos, serían muy semejantes a los encuentros con los seres feéricos, como hadas o “mujeres blancas”, que recogen el folclore y las tradiciones locales.

42 En la bibliografía: LEMIEUX 1989. Para este autor es muy claro que el origen de las vírgenes negras se encontraría en el sincretismo con la egipcia Isis, cuya influencia habría llegado al mundo medieval a través de Grecia y Roma.

43 THIERRY 2009, pp. 264.

44 Esta división nos parece un tanto extraña y arbitraria. Es cierto que la Catedral de Clermont, dedicada a la Asunción de la Virgen, fue construida en piedra negra de origen volcánico y que, no muy lejos de allí, en la cripta de la basílica de Notre Dame du Port, se acoge a una de las vírgenes negras más famosas del macizo central francés. Sin embargo, la misma diosa Deméter, precisamente por reinar sobre la vegetación y la agricultura, posee un carácter oscuro y no conectaría necesariamente con las Damas blancas, seres feéricos que aún hoy recoge el folclore pirenaico. Por lo demás, conocemos que un xoanon que representaba a esta diosa disfrutó de un importante culto en una gruta del monte Elaios, en donde ésta era llamada Melania: “la negra”.

45 Sobre esta cuestión, consultar en la bibliografía: GRATACOS 1987.

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perspectiva absolutamente mística, sino que puede y debe leerse como lo que parece:

un canto que celebra el amor de la unión sexual, el cual es, ciertamente, divino y humano a la vez. Para demostrar esto, Pope acude a las religiones del Próximo Oriente antiguo, en donde los rituales de la unión matrimonial están revestidos de una profunda sacralidad, la cual quedaría reflejada también en el Cantar atribuido a Salomón.

En cuanto a las monografías sobre las vírgenes negras interpretadas desde la hipòtesis filo-pagana, es particularmente valiosa la del doctor Thierry Wirth titulada Les virges noires. Symboles et réalités, de 2009. Se trata de una obra que continúa directamente el trabajo de R.W. Lemieux42 y que recoge mucho de lo ya publicado, poniendo el acento en los referentes que justificarían la transición del culto a la diosa madre pagana hacia la imagen de la Virgen María. Entre sus aportaciones, el libro de Thierry cuenta con una curiosa distinción simbólica, siempre de origen pagano, entre la virgen negra y la virgen (dama) blanca43. La primera, más presente en el macizo central francés, encarnaría la potencia y fuerza del mundo animal, a la manera de Ártemis o Diana. Su ubicación en tierras de fuerte actividad volcánica conectaría a estas imágenes con la actividad telúrica y, por lo tanto, con todo el simbolismo ctónico. La segunda, más propia de la zona pirenaica, encarnaría la fecundidad vegetal, al modo de Deméter o Ceres, así como el poder de las aguas claras de las fuentes44. Éstas últimas, además, entroncarían con las leyendas pirenaicas de las apariciones de las damas blancas y con las figuras mitológicas de las hadas, asociadas también a grutas y fuentes45. Las apariciones marianas en Lourdes, Miramont, Montsaunès y Sauveterre, en su descripción original y sin los filtros eclesiásticos, serían muy semejantes a los encuentros con los seres feéricos, como hadas o “mujeres blancas”, que recogen el folclore y las tradiciones locales.

En cuanto a las monografías sobre las vírgenes negras interpretadas desde la hipòtesis filo-pagana, es particularmente valiosa la del doctor Thierry Wirth titulada Les virges noires. Symboles et réalités, de 2009. Se trata de una obra que continúa directamente el trabajo de R.W. Lemieux42 y que recoge mucho de lo ya publicado, poniendo el acento en los referentes que justificarían la transición del culto a la diosa madre pagana hacia la imagen de la Virgen María. Entre sus aportaciones, el libro de Thierry cuenta con una curiosa distinción simbólica, siempre de origen pagano, entre la virgen negra y la virgen (dama) blanca43. La primera, más presente en el macizo central francés, encarnaría la potencia y fuerza del mundo animal, a la manera de Ártemis o Diana. Su ubicación en tierras de fuerte actividad volcánica conectaría a estas imágenes con la actividad telúrica y, por lo tanto, con todo el simbolismo ctónico. La segunda, más propia de la zona pirenaica, encarnaría la fecundidad vegetal, al modo de Deméter o Ceres, así como el poder de las aguas claras de las fuentes44. Éstas últimas, además, entroncarían con las leyendas pirenaicas de las apariciones de las damas blancas y con las figuras mitológicas de las hadas, asociadas también a grutas y fuentes45. Las apariciones marianas en Lourdes, Miramont, Montsaunès y Sauveterre, en su descripción original y sin los filtros eclesiásticos, serían muy semejantes a los encuentros con los seres feéricos, como hadas o “mujeres blancas”, que recogen el folclore y las tradiciones locales.

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