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Algunas percepciones histórico-sociales y culturales sobre los niños y niñas

Capítulo I: Niños, niñas, progenitores y educación

1.1. Concepciones sociales y culturales acerca de la primera etapa del ciclo vital

1.1.1. Algunas percepciones histórico-sociales y culturales sobre los niños y niñas

El aspecto que un niño o niña toma en una sociedad dada está condicionada por las características propias de esa colectividad (Unesco, 2004); . Los niños y niñas han sido percibidos de diferentes maneras en la historia de la humanidad y, lo ha sido, coetáneamente, en distintos lugares por diferentes grupos socio-culturalmente. A continuación, se presentan algunas concepciones que se manejaron sobre los niños y las niñas en el contexto europeo y que, a través de los procesos de colonización, fueron difundidas también en los contextos coloniales, influyendo de diferentes formas en la organización de estas sociedades, como sucedió en el contexto americano.

Ariés (1987) a través de su obra clásica, El niño y la vida familiar en el antiguo régimen, concretamente en el capitulo II titulado El descubrimiento de la infancia, devela la concepción que tenía la sociedad medieval europea acerca de los niños y niñas. Ariés realiza su investigación a través del análisis del arte medieval, especialmente el arte pictórico de aquella época, para demostrar que los niños y niñas no eran considerados valiosos ni útiles para la comunidad ya que su etapa de vida era vista como un simple y rápido periodo de transición a la adultez. Es decir, la infancia, como etapa del ciclo vital carecía de valor en sí misma más allá como fase necesaria para llegar a la fase productiva.

De hecho, no fue sino hasta el siglo XVII que los padres y las madres empezaron a desarrollar interés por la educación de sus hijos y, como consecuencia de ello, en el siglo XVIII empezó la construcción de una concepción de infancia en sí misma, es decir, se produjoe “el descubrimiento de la infancia” porque los niños y niñas empezaron a ser visibles para la sociedad (Ibid. 1987).

Confirmando la teoría de Ariés (1987), diferentes autores han analizado y detallado históricamente los cambios existentes en las percepciones sobre los niños y niñas durante la época moderna. A continuación, se exponen algunas de las teorías y concepciones sobre la infancia, en base a diferentes autores, aunque una gran parte de la información se basa en Newman y Newman (1983) y su obra titulada Desarrollo del niño5:

1.1.1.1 Teoría del Homúnculo. Esta teoría surgida cerca del siglo XV afirmaba que los niños y niñas eran adultos en miniatura capaces de adoptar las mismas conductas y responsabilidades de los adultos. Se consideraba que la niñez terminaba cerca de los siete años, cuando podían dominar el lenguaje hablado (Triana & Rodrigo, 1985).

En el siglo XVI y XVII, en Inglaterra y Francia, los niños participaban completamente en la vida de los adultos, compartían las mismas habitaciones, ropa, trabajo, juegos, diversiones como obras de teatro para adultos, etc. (Newman & Newman, 1983). De la misma manera, Tucker (1982) narra que la sociedad de aquellos siglos esperaba que un niño trabajara duro durante largas horas y rindiera igual que un adulto tanto en las fábricas como en el campo. Menciona que en el siglo XVIII no existían niños de más de cinco años que no lograsen ganar su propio pan.

En el siglo XVIII, los biólogos sostenían que “en la cabeza de la célula espermática se podía identificar a un adulto pequeño (homúnculus)” (Newman & Newman, 1983, p.21)”;

por tanto creían que era cuestión de tiempo que el homúnculus de un niño creciera gradualmente hasta las dimensiones de un adulto y así el pequeño se convirtiera en un adulto.

1.1.1.2. El niño considerado una propiedad. Las realidades sociales y económicas del siglo XVI y XVII, llevaron a la sociedad campesina a considerar al niño como una propiedad o recurso económico. Los niños de seis y siete años trabajaban en los quehaceres domésticos y los niños de nueve y diez años como sirvientes en casas de familias adineradas (Ibid. 1983).

5 Este apartado, pues ha sido construido en base a Newman y Newman (1983) por lo que se considera que queda citado y sólo se referenciarán explícitamente el resto de autores utilizados.

1.1.1.3. El niño considerado tabula rasa. En el siglo XVII apareció la concepción de que el niño no poseía conocimiento alguno en su mente. En 1693 John Locke sostuvo que los niños no eran malvados ni poseían conocimientos innatos, sino que eran como una tabula rasa o pizarrón donde no había nada escrito. Locke creía que el conocimiento se adquiría por medio de las experiencias sensoriales; por tanto, había la oportunidad de enseñar a los niños la virtud y la sabiduría (Ibid. 1983).

1.1.1.4. El niño percibido naturalmente como bueno y como un ser malvado. Estas son dos posturas contemporáneas enfrentadas. Newman y Newman (1983) mencionan que en el siglo XVIII surgió el concepto de la inocencia de los niños. En 1762, Jean Jacques Rousseau presentó su obra Émile ou de l’education que contenía varios principios básicos de cómo educar a los niños. Rousseau postuló la idea de que los niños eran buenos por naturaleza así como sus impulsos (recibiendo cierta influencia de Locke), de tal manera que la educación de los niños debía satisfacer sus necesidades e intereses naturales permitiéndoles realizarse completamente. Con esta nueva concepción se intentó cambiar la disciplina dura y hostil que se ejercía sobre los niños a una nueva enseñanza relajada y dirigida a actividades físicas, juegos, fantasías y experiencias dirigidas. La concepción de bondad hizo ver al niño como un individuo física y afectivamente dependiente. Rousseau colocó a los niños en otro nivel y trató de normalizar su existencia utilizando la educación como el instrumento para esa transición; además, señaló que la educación debía ser obligatoria e incluir a las niñas.

No obstante, en el mismo siglo XVIII, basados en el pecado original cristiano, la desobediencia de Adán y en el postulado de la pecaminosidad hereditaria de Edmund Burke (1790), la sociedad también percibía una maldad intrínseca en los niños y niñas. La idea de la maldad intrínseca en los niños llevó a algunos adultos a disciplinarlos duramente con el fin de controlar esos impulsos y temperamentos, y obligarlos a comportarse según la ética y la decencia que se promulgaba en aquella época.

La niñez, como etapa del ciclo vital reconocida en sí misma, surgió como construcción cultural alrededor del siglo XVIII en el contexto de la Revolución Industrial y la concreción de su concepción es socio culturalmente variable.

1.1.1.5. El niño considerado una persona en desarrollo. En el siglo XIX, Charles Darwin, en su obra La expresión de las emociones en el hombre y los animales (1872), postuló la idea de que los recién nacidos tienen emociones, y que pueden ser identificadas por sus expresiones faciales (Enesco, 2003, p.174). La teoría de la evolución de Charles Darwin generó la idea de que la niñez tenía características únicas y constituía una etapa del desarrollo en un individuo. Esta nueva perspectiva llevó al niño a ser un objeto de estudio científico donde se observaban sus diferentes etapas de desarrollo y desenvolvimiento (Newman & Newman, 1983).

1.1.1.6. Otras teorías sobre los niños. En el siglo XX surgieron nuevas percepciones acerca de los niños y niñas. Psicólogos como Jean Piaget y Lev Vygotsky sostenían la idea de que los niños eran los protagonistas de su propio desarrollo. Jean Piaget (1936,1937, 1946) señaló que los niños poseían capacidades que les permitían construir mentalmente determinados aspectos de la realidad a partir de su interacción con su entorno. Vygotsky (1978,1934/1987) afirmó que una persona adquiere conocimiento por medio de las interacciones sociales y su cultura, por tanto, sostuvo que un niño se desarrollaba a través de los diálogos con los adultos.

En este siglo comenzó el estudio sobre las interacciones sociales de los niños y niñas con su entorno (Newman & Newman, 1983). Los estudios de Sigmund Freud (1970), Erik H.

Erikson (1970) y Jean Piaget (1972, 1977) influyeron en la concepción que se tenía acerca de los niños y niñas, y su etapa de vida fue reducida a ser examinada solo como un período de desarrollo biológico y una etapa de socialización (Soto, 2012).

Como se puede apreciar, los niños y niñas pasaron de ser sujetos sin valor para su sociedad, a ser sujetos de estudio para la comunidad científica, lo cual despertó interés por conocer mejor la primera etapa del ciclo vital. Si bien durante el siglo XX las investigaciones se focalizaron en el conocimiento del desarrollo de los niñas y niños como individuos, a finales del siglo XX, han emergido nuevos enfoques que revelan otras maneras de concebir a los niños y niñas, en este caso como grupo socialmente activo. Esta nueva perspectiva, la de los niños y niñas como actores sociales, ha ampliado las ciencias académicas interesadas en la infancia, así como las políticas y prácticas de organismos, instituciones, gobiernos y la sociedad en general.