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4.2. El Centro Infantil del Buen Vivir (CIBV 38 ) Muñequitos de maíz 39

4.2.2. Antecedentes del CIBV

Obtener información sobre los antecedentes del centro infantil de la comuna no fue complicado gracias a que dos madres, Sandy y Olga, que enviaban a sus hijas a Muñequitos de maíz, no solo eran testigos de la historia del centro infantil sino parte de las fundadoras del CIBV.

Sandy relató que en el año 2001, cuando ella tenía diecinueve años, su comuna todavía no contaba con una guardería. Ese año llegó una mujer desconocida a la comuna con un proyecto educativo para ellos. La mujer se llamaba Elizabeth, vivía en una parroquia cercana a la comuna, había fundado un centro infantil en su parroquia y quería servir a la sociedad; por tanto, decidió fundar otro centro en la comuna de Sandy y Olga. Según Olga, la motivación de Elizabeth se debía a que consideraba que los niños y niñas de las comunas rurales no eran bien cuidados ni alimentados en sus casas.

Según la narración de Sandy, Elizabeth, al ser una mujer desconocida por los habitantes de la comuna, tuvo que ganarse la confianza de ellos, sobre todo de las mujeres, para llevar a cabo su proyecto. En pocos meses, Elizabeth logró reunir a 18 mujeres de entre diecinueve a sesenta años de edad, y entre ellas estaban Sandy y Olga. La mayoría de las 18 mujeres nunca habían ido a la escuela, pocas habían terminado la primaria, unas eran solteras, otras casadas y otras eran abuelas; aspectos que, según Sandy y Olga, para Elizabeth no eran importantes ya que creía que por ser mujeres cumplían con los requisitos para llevar a cabo su proyecto en la comuna.

Por consiguiente, Elizabeth les comentó a las 18 mujeres que su proyecto consistía en pedir al cabildo un lugar donde reunir a los niños y niñas de la comuna desde los seis meses hasta los seis años de edad, de lunes a viernes desde las 07:00 hasta las 15:00, con el fin de cuidarles y darles de comer. Les explicó que el proyecto no era financiado por nadie, sino que sería un plan de las 18 mujeres y ella; por tanto, era responsabilidad de todas el adecuar el lugar para acoger a los niños y traer alimentos como papas, arroz, fideos, atún, frutas, y todo lo que pudieran para alimentar a los niños y niñas. Además, les anticipó que, en un inicio, ninguna mujer recibiría un salario hasta que el proyecto avanzará más. Todas las 18 mujeres estuvieron de acuerdo con el plan de Elizabeth y aceptaron el “trabajo”.

Olga indicó que, por las palabras convincentes de Elizabeth, el cabildo les prestó todos los locales donde realizaban sus actividades comunales: tres cuartos pequeños y el salón comunal. Elizabeth junto con las 18 mujeres, adecuaron esas instalaciones. Cortaron troncos viejos de la localidad y los convirtieron en sillas y mesas; pintaron sábanas y tablas para hacer las divisiones en las aulas.

Una vez adecuadas las instalaciones del cabildo, Elizabeth junto con las 18 mujeres, fueron casa por casa pidiendo a las madres de la comuna que enviaran a sus pequeños y pequeñas a las instalaciones del cabildo para cuidarlos y alimentarlos. El día de la inauguración del centro infantil llegaron cerca de 120 niños y niñas con sus madres; asistencia que no superó sus expectativas ya que esperaban a más de 150 pequeños. No obstante, ¿a qué se debió la asistencia de los l20 niños y niñas? Según Sandy, a pocas madres se las convenció diciéndoles que el enviar a sus hijos e hijas al centro les daría más tiempo para realizar sus quehaceres domésticos. En cambio, a la mayoría de las madres no hubo necesidad de convencerlas ya que ellas solas concibieron que la alimentación en el centro sería mejor

que en sus casas, pero la realidad era que la comida era la misma ya que las 18 mujeres y Elizabeth traían los mismos alimentos que se consumían en la comuna.

Sandy declaró que los tres primeros meses, ninguna mujer recibió un sueldo por su labor, fue a partir del cuarto mes que recibieron $20 por mes. Sandy mencionó:

“Primero nos pagaron $20, después $40. Hace siete años (2008) yo me fui del centro infantil ganando $80 por mes–. A nosotras nos dijeron desde el principio que éste era un trabajo duro. Elizabeth cobraba $2,50 por mes y por cada niño o niña a los padres para pagarnos. Ella (Elizabeth) andaba pidiendo ayuda a otras personas para tener comida para los niños y poder pagarnos” (Diario, 3 de marzo 2015).

Pese a ser mal remuneradas, las 18 mujeres decidieron continuar con el proyecto de Elizabeth porque muchas llevaban a sus propios hijos, sobrinos, nietos y más familiares a la guardería; por tanto, sentían que estaban sirviendo a su propia familia.

Gracias a las gestiones que realizó Elizabeth para conseguir financiamiento económico, al quinto mes, el centro infantil comenzó a recibir dinero del INNFA40 para el material didáctico y la alimentación de los niños y niñas.

Sandy y Olga comentaron que, a mediados de 2002, Elizabeth y las 18 mujeres se enteraron que el MIES estaba cerrando los centros infantiles que no cumplían con estándares de seguridad para los menores de edad. Por tanto, vieron la necesidad de mejorar las instalaciones, pero puesto que las instalaciones eran prestadas, decidieron pedir un terreno al cabildo para la edificación del centro. Antes de pedir un terreno al cabildo, entre todas decidieron ahorrar un poco de dinero del presupuesto del INNFA comprando alimentos en localidades de bajo costo. También, por mayoría de voto, decidieron ponerse multas por atrasos y faltas; todo ello con el fin de comprar cemento, ripio, arena y bloques.

40 El Instituto Nacional de la Niñez y la Familia era una ONG ecuatoriana. Su directora era la primera dama del Ecuador (Cáceres. Pérez, 2010). El INNFA funcionó en su gran mayoría más con fondos públicos que privados, se encargó de innovar los sistemas de soporte técnico, administrativo, financiero y de control con el fin de mejorar la calidad de atención del servicio y el control de los recursos. En el 2009, el FODI, el INNFA y el ORI se fusionaron como una entidad pública adscrita al MIES, llamándose INFA. El INFA fue una entidad que centró su gestión en dar continuidad al funcionamiento de los servicios de desarrollo infantil y atendió en su mayoría a niños y niñas en situación de alta vulnerabilidad. El INFA cumplió sus funciones hasta el 2012.

Una vez que lograron reunir materiales de construcción, Elizabeth solicitó, al cabildo y a la Asamblea General de la comuna, un terreno donde edificar el centro infantil. Después de muchas negaciones, finalmente les permitieron construir cerca de la casa comunal.

Para la construcción del centro, Elizabeth convocó a una minga41 a todos los padres y madres de los niños y niñas, los cuales asistieron y construyeron un galpón42 sin puerta ni ventanas. Estos fueron los inicios del centro infantil de primera infancia Muñequitos de maíz.

Por lo tanto, los orígenes del centro escolar se deben a una iniciativa particular, de una mujer externa a la comuna que pretendió y logró implementar un centro para la primera infancia. Para ello implicó a algunas mujeres de la comuna, convirtiéndolo en un proyecto colectivo. Sin embargo esta experiencia será modificada al legislarse las condiciones sobre este tipo de centros y exigirse las condiciones necesarias.