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4.2. El Centro Infantil del Buen Vivir (CIBV 38 ) Muñequitos de maíz 39

4.2.3. Características del actual CIBV

4.3.1.5. Expectativas del personal docente

El personal docente del período escolar 2014-2015 me compartió sus expectativas;

aspectos que expresaban les habría gustado comentar a una directora, pero al no contar con una, se conformaron con decírmelas a mí.

Entre las expectativas, el personal docente mencionó tres puntos que están escritos en un documento denominado “compromiso” –descrito en Documentos internos del CIBV, en el capítulo IV– que una directora da a conocer y entrega cada año a las nuevas familias antes de admitir a los pequeños al centro infantil. No obstante, al no haber directora, varias familias no lo conocieron y pasaron por alto el compromiso. Además de los tres puntos de ese compromiso, el personal docente también mencionó otros tres aspectos que no están escritos en ningún documento, pero que ellas consideraban importantes. Ambos se comentan a continuación.

Los puntos que se encuentran en el documento “compromiso” y que ellas mencionaron fueron: el punto 3 que solicita enviar a los pequeños limpios al CIBV, peinados, con las uñas cortadas y una muda limpia en la mochila; el punto 4 que indica no enviarlos al centro cuando están enfermos; y el punto 9 que señala enviar útiles de aseo para sus hijos o hijas.

Todas se quejaron de que algunas madres enviaban a sus pequeños con la misma ropa durante tres días seguidos, que no les cortaban las uñas, que los pequeños llegaban despeinados, sucios y varias veces enfermos al centro. Se quejaron de que las madres no enviaban una muda limpia en las mochilas de sus pequeños y no veían justo tener que utilizar los útiles de aseo de otros niños porque sus padres no enviaban lo necesario para sus hijos al centro. Por tanto, demandaron que las familias tuvieran consideración con los otros miembros de la comunidad, enviando limpios y sanos a sus hijos e hijas, y con sus propios útiles de aseo.

Entre los otros aspectos que el personal docente mencionó destaca la puntualidad para dejar y retirar a los niños del centro. Varios padres o madres enviaban a sus hijos o hijas pasada la hora de entrada y algunas madres retiraban a sus pequeños 15 minutos más tarde de la hora de salida. Algunos padres o madres llegaban tarde pese a que el horario del centro les daba media hora de gracia con relación a otros CIBVs como se ha mencionado anteriormente en la sección del año y horario lectivo del centro. Las personas que llegaron pasada la hora tanto al inicio como al final del horario del centro generalmente, señalaba el personal docente, no dieron excusas satisfactorias. Asimismo, también demandaron que los padres y madres reforzaran en casa lo que los niños aprendían en el centro; y que prohibieran a sus pequeños llevar juguetes al centro porque ocasionaban peleas entre los pequeños.

Por último, Lizet y Raquel, dos educadoras, mencionaron dos aspectos diferentes. Ellas indicaron que les gustaría que las familias fueran más pacientes y más comprensivas con su labor porque habían tenido varios inconvenientes con relación a la ropa interior sucia de los niños y niñas.

En el período escolar 2015-2016, en un corto espacio de tiempo, mientras se esperaba que todas las familias se congregaran para una reunión del comité de padres, pude conocer las expectativas del personal docente reunido. La conversación se inició con los comentarios de dos maestras. Ellas dijeron:

“Los padres piensan que esta es una guardería donde se les cuida y da de comer, no lo ven como un centro educativo. Algunos padres no tienen la delicadeza de venir a pedirnos de favor que les demos la medicina a sus hijos cuando están enfermos. Ellos mandan una nota en un papel como si fuera parte de nuestro trabajo. A veces me enojo mucho porque veo que hay padres que no conocen sus responsabilidades en el CIBV y nuestro trabajo” Lucero.

“Los padres todavía le ven al centro como una guardería, como aquí no hay notas, no hay deberes. Solo les envían a sus hijos acá y piensan que acá solo les cuidamos y ya” Inés.

El comentario de Lucero se focaliza en la falta de comunicación clara y oportuna entre algunas madres y ella, y comparte, junto con Inés, que las familias no muestran respeto por su labor. Estos comentarios también fueron compartidos por los otros miembros del

personal docente. Además, todas indicaron no sentirse valorizadas por las familias;

percepción que las llevó a expresar sus expectativas. Dos maestras dijeron:

“Sueño con que los padres hagan consciencia de que ellos y nosotras somos responsables (de la educación) de los niños. […] Si les exigimos mucho, los padres se van a quejar con el MIES porque tienen privilegios. Si el MIES nos apoyara a nosotras creo que los padres nos tomarían más en serio. Nosotras no les podemos poner reglas porque sino se quejan o nos amenazan. A veces nos sentimos desprotegidas por el MIES, no nos escuchan o no escuchan las dos partes. Me gustaría que el MIES nos escuchara a nosotras como educadoras y nos dieran nuestro lugar como profesoras.” Lucero.

“Me gustaría que las madres vieran que nuestro trabajo no es fácil. No queremos su ayuda, lo que nosotras necesitamos son auxiliares. Yo me siento como la madres de mis niños, pero necesito ayuda. Yo quiero que mis niños confíen en mí, que sean niños autónomos, que aprendan a desenvolverse solos. Quiero dedicarme a enseñarles como educadora, no me refiero a la crianza porque es responsabilidad de los padres criarles, yo me refiero a enseñarles, pero si no tengo una auxiliar me toca correr de aquí para allá si un niño quiere ir al baño o cosas así.” Jenny.

Las expectativas del personal docente del período escolar 2015-2016 se resumen en tres aspectos muy importantes para ellas: 1) Quieren que las familias tomen con seriedad su labor docente y que no las vean como niñeras sino como educadoras. 2) Quieren que el MIES las apoyen más a ellas que a las familias porque saben que algunos despidos del personal docente se deben a quejas de las familias y 3) Quieren tener auxiliares que las ayuden porque consideran que no es suficiente 1 educadora para 10 pequeños.

A lo largo del trabajo de campo, pude percibir que el sentimiento de no ser valorizadas por las familias y el MIES, ocasionó frustración y enfado en el personal docente, así lo demostraron sus comentarios. Al escuchar y percibir sus frustraciones, recordé que las dos maestras del año anterior también experimentaron este sentimiento de frustración. Carmen porque no se sentía valorizada por las familias; y ambas, Carmen y Ana, porque no tenían material didáctico para trabajar con los niños. Por tanto, independientemente a cuándo y por qué fue expresado el sentimiento de frustración, parece ser necesario que el MIES, a través de sus directoras, trabaje en fortalecer la autoestima de su personal docente con el fin de que su labor refleje sentimientos positivos y por ende tenga repercusiones positivas en la comunidad educativa.

Las expectativas del personal docente de los dos períodos escolares arrojan luz sobre sus concepciones acerca de la participación parental ya que ninguna mencionó el trabajo en equipo con las familias para asegurar una educación de calidad a los niños y niñas del centro. El personal docente solo espera que las familias estén dispuestas a realizar una serie de actividades y acciones propuestas por ellas; situación que resulta limitadora por diversos investigadores ya que consideran que las familias también deben participar en la realización de propuestas en el centro y llegar a un consenso que beneficie a la comunidad educativa (Blanco et al., 2004; García-Bacete, 2003; Garreta, 2015; Mukuna & Indoshi, 2012; Valdés, Martín, & Sánchez, 2009).

Las actividades que algunos investigadores esperan que el personal docente de un centro educativo promueva es trabajar con las familias en la construcción del currículum, (Mukuna & Indoshi, 2012; Oliva y Palacios (1998) en Valdés et al., 2009), que los centros permitan a las familias tomar parte en las decisiones operativas o de ejecución de los objetivos y la labor docente (Tapia García, 2003; Toainga, 2007) y que también se les permita a las familias tomar parte activa en la elaboración y desarrollo del proceso educativo a nivel micro y macro social (Gallardo y Calisto, 2004 en Navarro et al., 2006).

Por consiguiente, será necesario trabajar en las relaciones interpersonales de la comunidad educativa del centro infantil para que se pueda trabajar de manera colaborativa y en equipo, ya que las buenas relaciones promueven y facilitan la participación parental (Valverde, 2009).