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4.2. El Centro Infantil del Buen Vivir (CIBV 38 ) Muñequitos de maíz 39

4.2.3. Características del actual CIBV

4.3.1.4. Funciones de las educadoras

El MIES, en concordancia al perfil profesional y habilidades que espera que las educadoras posean, establece las siguientes funciones: que vele, monitoree y evalúe el desarrollo integral de los pequeños; elabore informes técnicos para la directora; apoye a la directora en la ejecución de los lineamientos del MIES, en el desarrollo de planes, programas y estrategias de fortalecimiento familiar; denuncie violaciones a los derechos ante la autoridad competente; realice las planificaciones curriculares para su grupo de niños y niñas; entre otras funciones más (MIES, 2014).

Al indagar acerca de sus funciones en el período escolar 2014-2015, todas las educadoras indicaron que su labor era ayudar a los niños y niñas a alimentarse, mantenerlos limpios, enseñarles cosas nuevas y dejar limpias las aulas que utilizaban. El comentario que más llamó mi atención lo expresó Lizet:

“La verdad no me dijeron nada cuando llegué al centro. Por ejemplo, cuando los niños se ensuciaban en el pantalón yo les enviaba el pantalón así a su casa y les lavaba a los niños con agua fría. Un día me trinca –me ve– la señora de la cocina y me dice que por qué hago así; que hay que decirle a ella que caliente agua para limpiarles a los niños, y más eso les dejé solitos a los niños y cuando llegué han estado peleando; ahí fue cuando uno se raspó el brazo. Bueno la cosa es que ha sido de llegar puntual a las 07:30 o multa. Habido que lavarles con agua caliente, enjuagar la ropa sucia - cosa que no estoy de acuerdo porque sino los padres no saben qué paso y ahí están como si nada. En cambio, si les mando la ropa sucia, ahí las madres les van a decir a sus hijos que tienen que avisar para que no pase eso.” Lizet, una joven de diecinueve años de edad de la comuna.

Cuando Lizet menciona “La verdad no me dijeron nada cuando llegué al centro” se refiere a que la directora no le dijo cuáles eran los objetivos del centro ni le explicó

detalladamente sus funciones. Según Lizet, el día que la directora la contrató, Tatiana estaba de salida hacia una reunión, así que le indicó que observara lo que hacían las otras educadoras y las imitara; acción que obedeció.

El resto del comentario del Lizet: “Por ejemplo, cuando los niños se ensuciaban […]. En cambio, si les mando la ropa sucia, ahí las madres les van a decir a sus hijos que tienen que avisar para que no pase eso”, se focaliza en la limpieza (lavado) de la ropa interior de los niños y niñas.

Lavar la ropa de los pequeños no es una práctica común en los CIBVs, es una actividad que Tatiana, con el consentimiento de las educadoras del centro, había incluido en la labor docente del centro. ¿Por qué incluyeron esta actividad? Según Tatiana, aunque se les insistía a las madres en cada reunión de padres y madres de familia que envíen una muda limpia (sobre todo ropa interior) en las mochilas de sus hijos e hijas, las madres no lo hacían; por tanto, los pequeños que se ensuciaban pasaban todo el día así. Esto ocasionaba mal olor e incomodaba el trabajo de las educadoras. Así que tomaron la decisión de lavar la ropa interior de los pequeños para así evitar los malos olores y permitir que el niño o niña se encontrara mejor.

Lizet asoció sus funciones de educadora con acciones de limpieza, cuidados a los niños y niñas y entrada puntual al trabajo; no mencionó aspectos curriculares y de práctica educativa. De la misma manera, las otras educadoras también asociaron sus funciones con acciones de cuidados y limpieza para con los pequeños y el centro infantil en general. En consecuencia, su labor es comparable al que realizaban las madres comunitarias quienes se limitaban a alimentar y cuidar a los pequeños.

Que Lizet no haya mencionado aspectos curriculares y de práctica educativa es comprensible porque acababa de graduarse de bachiller y desconocía la labor de una educadora, pero ¿por qué las antiguas educadoras que trabajaron con la directora Tatiana o que venían de otro centro infantil no mencionaron aspectos curriculares o de práctica educativa? Este aspecto llama la atención porque además las educadoras estaban capacitándose para obtener conocimientos y competencias en el área infantil; por tanto, al menos una práctica educativa debió ser mencionada por ellas, pero no lo hicieron. Así que surgen preguntas como ¿Realizan las directoras de los CIBVs planificaciones curriculares

con el personal docente como lo establece el MIES o no lo hace?, ¿Están los institutos que capacitan a las educadoras cumpliendo sus objetivos o solo entregan títulos a las mujeres para que puedan laborar en los CIBVs del MIES? ¿Estas instituciones son monitoreadas y evaluadas para asegurar el aprendizaje de los asistentes?

En mis visitas diarias al centro, fui testigo de que las educadoras realizaron actividades más de cuidados que de práctica educativa. Sus acciones demostraron que no tenían conocimiento sobre aspectos curriculares ni de práctica educativa. A estas mujeres se les complicó su labor porque no contaban con las herramientas para enfrentar los acontecimientos que ocurrían con los pequeños ni contaban con auxiliares que las ayudaran porque tenían más de 10 niños bajo su responsabilidad. Por ejemplo, cuando un pequeño necesitaba ir al lavabo o se presentaban peleas entre los pequeños, las educadoras interrumpían su enseñanza y los sacaban a todos al patio para distraerlos. Acciones que se dieron muy a menudo y por largas horas.

Así que concluyo que al no tener suficiente conocimiento pedagógico ni habilidades para mantener el orden en el aula ni para captar la atención de los niños y de las niñas; no realizar informes técnicos ni planificaciones curriculares para sus grupos de niños y niñas, las educadoras no cumplen con los requisitos esperados por el MIES para realizar la función de educadoras, y que los niños y niñas del centro infantil Muñequitos de Maíz necesitan para acceder a una educación de calidad.

En cambio, Carmen y Ana, maestras con título de tercer nivel en educación infantil, concibieron de manera diferente sus funciones en el centro y la acción de lavar la ropa sucia no contó con su aprobación. Estas maestras lo expresaron de la siguiente manera:

“Mi función es educar a los niños, enseñarles todo lo que sé con paciencia, estar pendiente de ellos. No somos amas de casa, sin menospreciarlas. Aquí piensan que si los niños o niñas se ensucian la ropa interior, nosotras tenemos que lavar esa ropa.

Así hacen aquí, pero conmigo no va eso. No me maté todos mis años de trabajo para venir a limpiar o lavar ropa. No digo que no lo haría; pero en otro centro, mi antigua directora les decía a las madres que a sus educadoras jamás les haría lavar la ropa sucia de los niños porque si eso quieren entonces tenían que buscarse una empleada doméstica que les haga eso. Yo creo que somos profesoras y debemos dedicarnos a eso”.

“Mi función es ayudarles a los niños a crecer, estimularles, guiarlos. Hay unas educadoras que solo vienen a cuidar y a lavar la ropa sucia de los niños. Yo no solo cuido, yo enseño” Ana.

Aunque Carmen y Ana consideraron que lavar la ropa no era parte de su labor ni una actividad que le competa al personal docente de algún centro infantil sino a otro tipo de lugar y de empleo; a veces lo hicieron para evitarse conflictos con las madres que se quejaban de que las educadoras sí lo hacían.

Con relación a su labor educativa, las dos maestras relacionaron su labor con la estimulación temprana y cuidados a los niños y niñas. Carmen y Ana tenían métodos distintos para tener el control de sus alumnos y alumnas. Ellas hacían uso de sonidos, música, palabras, títeres, diferentes materiales de colores que captaban la atención de los niños y niñas y que ofrecían un aprendizaje.

Las maestras, al tener conocimientos sobre el quehacer educativo, y realizar diferentes actividades de enseñanza y aprendizaje en el aula con sus niños y niñas, cumplen con las funciones que espera el MIES. Aunque, la mayoría de veces no lograron sus objetivos educativos por falta de materiales didácticos en el centro. Las funciones que se relacionan con la directora (rendir cuentas a la directora, apoyarla en aspectos curriculares y de práctica educativa) no fueron observadas ya que el centro infantil no contó con una directora.

Si comparamos las funciones realizadas por las educadoras y las maestras, se distingue claramente una gran diferencia entre las actividades planificadas de las dos maestras y las actividades improvisadas de las seis educadoras. Por ende, los niños y niñas tuvieron distintos niveles de aprendizaje; situación que el MIES debe regular en todos sus CIBVs con el fin de brindar un servicio equitativo y de calidad que repercuta adecuadamente en la enseñanza y aprendizaje de todos los pequeños para su desarrollo integral.

Podemos decir, pues, que durante este período (2014-2015) el centro escolar contó no sólo con recursos escasos, sino que las condiciones existentes hicieron peligrar altamente la calidad del centro. La falta de objetivos curriculares comunes, la falta de formación de la mayoría de educadoras y la falta de organización alejó al centro de los objetivos que según la UNICEF deben ser la razón de ser de estos servicios.

Otras funciones del personal docente que observé en el trabajo de campo realizado en el centro en el período 2014-2015 incluyen: darles la bienvenida a sus niños y niñas en el comedor; reunirlos y llevarlos a sus aulas; cambiar de actividad cuando los niños y niñas se aburren y ya no prestan atención; contarles historias; leerles cuentos; cantar con ellos y/o jugar con ellos; ayudarlos a comer en los horarios establecidos; llevarlos a los cuartos de aseo personal cuando los pequeños lo necesitan. En la hora del recreo, estar pendientes de que los pequeños no peleen con otros niños. En la hora del almuerzo, mientras los pequeños comen, colocar colchonetas en el suelo de sus clases para la siesta y luego velar su descanso. Mientras duermen los pequeños, el personal docente se dedica a comer y luego a escribir notas o reportes que colocan en las mochilas de los pequeños para las madres. Después de la siesta, visten a los pequeños con una nueva muda, les lavan la cara y los peinan. Una vez que los niños y niñas salen del centro, el personal docente barre, limpia y a veces lava algunos juguetes para el siguiente día.

En el período escolar 2015-2016, solo Carmen, la maestra del período escolar anterior, indicó entre sus funciones la inclusión de aspectos curriculares y de práctica educativa.

Carmen mencionó la provisión de estimulación temprana, la planificación de las actividades educativas, la elaboración del reporte de progreso de los pequeños, la comunicación de este reporte a las familias y la enseñanza de valores.

En cambio, las otras tres maestras y la educadora no tuvieron muy claras sus funciones.

Las mujeres indicaron que estas eran proveer una educación integral para el desarrollo de los niños y niñas, y tratarlos con amor y cariño, pero no supieron argumentar sus respuestas. Esta situación llama la atención porque se supone que el centro cuenta con tecnólogas, mujeres capacitadas con conocimiento y competencias para la atención y educación infantil.

En el siguiente cuadro se presenta el perfil profesional y las funciones que exige el MIES para una educadora; y las acciones que el personal docente del período escolar 2014-2015 y 2015-2016 consideró que debían realizar en el centro infantil.

Cuadro. 20. Perfil profesional/funciones de una educadora según el MIES y las funciones según el personal docente (2014-2015).

Perfil

Por último, cabe indicar que ninguna maestra ni educadora de los dos períodos escolares (2014-2015 / 2015-2016) incluyó dentro de sus funciones acciones o actividades que se

relacionaran con las familias del centro infantil. Las veces que las mujeres se refirieron a las familias fueron las ocasiones en que se quejaron de las acciones de algunos padres y madres; este aspecto se relaciona con sus expectativas, por tanto, se describen a continuación.