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Beneficios que comporta la participación parental

Capítulo II: La participación parental en las instituciones escolares/educativas 26escolares/educativas26

2.3. Beneficios que comporta la participación parental

Algunos investigadores indican que la participación parental en la primera infancia tiene un gran impacto sobre la actitud de los niños, la asistencia y el rendimiento académico en los siguientes niveles educativos; es decir a largo plazo (Crosby, Rasinski, Padak &

Yildirim, 2015; DeLoatche, Bradley-Klug, Ogg, Kromrey & Sundman-Wheat, 2015;

Ghirotto & Mazzoni, 2013; Mukuna & Indoshi, 2012; Rentzou, & Ekine, 2017). Se desconocen los beneficios que la participación parental comporta en este nivel educativo debido a que no se cuenta con muchos estudios sobre la participación en centros pre-escolares. Por tanto, la siguiente información que se expondrá se basa en las investigaciones realizadas principalmente en los centros educativos de primaria y secundaria.

En general, la participación parental es considerada un componente fundamental en el aprendizaje y un factor de éxito en la carrera escolar de los niños y niñas (Blanco et al., 2004; DeLoatche, 2012; Deslandes, 2004; Durand, 2011; Epstein, 1995, 2001, 2004;

Garreta, 2015; Green, 2007; Hooper, 2014; Tapia, 2003; Valverde, 2009; Yang, 2006).

Por consiguiente, varias organizaciones tanto privadas como públicas –UNESCO,

UNICEF, EPT, OEI, Ministerio de Educación, Ministerio de Bienestar Social, entre otras–

abogan por la participación de los padres y madres en la educación formal de sus hijos e hijas desde la primera infancia.

Algunos investigadores indican que la participación parental –con una actitud y conducta positiva hacia la escuela– comporta grandes beneficios a los alumnos, familias, maestros y al mismo establecimiento (Garreta, 2015; Mukuna & Indoshi, 2012; Navarro et al., 2006;

Tapia García, 2003; Yang, 2006). A continuación, presentaré los beneficios que diferentes investigadores constatan en relación con la participación parental analizada en los centros de primaria y secundaria. La mayor parte de esta información está basada en la investigación de Garreta (2015).

Beneficios para los alumnos. Entre los beneficios que la participación de los padres y madres conlleva a los alumnos se mencionan: un mejor auto-concepto académico por tanto altas aspiraciones, mejores trabajos, mejor rendimiento, alta asistencia a clases (Blanco et al., 2004; Campos, 2008; DeLoatche, 2012; Durand, 2011; Georgiou & Tourva, 2007;

Hooper, 2014; Tapia García, 2003), efectos positivos en el comportamiento y desarrollo social de los menores (Garreta, 2015).

Para los educadores. La participación parental beneficia al profesorado porque comporta mayor conocimiento de las familias –sus expectativas y actitudes–, incrementa la sensación de eficacia y satisfacción personal, eleva la moral de los docentes (Ibid. 2015), ya que éstos se sienten más valorados por los padres y cuentan con el apoyo del sistema familiar del niño en su labor (Navarro et al., 2006).

Para los centros educativos. Se ha observado que la institución educativa que anima a los padres y madres a participar obtiene beneficios ya que al ser expresión de democratización, enriquece los objetivos y mejora su funcionamiento (Garreta, 2015). Además, al permitirles promover y desarrollar buenos programas educativos, la escuela es más efectiva (Tapia García, 2003).

Para los padres y las madres. Los beneficios que les comporta su propia intervención en la escuela son: desarrollan competencias específicas relacionadas con la escuela y la escolarización de sus hijos e hijas (Garreta, 2015), aumenta su autoconfianza, promueve

una visión más positiva de los profesores y tienen acceso a mayor información sobre estrategias parentales, programas educacionales y sobre el funcionamiento del establecimiento (Navarro et al., 2006).

Los resultados de las investigaciones indican que cuando los padres y las madres toman conciencia de su responsabilidad como primeros educadores, están preocupados por el desarrollo integral de sus niños y niñas, están bien informados de lo que ocurre en el centro educativo y el progreso académico de sus niños, tienen una actitud positiva en el momento de participar en las diferentes actividades de los centros educativos y participan también en prácticas educativas, entonces contribuyen favorablemente en la enseñanza y aprendizaje de sus hijos e hijas (Valdés, Martín & Sánchez, 2009).

Sin embargo, las mejores intenciones parecen no ser suficientes a la hora de participar ya que según Epstein (1990) “es infundada la creencia de que todos los tipos de participación elevan significativamente el rendimiento académico de los estudiantes” (Ibid, p.707).

Jiménez y Sawada (1998), quienes evaluaron un programa educativo en escuelas rurales de El Salvador, también indican que:

Mayor participación de los padres en la educación de sus hijos puede inspirar a los niños a asistir a la escuela y ejercer presión sobre los maestros para que enseñen...

Pero esta participación puede que no tenga gran impacto sobre el rendimiento en comunidades donde los adultos son analfabetos o que apenas pueden leer.

(Martiniello, 1999, p. 28)

Martiniello (1999) señala que la única participación que tiene impacto sobre el rendimiento académico es cuando los padres y madres intervienen en la educación de sus pequeños como maestros; es decir ayudándolos en las tareas escolares, reforzando lo aprendido en la escuela de forma planificada. Las otras maneras de participación tienen impacto en la asistencia a clases o en suplir las necesidades de los establecimientos educativos.

Por la misma línea de reflexión, Mukuna e Indoshi (2012) indican que una participación que no involucra a los padres y madres en la construcción del currículum y en las prácticas educativas desde la primera infancia no contribuye al desarrollo integral de los niños y niñas ni a un posible éxito en su carrera académica.

Por tanto, en base a la declaración de Martiniello (1999) y de Mukuna e Indoshi (2012), surge la interrogante: ¿Qué tipo de participación parental puede contribuir al rendimiento académico de los niños y niñas de sectores menos favorecidos si varios de los padres y madres son los primeros necesitados de conocimientos?

En resumen, por la escasez de estudios sobre la participación de los padres y madres en los centros pre-escolares, desconocemos los beneficios que esta intervención comporta hacia sus actores. Empero, por los estudios realizados en centros educativos de primaria y secundaria, se conoce muy bien que la participación parental es importante porque manifiesta resultados positivos a corto y largo plazo en todos los participantes de la comunidad educativa, pero los beneficios dependen del tipo de participación que los padres y madres desarrollan en los centros educativos.