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El análisis metodológico del contexto

MARCO TEÓRICO

3. El estudio de la ficción televisiva y su contexto sociocultural 2. La ficción televisiva

4.3. El análisis metodológico de la ficción televisiva

4.3.3. El análisis metodológico del contexto

El contexto de producción de un producto cultural es relevante para poder comprenderlo con profundidad. Como afirma Hall (1980), la producción construye el mensaje. Con esto se quiere decir que la creación de cualquier contenido televisivo forma parte de un engranaje industrial y de producción que posee una estructura y unas relaciones determinadas. Particularmente, desde la economía política de la comunicación y los estudios televisivos se ha prestado atención al estudio del contexto de producción de la ficción televisiva. Los primeros estudios, como el de Newcomb y Alley (1983) o el de Newcomb (1974), trataron de identificar los principales elementos y aspectos que afectaban a la producción de series, que resumieron en: culturales, institucionales, organizacionales, grupales e individuales. Asimismo, en los estudios de la adaptación, también se ha puesto de manifiesto la importancia del contexto sociocultural. En esta línea, Hutcheon (2005) sostiene que la persona encargada de realizar el proceso de adaptación está influenciada por un entorno determinado y, por tanto, el significado del que el adaptador dota a una obra varía tanto por el dónde como por el cuándo.

Como se ha expuesto en el tercer capítulo, los estudios sobre identidad cultural y ficción televisiva han identificado los factores contextuales como relevantes en esa relación. Así, los factores extratextuales (O’Donnell, 1999), los mecanismos político-económicos e institucionales (Castelló, 2005) y el nivel de producción (Dhoest, 2003) se consideran factores que afectan a la relación entre la ficción televisiva y la identidad cultural. También las investigaciones precedentes sobre la adaptación de formatos televisivos han indicado el sistema de medios y la cadena de televisión, y el contexto social y político como factores de influencia en el proceso de adaptación.

Por tanto, aunque la presente investigación esté centrada principalmente en el texto, se considera relevante tratar de conocer el contexto de producción de la adaptación. Ahora bien, al igual que se han expuesto las técnicas metodológicas disponibles para el análisis del texto, con el contexto se realiza lo mismo.

El estudio del contexto es una tarea difícil de abarcar dada su amplitud e inconsistencia. Por eso, se ha decidido seguir la definición de García Avis (2016) sobre el contexto, porque permite anclarlo y ceñirlo al propio texto. En este sentido, la autora sostiene que debe estudiarse “un contexto profundo, específico y único, que es activado por lo narrativo e interactúa con el texto de tal manera que configura su sentido” (p. 305). En consecuencia, se va a estudiar el contexto concreto que se liga con el texto, que es el principal elemento a analizar en la presente investigación.

Sobre las herramientas que tradicionalmente se han utilizado para el análisis del contexto destacan tres: entrevistas, observación participante y análisis crítico de la documentación. Las tres son de corte cualitativo y se trata de técnicas de investigación que dependen de un gran número de imponderables, como el acceso a los profesionales o a determinadas fuentes (Newcomb, 1993).

Respecto a la observación participante, aunque se considera que puede ser una buena técnica para conocer de primera mano las dinámicas y prácticas que mueven la creación de un producto de televisión, en el presente caso, al tratarse de una serie de televisión ya finalizada, no es posible aplicar esta técnica. Por eso, se va a profundizar más en las otras dos: las entrevistas y el análisis crítico de la documentación.

Las entrevistas son un instrumento que se ha utilizado ampliamente en el estudio de la producción televisiva (Bruun, 2016; Castelló, 2009; Newcomb, 1993). Sus objetivos principales son: recoger información, obtener diferentes puntos de vista sobre un mismo tema y/o contrastar y ampliar información. Lindorf (1995), de manera más específica, señala como objetivos básicos de una entrevista: aprender sobre lo que no se puede observar directamente, entender la perspectiva del actor social, inferir en las propiedades y procesos comunicativos de las relaciones interpersonales, verificar, validar o comentar la información obtenida desde otras fuentes, comprobar hipótesis,

conocer el lenguaje de los actores sociales en sus entornos naturales y lograr mayor eficiencia en el conjunto de información recogida. No obstante, Newcomb (1993) también advierte de la necesidad de tener cierta desconfianza sobre la información que se recoge y contrastarla con otros aspectos (v.g. históricos, económicos, tecnológicos, textuales u organizativos).

Por su parte, Bruun (2016) señala las características que adquiere una entrevista cuando se dirige a miembros y actores del sector industrial y productivo. En este caso, la autora afirma que, principalmente, las entrevistas con miembros de la industria de los medios de comunicación están destinadas a conseguir conocimientos que no pueden ser obtenidos por otras fuentes. En este sentido, los sujetos entrevistados se convierten en informadores exclusivos, puesto que el objetivo no es caracterizarlos, sino conocer cuáles son los marcos organizacionales que rigen su trabajo y las fuerzas tecnológicas, económicas y culturales que afectan a sus creaciones. También porque pueden proveer información que sea exclusiva.

Existen diferentes tipos de entrevistas en función del grado de flexibilidad a la hora de formular el diseño, el tipo de pregunta y el formato de la entrevista. La clasificación más habitual es la que distingue entre: entrevista estructurada, que está formada por una lista de preguntas prefijadas y busca respuestas concretas y ordenadas, y entrevista semi-estructurada, que suele poseer preguntas más abiertas y pretende que el entrevistado esté más activo (Gaitán y Piñuel, 1998;

Wimmer y Dominick, 1994). La planificación de las entrevistas se realiza en tres tareas claves: la elección de los sujetos a entrevistar, la elaboración del cuestionario y el análisis de las respuestas obtenidas (Bruun, 2016). Cada una de estas tareas dependerá de los objetivos planteados y del rol de las entrevistas en el diseño de la investigación.

Finalmente, el análisis crítico de la documentación como técnica de investigación consiste en la lectura detenida de la información que se ha recogido a partir de diversas fuentes de información (Castelló, 2009). Los tipos de fuentes que se pueden utilizar pueden variar en cada caso. Según su vinculación con el caso de estudio pueden ser: primarias o secundarias. También, se pueden clasificar según su naturaleza en hemerográficas, históricas, institucionales o documentales, o según el soporte en audiovisuales, escritas, visuales o de audio. El análisis de la documentación sirve para obtener información relevante que permita comprender el fenómeno estudiado y su análisis consiste en la clasificación de la información una vez realizada la lectura. Al igual que con las entrevistas, el análisis de la información recogida y su clasificación dependerá del rol de la técnica en el diseño de investigación, es decir, de los objetivos y funciones que se le otorguen en el conjunto de la investigación.