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Fortalecer la cooperación monetaria regional: uniones de compensación regional: uniones de compensación

Dans le document INFORME SOBRE EL COMERCIO Y EL (Page 141-144)

LOGRAR QUE LA DEUDA REDUNDE EN

D. Supeditar la deuda al desarrollo

2. Fortalecer la cooperación monetaria regional: uniones de compensación regional: uniones de compensación

regionales

Queda por ver si será posible o no apalancar los DEG antes que recurrir a mecanismos de financia-ción menos multilaterales y más en sintonía con el mercado, como los programas de canje de deuda para la conservación del medio ambiente y el desarrollo.

Entretanto, una opción adicional e importante para los países en desarrollo es escapar, al menos parcialmente, de la hegemonía del dólar estadounidense mediante el fortalecimiento de la cooperación monetaria regional y el aprovechamiento de su propia capacidad de reacción financiera para aliviar las limitaciones impuestas a su desarrollo en una economías como la actual que está globalizada, financierizada, impulsada por la deuda y basada en el dólar. Cabe señalar que no se trata de una cooperación Sur-Sur a más largo plazo para apuntalar la financiación del desarrollo mediante programas de préstamos a gran escala, como la iniciativa china de la Franja y la Ruta, ya que estos son necesarios y bienvenidos en vista de que las iniciativas de finan-ciación del desarrollo de los países desarrollados son vacilantes, limitadas y a menudo imprevisibles. Al contrario, esa cooperación monetaria regional entre países en desarrollo puede complementar y apoyar la cooperación financiera Sur-Sur a más largo plazo, si aumenta considerablemente la capacidad de las regiones en desarrollo para refinanciar y promover el comercio intrarregional y promover cadenas de valor intrarregionales de su propio bolsillo.

Como se ha señalado en otra parte (TDR 2015;

Blankenburg, 2019), al igual que en el plano inter-nacional, el alcance y la eficacia de los acuerdos monetarios regionales depende de los objetivos con-venidos. Estos van desde simples acuerdos regionales de permuta y mancomunación de las reservas de divisas para superar las eventuales restricciones de liquidez, hasta el desarrollo pleno de sistemas de pago regionales y uniones de compensación internas. Estos últimos conceden créditos a los miembros mediante la compensación regular de las deudas y créditos acu-mulados (relacionados con el comercio) entre ellos, y de este modo sustituyen, al menos parcialmente, la dependencia de recursos financieros externos denomi-nados en moneda extranjera y la volatilidad de los tipos de cambio conexa por recursos financieros creados internamente. Para ello es necesario utilizar una unidad de cuenta regional no negociable, muy parecida a la unidad de cuenta internacional propuesta por Keynes para gestionar el sistema monetario internacional y

que promueva el comercio intrarregional, permitiendo compensar los créditos acumulados en el mecanismo regional de compensación con los débitos únicamente mediante importaciones de los Estados miembros, o mediante la inversión extranjera directa en ellos a unos tipos de cambio intrarregionales fijos frente a la unidad de cuenta regional (Kregel, 2018).

La importancia de establecer una cooperación mone-taria regional en apoyo del desarrollo se planteó por primera vez en la conferencia constitutiva de la UNCTAD en 1964 (UNCTAD I). Se concretó en la creación de un grupo de expertos en la UNCTAD II en 1968 y en la propuesta de un marco para una Unión de Pagos abierta a todos los países en desarrollo. En ese momento y con el telón de fondo de un sistema monetario internacional dominado por el comercio y no por los flujos financieros, los controles de capital y los sistemas de tipos de cambio fijos, el principal objetivo no era primordialmente escapar de la hege-monía del dólar estadounidense. Se trataba más bien de promover, por una parte, el comercio intrarregional

—en gran medida mediante la reducción de los costos de transacción en monedas convertibles que genera ese comercio, el establecimiento de servicios de facilita-ción de crédito automático vinculados al fomento del comercio en el interior de la Unión, incentivos para que los países con superávit regional los corrijan y, en relación con ello, sólidas garantías contra la suspen-sión de pagos— y, por otra, abrir la puerta a que los países desarrollados puedan sumarse concediendo un acceso preferencial a sus mercados a las exportaciones industriales de los países en desarrollo y dedicando un porcentaje convenido de su ingreso nacional bruto a la asistencia exterior a los países en desarrollo. A fin de garantizar que sus reservas sean siempre suficientes para hacer frente a sus obligaciones de pago, se debería conceder a la Unión de Pagos la condición de miembro del FMI y poder utilizar los DEG13.

Esta propuesta demuestra la importancia que los paí-ses en desarrollo han concedido desde el principio a los sistemas de pago y mecanismos de compensación regionales. En ese momento esta resultó demasiado ambiciosa y en su lugar se crearon en el decenio de 1970 una serie de uniones de compensación y meca-nismos de pago regionales de menor envergadura entre países en desarrollo. Estos sistemas también terminaron por desaparecer o perdieron importancia debido a las crecientes presiones ejercidas sobre los bancos centrales de los países en desarrollo para evitar las crisis de deuda. Además, tanto el sector público como el privado de los países en desarrollo

sucumbieron al señuelo del crédito aparentemente barato que empezó a estar disponible en los mercados financieros internacionales desde finales del decenio de 1980. Como se ha visto, desde entonces la persis-tencia de la hegemonía del dólar estadounidense en un contexto de hiperglobalización continua, caracteriza-da por la apertura de la cuenta de capital, unos tipos de cambio flotantes y la desregulación financiera, ha desempeñado un papel esencial para facilitar el surgimiento de un sistema monetario internacional que ha favorecido de manera sistemática los intereses financieros y empresariales a corto plazo frente a los intereses del desarrollo.

Con ello también se produce un cambio en lo que se juegan los países en desarrollo al reconsiderar la ampliación de la integración monetaria regional y la potenciación de la creación de crédito regional para favorecer el desarrollo regional y limitar el impacto perjudicial de la hegemonía del dólar estadounidense en sus economías. En respuesta a la crisis financie-ra asiática, así como a otfinancie-ras crisis de los países en desarrollo que ocurrieron en el decenio de 1990, ya han surgido acuerdos multilaterales y regionales de permuta de divisas, siendo el más conocido el de la Multilateralización de la Iniciativa de Chiang Mai (CMIM) (TDR 2015). El alcance de una integración monetaria más profunda, en forma de sistemas de pago y mecanismos de compensación, depende en gran medida de los patrones y las posiciones comerciales iniciales de los posibles Estados miembros, por cuanto la capacidad de creación de crédito y de compensación a nivel intrarregional que pueda utilizarse para sus-tituir a los recursos financieros externos depende de las posibilidades de los países para conceder crédito.

Basta con un somero análisis general de las carac-terísticas esenciales de las actuales posiciones comerciales de tres grandes zonas comerciales de países en desarrollo —el MERCOSUR (Mercado Común del Sur), la ASEAN (Asociación de Naciones del Asia Sudoriental) y la SADC (Comunidad de África Meridional para el Desarrollo)— para poder hacerse una primera idea de la viabilidad y las posi-bles ventajas que podría suponer la utilización de mecanismos internos de compensación. En primer lugar, se examina la proporción del comercio intrarre-gional en el total de los intercambios de los Estados miembros. Cuanto mayor sea el peso del comercio intrarregional, mayores serán las posibilidades de alcanzar acuerdos monetarios intrarregionales para contribuir a su expansión. Como puede observarse en el gráfico 4.12, en el caso de los tres grupos de

países en desarrollo con una historia de integración económica en América Latina, Asia y África a sus espaldas, esta proporción, si bien sigue siendo rela-tivamente baja en general, ha crecido sin cesar tanto en la ASEAN como en la SADC, aunque menos en el caso del MERCOSUR.

En segundo lugar, los saldos comerciales netos dentro de los grupos de países también son importantes, ya que la idea de una unión de compensación regional consiste precisamente en utilizar la ampliación de los créditos comerciales a los países participantes que presentan un déficit comercial para sustituir la cobertura de los desequilibrios comerciales mediante la compensación de las entradas de capital externo.

Como se destaca en el gráfico 4.13, estas dinámi-cas intrarregionales son diversas. En el dinámi-caso del MERCOSUR, la Argentina y el Brasil eran eco-nomías claramente con superávit neto capaces de proporcionar crédito intrarregional, al menos hasta la última crisis financiera argentina de 2018. Sin embargo, como el tamaño de los déficits netos de otros países del MERCOSUR dentro de la región es relativamente pequeño, la compensación interna del grupo solo puede desempeñar un papel limitado, aun cuando siga siendo relevante. En el caso de la ASEAN, los saldos netos del comercio intrarregio-nal han aumentado claramente desde mediados del decenio de 2000. Este hecho sería indicativo de que la compensación regional podría ser beneficiosa, pues brinda la posibilidad de que un número cada vez mayor de países deficitarios reciban financiación para su comercio intrarregional. Sin embargo, la región

en su conjunto es también una que registra un supe-rávit frente al resto del mundo, salvo con Filipinas y Tailandia, lo que hace que la compensación intra-rregional tenga una carácter menos prioritario para la mayoría de los Estados miembros. En cambio, la SADC presenta un caso más difícil: si bien la SADC, salvo Angola, país exportador de petróleo, acusa un déficit frente al resto del mundo y en principio podría verse beneficiada por la compensación intrarregional para reducir la necesidad de cubrir los desequilibrios comerciales mediante flujos de capitales del exterior y sustituirlos por la concesión de créditos comerciales intrarregionales, la actual dinámica comercial intra-rregional no es favorable. Salvo Sudáfrica, la mayoría de los países miembros tienen un superávit frente a la región, lo que limita las posibilidades de que un mayor número de países miembros pueda benefi-ciarse de la compensación interna por el momento.

Así pues, las características básicas de los actuales patrones del comercio proyectan un panorama vario-pinto en cuanto a las ventajas que podrían derivarse del uso de la compensación a nivel regional. Mientras que algunas regiones (MERCOSUR, ASEAN) podrían beneficiarse inmediatamente, si bien en grados diferentes, otras (SADC) deben salvar obstá-culos más difíciles. Sin embargo, el propósito de esos acuerdos de compensación es, por supuesto, también aumentar el comercio intrarregional en relación con el extrarregional, de manera que cambien los actuales patrones del comercio. Esto, a su vez, también requie-re voluntad política. Para que las uniones requie-regionales de compensación funcionen adecuadamente en aras

GRÁFICO 4.12 Comercio intra y extrarregional en una selección de grupos regionales en 1995-2017 (En millones de dólares)

Fuente: Cálculos de la secretaría de la UNCTAD a partir de los datos de la serie International Trade in Goods and Services, Data Center, UNCTADstat.

Nota: El MERCOSURestá integrado por la Argentina, el Brasil, el Paraguay, la República Bolivariana de Venezuela y el Uruguay. La ASEAN está integrada por Brunei Darussalam, Camboya, Filipinas, Indonesia, Malasia, Myanmar, la República Democrática Popular Lao, Singapur, Tai-landia y Viet Nam. La SADCestá integrada Angola, Botswana, las Comoras, Eswatini, Lesotho, Madagascar, Malawi, Mauricio, Mozambique, Namibia, la República Democrática del Congo, la República Unida de Tanzanía, Seychelles, Sudáfrica, Zambia y Zimbabwe.

Total intercambios comerciales del grupo Extrarregional

Intrarregional MERCOSUR

Total intercambios comerciales del grupo Extrarregional

Intrarregional ASEAN

Total intercambios comerciales del grupo Extraregional

Intrarregional SADC

1995 1998 2001 2004 2007 2010 2013 2016 2017 1995 1998 2001 2004 2007 2010 2013 2016 2017 1995 1998 2001 2004 2007 2010 2013 2016 2017 0

A. MERCOSUR B. ASEAN 450 C. SADC

de liberar recursos financieros propios y espacio de políticas para que los países adopten sus propias estrategias nacionales de desarrollo, hay que priorizar los intereses regionales, a veces por encima de los intereses nacionales inmediatos, en el entendimiento de que las prioridades inversas socavarán, en última instancia, los objetivos en materia de desarrollo tanto colectivos como nacionales.

3. Avanzar en la resolución de las crisis

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