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Las preferencias cerebrales

MARCO TEÓRICO

2 LA PSICOLOGÍA COGNITIVA COMO REFERENTE DE LA ACCIÓN

2.5 Estilos de procesamiento de la información/estilos cognitivos

2.5.1 Las preferencias cerebrales

Pese a que el estudio del cerebro humano nos tiene aún reservadas muchas sorpresas en los próximos años, mucho es lo que se ha avanzado en su conocimiento, en particular, desde la segunda mitad del siglo XX hasta nuestros días.

Muchos años después de que Paul Broca (1824-1880) y Karl Wernicke (1874) consiguieron pruebas de que cada uno de los hemisferios cerebrales está especializado en distintas funciones, investigadores como Roger Sperry(1913-1994) en la década de los sesenta, descubrieron la importancia de la comunicación entre ambos hemisferios así como su complementariedad funcional.

Hoy en día, simplificando mucho las cosas, suele admitirse la idea de que el hemisferio izquierdo está especializado en todo lo simbólico, ya sea lenguaje o cálculo, y es predominantemente analítico y lógico. Por su parte, el hemisferio derecho está más especializado en la percepción del espacio, la síntesis o lo global.

Además, la intercomunicación entre ambos es constante e importantísima.

Otro aspecto a considerar de cara al aprendizaje, es el de que, por regla general, en cada persona, se da una dominancia de uno u otro hemisferio. Así se ha estudiado que los varones, desde el punto de vista funcional y anatómico, al nacer, tenderían a la dominancia del hemisferio derecho y las mujeres del hemisferio izquierdo (Chalvin, 1993: 27) Pero a lo genético, hay que sumarle la influencia del ambiente, esto es, la manera que tiene cada cultura de de socializar a sus individuos.

A todo lo anterior, hay que añadir el hecho de que nuestro cerebro integra tres estructuras claramente diferenciadas (partiendo de su interior): el cerebro reptiliano, el cerebro límbico y el cerebro cortical o corteza cerebral. Estos “tres cerebros” están en comunicación constante y poseen funciones específicas.

El cerebro reptiliano, que es el más arcaico, está relacionado con la supervivencia, lo instintivo y los actos reflejos. Regula (Chalvin, 1993) las siguientes formas de comportamiento: la imitación, la orientación, la repetición, las rutinas y el camuflaje para pasar desapercibidos.

El cerebro límbico refuerza las funciones del anterior, regula la temperatura corporal, la presión sanguínea y el ritmo del corazón. Es la sede de las emociones y de la afectividad, la impulsividad. Está atento a los gestos y a su intencionalidad.

Interviene en la memorización a largo plazo y también en el apareamiento, la alimentación, la autodefensa, el placer y la agresividad. En él se gestan las motivaciones y actúa como un filtro, que selecciona lo agradable y lo interesante, favoreciendo o disminuyendo el rendimiento de la totalidad de nuestro cerebro. Allí reside nuestra tendencia a la obtención de recompensas y el placer que estas nos proporcionan, pero también el sentimiento desagradable que provoca su ausencia.

Y no hay que olvidar que el sentimiento de la privación de recompensa unido, en

ocasiones, al castigo repetido, lleva apareado como forma de supervivencia la huida.

Pero si esta no es posible, aparecerán: la agresividad o la inhibición e incluso la autodestrucción.

La corteza cerebral o neo córtex es la que está compuesta por los dos hemisferios ya citados y es la parte más característica del ser humano. Tiene una gran capacidad de adaptación así como de previsión, de juicio o de evaluación, por la imaginación de acontecimientos futuros (que le hace imprevisible en ocasiones).Posee además, la capacidad de aprender de sus errores y una gran capacidad para gestionar, inhibir o potenciar las reacciones que provienen de las otras partes del cerebro, regulando también, nuestra atención y concentración.

Los hemisferios se subdividen en cuatro lóbulos cada uno de los cuales tiene funciones propias. Los occipitales están especializados en la visión, los temporales en la audición, el lenguaje. Los parietales son centros de recepción de la información sensorial y los lóbulos frontales reúnen un gran número de funciones tales como las decisiones voluntarias o las respuestas creativas ante las más diversas situaciones.

Resumiendo, se puede decir que el cerebro reptiliano es la parte más primaria, ligada a las pulsiones y al momento presente. El cerebro límbico es la parte ligada a nuestras vivencias acumuladas en nuestra relación con el mundo en el plano emocional. El neo córtex es el yo racional, la sede del pensamiento abstracto y de la anticipación del futuro.

Uno de los autores clásicos, en el tema de de la caracterización funcional de los hemisferios cerebrales y su importancia a la hora de aprender, es Verlee Williams (1986). Dicha autora parte de la diferenciación funcional siguiente:

Hemisferio izquierdo: Interesado en las partes que componen algo, detector de características, analítico, procesa de manera secuencial y serial, temporal, verbal (codificador y decodificador del habla), lo numérico y la notación musical

Hemisferio derecho: Interesado en los conjuntos en la forma global o gestalt. Integra partes y las organiza en un todo. Procesa de forma simultánea o en paralelo. Es constructivo: Busca relaciones y pautas. Está centrado en tareas que requieren visión espacial y musical

Teniendo en cuenta lo anterior, la autora citada propone que esto se tenga en cuenta a la hora de enseñar y se actúe de manera que se haga trabajar a ambos hemisferios, dado que en cada persona se da un predominio de uno u otro. También es importante tener en cuenta que cada persona tiene una modalidad de pensamiento predominante, así como un conjunto de estrategias o técnicas específicas para solucionar los problemas que se le vayan planteando. Ante todo ello, su propuesta es: dado que en la enseñanza, por regla general, se suele primar lo verbal, potenciar lo visual, con vistas a utilizar mejor todo el potencial del cerebro a la hora de aprender (Verlee Williams, 1986: 42-48). Para que esto sea así, será necesario utilizar técnicas de enseñanza que se puedan asociar con el hemisferio derecho. Estas técnicas son: el lenguaje evocador, la metáfora, la experiencia

A continuación, expondré brevemente en qué consisten las que más me interesan, respetando la clasificación que hace la autora (Verlee Williams, 1986: 95). Sin embargo, la clasificación que yo haría incluiría dentro del pensamiento visual, no sólo la fantasía sino la metáfora y el lenguaje evocador ya que los tres requieren la visualización de las conexiones conceptuales.

El lenguaje evocador es el lenguaje de las comparaciones y de las asociaciones sensoriales. Propone asociaciones relacionadas con la experiencia del que escucha y aunque carezca del rigor y de la exactitud del lenguaje científico, es mucho más sugerente.

El pensamiento visual se basa en el hecho de que muchas ideas se pueden expresar visualmente. Esto puede facilitar su comprensión y su memorización.

Cuando se habla de representación visual esta incluye no solo las fotografías o los dibujos sino también las tablas, los diagramas, los gráficos, los mapas conceptuales, la fantasía, etc. La fantasía forma parte de este pensamiento generando y combinando las imágenes mentales.

Con respecto al uso de la fantasía, es interesante recordar que “reside” en el hemisferio derecho. Es una función que se puede activar a voluntad y que es lo más parecido a la creación de una película pero a nivel mental y con la ventaja de que es posible imaginar cualquier secuencia sin limitación de espacio ni de tiempo.

La presentación de imágenes favorece la observación que a su vez es básica para recopilar e interpretar cualquier observación. Al proporcionar una mayor comprensión, la visualización ayuda a clarificar conceptos y a interrelacionarlos entre sí. (Verlee Williams, 1986: 97)

La metáfora es un pensamiento analógico, que se caracteriza por establecer conexiones entre cosas, que de entrada, son absolutamente distintas, pero que tienen alguna característica en común, que nos permite relacionarlas (Verlee Williams, 1986: 66). La metáfora al unir conceptos que normalmente no estarían relacionados favorece los procesos de analogía y ayuda a descubrir nuevas categorías y relaciones entre el concepto o conceptos que se están aprendiendo y la propia experiencia. Al hacerlo, nos ayuda a organizar mejor los conocimientos y también a recordarlos.

El aprendizaje multisensorial revaloriza el papel de los sentidos en el aprendizaje y aporta canales adicionales en la transmisión de mensajes. Además permite tener en cuenta el hecho de que hay personas con distinto predominio sensorial (auditivo, visual, cinestésico).

Referente a la forma de aprender o estilo de aprendizaje multisensorial citaré la clasificación y desarrollo explicativo que hace Robles (2003).

Como es sabido, los estilos de aprendizaje dependen (entre otras muchas cosas) de cómo seleccionamos la información y de cómo la organizamos.

Así, podemos seleccionar y representar mentalmente la información según un sistema de representación visual, auditivo o bien kinestésico.

Si nuestro sistema de selección y representación es de predominio visual, las imágenes serán cruciales para el aprendizaje, si es de predominio auditivo habrá una preferencia por las explicaciones orales y si es de predominio kinestésico lo importante serán las sensaciones y el movimiento

Aunque utilicemos los tres siempre parece haber en cada persona una preferencia por uno u otro. Pese a ello, podemos desarrollar a voluntad cualquiera de ellos y ampliar así nuestras posibilidades de aprendizaje.

Si bien no puede afirmarse que un sistema sea mejor que otro, lo que si es cierto es que cada sistema puede considerarse más o menos eficaz o adecuado a la hora de afrontar los diferentes tipos de tareas escolares. En este sentido, adoptar un sistema de representación visual será indispensable para alguien que quiera estudiar dibujo técnico, un sistema auditivo para estudiar música y uno kinestésico para aprender un deporte.

Cada sistema tiene sus ventajas. El sistema visual permite abarcar gran cantidad de información a la hora de establecer relaciones entre conceptos, favorece la abstracción y la capacidad de planificación. El sistema auditivo favorece el aprendizaje de los idiomas. El sistema kinestésico, que asocia las sensaciones y los movimientos, al ser muy profundo, hace sus aprendizajes prácticamente inolvidables.

Los alumnos en los que predomina el sistema de representación visual, aprenden mejor lo que ven. Si se olvidan de algo recurren a la globalidad. Prefieren las diapositivas, las presentaciones con fotos y gráficas, etc. En cambio, aquellos en los que predomina lo auditivo, aprenden mejor lo que oyen. Les cuesta tener visión global. Aprenden mejor si recibe explicaciones orales o si las hace él mismo. Por último, los de predominio kinestésico aprenden más haciendo y manipulando las cosas personalmente por lo que prefieren los experimentos o los trabajos prácticos.

Como he dicho anteriormente, para aprender, no sólo seleccionamos la información sino que también la organizamos y además cada persona lo hace de una manera que le caracteriza, es decir, según un estilo propio de aprendizaje. Una vez seleccionada la información, según nuestro propio estilo de recuperación y representación sensorial, ésta debe ser organizada. Para explicar esta organización, se suele recurrir a la teoría de los hemisferios.

Dada la importancia de la organización en el aprendizaje, voy a ampliar un poco más las explicaciones sobre los hemisferios cerebrales hechas anteriormente.

Tradicionalmente se ha venido identificando el hemisferio izquierdo con los procesos lógicos y el derecho con los procesos globales. Como no voy a entrar en la discusión de las localizaciones cerebrales, me quedaré con la idea de que hay personas de predominio lógico y personas de predominio holístico y que esto en el aula da lugar a la existencia de alumnos con unas características diferenciadas que hay que tener en cuenta a la hora de programar cualquier lección.

Los alumnos, con predominio del hemisferio lógico, (Robles, 2003) visualizan mejor símbolos abstractos (letras, números) y no tiene problemas para comprender

Van de la parte al todo y absorben rápidamente los detalles, hechos y reglas.

Prefieren las cosas bien organizadas y sienten incómodos con las actividades abiertas y poco estructuradas.

Son actividades de aprendizaje adecuadas a este grupo: el hacer esquemas, el dar reglas, explicar paso a paso, escribir un texto a partir de fotos o dibujos, dar opiniones razonadas.

Los alumnos, con predominio del hemisferio holístico, visualizan mejor las imágenes de objetos concretos que los símbolos abstractos, como letras o números. Piensan en imágenes, sonidos, sensaciones, pero no verbaliza esos pensamientos.

Aprenden yendo del todo a la parte. Para entender las partes necesitan partir de la imagen global. Sintetizan la información más que la analizan. Aprenden mejor con actividades abiertas y poco estructuradas. Les preocupa más el proceso que el resultado final. No les gusta comprobar los ejercicios y suelen tratar de alcanzar el resultado final por intuición. Son actividades de aprendizaje adecuadas a este grupo:

hacer mapas conceptuales, poner ejemplos, empezar por explicar la idea global.