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La atención: características generales

MARCO TEÓRICO

2 LA PSICOLOGÍA COGNITIVA COMO REFERENTE DE LA ACCIÓN

2.4 Teorías de la percepción y la atención

2.4.3 La atención: características generales

Como es habitual en temas de este tipo, nos encontramos aquí, ante una multiplicidad de enfoques y teorías sobre qué es y cómo actúa la atención, que se inicia ya en el campo de las definiciones.

La atención suele definirse como un mecanismo responsable de la organización jerarquizada de los procesos que tratan y elaboran la información que nos llega desde el mundo exterior y desde nuestro interior (Rosselló: 1998) o también como

”la disposición a seleccionar y controlar objetos, informaciones, acciones, de manera voluntaria o no” (Boujon y Quaireau, 1999: 10).

La atención se caracteriza (García Sevilla, 1997: 19-20) por:

- La amplitud que es la cantidad de información que se puede abarcar conjuntamente y el número de tareas que se pueden realizar a la vez.

- La selectividad: Nos es imposible atender a todos los estímulos que nos rodean y a la vez. Por ello, nos vemos obligados a atender sólo a algunos.

- La intensidad o tono atencional que es la cantidad de atención que le prestamos a una cosa o a una tarea y que varia en cada ocasión.

- La oscilación o desplazamiento (shifting) que hace referencia a los continuos cambios que se realizan en la atención para que podamos atender a diferentes tareas o informaciones.

- El control o la capacidad de dirigir voluntariamente el foco de nuestra atención hacia un determinado objetivo

2.4.3.1 Tipos de atención

Existen distintos tipos de atención (Rosselló, 1998: 24-28):

- Atención externa: es la dirigida a captar lo que sucede en el ambiente que nos rodea.

- Atención interna: va dirigida hacia nuestros procesos mentales y las representaciones que de ellos se derivan y de una manera más general hacia todo lo que sucede en nuestro interior.

- Atención voluntaria: Se produce cuando somos conscientes de estar fijándonos en unos estímulos y no en otros. Es una atención que nuestra voluntad controla.

- Atención involuntaria: sería la promovida por estímulos que no controlamos voluntariamente.

- Atención abierta y atención encubierta: Esta clasificación tiene que ver con la posibilidad o no de ser detectada desde el exterior cuando estudiamos un determinado sujeto y deseamos saber si está o no atento a algo. Podemos detectar la atención a través de ciertos movimientos que realiza un sujeto pero no podemos detectar por ejemplo, a simple vista cuánta atención auditiva está desarrollando dicho sujeto.

- Atención dividida y atención focalizada o selectiva: Esta distinción hace referencia a la posibilidad de un individuo de atender a dos o más estímulos a la vez o bien atender a uno sólo seleccionado entre varios. Estos dos tipos de atención han dado origen a numerosos estudios en los que se suele analizar tanto el control como el automatismo de los mecanismos atencionales. los automatismos o no, dependiendo de las exigencias de la acción adaptativa requerida por el organismo».

La atención se suele estudiar a partir de de sus manifestaciones: la actividad generada por el sistema nervioso, la actividad cognitiva y la experiencia subjetiva (García Sevilla, 1997, en: Añaños, 1999: 4). La actividad generada por el sistema nervioso que se estudia cuando un sujeto atiende a algo, se puede medir, tanto en el ámbito interno como externo. Esto es, los cambios visibles en los sujetos que están atendiendo a algo: Giros de la cabeza, detención de determinadas actividades, actitudes corporales, movimientos oculares, etc.

Las actividades cognitivas son las tareas que un sujeto realiza con mayor o menor atención como pueden ser el reconocimiento, la búsqueda, o el recuerdo. Su importancia radica en la posibilidad de ser medidas a partir de diferentes índices, como por ejemplo: el tiempo de reacción, el de realización de la tarea, la frecuencia o porcentaje de aciertos o de errores.

La experiencia subjetiva, que acompaña al hecho de estar atentos a algo y que se relaciona con la sensación de fatiga, de esfuerzo o de aburrimiento que solemos experimentar, cuando una tarea se prolonga excesivamente.

2.4.3.2 Factores que influyen o determinan la atención

Las variables que hacen que la atención disminuya o aumente son muchas y muy variadas. En líneas generales suele decirse que los factores que determinan la atención pueden ser:(Rosselló: 1998, 33-35) factores intrínsecos y factores extrínsecos. Los primeros son aquellos que proceden del interior del individuo como por ejemplo: las expectativas o las motivaciones. En cambio, cuando hablamos de factores extrínsecos nos referimos a aquellas características que acompañan a un estímulo y que captan “per se”, nuestra atención. Pertenecen a este grupo factores como: el tamaño, la posición, el color, la complejidad, el movimiento, la novedad, la repetición o la intensidad.

A la complejidad de factores, hay que añadir el hecho de que ambos tipos pueden interrelacionarse.

Comentaré algo más, a continuación algunas de las características físicas, ya citadas, de los objetos que pueden ser interesantes a la hora de elaborar materiales para ser vistos en Internet o en pantalla con vídeo proyector y que según diferentes estudios influyen en la atención (García Sevilla, 1997: 29):

- El tamaño. Cuanto mayor es un objeto más atrae nuestra atención. Si se duplica el tamaño de algo la atención aumenta entre un 42 y un 60%.

- La posición: lo que se sitúa en la parte superior izquierda de nuestra visión nos atrae más que lo situado a la derecha de nuestro campo visual.

- El color suele resultar más atractivo que el blanco y negro. Aunque el contraste entre ambos puede provocar también atención.

- La intensidad del estímulo: a mayor intensidad mayor atención.

- El movimiento: un objeto que se mueve se capta antes y llama más la atención que uno inmóvil.

- La complejidad: A más complejidad, más atención. Pero si se sobrepasa un determinado grado de complejidad, la atención disminuye.

- La relevancia o significación del estímulo para el individuo.

- La novedad: El alterar las características habituales de algo llama la atención y está relacionado con factores (de los que es difícil de separar) como la sorpresa, la incongruencia, el conflicto, etc.

Además de todo lo anterior, no podemos olvidar el nivel de arousal o activación fisiológica. Este se define como la capacidad que posee nuestro sistema nervioso de recibir o responder a estímulos ambientales en un determinado momento. Es pues el

determinante biológico de nuestra atención. Si nuestro nivel de activación se encuentra en su punto óptimo, somos capaces de concentrarnos mejor y durante más tiempo, abarcamos más información y nuestra atención se prolonga durante más tiempo (Eastbrook, 1959. En: García Sevilla, 1997, 31).

También influyen en la atención (Añaños, 1999: 17 -20) las características comparativas de los estímulos. Estas son propiedades que se presentan a la vez y dependen de la comparación del estímulo, con otros estímulos y del significado, que tienen o suscitan en el individuo. Pertenecen a este grupo propiedades como: la novedad, la sorpresa y la incongruencia. Todas ellas, al asociarse a un estímulo, influyen en la atención. Al asociarse al estímulo, hacen que éste tenga más posibilidades de atraer nuestra atención.

En la atención sostenida, influyen factores múltiples y complejos como: las características físicas de los estímulos, la modalidad sensorial, el número de estímulos presentados, el ritmo de presentación, el saber o no de dónde provendrá y cuándo aparecerá el estímulo o el conocer o no los resultados de una tarea. Este último en la enseñanza es muy importante ya que en general, el conocimiento de los resultados a medida que se realiza la tarea favorece el rendimiento.

Otros factores que de modo genérico influyen en la atención son: la edad, las diferencias individuales y los problemas o las disfunciones atencionales.