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Comentario de algunas propuestas didácticas

MARCO TEÓRICO

DE A Receptor pasivo de información Participante activo en el proceso de

4 ACERCA DE LA ENSEÑANZA DE LA FILOSOFÍA

4.2 La didáctica de la Filosofía: Algunas preguntas y respuestas clave respuestas clave

4.2.5 Comentario de algunas propuestas didácticas

Antes de comenzar mi investigación, dediqué bastante tiempo, a investigar qué propuestas didácticas existían, a la hora de enseñar la filosofía como una materia, que aparece dentro de los planes de estudio.

De entrada, me llamó la atención la escasa bibliografía contemporánea, referente a cómo enseñar filosofía, si la comparamos con la existente sobre otras materias como puedan ser la historia o la lengua.

Al poco de empezar, atrajeron mi atención las siguientes afirmaciones referidas a la didáctica de la filosofía: “La metodología es un terreno poco roturado y

múltiples deficiencias que suele presentar la enseñanza de la filosofía…la transmisión del saber filosófico suele realizarse de ordinario con métodos extrapolados de otras disciplinas. Es urgente revisar los modos de enseñanza en uso, y hacer los cambios que sean necesarios para lograr de la filosofía en los centros de enseñanza el papel promotor de la creatividad intelectual que le corresponde” (López Quintas,1984. En: Callejas, 1988: 41).

Aunque la cita anterior es de hace 20 años, sigue siendo verdad, que todavía hay mucho que revisar sobre las formas de enseñar filosofía. Por ello, a continuación expondré de forma resumida algunas de las propuestas metodológicas, en el ámbito de la enseñanza de la filosofía, que me han parecido más interesantes, con vistas a hacer mi propia propuesta de estrategias metodológicas. Me he centrado fundamentalmente, en aquellos autores que trabajan con alumnos de bachillerato, o bien en una franja de edad cercana, pues ese es el sector, en que yo desarrollo mi docencia.

J. Echeverría (Echeverría,1997: 13) resume y hace una descripción de los métodos que según su experiencia son los que más se utilizan para enseñar filosofía. Estos son esencia dos: “el método histórico” y el que él llama

“sistemático, enciclopédico y también dogmático”.

El método histórico consiste en la exposición sistemática de las teorías de los distintos filósofos. Este método tiene varios inconvenientes. Por una parte, está la dificultad de seleccionar cuáles deberían ser los autores apropiados para una primera aproximación. Por otra, está la dificultad de seleccionar dentro de las teorías de cada filósofo qué sería lo esencial par un curso de iniciación sin caer en una excesiva esquematización que desfigure el auténtico sentido de cada una de las filosofías que han existido.

Por su parte, el método sistemático se limita a una explicación de los distintos tipos de filosofía, empezando por su definición y siguiendo por sus características. Con este método se corre el peligro de distorsionar lo que es y ha sido la filosofía transmitiendo como un mosaico de posibilidades desligadas incluso de quienes sean los autores de cada una de ellas.

Frente a estos dos métodos Echeverría propone en método didáctico basado en la lectura de obras de filosofía de “valor acreditado” (Echeverría ,1997: 19) como pueden ser el Felón de Platón o la carta de Epicuro a Meneceo. El objetivo es que los alumnos se enfrenten directamente con las obras de los filósofos y contrasten las ideas de la lectura con las suyas. Se trata además de analizar lo que se lee buscando las posibles contradicciones, huyendo de cualquier mitificación, tanto del autor como del texto. A continuación, se genera un debate en clase, en el que el profesor toma partido por las críticas de sus alumnos, al texto, que sean acertadas. Es a partir de ahí, que es posible que se vaya perfilando qué cosa es la filosofía e incluso es posible que se genere un interés por el resto de las teorías de un determinado filósofo o de sus oponentes. Entonces, sería el momento de situar, en el contexto histórico, a un determinado autor e incluso optar por comentar una visión sistemática de su filosofía. Resumiendo: lo que el autor pretende con su método es primero, motivar a los alumnos, desde una lectura de filosofía para luego, en el

momento oportuno darles una visión histórica y sistemática de la filosofía, que dada de entrada, no sería motivadora.

Algunos autores optan por derivar su metodología didáctica de algunos de los grandes modelos de la psicología del siglo XX. Veamos un ejemplo: Si como hace Callejas (1988), se opta por el seguimiento de modelos humanistas como el de C. Rogers o el de A. Maslow, se dará gran importancia, a la construcción del aprendizaje como un compromiso personal, por parte del alumno y que se construye desde la experiencia del mismo.

A lo anterior, se unirá a la potenciación de la creatividad, propia de la persona autorrealizada, que se ejercitará bajo la forma de libertad creadora. Y todo ello, sin perder de vista que los destinatarios son jóvenes (muchos aún adolescentes), cuyas características psicológicas deben tenerse en cuenta, no sólo en la elección de estrategias a emplear, sino en la selección de lecturas, la secuenciación de contenidos, etc.

Una característica interesante, de la forma de trabajar de Callejas (1988), es que (al menos a nivel de planteamientos teóricos), trabaja en función de un buen conocimiento del grupo destinatario y del seguimiento riguroso de los objetivos, tanto teóricos como prácticos, de los criterios de evaluación, fijados de antemano, matizado por la evolución del grupo clase, cuyas dinámicas tiene muy en cuenta. También destacaría su valentía, (muchos creen que el profesor de filosofía no tiene como misión entretener), a la hora de elegir estrategias metodológicas como pueden ser la representación teatral, las diapositivas o las grabaciones.

Otro de los autores, que hace una propuesta metodológica es Orio. Para este autor (Orio, 1985: 11) el conjunto de conocimientos filosóficos es de naturaleza abstracta y lingüística. Eso significa que la filosofía se construye y se transmite mediante el lenguaje. Y todo profesor no sólo comunica una determinada filosofía a sus alumnos, sino que al hacerlo la recrea y la reinterpreta. Además del lenguaje, el profesor utiliza una serie de recursos didácticos, que constituyen el método, mediante el cual se transmiten los distintos contenidos filosóficos. Dicho así, parecería que el método es algo neutro, pero no es así, pues siempre es fruto de una determinada concepción de cómo debe ser la clase y de una selección de los elementos teóricos y prácticos, que la constituirán.

Otro punto, que Orio (1985) destaca, es la necesidad de coherencia entre el método utilizado y el contenido expresado así como la superación de la dicotomía método- contenido. Para ello, propone que los problemas filosóficos se descubran en el día a día de la clase de filosofía y los contenidos aparezcan continuamente en el diálogo, que en ella se produce. Propone también que los profesores de filosofía no se limiten a repetir lo que otros dijeron, sino que actúen como auténticos filósofos capaces de comunicar una actitud interrogante y estimulante, lejos de cualquier dogmatismo, con apasionamiento y en un clima de libertad.

El objetivo de todo lo anterior es que los alumnos no sólo identifiquen la filosofía, con lo que un grupo de grandes filósofos ha descubierto, sino con algo vital en constante construcción. Por eso, para el profesor es crucial no caer en el error de centrarse solamente, en la explicación de un conjunto de contenidos, sino que debe intentar una mezcla adecuada de estos y la experiencia vital de la reflexión filosófica. Esto es especialmente importante, en el caso de alumnos de 16 a 18 años, que necesitan ver la filosofía como algo vivo y para quienes un método activo de aprendizaje es lo más adecuado. En palabras del autor (Orio, 1985: 22):

”El alumno de bachillerato debe asimilar los conocimientos filosóficos de manera que lleguen a formar parte de su propia estructura…debe irse transformando en un filósofo, es decir una persona a quien la filosofía induce a modificar su conducta personal ; debe ir adquiriendo un talante filosófico y esto no se consigue sólo cuando un alumno “comprende “ una doctrina o teoría, sino cuando tal doctrina desciende a la persona, afecta a la persona, se convierte en experiencia vital y sale con él del puro ámbito de la clase de filosofía. La filosofía debe inquietar, debe intrigar al alumno; debe producirle conflicto y duda. Sólo así se instalará en la actitud crítica y se producirá la creatividad filosófica.”

Otra visión interesante es la de Calvo (Calvo, 1994: 19) quien insiste en la idea de que el estudiante debe ser el protagonista de sus aprendizajes y todos los materiales o los métodos que loa profesores usen, deben ir encaminados a ese fin. Lo importante son los aprendizajes significativos y estos, deben ser descubiertos por la persona que desea aprender. En la enseñanza tradicional lo importante eran las materias y el dominio de las mismas por parte de los profesores correspondientes.

En la enseñanza actual, lo importante debería ser que los estudiantes aprendan de forma activa y no solo de manera pasiva y receptiva. Para lograrlo Calvo propone la creación de una comunidad de aprendizaje (siguiendo el modelo de Lipman en su filosofía 6/18). Según este modelo (Calvo, 1994: 27) el profesor no es el centro de la educación y los estudiantes aprenden a filosofía a medida que filosofan. Los materiales que se usan son orientativos y abiertos y no se transmiten conocimientos cerrados como en la clase tradicional. Lo importante aquí es fomentar el pensamiento tanto crítico como creativo, utilizando el método socrático. No se trata de aprender lo que han dicho los filósofos, sino de ponerse en su lugar y hacer en cierta manera, siguiendo una reglas lógicas, el recorrido que ellos hicieron. Otro punto importante es que el profesor no es el único en posesión de conocimientos y no actúa desde la superioridad tradicional. El profesor actúa como un mediador, muestra caminos que los estudiantes pueden o no, seguir y facilita con su actuación que los alumnos lleguen por sí mismos al conocimiento. Personalmente y durante varios cursos, he practicado este método, con alumnos de 4º de ESO y debo decir que los resultados son realmente sorprendentes, aunque su aplicación resulta de una gran dificultad, tanto para el profesor, como para los alumnos, quienes están generalmente poco acostumbrados, a ser los protagonistas de su aprendizaje.

Es importante, no perder de vista, a la hora de hablar de cómo construir estrategias metodológicas para la clase de Filosofía, que dicha materia se da por vez primera en bachillerato y que el profesor deberá introducir a los alumnos en un nuevo tipo de saber. Para dicha autora, lo importante es que los alumnos se introduzcan en la elaboración de un buen discurso filosófico y la metodología a utilizar deberá ir encaminada a conseguirlo. En este sentido, son fundamentales tanto el conocimiento del discurso de algunos filósofos como el aprovechar la experiencia del alumno y en particular su bagaje conceptual. Los factores que determinarán la elaboración del discurso filosófico por parte del alumno serán por una parte todo un proceso de conceptualización que le permitirá asumir los nuevos conocimientos, la elaboración de discursos que se comunicarán tanto por escrito (composiciones, comentarios, cuaderno personal) como oralmente dado que la actividad filosófica es esencialmente comunicativa.

Una de las metodologías, que más ha revolucionado el mundo de la enseñanza de la filosofía, es la del programa de la llamada Filosofía 6/18 o también Filosofía para niños. Se trata de una metodología de inspiración socrática que enseña a pensar bien de una forma interesante, tratando de recuperar el asombro ante las cuestiones importantes y practicando habilidades de pensamiento lógico que ayudan a ir estructurando un buen razonamiento. Esta metodología trata de convertir el aula en una comunidad de investigación (Lipman, 1992) que se lanza a realizar una gran aventura llena de descubrimientos que se consiguen al ejercitar el razonamiento como habilidad primordial.

En las clases de Filosofía 6/18, se ejercita el pensamiento lógico y el pensamiento crítico. Se trata de pensar bien sobre cuestiones interesantes, de hacer indagaciones sobre algo tan atractivo y a la vez tan complejo, como la sabiduría y el sentido de las cosas. Las preguntas y los temas parten de los alumnos o de las propuestas del profesor, que ha recibido una buena formación sobre el uso del programa, que consta de un manual para el profesor y un libro de lecturas para los alumnos.

El papel del profesor, en los diálogos que surgen en las clases, es muy importante, por eso se requiere un buen entrenamiento para poder guiarlo. El profesor no monopoliza nunca la palabra sino que alienta el diálogo filosófico, ayuda a los alumnos a expresarse con claridad, haciendo propuestas de formulación, infiriendo a partir de lo dicho, buscando coherencia, pidiendo definiciones, ayudando a desenmascarar falacias, pidiendo justificaciones de las argumentaciones, sugiriendo la posibilidad de nuevas generalizaciones.

Todo ello, sin interrumpir la fluidez de los intercambios, sugiriendo en vez de corrigiendo y creando un clima de respeto absoluta de todos hacia todos.

Por último, añadir que una metodología que une rigor y creatividad y que es además muy bien acogida por los estudiantes, de momento ha quedado restringida a la aplicación del programa 6/18 y apenas ha influido en los programas oficiales de filosofía, salvo en el caso de que algunos docentes que han impartido este tipo de cursos, aplique después en la enseñanza reglada

Otro punto, en ocasiones discutido, en la enseñanza de la filosofía es si es o no correcto que el profesor o profesora de Filosofía transmita sus propias opiniones a sus alumnos. En esta cuestión, estoy de acuerdo con J. Seifert (Seifert , 1999) en que, eso es algo, que no se plantean ni un físico ni un matemático

Ya que esas disciplinas se consideran probadas objetivamente y se nos presentan con la aureola de científicamente probadas y consensuadas por toda la comunidad científica. Con todo, creo que una teoría puede defenderse por su valor dentro del conjunto del conocimiento y por su posibilidad de verificación, desde el punto de vista objetivo o por lo menos desde su coherencia lógica interna.

Creo que la falta de consenso que muchas veces se da en la filosofía no impide la posibilidad de ver las cosas desde una cierta perspectiva racional.

El problema en filo es la imposibilidad de aún queriendo aplicar el método científico, no llegar a una conclusión universalmente válida lo que siempre será válido en filo es el principio de no contradicción como diría un lógico.

Personalmente creo que lo importante es saber mostrar cómo los filósofos tratan de buscar la verdad por diversos caminos y aprender de su rigor en la construcción y de su capacidad de autocrítica

Para mí. lo importante no es tanto quién tiene razón sino si todo un conjunto de sino qué camino seguimos para defender una determinada teoría. Lo importante es la coherencia ideológica y la apertura hacia las otras visiones o soluciones que puedan darse.

Por regla general, unas ciertas dosis de relativismo e incluso de escepticismo son en principio convenientes, siempre que no paralicen el avance investigador del razonamiento.

Por otra parte creo que es prácticamente imposible y que sería incluso contradictorio, animar a los alumnos a pensar por si mismos y no mostrar que se tiene un pensamiento propio. Lo que si creo que sería éticamente reprobable es mostrar sobre un tema un único punto de vista sea o no el del profesor o profesora. Lo importante es que los alumnos capten la riqueza de la multiplicidad de las propuestas y elijan también ellos las que les parezcan mejor previo un análisis riguroso de las mismas al tiempo que pueden aportare su visión creativa de éstas.

La enseñanza-aprendizaje de la filosofía tiene que ver con la idea de la filosofía que tenga quien la practica, con su formación y su experiencia, con los destinatarios a los que va dirigida, con los contenidos a impartir y con el contexto general en el que se enmarca