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Las TIC y su incidencia en la enseñanza y el aprendizaje

En la investigación latinoamericana sobre la enseñanza eficaz (ILEE) se establecen tres factores de aula con una incidencia directa en lo que el alumno aprende a lo largo de un periodo escolar: el clima de aula, la metodología didáctica y la gestión del tiempo en las aulas.

Por estar inmerso en la metodología didáctica el uso que se da a las herramientas tecnológicas, vale la pena adentrar un poco más en ella. La metodología didáctica presenta una composición compleja, puesto que allí se incluyen tanto las actividades que propone el profesor en la dinámica del aula, como las acciones que desarrolla para atender a la diversidad, el uso de recursos didácticos y las estrategias de evaluación y retroalimentación al trabajo escolar.

Bajo esta dinámica, el uso de las TIC ha mostrado estar especialmente asociado a mejores rendimientos de los alumnos (Román, 2008). Es así como la metodología didáctica se encuentra en estrecha relación con tres elementos fundamentales: a) la planificación, b) las características del profesor (personales, actitudinales, satisfacción, expectativas, creencias) y c) la estructura tecnológica y los recursos (Román, 2008, p.

222).

De acuerdo con lo planteado por Román (2011), en relación con la revisión realizada por (Webb y Cox, 2004), se pone de manifiesto el papel relevante del profesor en la implementación de las TIC en el aula y su uso, ya que son los profesores quienes definen “el tipo de recurso, la organización e implementación de la clase, la forma en la que se usará el recurso en el aula , así como las actividades a desarrollar y la participación que tendrán los estudiantes, entre otros” (2011, p. 12).

Por lo anterior, el aporte o efecto de las TIC en los aprendizajes está mediado por múltiples factores, estructurales e institucionales, siendo esenciales y determinantes aspectos relacionados con el profesor, su formación, actitud y práctica profesional.

Debido a esta centralidad, es posible encontrar evidencias que muestran impacto de las TIC en los aprendizajes y logros escolares, como también otras en donde ello no ocurre, ocurre en menor grado o de manera restringida a ciertas disciplinas, niveles o contextos.

El documento Profesores excelentes: Cómo mejorar el aprendizaje en América Latina y el Caribe expone la importancia del profesor para lograr las metas establecidas por las políticas públicas y pone de manifiesto la necesidad de transformar los objetivos de los sistemas educativos nacionales, centrándose en el desarrollo de competencias para el siglo XXI y dejando de lado la simple transmisión de datos y la memorización (Bruns y Luque, 2014).

La revisión de estudios realizada por Román et al (2011) identifica al menos siete dimensiones o tipos de factores afectan positivamente los procesos de enseñanza y aprendizaje: i) acceso a TIC e infraestructura adecuada; ii) intensidad o frecuencia de uso en profesores y estudiantes; iii) integración contextualizada y alineada con los objetivos curriculares; iv) enfoque o visión pedagógica del profesor, v) capacidad o competencias de los profesores para el manejo y uso de estos recursos ; vi) las características de la innovación implicada en el recurso tecnológico en cuestión (en especial su especificidad respecto de la disciplina y las habilidades que se busca fortalecer) y, vii) la valoración de la utilidad del aporte de las TIC al aprendizaje.

En estudios realizados para la Unesco en Chile se ha hecho uso de esquemas que muestran los estilos de práctica pedagógica con el fin de ser observados en el trabajo de aula del profesor (Gráfico 1). Los nombres establecidos para cada uno de los cuadrantes hacen referencia al efecto que el proceso de enseñanza aprendizaje, sostenido y enfocado provoca en los estudiantes relacionados con el manejo de contenidos, el desarrollo y fortalecimiento de habilidades para aprender. Una clase ideal bajo este esquema es aquella que conlleva el cuadrante I, con un elevado uso pedagógico de las TIC por parte del profesor, en concordancia con un elevado nivel de apropiación de aprendizajes por parte de los estudiantes (Román et al., 2011).

Finalidad de la enseñanza Apropiación de aprendizajes (+)

Uso reproductivo y mecánico de las TIC (-)

Cuadrante IV

Desarrollo de conceptos y contenidos

1. Claridad de aprendizajes disciplinarios a lograr.

2. Manejo de conceptos y contenidos del subsector.

3. La enseñanza asume características de los estudiantes.

4. Uso del recurso sin relación con el aprendizaje buscado.

5. Instrucciones ambiguas y generales.

6. Actividades con sentido disciplinario, pero desarticuladas de lo tecnológico.

7. Supervisión centrada en la realización de la acción.

8. Exploración y descubrimiento espontaneo.

9. Sin retroalimentación de logro o dificultades.

10. Desarrollo de habilidades tecnológicas y apropiación de conceptos y contenidos básicos.

Cuadrante I

Desarrollo de competencias cognitivas superiores

1. Claridad de aprendizajes disciplinarios y tecnológicos a lograr.

2. Transferencia de conceptos y contenidos del subsector.

3. La enseñanza asume el contexto y características del grupo.

4. El uso del recurso incentiva y apoya el aprendizaje buscado.

5. Instrucciones claras para el uso de las TIC (modelaje).

6. Actividades coherentes, secuenciadas y articuladas entre la disciplina y la

9. Revisión de los estudiantes de sus logros y errores. Retroalimentación del profesor.

10. Desarrollo de habilidades tecnológicas y disciplinares superiores; alta motivación y

6. Actividades sin sentido disciplinario y desarticuladas de lo tecnológico.

7. Sin supervisión por parte del docente.

8. Reproducción de la acción solicitada.

9. Sin retroalimentación de logros o dificultades.

10. Reproducción de aprendizajes previos y

2. Debilidades en el manejo del subsector.

3. La enseñanza asume los intereses tecnológicos de los estudiantes.

4. Uso de las TIC sin relación al aprendizaje disciplinario.

10. Desarrollo de competencias para el uso de las TIC.

Fortalecimiento de destrezas y habilidades básicas (-)

Gráfico 1. Tipología de prácticas pedagógicas con el uso de TIC (Román

De acuerdo con lo anterior, las metodologías apoyadas en TIC son “aquellas que explotan las nuevas herramientas tecnológicas para conseguir en el alumnado un aprendizaje autónomo que le motive a estar en permanente aprendizaje a lo largo de toda su vida” (Palomo, Ruiz y Sánchez, 2005, p. 24), citado por (de Pablos y Jiménez, 2007, p. 26). Las metodologías constituyen los diferentes escenarios que se pueden validar entre las instituciones y las actividades formativas que se implementan, esto con el fin de generar una interacción en el proceso de enseñanza y aprendizaje. Bajo este concepto se agrupan aquellos elementos, acciones o formas de proceder que el profesor

diseña y prepara en la fase estratégica de la programación (Diaz, 1998). En este sentido la Unesco (2014) coincide con varios informes y evaluaciones en relación con la nueva oportunidad que representa la incorporación de las TIC en el rediseño del formato escolar, “poner la mirada sobre el formato escolar implica, entre otras cuestiones, atender a rasgos como: el contrato didáctico entre profesor y estudiante, la planificación de los aprendizajes, la transposición didáctica de saberes, el tiempo didáctico definido, la distribución de los espacios, las normas de convivencia y los criterios de evaluación”

(UNESCO et al., 2014, p. 125)

El estudio comparado entre Comunidades Autónomas en España, orientado a identificar los factores facilitadores de la incorporación de TIC en los centros escolares, confirma resultados de estudios internacionales y nacionales anteriores, donde la dimensión humana y las infraestructuras constituyen los factores con mayor incidencia en las innovaciones apoyadas en TIC (J. P. de Pablos Pons et al., 2010). Siendo así, en la literatura se pueden identificarse tres objetivos en relación con el lugar de las TIC en las instituciones educativas: a) lograr mejores y/o nuevos aprendizajes, b) generar un cambio o innovación pedagógica, y c) producir un cambio o innovación organizacional (Claro, 2010) citado en (UNESCO et al., 2014, p. 125).

Articulado con el primero y segundo de los objetivos antes mencionados, Cortés (2012) identifica que los profesores implementan herramientas tecnológicas en sus prácticas, como estrategia de motivación enmarcada en el aprender, investigar, cooperar y construir; el segundo lugar, como herramienta para afianzar conocimientos a partir de la práctica, retroalimentación y evaluación y, por último, como una herramienta de comunicación donde se promueve el publicar, compartir, interactuar e intercambiar información (2012, p. 3).

De esta forma, la implementación de tecnologías en educación promueve el desarrollo profesional del profesor al permitirle explorar, construir y validar nuevos escenarios de formación que contribuyen al desarrollo, no solo del estudiante, sino de la institución educativa, con el impacto en la comunidad que esto acarrea.

3.2.1 Aprendizaje activo

Los paradigmas educativos están cambiando para incluir el aprendizaje en línea, el aprendizaje híbrido, y los modelos de colaboración (Johnson et al., 2013). Los estudiantes gastan gran parte de su tiempo libre en Internet. Escenarios como las redes sociales, que anteriormente estaban subutilizados con la simple publicación de imágenes y comentarios, se han transformado para ser parte activa dentro de la comunicación y divulgación de información de tipo académico. Cada día es más común ver grupos académicos, fanpages dedicadas a la divulgación de información, eventos académicos y resultados de investigaciones. En prácticas pedagógicas donde se hace uso de herramientas de creación y colaboración, como las wikis, los estudiantes manifiestan motivación al sentir que su aporte, individual, contribuye en la generación de un conocimiento más estructurado (Cortés, 2012). Este tipo de actividades favorecen el desarrollo de competencias para la sociedad actual, como el aprender a trabajar con el otro, el llegar a acuerdos y el promover el desarrollo de capacidades de liderazgo en los estudiantes. El docente debe ser consiente de estas nuevas dinámicas y encontrar el

Los escenarios apoyados en la tecnología no solo están promoviendo el intercambio de saberes, sino el aprendizaje colaborativo y la producción de nuevos contenidos. La incorporación de las TIC favorece la incorporación de modelos híbridos y flexibles como el concepto de aula invertida, donde el estudiante prepara la teoría en casa y llega al salón de clase a hacer algo con ella. Esto exige por parte del profesor una clara planeación que priorice el diseño de actividades centradas en casos reales promoviendo un ambiente de indagación e investigación. Los docentes perciben con el uso de las TIC, una oportunidad para complementar el trabajo disciplinar del aula y generar entre otras múltiples competencias pensamiento crítico, autonomía, trabajo colaborativo y liderazgo en el estudiante (Cortés y Cardona, 2013; Cortés, 2012).

Otro de los desafíos que la incorporación de las TIC en educación promociona es el trabajo transversal. Hace un tiempo se creía que el uso de las tecnologías debía estar en manos del docente de tecnología e informática, pero la evolución que ha tenido su uso ha llevado a entender que el uso y apropiación de la tecnología es una competencia del docente y que se deben generar mecanismos que potencien dicha transversalidad. De igual forma se cuenta también con otros escenarios donde el docente tiene miedo de involucrar en sus prácticas algo que es por él desconocido, allí se puede trabajar de la mano con los especialistas en TIC, sin olvidar que el tema no es solo el uso técnico, sino que lo realmente valioso es la intención pedagógica. Una de las dificultades comúnmente encontradas en la incorporación de las TIC en el aula es el trabajo colaborativo entre los propios docentes. Algunas experiencias reducen sus prácticas al aula de informática donde se requiere de “un especialista que la administra, quien muchas veces no trabaja en equipo con el resto de los docentes” (Unesco, 2012, p. 22).

La responsabilidad no debe recaer en una sola persona, se deben generar equipos interdisciplinares que proporcionen valor agregado a las iniciativas que se buscan desarrollar.

La incorporación de las TIC en educación supone un cambio radical en lo que conocemos como el aula tradicional, se requiere un cambio de aquella aula donde el maestro el poseedor del conocimiento y el estudiante sigue instrucciones en un aula, donde el docente diseña actividades que potencian el aprendizaje y el estudiante asume su rol como generador de conocimiento y de soluciones ante problemas tomados en la mayoría de los casos de la realidad.

Innovar en esta dimensión exige pasar de “procesos centrados en el docente y en el contenido a procesos centrados en el alumno y en su actividad de indagación y reflexión para la Elaboración propia del saber” (MinTIC y MEN, 2012, p. 25). En este mismo sentido, la Unesco (2014) plantea la necesidad de que las instituciones educativas se articulen con el mundo digital “más allá de la incorporación de las tecnologías e implica un formato escolar participativo y novedoso, donde las estructuras se flexibilicen”

(2014, p. 30). Continuar ligado a las prácticas tradicionales se convierte en un obstáculo para lograr la articulación de las TIC con la educación.

De acuerdo con el informe de la Unesco (2014, p. 119) para algunos expertos entrevistados, la escuela del siglo XXI no puede hacer otra cosa “que asumir el desafío de los nuevos tiempos” y aceptar a un estudiante coproductor, que se convierte en coprotagonista, e impulsar la Gráfico de un docente que desempeña la función de guía o referente de procesos de autoaprendizaje.

Las competencias referidas a la apropiación crítica y creativa de las herramientas tecnológicas requieren del desarrollo de cuatro dimensiones tanto en estudiantes como en docentes:

1) una dimensión instrumental, referida a la adquisición de habilidades instrumentales para el acceso y búsqueda de información y el dominio técnico de las tecnologías;

2) una dimensión cognitiva, relativa a los saberes y habilidades específicos para transformar la información en conocimiento, es decir, saber seleccionar, analizar, comprender e interpretar significados;

3) una dimensión comunicativa, relativa a las habilidades y destrezas para saber expresarse, crear documentos en lenguajes variados, difundir información y comunicarse de manera fluida con otros;

y 4) una dimensión axiológica, que comprende la adquisición de actitudes y valores críticos y respetuosos para saber usar ética y democráticamente la información (UNESCO et al., 2014, p. 138).

El mismo informe de la Unesco, presenta nuevas preguntas que se generan en estos escenarios de formación mediados por las TIC, ellas con: ¿cómo preparar las clases?,

¿cómo evaluar el aprendizaje?, ¿cómo hacer que los chicos razonen?, pero también

¿cómo hacemos para que los docentes utilicen la investigación, la indagación como estrategia de enseñanza y que los chicos aprendan? (2014, p. 48).