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La perspectiva paleo-etnográfica

Dans le document Sogamoso, Santander, Colombia (Page 101-105)

1. La arqueología como ciencia: el marco historiográfico

1.5. La ciencia arqueológica en el período 1950-1990

1.5.1 La perspectiva paleo-etnográfica

El proceso técnico ha impulsado los estudios sobre tecnología prehistórica a partir de los gestos técnicos o “formas de hacer” de carácter repetitivo en el proceso productivo, buscando clasificar los utensilios líticos y a la vez, determinar los útiles que se usan y el modo en que éstos se emplean convirtiéndose en los elementos materiales para explicar la conducta social de las comunidades prehistóricas, ya que se manifiestan arqueológicamente en referentes espaciales de carácter macro y micro. El enfoque paleo-etnográfico25, tomó el concepto de cadena técnica operativa para fabricar26 una herramienta y ponderando la idea de gesto técnico y producción técnica, centrando la atención en la secuencia de los gestos técnicos, para determinar el “saber tecnológico” (Leroi-Gourhan 1959; 1960), a través del cual, se determinó una red de procesos productivos fabriles que se agruparon en el concepto de herramienta lítica, entendida como la transformación de una materia prima hasta llegar a un objeto pensado según las necesidades sociales y por lo tanto, representó una relación del grupo con su entorno natural, el ámbito material y las necesidades alimentarias de las comunidades del pasado.

25 Bajo el enfoque paleo-etnográfico, los análisis petrográficos y petrológicos, fueron lentamente incorporadas principalmente en Europa y esporádicamente en Norte América y América Latina, a los estudios arqueológicos preocupados por las estrategias de subsistencia en el pasado.

26 Asociado principalmente al modelo de cadenas operativas (como sistema tecnológico), concepto desarrollado bajo el influjo del paradigma estructuralista representado en la etnología prehistórica francesa de la década de los 70 (BORDES) la cual a su vez, se apoyaba conceptualmente en las consideraciones antropológicas de Mauss (1950).

Bajo este enfoque, la clasificación de los artefactos líticos, se hizo bajo la idea de morfo-tipos, utilizado como un recurso analítico para inferir las “culturas arqueológicas” y en el proceso tecnológico como un recurso técnico, que marca la relación del entorno natural y las estrategias de subsistencia, expresada en la tecnología lítica27, entendida como un sistema sometido a un método (esquema mental) y un proceso técnico28 en red (cadena operativa) que deja gestos o acciones que lo estructuran y que generan mutuas interrelaciones entre cada elemento del proceso. Esta red está estructurada en las mutuas interrelaciones entre las actividades y elementos de cada proceso técnico, agrupados como gestos que participan en una cadena operativa de producción (Pelegring et al 1988:58en Martínez et al. 1998:14). Así, en la cadena operativa el nivel de transformación técnico estuvo conformado por una serie de etapas sucesivas y representativas dado a lo largo del trayecto técnico (Balfet 1991ª), lo que permite ordenar series o secuencias (Creswell 1983) de actividades u oficios inscritos en la cadena operativa de fabricación, comprensibles en un par coordenado (tiempo y espacio) y por ende se pueden abstraer (aislar) según los objetivos de una investigación, ya que el investigador puede darle una cierta jerarquía a varias de ellas, volviéndolas representativas del proceso técnico (Lemonnier 1983), sin desconocer que el hiato del proceso tecnológico, está en los criterios estipulados para llegar al concepto de “representación técnica” en la cadena operativa.

La clasificación de los artefactos líticos y la definición de culturas arqueológicas distribuidas en un espacio geográfico, a partir de rasgos tecno-formales diagnósticos y apoyados por datos

27 En el marco del proceso o sistema técnico asociado a los procesos productivos prehistóricos (Martínez et al 1998) se hace una “distinción entre técnica (habilidad o destreza) y tecnología (conjunto de conocimientos teóricos) que se aplican para manufacturar una herramienta” (Martínez et al. 1998: 15), una distinción también adscrita a la racionalidad científica del Mundo Moderno Occidental (Ingold 1990) (Innitza 1999).

28 En donde se expresa la técnica habilidad, destreza para manejar las herramientas. Tecnología como conjunto de conocimientos teóricos susceptibles de ser aplicados a la práctica.

actualistas de orden etnográfico, produjeron una reacción en los enfoques arqueológicos que se expresó en el enfoque paleo-etnográfico29. Este enfoque pretendió una convergencia metodológica y analítica para estudiar la tecnología lítica y la cerámica, apoyada en la geología, la físico-química, la geografía espacial y los estudios actualistas de orden etnográfico. En este enfoque el saber tecnológico fungió como el ápice de la tecnología lítica en tanto ésta, constituyó una expresión directa de las formas de explotación de los recursos y por lo tanto, se convirtió en el mecanismo para comprender el el marco de la economía de las comunidades prehistóricas.

Desde 1984 se retomaron de nuevo el aporte etnológico y con él, los conceptos de producción técnica y de gesto técnico30 para proponer sistemas técnicos de fabricación lítica y para reconstruir los procesos tecnológicos desarrollados por los grupos humanos prehistóricos (Geneste 1985; Karlin et al, 1986, 1991; Pelegrin et al, 1988; Perles 1987). El aporte etnológico, propiciaba por un lado, la convergencia teórica, metodológica y analítica de enfoques de la geología, la arqueología y la geografía espacial y por el otro, apoyado en las analogías etnográficas, tomar evidencias materiales de pueblos étnicos vivos, como un recurso analítico para inferir las “culturas arqueológicas” prehistóricas, dando lugar a un nivel metodológico comparativo de datos en contextos etnográficos, etnológicos, etno-arqueológicos y actualistas, con lo cual se determinaron nuevos parámetros para el estudio tecnológico y mineralógico de los artefactos líticos y explicar los modos de vida en el pasado.

29 Se identifica en la Península Ibérica con este nombre (TERRADAS 2000). El enfoque paleo-etnográfico superó el análisis arqueo-geográfico en tanto no se limitó a los materiales que poseían los mayores atributos técnicos de significación para definir los tipos líticos con interés crono-cultural (generalmente los tallados) sino que también incluyó a todos los artefactos y útiles29 y sus desechos como testimonios técnicos importantes para reconstruir el procesos tecnológicos.

30 En este esquema de trabajo, el gesto técnico es la unidad técnica mínima de análisis para reconstruir la cadena operativa y en consecuencia, se erige como el medio más eficaz para el estudio de la tecnología lítica en épocas prehistóricas.

El enfoque paleo-etnográfico31, a partir de la convergencia metodológica y analítica alcanzada entre la geología, la físico-química, la arqueología, la geografía espacial y los estudios actualistas, retomó los conceptos de producción (Mauss 1947) y de producción técnica, Maget (1957), entendido como sistemas que reúnen numerosas operaciones técnicas asociadas a la producción de herramientas líticas, lo que llevó a ponderar y al análisis crítico de los logros interpretativos alcanzados por la arqueología de las comunidades del pasado aplicando los métodos de Laplace y arqueo-gráfico (Bordes 1949, 1950, 1952).

Bajo este ámbito polémico, Leroi-Gohurhan (1971), utilizó el enfoque paleo-etnográfico que centró la atención en la secuencia de los gestos técnicos, para identificar las cadenas operativas como los gestos que llevan a un resultado final deseado lo que permite a partir de su reconstrucción, identificar y clasificar las herramientas o los restos de talla en el proceso de producción lítica. A través de dicho método, planteó la necesidad de una nueva valoración de los procesos tecnológicos representados en las industrias líticas en el marco de las culturas arqueológicas en espacio y tiempo, para lo cual propuso el concepto de cadenas operativas (como sistema tecnológico) para estudiar y valorar las industrias líticas y completar la información sobre los procesos tecnológicos, en el marco de los estudios de conjuntos industriales líticos. El enfoque paleo-etnográfico, utilizó las analogías etnográficas y la documentación de pueblos étnicos vivos, como recursos analíticos para extrapolarlas e inferir los modos de vida de las “culturas arqueológicas” prehistóricas, los usos de los artefactos y determinar dichas culturas, dando lugar a un nivel metodológico comparativo de datos en

31 El enfoque paleo-etnográfico superó el análisis arqueo-geográfico en tanto no se limitó a los materiales que poseían los mayores atributos técnicos de significación para definir los tipos líticos con interés crono-cultural (generalmente los tallados) sino que también incluyó a todos los artefactos y útiles31 y sus desechos como testimonios técnicos importantes para reconstruir el procesos tecnológicos.

contextos actualistas (etnográficos, etnológicos y etno-arqueológicos) con lo cual, en conjunto, se determinaron nuevos parámetros para el estudio tecnológico y mineralógico de los artefactos líticos y del cual se derivaron controversias teóricas.

En el marco de la controversia suscitada por los estudios tipológicos y la relación instrumento-actividad productiva, se polarizó en dos posiciones: por un lado, desde el enfoque arqueo-gráfico se planteaba como variabilidad étnica, que representaban tradiciones tecnológicas (Bordes 1970; 1973; Bordes y Sonneville-Bordes 1970), es decir, como entidades culturales que poseían paquetes tecnológicos específicos y por el otro, desde la perspectiva procesual como variaciones en los procesos de adaptación exitosos que expresaban un complejo panorama de actividades de subsistencia (Binford 1972,1973, 1978, 1979), lo que abarcó agudas polémicas entre Prehistoriadores de Europa y los Estados Unidos de Norteamérica, pues introdujo distintas posiciones respecto a la forma de explicar la variedad de las industrias líticas y la variabilidad étnica (Bordes 1970, 1973; Bordes y Sonneville 1970; Binford 1977 ).

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