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Período 1800 - 1860

Dans le document Sogamoso, Santander, Colombia (Page 78-82)

1. La arqueología como ciencia: el marco historiográfico

1.2. Período 1800 - 1860

El naturalista francés, Jean-Baptiste-Pierre-Antoine de Monet de Lamarck (1802) creó la biología como ciencia, propuso la “teoría transformista” y desarrolló el concepto de evolución biológica, resaltando la incidencia de los factores medio-ambientales sobre los organismos, lo que garantiza el éxito reproductivo de las especies que superviven a las condiciones ambientales16. Formuló planteamientos evolutivos y desarrolló ideas asociadas al lenguaje científico y a los procesos de inducción científica al plantear:

1. Recopilación y observación de cosas, seres y hechos;

2. Parte (recoge las relaciones entre los seres y su ambiente) y 3. Objeto (lo empírico);

Con Lamarck, apareció la idea de realidad empírica (contario al humanismo filosófico renacentista) asociada a los términos: universo como el ámbito general (el orden del mundo) y naturaleza como lo particular (el orden de las cosas).

Lamarck trazó el camino científico para conocer la historia natural, apoyado en los enfoques naturalista y biológico, refrendado por datos empíricos y bajo un interés axiomático y

16 Esta teoría la propuso en 1805, en la cual consideró el principio de “la función hace el órgano”, argumentando una relación directa entre entorno y uso, cimentada en la idea de cambios por la vía de la transmisión entre generaciones sucesivas, bajo la lógica natural de ortogénesis, lo que significaba un perfeccionamiento acumulado y cada vez mayor de los seres vivos (En CONTINENZA 2004).

apoyado por los albores de la revolución industrial (especialmente en Inglaterra entre 1805 y 1820) lo que en conjunto, avivaron los postulados catastrofistas (1810) que aceptaban la existencia de varias creaciones (separadas por diluvios universales), en una de las cuales habitaron los grandes animales que para la época se reportaban como restos extraños. Bajo la influencia lamarkiana, hubo un interés capital por explicar la historia natural a través del uso de métodos empírico-estratigráficos y de nuevas técnicas de análisis cuantitativo, lo que estuvo influenciado por dos hechos: el descubrimiento de los restos de grandes animales extintos y el hallazgo de obras humanas en varias partes de la Tierra. Es Christian Jürgensen Thomsen, quien capitalizó todos estos hechos y formuló el modelo empírico de las tres edades17 (1819), apoyado en fundamentos geológicos (estratigrafía y clasificación de rocas), convirtiéndose en la piedra angular para clasificar la gran cantidad de artefactos depositados en los museos europeos, ya que estos artefactos fueron sometidos a la regla taxonómica para determinar las etapas de evolución humana. El modelo de Thomsen, fue retomado por el paleontólogo Georges Cuvier (1832), quien defendió las creencias fíjistas y catastrofistas y quien se apoyó en los trabajos de James Hutton (1760-1778), para postular su hipótesis “uniformista” (1830) cuya idea central era que la Tierra se había formado lentamente a lo largo de extensos períodos, a partir de fuerzas físicas como las que hoy rigen los fenómenos geológicos: erosión, terremotos, volcanes, inundaciones, etc.

(uniformismo).

En el lapso de 1820 a 1840, los geólogos y paleontólogos europeos se apoyaron en el método empírico-estratigráfico y formularon nuevas ideas sobre el mundo físico-natural, la evolución de la Tierra y sus procesos de transformación litológica y las obras humanas en el

17 Idea tomada de los antiguos griegos que habían planteado la existencia de la edad de piedra para un momento primigenio del desarrollo humano.

pasado. Estas ideas inspiraron la teoría del catastrofismo, según la cual, la Tierra habría sido modelada por una serie de grandes catástrofes en un tiempo relativamente corto y, la gradualista, de inspiración evolutiva y formulada por Charles Lyell, a través de la cual, se explicaban los cambios geológicos y biológicos, introduciendo la idea de periodos sucesivos de extinción y creación. Hacia 1840, se presenta el mayor pico de la época dorada de la geología a través de la teoría gradualista, se posicionó un concepto que revolucionó los estudios estratigráficos:

“tipología del suelo”, lo que llevó a determinar “el tipo fósil” aplicado en los estudios geológicos y paleontológicos y a diferenciar con mayor exactitud los horizontes estratigráficos, propuestos por la escuela geológica danesa y que propició el desarrollo de métodos y técnicas de análisis de suelos, aplicados en varias áreas científicas. Las ideas de Lyell (1845), llevaron a explicar los cambios marinos a través de fuerzas geológicas de origen exógeno y endógeno que produjeron superposiciones y cuyas conclusiones fueron trazando el principio de la uniformidad, entendiendo el presente como parte del pasado (Gould 1994) y como el principio fuente de los postulados del evolucionismo del siglo XIX, que inclusive se generalizó en el campo de las Ciencias Sociales.

Para 1860, ya estaba consolidado todo el cuerpo teórico y metodológico del paradigma positivista y el evolucionismo darwiniano irrumpía con una idea revolucionario del mundo físico natural y el mundo vivo, todo ello sometido a principios de evolución continúa, progresiva e irreversible y de ritmos distintos, en contra de las creencias diluvianas y catastrofistas del diluvio universal, en la época Victoriana, en la que se consideraba una blasfemia oponerse a la idea de la creación divina. Así, el desarrollo unilineal cada vez más progresivo de las especies, se explicaba por debajo de la idea de “selección natural”; entendida como un fenómeno natural, por

medio del cual los factores medio-ambientales actuaron sobre los organismos, favoreciendo a los miembros de una especie que se adaptaron al medio natural, con lo cual la noción de cambio (evolución natural) se dio por los procesos adaptativos y refrendados por la ciencia en términos biológicos (Johnson 2001).

Este cuerpo teórico del evolucionismo darwiniano se aplicó de manera equivalente a los procesos de evolución de la sociedad y propició el reconocimiento científico soportado en fuentes empíricas y llevó a los primeros evolucionistas sociales a retomar postulados y métodos de las Ciencias Naturales para conocer la realidad social. Esta influencia evolucionista influenció los postulados de Spencer (1860), al ponderar la influencia del entorno en el desarrollo de la sociedad al funcionar ésta, como un organismo biológico o un cuerpo social que buscaban llegar al principio del equilibrio homeostático (Bohannan 1993). Paralelamente tomaron gran importancia, las ideas de Comte y su materialización en el positivismo, el conocimiento de la realidad social ya que no dependía de una ciencia idealista-mental sino que se trasladó a una ciencia de corte inductivo (Petit 2004) cuyas explicaciones de los científicos sociales se inspiraron ampliamente de los avances contemporáneos de la geología y la biología.

Con el desarrollo del paradigma positivista y las ideas revolucionarias del evolucionismo darwiniano, se dieron las condiciones favorables para que se transformara el campo intelectual y científico de la época, al incorporar en sus explicaciones las evidencias empíricas y producir explicaciones sobre la evolución de los seres vivos, la naturaleza humana, las transformaciones de la Tierra, los cambios de la materia a lo largo del tiempo, como respuestas directas a los planteamientos creacionistas. A ello, se sumó, el surgimiento de la ciencia antropológica y el

hallazgo de diferentes artefactos, cuyos límites temporales para la época, eran insospechados y producían escepticismo como productos humanos asociados a una historia humana remota. La antropología posicionó la idea de “cultura normativa” que llevó a identificar el estado de evolución en la historia humana, lo que llevó a utilizar fuentes etnográficas y etnológicas apoyadas por el hecho que en la actualidad existen sociedades que no conocen el metal y sólo utilizan utensilios de piedra sencillos y muy útiles: “Después de esto nadie podía ya dudar que nuestras antigüedades de piedra fueran utilizadas también como instrumentos en épocas en las que se desconocían los metales o eran tan escasos y costosos que sólo los poseían unos cuantos individuos” (Worsaae en Glyn 1986:99).

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