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El proceso de amortización

Dans le document Sogamoso, Santander, Colombia (Page 173-178)

2. Tecnología y productos arqueológicos: enfoque y valoración como fuentes de conocimiento del pasado. conocimiento del pasado

2.4. Producción en arqueología

2.3.5. El proceso de amortización

Todos los productos líticos y cerámicos estuvieron insertados en un ámbito económico, los cuales se inscriben en un sinnúmero de procesos de producción, cuyo trabajo para manufacturarlos y entregarlos como productos finales, los habilita en otros procesos económicos como la distribución y el consumo, pasando por un proceso de actividades mantenimiento, hasta llegar a su amortización o a un momento final de su uso social. La amortización para el caso de recipientes cerámicos es una decisión asociada a labores productivas que tiene que ver la vida útil de dichos fragmentos.

Esta vida útil de los productos cerámicos, no se ha valorado arqueológicamente lo suficientemente (Latrhap 1979; Longrace 1981; Mayor 1994; Nelson 1991 en Clop 2000) y, se ha supuesto que los huecos simétricos que aparecen en los fragmentos obedecen a labores de mantenimiento y no sólo por datos etnográficos:

“Así por ejemplo, está constatada que la vida media de los vasos de gran tamaño es mucho más larga que la vida media de los vasos de pequeño tamaño. Es por eso que puede darse (Mayor 1994) que una comunidad utilice vasos de gran tamaño

manufacturados por sus antepasados directos un siglo antes y que, en función de los usuales parámetros morfo-tipológico, muy arqueólogos calificarían como pertenecientes a un "estilo cerámico "diferente (con todas las repercusiones que esto suele implicar) al del contexto donde es finalmente utilizado” (Clop 2000:38).

La amortización tanto de los artefactos líticos y de los recipientes cerámicos se da principalmente por la fatiga de los materiales, rotura o fraccionamiento de la materia prima la cual no puede recuperarse a través de actividades de mantenimiento, lo que exige su reposición inmediata:

“Dentro del conjunto de contenedores cerámicos, los vasos que se ven más afectados por riesgo de rotura son aquellos que están implicados en los procesos de transformación calórica de los alimentos. La reiterada exposición al choque térmico acaba provocando con el tiempo, por mucho que el artesano/a haya querido adaptar su manufactura en este hecho, la rotura de la pieza. La fragmentación del vaso no debe agotar necesariamente la utilización de la arcilla cocida con que se fabricó. La investigación arqueológica ha permitido determinar que en determinadas comunidades los fragmentos de cerámica podían ser reaprovechados para servir de desengrasante en la realización de nuevas producciones cerámicas o para realizar nuevos bienes, como por ejemplo piezas circulares de diámetro más o menos pequeño o formando parte de elementos arquitectónicos” (Clop 2000:48).

3. Estudio en la montaña santandereana: marco teórico-metodológico y las técnicas de análisis.

La explicación de los modos de vida y de los procesos de cambio social en el pasado, dependen en gran medida de la visión teórica y el modelo utilizado por el arqueólogo (incluye objetivos, hipótesis, categorías, conceptos, métodos y técnicas) pues la naturaleza social de las obras humanas representadas en el registro arqueológico y sus contextos, generan una polisemia, incorporando cierta relatividad a las explicaciones de la realidad76 social, por lo que enfoques y modelos son sólo guías convergentes. En este trabajo se parte de dos ideas centrales: en la primera, se acoge la premisa de la arqueología como una ciencia social de carácter histórico (Lumbreras 1981) la cual se ocupa de estudiar los modos de vida y los procesos de transformación social, a partir de los restos materiales generados por la actividad social humana (Argelés et al 1995; Bate 1997; Estévez et al 1984a, 1984b; Vila 1987; Terradas 1995, 2001;

Britz et al 2002; Clemente 1997, Vargas 1990). Así, la arqueología como una ciencia

76 El conocimiento científico es un producto socio-histórico diseminado en paradigmas cuyo marco explicativo de la realidad está impregnado de la subjetividad del investigador que pasa por el cedazo de su visión del mundo. Esto le impregna cierta peculiaridad al proceso de conocimiento y hace que el marco de verdad de la realidad estudiada se mueva dialécticamente entre el error y el acierto, entre la consistencia e inconsistencia de la ciencia, que es precisamente lo que la hace avanzar, al contrastar los distintos discursos científicos, pues éstos, de la realidad indefectiblemente están sometidos a la revisión constante al surgir nuevas consideraciones teóricas y nuevas evidencias y referentes empíricas cuyo advenimiento está a la par de los procesos sociales e inscritos en procesos históricos específicos. La relación de oposición entre los grupos humanos con su entorno, también hay que trasladarlo al trabajo arqueológico, lo que significa que tampoco el investigador actúa de forma inocente y esperando que los materiales hablen por sí solos; la dinámica interactiva entre investigador, productos arqueológicos y contexto arqueológico adquiere sentido al formular preguntas sobre el pasado, o la manera como construye el discurso de pasado y para qué, la forma de abordar el cambio social (objetivos de los estudios histórico-sociales en el campo arqueológico) y por supuesto, en compañía de las dudas y la incertidumbre de los resultados.

social, estudia los vestigios materiales como producto de la actividad social y expresión de los modos de vida en el pasado:

“A partir del estudio de los restos materiales la arqueología define su vía de conocimiento hacia aspectos muy diversos de las comunidades humanas del pasado, como las formas de subsistencia, los patrones de empleo y explotación del territorio, las prácticas funerarias, los bienes materiales que produjeron y/o utilizaron y más allá para llegar a determinar cuáles fueron las especificidades de su estructura social, las formas de reproducción ideológica, la organizada política, el sistema económico y cómo, de qué manera, por qué y con qué ritmos estas comunidades se han transformado con el transcurso del tiempo” (Clop 2000:19).

Y, en la segunda idea, se considera que la relación entre los grupos humanos del pasado y su entorno natural tiene un carácter dialéctico, que se expresa en la tecnología lítica y cerámica y, en las herramientas y contenedores cerámicos como productos arqueológicos insertados en actividades socio-económicas.

En este trabajo, el ámbito teórico se apoya en el materialismo científico (Woods et al 1995), asumido como teoría tapadera, cuyas herramientas conceptuales permiten analizar los restos materiales arqueológicos de naturaleza social en el contexto de las estrategias generales de supervivencia diseñadas por las sociedades del pasado. Se incorpora porque representa una flexibilidad para usar conceptos provenientes de diferentes enfoques para estudiar una realidad social del pasado como “una particularidad” y, por consiguiente, permite diferentes grados de generalidad, cualidad y especificidad, al explicar las “conexiones entre las propiedades de los

fenómenos empíricamente observables y las regularidades que rigen la causalidad y la estructura fundamental de los procesos reales estudiados” (Terradas 2001:17).

Esta flexibilidad encaja en lo que se pretende plantear en este trabajo doctoral, esto es, hacer un trabajo diferente para obtener resultados distintos, buscando explicar los modos de vida y los cambios sociales a lo largo de la historia social regional sobre la base de “Una comprensión racional del mundo en que vivimos y de los procesos fundamentales en la naturaleza, la sociedad y nuestra propia forma de pensar” (Wood et al 1995:27). Se consideró, por lo tanto, que el conjunto de actividades socio-productivas y, la obtención y producción de bienes de subsistencia se expresan materialmente en productos arqueológicos, los cuales ilustran la conexión existente entre proceso productivo global y el medio ambiente (Lumbreras 1981) y la relación dialéctica77 entre el grupo humano y su entorno natural, lo que se estudió en el modelo de la gestión de los recursos.

Las estrategias socio-económicas son entendidas como:

“el conjunto de procesos de trabajo y la reproducción articulada en el tiempo y en el espacio. Esa estrategia económica no es aleatoria sino que responde a una determinada organización de la relación entre las relaciones sociales de producción y las de reproducción, y por lo tanto, está ligada al nivel de desarrollo de las fuerzas productivas y a su relación con el medio ambiente” (Estévez et al. 1998:19).

Así, las relaciones entre individuos (prácticas sociales) y los medios de producción (herramientas) responden a los retos de supervivencia en el orden objetivo y social, lo que se

77 Esta relación dialéctica como punto central para explicar la vida socio-productiva de las comunidades prehistóricas y agro-alfareras, se opone a la idea de una relación en armonía y en equilibrio como lo postulan los enfoques en la arqueología tradicional y el neo-evolucionismo binfordiano.

expresa, en la producción, pues “en última instancia, la producción es el elemento determinante de la vida social humana y la reproducción en la vida real” (Wood et al 1995:19), [no la economía]; reducir la producción al ámbito de la economía como mecanismos de subsistencia humana “es una tergiversación sin sentido, abstracta y absurda” (Engels en Wood et al 1995:19).

Este marco socio-económico, los procesos globales de producción, llevados a cabo por las comunidades del pasado, incorporan trabajo y movilizan su fuerza de trabajo78 para diseñar las diferentes respuestas de supervivencia material y social en función de tres aspectos básicos:

primero, la población y sus necesidades alimentarias; segundo, el medio natural con su matriz de recursos y sus determinantes ecológicas, erigiéndose como el ámbito proveedor de recursos (Dalton 1976:186; Martínez 1998) y tercero, el nivel de desarrollo alcanzado por las sociedades, expresado en el ámbito tecnológico-productivo79.

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