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Modelo arqueología del territorio

Dans le document Sogamoso, Santander, Colombia (Page 187-195)

2. Tecnología y productos arqueológicos: enfoque y valoración como fuentes de conocimiento del pasado. conocimiento del pasado

3.1. Los modelos

3.1.3. Modelo arqueología del territorio

Desde el punto de vista geográfico, el territorio es una parcela de la superficie terrestre en la que ejerce soberanía un grupo humano. Territorio se refiere (Geiger 1996) a una extensión terrestre delimitada que incluye una relación de poder o posesión por parte de un individuo o un grupo social. Contiene límites de soberanía, propiedad, apropiación, disciplina, vigilancia y jurisdicción y transmite la idea de cerramiento. El concepto de territorio está relacionado con la idea de dominio o gestión dentro de un espacio determinado; está ligado a la idea de poder público, estatal o privado en todas las escalas (Correira de Andrade 1996).

Pese a ser una definición espacial tiene fuertes connotaciones sociales, culturales y políticas y en consecuencia, se asocia el territorio a la zona de actuación de un determinado grupo humano o animal en un tiempo y espacio determinado. En términos arqueológicos el "argumento" que define al territorio respecto a los demás es el uso o la actividad, no la propiedad, lo que implica los acuerdos entre poblaciones vecinas, para usufructuar el paisaje y los recursos en un determinado período histórico y, a la vez, contempla que el territorio es también de otros agentes vivos o inertes.

La arqueología del territorio se ocupa de macro espacios habitados por poblaciones que gestionan su entorno y que determinan sus prácticas sociales en el marco del desarrollo de su calidad de vida y por lo tanto, desde el punto del análisis arqueológico funge como una unidad global que se ocupa de avaluar la intervención humana en tiempo y espacio y sus expresiones de cambio en la apropiación de los recursos y por lo tanto, no es una delimitación geográfica-espacial sino que en el territorio se configura el tejido del espacio social-económico y político y por lo tanto, es dinámico y devela los cambios de las sociedades en tiempo y espacio.

En este trabajo doctoral se recoge este modelo del territorio en el sentido de la conectividad del territorio con el espacio económico o dicho de otra manera la construcción de un territorio, como el estudiado, a partir de la actividad socio-productiva, la experiencia tecnológica y el conocimiento de su entorno y, en donde la gestión de los recursos, es una pieza importante de análisis. En este contexto, el territorio no es exclusivamente un espacio físico-material sino una categoría de análisis que permite valorar la participación activa de la población en función de sus

intereses de reproducción biológica y social y que por supuesto implica tener una dimensión material y social de orden espacial como el paisaje, pues a él, le llegan tensiones provenientes de su interior y de fuerzas externas a través de la vida en sociedad y sus fronteras políticas y territoriales.

Sin descartar las actividades de otros agentes sobre el territorio, predomina la acción humana sobre este. Las poblaciones desarrollan sus actividades y condicionando su transformación en función del uso al territorio. Para las sociedades del pasado el territorio es determinante para desarrollar la cosmovisión que los identifica como grupo en su relación con la tierra y su entorno natural. A través de él median entre lo material y lo espiritual, puesto que la relación que tienen con su entorno representa la creación espiritual del universo entre el cielo y el infierno, mediados por lo terrestre que se expresa territorialmente. En las sociedades cacicales las actividades están reguladas socialmente por lo que se asocia territorio con la porción de espacio controlada por una entidad política administrativa que lo diferencia de los demás. Esto crea el concepto de frontera, que es una abstracción del territorio. La frontera no tiene nada que ver con los límites geográficos de los paisajes, aspecto importante para valorar las tensiones y los cambios en estas sociedades en la montaña santandereana en donde se centra esta investigación doctoral.

El territorio no es un recurso alienable, reemplazable y separado de las persona o de los grupos que lo disfrutan diariamente. No existe de la misma manera si se abstrae el territorio como espacio de la interacción y tensión de las gentes, que allí viven, que lo conocen, que trabajan para recrear, pues para ellos es indispensable para mantener una conexión con el pasado, para asegurar su bienestar físico-biológico y social-espiritual; el territorio también les sirve como

una base fuerte desde la cual negociar la relación compleja y cambiante al interior de la sociedad y resolver o acrecentar tensiones con otras comunidades.

El análisis del territorio es indispensable para la comprensión de la estructuración socio-espacial de las comunidades del pasado, ya que:

1. Toda relación social tiene ocurrencia en el territorio y se expresa como territorialidad. El territorio es el escenario de las relaciones sociales y no solamente el marco espacial que delimita el dominio soberano de un grupo o Estado;

2. El territorio es un espacio de poder, de gestión y de dominio;

3. El territorio es una construcción social y el conocimiento del mismo implica el conocimiento del proceso de su producción;

4. La actividad espacial de los actores es diferencial y por lo tanto su capacidad real y potencial de crear, recrear y apropiar territorio es desigual;

5. En el espacio concurren y se sobreponen distintas territorialidades locales, regionales con intereses distintos, con percepciones, valoraciones y actitudes territoriales diferentes, que generan relaciones de complementación de cooperación y de conflicto;

6. El territorio no es fijo, sino móvil, mutable y desequilibrado, sometido a cambios y tensiones sociales;

7. El sentido de pertenencia e identidad, el de conciencia regional, solo adquieren existencia real a partir de su expresión de territorialidad. En un mismo espacio se sobreponen múltiples territorialidades y múltiples lealtades.

Los territorios y las sociedades son complejos, en tanto que se hallan constituidos e intervenidos por una multiplicidad de elementos y factores de distinta índole: naturales, sociales, políticos, económicos, culturales, jurídicos, tecnológicos, étnicos, religiosos, entre otros. Estos factores atraviesan y caracterizan las condiciones de vida y de trabajo de las comunidades que habitan un cierto territorio, en un momento histórico determinado.

El territorio no es simplemente el espacio que nos rodea y sus características físicas (valles, montañas, ríos, clima), es producto de la historia de sucesivas sociedades. En este sentido, el concepto de territorio, va más allá de una concepción de espacio geográfico como contenedor de objetos (naturales y artificiales), es una construcción permanente y nunca acabada, cambiante y contradictoria sobre los procesos de ocupación y apropiación de dicho espacio. El espacio geográfico se concibe así en relación con la vida social y ésta a partir de las sociedades, las clases sociales, los grupos, las comunidades, y, en definitiva, las formas de existencia concreta de las personas y entidades colectivas (en términos de reciprocidad, interdependencia y socialización desigual y contradictoria). En el territorio se mezclan las huellas de la naturaleza, más o menos transformada según sea el caso, las herencias de las distintas comunidades y organizaciones sociales, así como las múltiples producciones de los individuos, grupos, empresas, estados. En el territorio se materializan los procesos espaciales contemporáneos y su aspecto visible se aprecia en los diferentes paisajes. En cada lugar particular se concretan las lógicas más generales de la producción económica y social y lo hacen de acuerdo a sus respectivas normas y pautas de organización socio-política y cultural.

En esa misma línea, la espacialidad social se considera en relación a las propiedades, determinaciones y procesos que tienen o desarrollan objetos y acciones al interrelacionarse en el espacio (localización, interacción, extensión, patrones de difusión y cambio, etc.). Ésta permite dar razón de la dinámica social, de procesos que se pueden reconocer en un espacio concreto. Es el trabajo el que posibilita dicha dinámica, la cual hace referencia a las determinaciones y procesos que desarrollan sujetos o actores al interactuar con los soportes materiales y físicos sobre los que se desenvuelve su trabajo en el conjunto de la vida social.

En cualquier segmento de un espacio concreto (un barrio, una ciudad, una región) están las huellas de diferentes generaciones que desarrollaron distintos sistemas de organización económico-social, que son visibles por el carácter histórico-social de los sujetos, su acción transformadora permanente y su intencionalidad e intereses, que se materializan en nuevos objetos y sujetos, en nuevas formas de adaptación del entorno, en nuevas relaciones de producción, ahora bien: cada época histórica se caracteriza por unas determinadas formas productivas, unas formas particulares de apropiación y uso del espacio geográfico, un tipo de adaptación y modificación técnica del mundo (instrumentos, procesos, procedimientos, etc.), unas relaciones específicas entre las gentes que pueblan lugares, espacios y períodos distintos y unas formas sociales, políticas, ideológicas y culturales. Según esa dinámica dialéctica entre continuidad-ruptura que significa el desarrollo social, los muchos espacios geográficos concretos la reflejan, la sintetizan, la materializan y la expresan bajo diversas formas y sistemas particulares de apropiación, dominio, control, poder, identidad. De estas relaciones y vínculos históricos entre espacio geográfico y dominio y control surge el territorio.

Así pues, la identidad con el territorio, su uso y apropiación, adquieren una considerable importancia en la vida social. Este proceso de relación tiene lugar a través del trabajo, del conjunto de las actividades materiales e ideales mediante las cuales hombres y mujeres intercambian con su entorno para hacerlo su territorio. Pero no todos los territorios son iguales ni un mismo territorio se aborda de igual manera. Sobre él se dan distintos procesos sociales, económicos, políticos y culturales: distintas territorialidades. La territorialidad expresa, entonces, el ejercicio de control, dominio, apropiación e identificación de territorios determinados mediante procesos profundamente contradictorios en los que se materializan relaciones reales, vivencias y experiencias de sujetos concretos.

Las diferentes sociedades tienen diversas formas de organizar y dominar el territorio, y algunas de ellas someten a otras para ampliar el control y dominio territorial. Procesos de esta naturaleza los han vivido por ejemplo las sociedades indígenas americanas con los colonizadores que llegaron de Europa y más recientemente multitud de pueblos en el mundo con la llamada sociedad capitalista-imperialista, adecuando el territorio de acuerdo a sus formas culturales y productivas, a sus racionalidades e ideología. Sin embargo hay momentos en la historia en que la defensa o recuperación de los territorios es vital para la existencia de distintos sectores sociales, ya que en un mismo periodo histórico existen y se sobreponen diferentes territorialidades de acuerdo a los diversos actores.

El concepto de territorio nos habla del poder sobre el espacio, al referirnos a un territorio estamos hablando de los diferentes poderes que se ejercen sobre un espacio, delimitándolo y diferenciándolo de otros espacios. Cuando hablamos de territorio nos referimos a límites. El

espacio es una construcción social, es decir, la forma como cada individuo incorpora una realidad social a su vida. El espacio implica una pluralidad de gustos, donde la gente escoge entre lo público y lo privado, el espacio es dominado por el ser humano quien lo controla y transforma mediante los gestos, costumbres, ritos, etc.81

Desde el punto de vista arqueológico, el espacio es un concepto general que, por un lado, encierra al de territorio definido por factores geográficos-ambientales y sociales y, por el otro, delimita el concepto de lugar que adquiere un sentido social de carácter particular en un sentido social-cultural, lo que se convierte en un eslabón teórico clave para asumir el asentamiento en términos arqueológicos con un sentido social e histórico, en tanto que el concepto de territorio se aborda en este trabajo como un componente del espacio histórico-social y relacionado como soporte físico sobre el cual se asentaron sociedades prehispánicas, como realidades sociales concreta, es decir, al paisaje en el queocurrió la historia82.

Los niveles del análisis territorial, consideran escalas arbitrarias pero que facilitan la valoración espacial. Las escuelas y enfoques en arqueología han acordado en términos generales tres niveles de análisis espacial:

1. Macro, expresa la relación de las comunidades humanas entre sí y con su entorno natural o matriz de recursos. El énfasis se centra en las estrategias de ocupación y explotación de los recursos presentes en el territorio y el nivel de tensión por controlarlo,

81 Se recomienda consultar Espacio, territorio y región: conceptos básicos para un proyecto Nacional de Gustavo Montañez Gómez. En: http://www.geolatinam.com/files/Montanez_y_Delgado._1998.pdf

82 HERNANDEZ G. Cristo, “Algunas anotaciones sobre el concepto de territorio como marco para el análisis histórico de las sociedades canarias anteriores a la conquista” pp. 1. Año 2000

2. Meso-espacial, pondera los vestigios materiales asociados a actividad en grupo o actividad colectiva y

3. Micro, asociado al orden individual vestigios materiales tipo casa, tumba.

Así, el objeto del análisis espacial del territorio es determinar la dimensión espacial de los vestigios materiales en cada una de estas escalas. Así, estas escalas exigen técnicas de análisis espacial, implementando técnicas geográficas y análisis de sitio conocido como Site Catchment Analysis (SCA), en donde se evalúa la distancia, el esfuerzo humano respecto a una fuente de recursos y que determina un patrón de ocupación del territorio.

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