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Objetos-artefactos líticos y cerámicos en el proceso económico-social

Dans le document Sogamoso, Santander, Colombia (Page 155-162)

2. Tecnología y productos arqueológicos: enfoque y valoración como fuentes de conocimiento del pasado. conocimiento del pasado

2.3. El ámbito económico: producción, distribución y consumo en arqueología

2.3.1. Objetos-artefactos líticos y cerámicos en el proceso económico-social

2.3.1.1. La producción

Bajo el paradigma marxista se considera la producción como la máxima actividad de la vida social humana, ya que en ella se articulan tanto las labores de trabajo como las relaciones socio-productivas, en función de las necesidades de supervivencia material y social. Con lo cual, se ponderan los conceptos de producción61, valor de uso y de cambio, trabajo y, medios de producción (Marx 1976; Engels). Como lo vislumbró Marx, al considerar “la importancia de las relaciones sociales que se originan en la producción organizada de bienes materiales” (Luhmann y Niklas, 2006).

El concepto de producción tiene que ver con tres aspectos básicos: primero, la población, en el entendido que debe generar respuestas a sus necesidades alimentarias y para ello, utilizar su fuerza de trabajo; segundo, el medio natural como ámbito proveedor de recursos (Dalton 1976:186; Martínez 1998); y tercero, sus medios de producción, que incluye el trabajo técnico-tecnológico, utilizado para fabricar útiles y por medio de ellos, obtener los bienes de consumo del medio natural. Esto tres ámbitos están asociados a los procesos socio-económicos62, en tanto que la relación directa y contradictoria de los seres humanos con su entorno ambiental y entre los

61 No obstante, es fácil advertir la dificultad de incorporar este concepto a los estudios arqueológicos del pasado, en especial por su dificultad para la comprobación empírica. Sin embargo, trabajos arqueológicos realizados bajo una óptica materialista e histórica, han postulado expresiones que se han concretado empíricamente en el concepto de

“áreas de actividad” a través de las cuales se devela las formas fenoménicas del trabajo humano.

62 No obstante, es fácil advertir la dificultad de incorporar este concepto a los estudios arqueológicos del pasado, en especial por su dificultad para la comprobación empírica. Sin embargo, trabajos arqueológicos realizados bajo una óptica materialista e histórica, han postulado expresiones que se han concretado empíricamente en el concepto de

“áreas de actividad” a través de las cuales se devela las formas fenoménicas del trabajo humano.

mismos seres humanos, se expresa en las prácticas sociales entendidas colectivamente (Montané 1982).

Bajo las actividades productivas, el trabajo aparece como el núcleo de toda actividad humana destinada a suplir las necesidades de sobrevivencia materializada en los procesos productivos llevados a cabo por parte de un grupo humano: “Las necesidades humanas son las generadoras de la acción consciente de los sujetos sociales para invertir fuerza de trabajo utilizando los medios de producción y con ello, encarar las necesidades reproductivas a escala biológica y social” (Montané 1982: 201-203), lo que en conjunto va configurando la vida social, la cual es el resultado de las actuaciones de los sujetos en torno a su relación y participación en la producción social global, ya que ninguna sociedad se hace de la nada y alejada de las instituciones sociales63 (Luhmann y Niklas 2006)64.

En las comunidades del pasado, el estudio y la comprensión de los modos de vida y de las estrategias generales de supervivencia y su influencia sobre las formas de organización de las actividades productivas (formas específicas de trabajo), requieren de una teoría y de categorías flexibles de análisis en función de la realidad social pretérita que se desea conocer:

…. La construcción de una teoría arqueológica sólida pide tanto el establecimiento de los sistemas para evaluar la validez de los datos que se obtienen y utilizan dentro de los

63 Así, la vida socio-productiva de las comunidades cazadoras recolectoras del pasado no es un fenómeno exclusivamente inherente a la naturaleza humana, sino que por el contrario, es un producto histórico que recoge las distintas estrategias de subsistencia, en tanto, hay una relación directa entre los sujetos sociales y las condiciones materiales objetivas, por lo que los hechos socio-productivos se ubican en un tiempo y en un espacio concreto, lo que se representan en la tecnología lítica como el hecho material más perdurable en el tiempo y en el espacio.

64 LUHMANN, NIKLAS. 2006. La sociedad de la sociedad. Traducción: Javier Torres Nafarrate bajo el cuidado conceptual de Darío Rodríguez Mansilla, y estilístico de Marco Ornelas Esquinca y de Rafael Mesa Iturbide.1a.

Edición en español, 2006. UNIVERSIDAD IBEROAMERICANA BIBLIOTECA FRANCISCO XAVIER CLAVIGERO. 2006 Editorial Herder, S. de R.L. de C.V. Impreso en México

ámbitos de la interpretación histórico-social como la definición de forma precisa de cuáles son los mecanismos de información arqueológica que hacen posible acercarse en aquello que constituye el objeto de estudio de la Arqueología. Estos mecanismos de información arqueológica deben ser definidos como categorías que constituyan unidades significativas en términos de comportamiento socio-cultural a la hora que deben ser prácticas en relación con la misma aplicación arqueológica” (Clop 2000:32).

2.3.1.2. Formación social

Bajo el enfoque materialista, se propone la categoría de “formación social”, al cual le corresponde un determinado modo de producción, en donde se consideran conceptos como:

trabajo, producción65, distribución, consumo, valor y medios de producción (Marx 1976, Engelsen Krader 1988). Con lo cual, la producción aparece como aspecto de la actividad social en donde se articulan tanto las labores de trabajo como las relaciones socio-productivas, en función de las necesidades de supervivencia material y social. En esta categoría, las comunidades del pasado, son definidas como sociedades pre-capitalistas, asignándoles un “modo de producción doméstico o modo de vida social comunitaria” (Marx 1984; Engels 1982), o también se han clasificado dentro de la etapa de las tribus (Marx en Krader 1988)66.

65 No obstante, es fácil advertir la dificultad de incorporar este concepto a los estudios arqueológicos del pasado, en especial por su dificultad para la comprobación empírica. Sin embargo, trabajos arqueológicos realizados bajo una óptica materialista e histórica, han postulado expresiones que se han concretado empíricamente en el concepto de

“áreas de actividad” a través de las cuales se devela las formas fenoménicas del trabajo humano.

66 Desde luego, estos conceptos abarcan tópicos muy generales e involucran problemáticas diversas y complejas que dificultan determinar su “materialización empírica” en el registro arqueológico, a la par que impide concretar y definir metodologías buscando una explicación más allá de la adaptación de estas sociedades a su entorno ambiental, en el entendido que estas comunidades son netamente consumidoras

En cada formación social, la producción y la vida social se consideran como un todo orgánico, al entender que las respuestas productivas y las formas de interacción social están organizadas en función de la subsistencia de un determinado grupo. Así, las condiciones materiales objetivas (supervivencia) y los sujetos sociales, se reúnen en el ámbito de la vida cotidiana (mundo productivo, social, espiritual y cultural), lo que en conjunto representa las acciones consciente de los sujetos sociales (formas y procesos de trabajo) que, mediante procesos de trabajo, se agrupan en las prácticas sociales entendido como un fenómeno colectivo en el sentido que las distintas respuestas productivas y la interacción social hace parte de un todo orgánico.

2.3.1.3. Modo de producción

El modo de producción inscribe por un lado, a las fuerzas productivas, entendidas como el conjunto de elementos materiales indispensables para que exista la producción, es decir, que incluye a los seres humanos (como fuerza de trabajo) y, por el otro, por los medios de producción, los cuales están conformados por los instrumentos de trabajo, que incorpora la técnica-tecnología y los conocimientos-experiencias para extraer recursos y producir herramientas de trabajo y los objetos de trabajo (elementos de la naturaleza que los seres humanos modifican con su trabajo). Teóricamente, se ha considerado que el nivel de desarrollo alcanzado por las fuerzas productivas se exprese socialmente en las formas de trabajo productivo, para fines arqueológicos que infieren, a partir del desarrollo tecnológico, alcanzado por una determinada sociedad (Bate 1982) y, la asociación de dichas fuerzas se puede expresar

en los artefactos resultado de los procesos técnicos y tecnológicos o en las “formas de organización técnica de la producción.

Las especificidades de cada producto se convierten, por tanto, datos que hacen referencia a aspectos concretos de la tecnología de aquella sociedad, del nivel de desarrollo de las fuerzas productivas y del proceso productivo general. No hay que olvidar, sin embargo, que la dinámica y la organización del proceso productivo general se define, de forma general, por la relación dialéctica que se establece entre el contenido de las fuerzas productivas y las formas que integran el sistema de relaciones sociales de producción que tienen su máxima expresión al tiempo que constituyen su factor motriz en las relaciones de propiedad. Las formas empleadas en la elaboración de los diferentes tipos de productos nos pueden dar una idea de la forma en que estos se integraban dentro de la relaciones de propiedad de una determinada comunidad.

El modo de producción integra: fuerzas productivas y relaciones de producción y, la vida social ya que esta es el resultado de las actuaciones de los sujetos en torno a su relación y participación en la producción social global. Así, las relaciones de los grupos humanos con su ambiente natural (externas) y entre los mismos seres humanos como ser social (internas), hace parte de “la globalidad de las estrategias organizativas que rigen la dinámica socio-económica de las comunidades estudiadas” (Terradas 1996:9)67, pues la vida social, es el resultado de las

67 En nuestro modelo de análisis sobre las comunidades cazadoras recolectoras del pasado, hemos utilizado la producción, como un concepto conector para explicar la relación entre la esfera económica, el ámbito social y el saber tecnológico desarrollado por estas comunidades prehistóricas para apropiarse de la oferta medio-ambiental, en consecuencia, no usamos, la categoría modo de producción como instrumento teórico para estudiar la realidad social que hemos escogido, esto es, dichas comunidades prehistóricas.

actuaciones de los sujetos en torno a su relación y participación en la producción social global, ya que ninguna sociedad se hace de la nada y alejada de las instituciones sociales68.

La categoría modo de producción es la que indica las formas de esa organicidad (Montané 1982:194). La dinámica productiva es la generadora de la acción consciente de los sujetos sociales que los lleva a invertir su fuerza de trabajo utilizando los medios de producción (herramientas) y con ello, encarar las necesidades reproductivas a escala biológica y social (Montané 1982: 201-203). Esto implica que hay una relación directa entre las condiciones materiales objetivas y los sujetos sociales, en tanto que la producción permite una relación directa de los seres humanos entre sí y con su entorno natural, que se expresa en las prácticas sociales, ya que el ámbito socio-productivo engloba las relaciones de los grupos humanos con su ambiente natural (externas, población-entorno) y entre los mismos seres humanos, como ser social, generando mecanismos de interacción social entre los mismos miembros del grupo (internas).

La relación dialéctica que existe entre las fuerzas productivas y las relaciones sociales de producción son las fuentes constitutivas del llamado modo de producción, el cual comprende el proceso productivo implementado por una sociedad en un momento específico de su historia. El modo de producción es pues la forma concreta, de cómo cada sociedad responde satisfactoriamente a la demanda de necesidades objetivas y sociales para lo cual se produce bienes materiales (Lumbreras 1981). Esto conforma la base material sobre la cual se desarrolla la

68 Así, la vida socio-productiva de las comunidades cazadoras recolectoras del pasado no es un fenómeno exclusivamente inherente a la naturaleza humana, sino que por el contrario, es un producto histórico que recoge las distintas estrategias de subsistencia, en tanto, hay una relación directa entre los sujetos sociales y las condiciones materiales objetivas, por lo que los hechos socio-productivos se ubican en un tiempo y en un espacio concreto, lo que se representan en la tecnología lítica como el hecho material más perdurable en el tiempo y en el espacio.

conducta social. En los procesos de manufactura se incorporan una serie de actividades de trabajo destinadas a obtener un producto ya sea una herramienta lítica, un artefacto cerámico u otros objetos asociados a distintas actividades. Insertados en el ciclo productivo y ajustados por un lado, a las necesidades y requerimientos de los grupos humanos y, por el otro, a la cantidad y calidad de recursos óptimos para la fabricación, la distribución, el consumo, el reúso y el mantenimiento de los objetos líticos y de los contenedores cerámicos.

El inicio de este proceso manufacturero, está determinado por el pensamiento tecnológico (esquema mental para definir el tipo de artefacto u objeto), el saber técnico (experiencia de fabricación), el aprovisionamiento tanto de rocas como de greda y el tratamiento dado a la materia prima (rocas y tierra) para obtener un objeto pensado. Estos objetos y contenedores, son utilizados en distintas prácticas sociales asociadas a la vida cotidiana, en los rituales como ajuares funerarios e incluso como elementos de intercambio. En este contexto, los procesos productivos son de larga duración en el tiempo y el espacio y, están relacionadas con su dinámica social, ya que tienen como objetivo asegurar su reproducción biológica y social en un territorio específico69, en tanto que “dichas estrategias responden a un conjunto determinante y articulado de procesos que rigen la totalidad de actividades productivas y reproductivas de estas comunidades” (Terradas 2001:18). De esta manera podemos considerar que la economía gravita sobre tres factores indivisibles: la producción, la distribución y el consumo70, lo que en teoría económica a grosso modo se denomina proceso productivo global71.

69 Infortunadamente en la arqueología latinoamericana la gestión de los recursos y el aprovisionamiento de materias primas han sido consideradas poco relevantes en los estudios tecnológicos correspondientes a las comunidades cazadoras recolectoras del pasado

70Desde luego, en la praxis arqueológica el estudio simultáneo de estos tres aspectos, es una tarea demasiado compleja y extensa y, por lo tanto, exige una mirada interdisciplinaria y transversal que incluya la teoría social y las áreas de conocimiento de las Ciencias Básicas y de la Tierra, para discernir referentes arqueológicos, en la

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