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El pensamiento pre-arqueológico

Dans le document Sogamoso, Santander, Colombia (Page 71-78)

1. La arqueología como ciencia: el marco historiográfico

1.1. El pensamiento pre-arqueológico

En el lapso de los siglos XVI y XVII, el conocimiento humanista-filosófico y el inductivo-empirista inspirado por Sir Francis Bacon (1620) estuvieron influenciados por el auge del expansionismo marino europeo en África y América (a finales del siglo XV y comienzos del

13 Para realizar esta reflexión crítica, se tomó la bibliografía Europea y de América disponible en la biblioteca de la Universidad Autónoma de Barcelona y en la biblioteca del SCIC, en Barcelona, organizada hasta 2005 y para el caso de Colombia, se consultó la fuente documental, disponible en la biblioteca de la Universidad Industrial de Santander hasta el 2014.

XVI), cuyo resultado inmediato fue el reconocimiento del “otro humano” como pueblos diferentes y la coexistencia de dos discursos sobre la realidad. El humanismo, inspirado en el Mundo Clásico, posicionó el discurso exegético, apoyado en el paradigma creacionista y el inductivo-empirista, rescató planteamientos aristotélicos y formas de trabajo experimental-científico, como fuente de verdad para comprender el mundo físico natural y la vida en general.

El conocimiento experimental-científico, como el medio eficaz para explicar la vida y la realidad físico-material, se desarrolló a lo largo del siglo XVII y tuvo gran influencia tanto del pensamiento racionalista- empirista (Descartes, Locke, Bacon, Bayle, Galileo, Grotius, Hobbes, Leibniz, Newton, Spinoza) como naturalista- experimental, lo que propició nuevos trabajos sobre rocas, clima y estratigrafía de suelos y dinamizó las ideas sobre el universo, el mundo natural y el pasado humano. La aceptación del pasado humano como tema racional-científico, se consolidó con el físico danés Niels Stensen14 que formuló el principio estratigráfico: lo superficial correspondía a un tiempo reciente y lo más profundo representaba un tiempo antiguo. El trabajo de Stensen, aportó argumentos teóricos y técnicos, al construir tablas estratigráficas como referente empírico de escalas de tiempo geológico, lo que llevó a los principios de cronología relativa que adaptaron los empiristas, anticuarios y los pioneros prehistoriadores europeos para explicar el pasado.

A finales del siglo XVII, el ambiente científico europeo fue influenciado por el paradigma ilustrado que surgió en la Europa Norte atlántica (Francia e Inglaterra) y que se prolongó hasta un poco después de la Revolución Francesa, en el siglo XVIII. El pensamiento ilustrado, surgió como reacción y alternativa liberadora ante la obscuridad religiosa, política y tiránica del

14 Conocido también como Nicolaus Stenno

absolutismo y, por ello, se opuso a la fuente causal divina (Siglo de las Luces) como explicación de la existencia del mundo y del ser humano y por el contario, como movimiento social e intelectual, rescató la autoridad ética, emprendió la recuperación del pensamiento clásico, impulsó el conocimiento racional-científico, determinó nuevos parámetros de progreso y posicionó la razón como la mayor virtud humana, lo que en conjunto, propició el desarrollo de un nuevo concepto de ser humano “el hombre” posicionó la idea de evolución-cambio, en sentido natural y social (Fontana 1982).

Esto marcó, las directrices de nuevos conceptos e ideas sobre el mundo, la naturaleza y la sociedad, incluyendo la explicación de las obras humanas en el tiempo, pues la Ilustración anidó nuevas ideas del humanismo clásico y formuló las bases de la valoración del individuo en su actuación colectiva como miembro de un grupo sometido al progreso, trazando la ruta de la perfección material y espiritual del ser humano, lo que se expresó en el “progreso cultural”, idea que fue determinante al inspirar los cambios socio-políticos, como fuente-base para los actuales patrones de progreso de la llamada Cultura Occidental. También las ideas ilustradas al tomar postulados de Newton, generaron nuevas ideas sobre el mundo físico-natural, el universo y trazó el camino sólido para las nuevas formas de pensar y valorar el mundo físico-natural y social. El ideario ilustrado, posicionó la razón, el progreso material y los avances tecnológicos como los máximos logros de la humanidad en el contexto de la cultura universal, lo que en conjunto, revolucionó el mundo social y político expresado en los escritos de los intelectuales humanistas del siglo XVIII, como: Turgot, Chatelet, Condorcet, Diderot, Hume, Smith, Fergusson, Robertson (Aviérinos 2001).

La Ilustración representó un momento de la historia humana en donde surgió la idea de cultura como sinónimo de etnia, lo que llevó a los intelectuales ilustrados - en el contexto de la razón- a la idea de “progreso cultural”, a propugnar por educar a los pueblos y a los ciudadanos como esperanza para el progreso cultural universal y en contra del antiguo régimen absolutista que le apostó a la ignorancia, a la tiranía y a la irracionalidad de las gentes, principios opuestos al proyecto e ideario Ilustrado. En el mundo social y político tomó fuerza el análisis del presente y del pasado humano, bajo las ideas de naturaleza y cultura, desarrolladas por Voltaire, Rousseau y Montesquieu. En el lapso de tiempo entre 1730 y 1760, la burguesía revolucionaria no agraria (amiga del pensamiento ilustrado y opuesta al antiguo régimen absolutista), adquirió protagonismo social, pues acogió el concepto de “progreso cultural”. Así, el pensamiento ilustrado consolidó la idea de una “base común psíquica del ser humano”, reconociendo que éste, tuvo inteligencia desde su primer momento de evolución, al actuar cognitivamente de manera racional y lógica, lo que se cristalizó con Johann Joachim Winckelmann15 (Historia del Arte en la Antigüedad 1764), al publicar los datos provenientes de las excavaciones de Herculano y Pompeya; al naturalista Carlos Linneo creó el concepto de árbol genealógico de las especies vivas y propició la idea de evolución de las especies a pesar de haber sido un teórico fijísta.

Asimismo, influenció a Leclerc, conde de Buffon, que propuso ideas evolutivas y de involución;

y, propició distintas hipótesis sobre el origen de la Tierra, como la catastrófica (Abraham Gottlob Werner) y el uniformismo (James Hutton 1778), que consideró el origen de la Tierra, como el producto de procesos de transformación a partir de fuerzas físicas-geológicas

15 Winckelmann, Johann Joachin (1717-1768), arqueólogo clásico e historiador alemán nacido en Stendal y formado en la Universidad de Halle. Su obras referenciales fueron “Reflexiones sobre la imitación de las obras griegas en la pintura y la escultura” (1755), “Observaciones sobre la arquitectura de los antiguos“ (1762), “Historia del Arte en la Antigüedad” (1764), y “Monumentos antiguos inéditos” (1767-1768)

(vulcanismo, terremotos, inundaciones, erosión, etc.) a lo largo del tiempo y en contra de la idea, de las grandes catástrofes, como las formadoras de la misma.

El pensamiento ilustrado propició nuevas formas de pensar y valorar el mundo físico-natural, expresado en el desarrollo de la petrografía, la biología evolutiva, la paleontología y la climatología, el conocimiento de la estratigrafía y la aplicación de leyes empíricas al manejo del tiempo (método estratigráfico) y los estudios de rocas en Escandinava, Gran Bretaña y Alemania e impactó especialmente los estudios geológicos y estratigráficos de suelos de Stukeley y Joachim Winckelmann. Así, el saber geológico- paleontológico se centró en el estudio de los yacimientos rocosos y la valiosa documentación sobre la descomposición biológica en un medio sedimentario, generado por el proceso de fosilización y paralelamente, surgieron los métodos y las técnicas cuantitativas, que hacia finales del siglo XVIII fortalecieron los estudios de suelos, el clima, la composición litológica de la Tierra y técnicamente aportaron herramientas estratigráficas para el conocimiento del pasado humano .

Esta influencia del pensamiento ilustrado, llevó a la aceptación determinista de las leyes físicas, que complementaron las explicaciones empiristas- naturalistas, las razones filosóficas y religiosas y, el esencialismo biológico, y, propició modificaciones en trabajos posteriores de biología, estratigrafía y geología liderados por la Escuela Escandinava (Vedel Simonsen, P. F.

Suhner o S. Thorlacius) y fue determinante para la formación intelectual de coleccionistas franceses como N. Mahudel, B de Montfaucon o A.-Y. Gogueta. A la par, el filósofo Immanuel Kant presentó nuevos argumentos sobre la estructura y límites del conocimiento, pues consideró que lo primero que se impone al conocimiento es la razón (racionalismo), al ser contenedora de

la experiencia (empirismo), planteamientos asumidos por enfoques de la ciencia moderna. Todas estas fuentes empiristas - naturalistas, el conocimiento y la razón como el rasgo distintivo de lo humano y hallazgo de obras monumentales del pasado, propiciaron el estudio científico del pasado humano, partiendo del análisis de la antigüedad de los útiles fabricados por el “hombre”

en una época remota, matizando los conceptos de tiempo geológico y el tiempo de las obras humanas y sembrando la semilla de los futuros discursos empíricos y deterministas lo que permitió conocer de otra manera el pasado humano, expresados, por ejemplo, en el inglés John Frere (1797), quien por primera vez, usó los principios y métodos geológicos para estudiar fosos de grava en Suffolk, Inglaterra, identificando los artefactos y el origen humano en un contexto estratigráfico (Glyn 1986en Terradas 2000). Este interés por explicar los vestigios humanos en el pasado, también contribuyeron dos hechos más: por un lado, la expedición napoleónica a Egipto (en la que participó una comisión de científicos franceses) y el traslado de los relieves del Partenón a Londres y, por el otro, la fuente escrita, representada en los textos históricos, la descripción de los tesoros y de las riquezas de las grandes civilizaciones antiguas.

Estos logros de la ciencia empiristas - naturalistas y el posicionamiento del “hombre” en el contexto del pasado y del presente, abrieron las puertas para las sucesivas investigaciones sobre:

yacimientos rocosos, el tipo de material de los artefactos y útiles y, los sitios de procedencia de materiales líticos asociados a la actividad humana en el pasado, con lo cual se fue conformando una sólida base científica para conocer las actividades sociales asociadas a los recursos minerales. A la par, el análisis de la presencia de obras humanas en tiempos muy antiguos estuvo apoyado en los textos escritos de la antigüedad, lo que en conjunto trazó la ruta teórica y empírica para formular hipótesis sobre la antigüedad de los objetos líticos (Stukeley en Terradas

2001) y lo que produjo un cambio explicativo al pasar de fuentes divinas a las evidencias objetivas (monumentos y artefactos) del pasado humano, para valorar lo natural y los artefactos producidos por “los hombres” humanos en el tiempo, fortaleciendo los criterios valorativos del pasado humano y el concepto de progreso cultural y cuya importancia mesurable se fue expandiendo a lo largo del siglo XIX.

El desarrollo de la ciencia empírica y determinista (expresada principalmente en la geología), aportó paralelamente métodos empíricos y análisis cuantitativos y numerosos datos asociados a la estratigrafía y composición mineralógica de los yacimientos litológicos, lo que se convirtió en fuente primaria para analizar la tecnología utilizada para fabricar artefactos líticos.

Así, el orden científico empírico-naturalista alcanzó su mayor dinámica científica e introdujo, nuevas razones filosóficas que alimentaron la idea de una “esencia del hombre” lo que llevó a ubicar la existencia humana dentro de la naturaleza y por lo tanto, a reconocer que su desarrollo estaba sometido a sus propias leyes (D’holbach 1770 en Marvin Harris 1996), con lo cual los seres humanos adquirieron un lugar específico en el orden de la historia natural.

En síntesis, entre final del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX, la ciencia empírica-determinista (expresada principalmente en la geología, la paleontología, la física y la biología), ofreció nuevos avances teóricos y técnicas para realizar estudios estratigráficos, lo que propició el surgimiento de: métodos de excavación; sistemas clasificatorios de los objetos materiales encontrados; representación gráfica, lo que fue configurando los contextos materiales de la futura ciencia arqueológica (David Roberts; Frederick Catherwood, falta referencia). A ello, se sumó la aparición de fondos museísticos con vestigios materiales dejados por sociedades remotas de

diferentes partes del mundo, lo que fue generando una racionalidad histórica de las grandes civilizaciones antiguas y su influencia planetaria.

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