• Aucun résultat trouvé

La influencia materialista

Dans le document Sogamoso, Santander, Colombia (Page 87-91)

1. La arqueología como ciencia: el marco historiográfico

1.3. El advenimiento de la arqueología prehistórica

1.3.1. La influencia materialista

Hacia 1870, el estudio científico de los objetos arqueológicos, estuvo influenciado teóricamente por el materialismo histórico y en particular por los planteamientos de F. Engels, quien reformuló las ideas del darwinismo social ya que para explicar la vida social, defendió la idea de “trabajo” como la condición básica de la existencia humana en cualquier época, ponderando el papel del trabajo en las transformaciones de especies animales hacia los humanos (postulado en 1876, publicado en 1897 y tomado de la publicación de 1974). Estos planteamientos materialistas fueron ampliamente utilizados para analizar las herramientas líticas como una respuesta humana ante las necesidades objetivas y una prueba de la inteligencia y el

pensamiento humano y, por consiguiente, un factor positivo de la evolución física (especialmente en el cerebro humano) y la consolidación de la vida social humana. Este desarrollo de la herramienta y su relación con la inteligencia humana marcaba de manera específica la diferencia entre el ser humano y los demás animales, en tanto que éste, no sólo se adaptaba a su medio natural, sino que lo domina a través del trabajo gracias a la producción y uso de utensilios (Engels 1974).

Estos argumentos de Engels ampliaron el espectro significativo de los artefactos prehistóricos al ser considerados dentro del ámbito de la producción, pues al ser los útiles, instrumentos de trabajo develan las formas como actuaron los seres humanos desarrollando formas y actividades de trabajo. Así, los útiles fueron la expresión de procesos socio-productivos del pasado, asociados a las necesidades objetivas y sociales y no sólo son un reflejo de la especificidad tecnológica que determina un estadio evolutivo de un grupo humano en un espacio y en un tiempo determinado, tal como lo promulgaban los darwinistas sociales, sino que tácitamente expresan sus necesidades concretas y las respuestas diseñadas para satisfacerlas por parte de las sociedades prehistóricas.

Por otro lado, el campo teórico desarrollado por Spencer, para explicar las etapas de evolución social llevó a posturas conservadoras para evaluar la relación de los seres humanos con respecto a la distribución de los recursos que fue la preocupación central de Malthus al considerar la idea de la “lucha por la existencia”. Hacía 1870, Sven Nilsson, planteó una secuencia evolutiva general en etapas: salvaje (dependen del entorno, subsistencia basada en recolección, caza y pesca estilo de vida muy pobre, bandas muy simples); el pastoreo (con una

mejoría en su condición de vida y acumulación de experiencias tecnológicas); la sedentarización (en donde sobresale la agricultura, los excedentes productivos y formas de escritura) y, por último, la nación que mediante el trabajo, organiza a toda la sociedad, cumpliendo la misión que le ha sido designada: adquirir el grado más alto de cultura y el estado más alto de civilización (Nilsson en Glyn 1986:108).

Hacía 1870, la arqueología prehistórica recibió una marcada influencia de las Ciencias Naturales y la teoría social y de los aportes empíricos de la geología, la paleontología, la historia del arte y la biología. Esta influencia, determinó una mayor preocupación de la ciencia arqueológica, por aportar pruebas empíricas sólidas (evidencias materiales, objetos, artefactos) como testimonios objetivos para comprender los procesos evolutivos humanos y las etapas de evolución social. Esto se fortaleció con la aparición y consolidación de los estudios de suelos y de sedimentos naturales, relacionados con los estudios geológicos y paleontológicos, lo que fue especializando y acercando cada vez más la arqueología al campo de las ciencias naturales positivas, enriqueciendo el análisis de los útiles líticos y las industrias líticas prehistóricas. La convergencia entre la geología y la arqueología, se vio influenciada por los avances teóricos y metodológicos de la ciencia positivista, representada principalmente en las Ciencias Naturales y de la Tierra, que ofrecieron datos sólidos y clasificaciones taxonómicas, respaldados por el descubrimiento de las pinturas rupestres de Altamira (1879), a cargo de Marcelino de Sautuola19, lo que marcó nuevos rumbos para la comprensión científica de la prehistoria europea. Entre los años que van desde 1870 a 1900, aparecieron con gran fuerza teórica, las obras de los

19 Naturalista santanderino, (España). Publicó su hallazgo en un folleto (“Breves apuntes sobre algunos objetos prehistóricos de la Provincia de Santander”, en 1880) en el que defendía la contemporaneidad entre el yacimiento arqueológico y las representaciones rupestres, tesis que no fue aceptada hasta la publicación de “Mea culpa d’un sceptique” en 1902 por parte de su principal oponente; E. Cartailhiac.

antropólogos L. Morgan y Edward B. Tylor, que hicieron inferencias y plantearon explicaciones sobre la historia social humana a partir de evidencias arqueológicas de orden tecnológico.

Morgan fue influenciado por los planteamientos de Nilsson, tomando de éste, la idea de grandes etapas de evolución social en un sentido histórico. Esta idea inspirada en el evolucionismo social darwiniano y soportada en el concepto de progreso cultural, medido a través de la tecnología, también fue tomada por Engels, para plantear las grandes etapas de evolución en la historia humana, desde la perspectiva del materialismo histórico.

A finales del siglo XIX, los grandes esquemas universales de evolución social entraron en crisis y fueron sustituidos por las culturas regionales, alimentando los brotes de nacionalismos en Europa y fortaleciendo el método de análisis científico inductivo-particularista cuya incidencia en la arqueología fue visible, al tratar científicamente los objetos utilizando las tipologías como marcadores de expresiones étnicas-culturales, que facilitaron su ubicación histórica. Este hecho es paradójico, porque se vuelve a ideas de los investigadores ingleses y alemanes que se oponían a principios y postulados evolucionistas y optaban por explicaciones de orden particular-regional a partir de la distribución geográfica de objetos o útiles manufacturados por seres humanos, en un sentido étnico-cultural, en tanto que conformaban pueblos que poseían cualidades concretas que expresaban su cultura; lo que propició una marcada influencia del paradigma difusionista en antropología y arqueología, como respuesta al esquema evolucionista social de tipo universal.

Dans le document Sogamoso, Santander, Colombia (Page 87-91)