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Origen de las geociencias en Colombia Desde la época del ‘descubrimiento’ de América y hasta finales del siglo XIX, la

Servicio Geológico Nacional (1939)

1.1 La geología en Colombia con anterioridad a 1916

1.1.1 Origen de las geociencias en Colombia Desde la época del ‘descubrimiento’ de América y hasta finales del siglo XIX, la

relación entre Europa y Latinoamérica fue, sin duda, una relación de dependencia cultural, también en las ciencias5. Por tanto, no es de extrañar que se haya impuesto entre los historiadores de la ciencia —y en la sociedad en general— la idea del ‘origen externo’ de la investigación científica. Precisamente, son las grandes expediciones que se sucedieron entre los siglos XVIII y XIX las que se consideran los agentes de la instauración legítima de la ciencia en Colombia, bien sea que este proceso respondiera a fines colonialistas de difusión o divulgación, o a verdaderas ‘revoluciones’ protoindustriales, literarias o ideológicas.

Particularmente, es común el reconocimiento de que los miembros de la Expedición Botánica fueron los protagonistas fundamentales del establecimiento y legitimación de la ciencia moderna en Colombia, pues puede reconocerse en su actividad la introducción de las prácticas e ideas que caracterizan la ciencia

4 Acosta (2007).

5 Esto se evidenció en el Nuevo Reino de Granada con los esfuerzos científicos de la España borbónica

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positivista6, aunque existen estudios que anteponen el estilo artesanal por encima del carácter científico de la Expedición7.

En el ámbito de las ciencias naturales relacionadas con la corteza terrestre, las bases de la geociencia colombiana también se remontan a las expediciones de naturalistas europeos8. Aunque ninguna de ellas tenían objetivos específicos relacionados con la geología o la minería, terminaron realizando aportaciones directas en aquellos temas o incidiendo en el posterior desarrollo de investigaciones al haber despertado y desencadenado el interés por la geoesfera americana en investigadores europeos, bien sea a partir del envío de notas con localizaciones, observaciones, descripciones, análisis de diversos elementos geológicos (relieve, minerales, rocas, procesos, etc.)9, de algunos de los primeros estudios con visos científicos de las regiones visitadas por los expedicionarios10, o de material geológico y paleontológico recolectado11.

Sin embargo, la idea del origen externo de la ciencia no debe llamar a engaños y generalizaciones. Fueron los ímpetus colonialistas primero y los nacionalistas después —aderezados por la pobreza fiscal tanto del viejo Virreinato como de la nueva República— los que plantearon la necesidad de conocer y mesurar el territorio en pos de la supuesta riqueza mineral semioculta tras la exuberancia geográfica, morfológica y botánica del territorio que hoy es Colombia.

Al espíritu de ‘auto-descubrimiento’ colonial o nacional habría que agregar el acicate de los aires cientifistas del siglo XIX y los utilitaristas del XX que han hecho de aquel territorio casi mítico12 un trozo de tierra codiciado (científica o económicamente13) desde el exterior. Fuesen cuales fuesen las intenciones, resulta evidente que la geografía y la geología fueron abanderadas del proceso de escrutinio natural del territorio, parte de un proceso aún mayor de creación y

6 Poveda (1989: 159).

7 Becerra y Restrepo (1993: 39).

8 La Expedición Franco-Española (La Condamine-Ulloa, 1735 y 1743), la Expedición Botánica (1783 y 1817), y la expedición de Alexander von Humboldt y Amadeus Bondpland (1801) (Acosta, 2007: 2-6).

9 Cruz, et al (1971: 3-4); Botero (1978: 151); Espinosa (1985: 19-20); Perry (1933: 4).

10 Espinosa (1993: 281-285).

11 Botero (1978: 151); Espinosa (1993: 282 y 284).

12 Recordar la conocida Leyenda de ‘El Dorado’.

13 La compleja y variada geología del territorio colombiano llamó la atención de algunos investigadores europeos.

Curiosamente (que no casualmente) fueron los edificios montañosos (y sus entrañas minerales) y no las grandes selvas los que cautivaron la atención de los estudiosos y sus patrocinadores.

consolidación de un país14. Así pues, las iniciativas por crear instituciones de enseñanza e investigación geocientífica corrieron principalmente a cargo de los gobiernos nacionales o provinciales (al menos durante el período que abarca esta investigación), y en menor grado de las elites o los gremios colombianos, así fuera con el protagonismo puntual de investigadores foráneos a bordo de instituciones nacionales o extranjeras15. A pesar de todo lo anterior, hasta la segunda década del siglo XX no se empezó a consolidar lenta, discontinua y aisladamente una institucionalidad oficial desde la cual se pudiera apostar decididamente por estudios geocientíficos sistemáticos, por lo que los frutos anteriores a ese decenio fueron limitados. Por ejemplo, los métodos, sistemas legales y tipo de prospecciones de minería de casi todo el siglo XIX seguían siendo prácticamente los mismos que durante la colonia16, y a principios del siglo XX el estudio sistemático del suelo y el subsuelo se quedaba en meros planteamientos e intenciones, con muy puntuales excepciones.

No obstante que el conocimiento geológico (y su búsqueda) ha estado presente en toda la historia precolombina, colonial y republicana, la falta de continuidad en los intentos por afianzarlo científicamente, por lograr la sistematización de los estudios, por obtener resultados prácticos, y por contar con profesionales e investigadores colombianos son elementos indispensables en el análisis de su historia, al menos hasta la década de 1960. Sin embargo, que las ciencias de la Tierra hayan respirado aires un tanto diferentes a otras de las disciplinas científicas en este país es un asunto que se plantea interesante.

14 Ya desde la parte final de la colonia, Francisco José de Caldas (el criollo más destacado en las ciencias colombianas de principios del siglo XIX, especialmente a bordo de la Expedición Botánica) buscó dirigir el pensamiento de sus compatriotas hacia el estudio de la geografía, según él, “base de toda especulación política”

(Becerra y Restrepo, 1993: 35).

15 Safford (1985: 424-426); Poveda (1989: 159-160); Acosta (2007: 6).

16 Suescún (1978: 10).

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Tabla 1. Principales mapas y estudios sobre la geología colombiana antes de 1916

Mapa/Publicaciones Autor / Observaciones Lugar/ fecha

Essai géonostique sur le gisement des roches dans les deux hemispheres

Humboldt París, 1823

Mapa sin nombre Boué París, 1844

Mapa de la Nueva Granada Joaquín de Acosta París, 1847

D’Orbigny París, 1847

en la República de Colombia Alfons Stuebel y Wilhelm Reiss, con análisis petrográficos de Richard Künch y Walter Bergt.

Berlín, 1889 y 1892

Die Vulkanberge Von Kolumbien Alfons Stuebel Berlín, 1906

La Cordillera de Bogotá Alfred Hettner Berlín, 1892

Plancha “Colombia geológica” en el

Cartografía geológica de Colombia anterior a 1916:

a) Mapa geológico de Joaquín Acosta en “Carta Corográfica del Estado de Santander” (Zapata, 1874); b) Bosquejo original de una carta de la constitución geológica de la Gran Colombia

por H. Karsten (1856); c) Mapa Geológico Sintético de Colombia a escala 1:2’700.000, por Tulio Ospina (1915).

Material del archivo personal de Alberto Lobo-Guerrero U. (Bogotá)

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1.1.2 Visiones, motivaciones y limitaciones públicas

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