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Intercambio científico Royo y Gómez ejerció el intercambio científico, intentando hacer públicos los

La huella científica de Royo y Gómez en Colombia

4.6 Intercambio y divulgación

4.6.2 Intercambio científico Royo y Gómez ejerció el intercambio científico, intentando hacer públicos los

trabajos que realizaban otros científicos colombianos y extranjeros relacionados con el SGN. Por ejemplo, comenta a Alexander Westmore que, «en la revista Ciencia […] aparecerá la noticia de su exploración por la Guajira pero sería muy interesante publicar una reseña aunque fuera corta [con] algunos de los resultados obtenidos»308.

De otro lado, es rico en matices el intercambio de noticias y documentos entre España y Colombia que logró por medio de la comunicación epistolar con amigos y colegas en la Península, especialmente Vicent Sos Baynat (Madrid y Mérida) y Miquel Crusafont y J. F. De Villalta (Sabadell). El intercambio epistolar con Sos sirvió de ruta difusora en ambos ambientes, aunque sujeta a restricciones. Algunas de estas anotaciones son en verdaderos resúmenes de las labores científicas o reseñas sobre sus trabajos, aún más cuando adjuntaban publicaciones. Por ejemplo, en una carta, Sos alude a los trabajos recientes aparecidos en España, de los paleontólogos Crusafont y Villalta, ambos en Barcelona; a los amigos Garrido, Strong, y Bayón, todos en Madrid, comentando los trabajos de mineralogía de los mismos, recientemente aparecidos.

304 Fondo Miquel Crusafont, Institut Català de Paleontologia en Sabadell (www.sac.cat).

305 SIA (Rec. Un. 7006, AWp, Box 22, Folder 12).

306 Correspondencia enviada por Josefa Royo 2004 y referencias en los diarios personales de JRyG.

307 Correspondencia que reposa en el F-JRyG-MGC.

308 SIA (Rec. Un. 7006, AWp, Box 22, Folder 12, carta Bogotá del 30 de abril de 1941).

Fotocopia de carta de remisión de colección de minerales y rocas de Colombia con destino a la Feria de Comercio de Chicago

Material del Fondo José Royo y Gómez, Bogotá

(Doc. FRG-MGC, Leg. no num., carat. Enero de 1950 a Abril de 1951)

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La retroalimentación entre ambos amigos también permitió que Royo y Gómez publicara en la revista Ciencia artículos (necrológicas) de Arthur Smith Woodward, del profesor Antonio García Banús (1888-1945), y del profesor Martín Cardoso, gracias a información epistolar enviada por Sos. En estos textos lo más personal se mezclaba con lo científico, como los estudios, descubrimientos geológicos y paleontológicos, detalles de congresos, que cada uno transmite desde su posición. Por ejemplo, Sos da cuenta del Congreso de Cuaternario celebrado en Madrid y Barcelona-Sabadell, o de los descubrimientos de un cráneo de elephas en el Manzanares, en Villaverde; Royo y Gómez le responde haciendo referencia a sus excavaciones en Colombia, antes de trasladarse a Venezuela, en las que recolectó «tres defensas de Mastodon de 2,20 m de largos, que se llevaron a su Museo de Bogotá»309.

La comunicación epistolar entre Crusafont (y Josep Villalta) y Royo y Gómez (los más importantes de la paleontología española de sus respectivas épocas) se inició en noviembre de 1944, pero fue más densa y nutrida entre 1947 y 1949, y tenían como eje central los estudios que Crusafont y Villalta realizaban sobre mamíferos miocenos de la cuenca del Vallès-Penedès y la fauna terciaria de Madrid en la Plancha correspondiente del Mapa Geológico Nacional. Ambos temas habían venido siendo tratados en estudios previos a 1939 con participación de Royo y Gómez, quien —a su vez y como ya se ha comentado— respondía preguntas, hacia observaciones y sugerencias, daba orientaciones, exigía correcciones y, de paso, comentaba sus propios trabajos en Colombia, nutridos por el intercambio de informes de unos y otro lado del Atlántico. En estas cartas se destaca un notable respeto por las opiniones del segundo especialmente en relación a estudios que Crusafont, Lluís Solé i Sabarís y Josep Villalta, así como comentarios sobre algunos colegas y amigos como Joaquín Gómez de Llarena310. Los paleontólogos catalanes también indagaban al paleontólogo exiliado por la localización de material fósil estudiado por él en el MNCN, y de utilidad para sus colegas en Catalunya; por ejemplo, por la localización de una especie de

309 Sos (1987: 4 y 14, cartas Bogotá 12 de mayo de 1948; Caracas 31 de enero de 1954; 17, carta 12 de abril de 1959).

310 Gómez de Llarena (buen amigo de Royo y Gómez y Crusafont) fue protagonista de “sonados” hechos con respecto a un par de renuncias espontáneas a realizar las oposiciones a la cátedra de geología y paleontología en Madrid justo en el momento de su presentación, hecho que comentan en una de sus últimas carta (8 de diciembre de 1949).

Diocrocera relacionada por él en la Plancha de Madrid, a lo que contesta con detalle (diez años después de su marcha de España) que, «Quedó en el Museo;

si mal no recuerdo en los cajones de los armarios de mi laboratorio. La excavé yo mismo y la reconstruí en la misma posición en que se encontraba en el yacimiento, en que por las uniones y fracturas parecía una sola pieza. Es efectivamente rara, pero no tuve tiempo, ni medios, para hacer un estudio más profundo. Por su forma parecen dos astas de animales distintos y si se hubiesen encontrado separadas, en vez de formar una sola pieza, habrían podido pasar muy bien por cosas diferentes. ¡Ojala puedan solucionar el enigma!»311. Igualmente, Royo y Gómez recomienda buscar los materiales de Lagposis Peñai, especie sobre la que Crusafont trabajaba, en el Museo del Instituto Geológico y Minero de España de Madrid312.

Sobre esta especie se presentó un suceso de reivindicación científica.

Royo y Gómez revisando los borradores enviados por Crusafont y Villalta encontró errónea una atribución que se hace de L. cadeoti VIRET en lugar de su L. Peñai que fue descrita dos años antes por el de Castellón, lo que le hacía tener prioridad, ya que al parecer de los catalanes eran la misma especie.

Crusafont comunica a Royo y Gómez que han «entregado para imprenta un trabajo en donde se revalora su Lagopsis»313. Al hilo de lo anterior, otro caso de reivindicación de atribuciones es de los restos encontrados en un yacimiento del Vindoboniense de León (descubierto por un ingeniero del Ministerio de OO.PP.) y que se atribuyeron como suyos Primitivo Hernández Sampelayo y Ramon Bataller, habiendo sido enviados y estudiados en el MNCN por Royo y Gómez luego de trabas puestas por Hernández Sampelayo desde el Instituto Geológico y Minero de España314. Comentando el trabajo sobre el Lagopsis enviado desde España, en una carta posterior señala otro error sobre la atribución del descubrimiento de restos (de L. Peñai) por parte de «Don Francisco Hernández-Pacheco y por mí cuando en realidad, y lo pueden Ustedes ver en mis estudios de

311 Fondo Miquel Crusafont, doc. AMC 045c/CProf/4804 (carta de Royo y Gómez a M. Crusafont, 8 de diciembre de 1949).

312 Ibíd., doc. AMC 045b/CProf/4716 (carta de Royo y Gómez a M. Crusafont, 6 de abril de 1948).

313 Ibíd., doc. AMC 045b/CProf/4613 y AMC 045b/CProf/4617 (cartas M. Crusafont a Royo y Gómez, 2 de febrero y 9 de marzo de 1947).

314 Ibíd., doc. AMC 045b/CProf/4762 (carta de Royo y Gómez a Crusafont y Villalta del 23 de noviembre de 1948).

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la hoja de Alcalá, en los que me acompañaba el ingeniero Don Laureano Menéndez Fuget, y por lo tanto es a este al que hay que nombrar o citar en vez del anterior315».

Lamentablemente, el archivo personal de Royo y Gómez, que conserva su hija Josefa en Caracas, no se encuentran más comunicaciones epistolares que revelen el contexto científico en el que se movía el personaje en Colombia. Según doña Josefa, este material desapareció (al menos del ámbito familiar) hace unas décadas cuando fue prestado para que fuera revisado por unos profesores venezolanos para un homenaje que estaba proyectado.

4.7 Diarios, libretas de campo

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