• Aucun résultat trouvé

La herencia dejada por la CCN Sea como fuere, es innegable que hablar de veintitrés años de relativa vigencia

Servicio Geológico Nacional (1939)

1.2 La geología oficial en Colombia entre 1917 y 1939

1.2.2 La herencia dejada por la CCN Sea como fuere, es innegable que hablar de veintitrés años de relativa vigencia

de la CCN (a 1938) indica una inflexión en la historia de fracasos por institucionalizar el estudio de la geología colombiana. Sin embargo, las dificultades con las que se topó la primera entidad pública creada para ello se hicieron crónicas o recurrentes, p. Ej., su débil institucionalidad, el reducido personal, los escasos recursos económicos, el sacrificio de la investigación básica y sistemática por la urgente (esencialmente relacionada con la geología económica y la minería), y los problemas sociales, políticos y de infraestructura del país.

A la luz de los resultados, entre 1917 y 1927 se evidencia mayor intensidad en el trabajo de investigación, mientras que en los años posteriores las comisiones de campo fueron discontinuas, incompletas y erráticas, a lo que hay que sumar la retardada publicación oficial de los informes, debido a la imposibilidad de contar con los originales (en alemán o en mal castellano), de modo que el uso de los documentos producto de la CCN se dificultaba por «la falta de claridad en algunos de sus pasajes», y por los «errores de construcción gramatical»32 debido al limitado dominio del idioma de los autores extranjeros o traducciones deficientes, y a una deficiente calidad gráfica, que no hacían justicia a la información de campo recogida y a los textos de ella derivados.

El período de tiempo entre 1927 y 1938 coincidió con una época económicamente menos boyante que la primera mitad de la década de 1920 y una ralentización del desarrollo colombiano, lo que se tradujo en una disminución en la labor investigadora. La tambaleante CCN se sostenía por la labor aislada de uno u otro geólogo33 destinado por el Departamento de Minas y Petróleo para afrontar proyectos puntuales que surgían de la premura por encontrar reservas de recursos del subsuelo como base de la economía del país, en medio de la recesión mundial. Incluso, la imposibilidad de realizar trabajos de campo hizo que la atención se dirigiera a la publicación de los estudios oficiales, rescatándolos del ostracismo, al menos en Colombia.

32 Perry (1933: 6).

33 Por ejemplo, E. Grosse, E. Hubach y B. Alvarado.

36

A todas luces, sus resultados constituyeron una valiosa y útil aportación al conocimiento científico del territorio colombiano (en especial de la parte central montañosa o zona andina), en áreas como de la geografía, la mineralogía, la petrografía, la litología, la estratigrafía, la tectónica y la historia geológica del territorio colombiano, todo ello reflejado en memorias, informes, mapas, estudios básicos y aplicados de geología básica y económica34. Con relación a la geología económica, entre 1931 y 1938 la labor de la CCN orientada a esta actividad también creció el número de estudios geológicos oficiales motivados por la necesidad de colaborar con las empresas mineras y de trasformación de minerales metálicos y no metálicos. Al margen del conocimiento generado y de la utilidad práctica de los mismos, su importancia radica en que sirvieron de base para sustentar las investigaciones que se realizarían, afortunadamente, en el futuro cercano. Como lo anota Carrillo35, «El análisis de la [CCN] guarda una estrecha relación con las formas como se institucionalizó el estudio programático de la geología colombiana [y] brinda elementos para entender los procesos de legitimación de las ciencias de la Tierra en Colombia». Sin embargo, funcionó a pulsos, con escasa estructura institucional muy focalizada en unas cuantas personas, y no se convirtió en el sitio de validación del saber geológico, y de creación de escuela, de forma que permitiera recibir la ciencia extranjera, asimilarla y arraigarla (no solo científicamente sino también socialmente) para seguir su propio camino ‘nacional’36, menos dependiente y pasivo. Por ello, es osado considerar a la Comisión como un ‘centro’ para el estudio de la geología nacional. En todo caso —y si fuera una obligación establecer tal centro— tal calificativo debería ampliarse, con menor riesgo, a la Oficina o Sección Técnica del Departamento de Minas y Petróleo del Ministerio de Industrias (y Trabajo) que, conteniendo a la CCN, logró establecer algunas redes de conocimiento, en el marco socioeconómico de Colombia, aunque todas luces insuficientes.

34 Acosta (2007: 17-50).

35 Carrillo (2003b: 29).

36 Sin querer caer en la tentación (muchas veces convertida en tendencia) de edificar un discurso encajado en las

‘fidelidades nacionales’ y en los prejuicios de la nación-estado señalados por Lewis Pyenson (1988: 245).

Algunos personajes y productos de la CCN:

a) Mapa de la Construcción Andina (Hubach, 1933); b) Robert Scheibe, Director de la CCN (1916-1923); c) Enrique Hubach (Geólogo del Dpto. Técnico del Ministerio de Industrias y Director del SGN ; d) Estudios Geológicos en la Región del Río Magdalena por Hans Stille (1928); e) Estudios Geológicos y Paleontológicos de la Cordillera Oriental por R. Scheibe y

otros (1937-1938); f) CEGOC Tomo I (1933);

g) Cuadro de Estratigrafía del valle del Magdalena por Hubach y Alvarado (1933);

h) Croquis de la Región Carbonífera al norte de Tocaima por la CCN (R. Scheibe, 1918).

Material del archivo del MGC

38

Los inconvenientes que hubo de afrontar la CCN impidieron que afianzara su institucionalidad y su labor fuera continua, lo que permite calificarla más bien como un ‘proto-servicio geológico’. Precisamente, en este sentido Royo y Gómez comenta que, «…los antiguos geólogos de la CCN, […] fueron los que abrieron el camino y sentaron bases firmes para la geología del país, […] labor geológica, digna del mayor encomio y que produjo […] grandes beneficios […]»37.

1.2.3 Situación de la geología en Colombia a 1938

Outline

Documents relatifs