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Fundamentos para un servicio geológico

entre la creación del SGN (1939) y la del I NGEOMINAS (1968)

2.2. Fundamentos para un servicio geológico

2.2. Fundamentos para un servicio geológico.

Las propuestas de Perry (1933-1935) y Lobo-Guerrero (1934)

La historia del Servicio Geológico Nacional51 tiene sus fundamentos en las propuestas que, con relación a la conformación o consolidación de un verdadero servicio geológico, presentaron algunos personajes entre 1933 y 1944, aunque fueron limitadas en alcances o solo parcialmente tenidas en cuenta por quienes tomaron las decisiones políticas. En cualquier caso, el presente de la investigación geológica en Colombia (encarnado en el INGEOMINAS) tiene sus cimientos en tales propuestas y en la ejecución de las mismas.

Aunque entre 1933 y 1937, bajo los gobiernos liberales de Olaya Herrera y López Pumarejo, se prestó especial atención a los georrecursos, no hubo una apuesta decidida por la investigación básica que sustentara la prospección de aquellos. Sin embargo, no todo fue resignación y pragmatismo en la década de 1930. Al contrario, hubo pronunciamientos contundentes en favor de un verdadero servicio geológico y minero, clamores nacidos de las mismas entrañas del sector oficial de la época. Por ejemplo, el del ingeniero civil y arquitecto Jorge A. Perry52 escribió en la Introducción del Tomo I de la CEGOC, en septiembre de 1933, lo siguiente:

«La organización y sostenimiento, como servicio público, de un cuerpo o institución permanente encargado de llevar a cabo de manera sistemática el estudio y levantamiento del mapa geológico, hidrográfico y topográfico del país es cuestión que no admite ya más aplazamiento. El conocimiento científico de nuestros recursos minerales, de las características del suelo y el subsuelo de las

51 Detallada en Acosta (2007).

52 Perry se desempeñaba como Ingeniero Jefe de la Sección Técnica del Departamento de Minas y Petróleo del Ministerio de Industrias (1931-1937), después de haber trabajado en la Oficina Nacional de Minas y Petróleo, anexa al Ministerio de Obras Públicas (1920-1923) y en el Ministerio de Industrias (hasta 1927).

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diversas comarcas, del régimen, distribución, modalidades y aprovechabilidad de nuestras fuentes de agua, y del relieve preciso que afecta el territorio, es condición indispensable para que el país pueda transitar con seguridad la senda de progreso que ha principiado a recorrer. Y aquel conocimiento no podrá lograrse sino por medio de un servicio o instituto geológico sostenido por el Gobierno, y dotado de personal, material y recursos suficientes, para que pueda desarrollar eficientemente tan vasta labor»53.

De otro lado, Alberto Lobo-Guerrero Dussán54 escribió, en el Informe anual 1933-1934 del Jefe del Departamento al señor Ministro de Industrias y Trabajo, un documento denominado “Necesidades del Departamento de Minas y Petróleo”. En aquel documento analizó la situación administrativa, técnica y científica del Departamento (incluso las dependencias físicas), diagnosticó sus puntos débiles y planteó propuestas en todos los ámbitos. Este texto es, en concepto de quien escribe, uno de los documentos más trascendentales en la historia de la institucionalización de la geología colombiana, pues refleja lo ocurrido hasta ese momento mediante un claro diagnóstico de la situación. Igualmente, plantea visionarias alternativas que serían aplicables —al menos deberían haberlo sido—

a los futuros Servicio Geológico Nacional de Colombia y el Instituto Colombiano de Geología y Minería(INGEOMINAS), ya que algunos de los problemas expuestos se hicieron recurrentes ya que las soluciones propuestas no fueron llevadas a la práctica, al menos hasta varias décadas después. En sus propias palabras:

«La Sección Técnica del Departamento debe tener una organización más completa, es decir, un personal más numeroso, por ser ésta la oficina que debe dar al país su orientación en el desarrollo de la industria minera, a fin de procurar el aprovechamiento económico de las riquezas minerales del país»

53 Perry (1933: 8-9).

54 Ingeniero químico egresado de MIT en Estado Unidos, regresó a Colombia en 1932 y trabajó en el Ministerio de Industrias hasta 1937. Lobo-Guerrero Dussán tenía una perspectiva amplia y práctica de la situación mundial y del país, así como de instituciones técnicas y científicas extranjeras; además sabía bastante de geología pues había trabajado en la búsqueda de petróleo con la Henry & Doherty Co. en México, Venezuela, Colombia y Estados Unidos, desde 1926 hasta 1932. En esos años estudió Geología y Geofísica en Colorado School of Mines (1928-1929) y en Stanford University ((1928-1929) (basadas en declaraciones de Alberto Lobo-Guerrero Uscátegui registradas en entrevista del 6 de diciembre de 2006, Bogotá).

[…] «la Sección Técnica no ha podido atender eficazmente [las] labores del Gobierno, pues carece del servicio geológico, cartográfico y minero que requiere la Nación. Es imposible prestar estos servicios con el escaso personal con que cuenta; así que, si no se reorganiza con un aumento de personal bien preparado, los trabajos continuarán siendo de un carácter preliminar con estudios que únicamente atenderán las necesidades momentáneas y no corresponderán a un plan metódico que abarque todo el territorio nacional».

Como se lee, unos de los pilares de la reorganización planteada por Lobo-Guerrero fueron tanto el aumento de la planta de personal como la profesionalización y especialización del personal técnico y científico, respaldado por recursos económicos suficientes. En otras ocasiones también manifestó que en Colombia se necesitaba desarrollar todas las profesiones y se requería implantar la carrera administrativa y de servicio público, puesto que el «reemplazo de un empleado especializado no se puede improvisar. Es necesario crear el sistema de ascensión de los empleados, de acuerdo con sus capacidades y antigüedad». Igualmente, abogaba por el «aumento en los sueldos, en forma tal que [tuviera] mayor aliciente el desempeñar puestos públicos de carácter especializado». En relación con la insuficiencia de personal, Lobo-Guerrero D.

hizo referencia al que estaba dedicado a petróleos (ramo en el que se habían realizado los trabajos más importantes y numerosos del Departamento) que poco a poco se habían especializado, pero que estaban completamente agobiados de trabajo, debido a la diversidad de labores que se habían ido asignado a cada uno, para así poder darle curso a las tareas administrativas en todo lo que se refiere a petróleo. Escribió Lobo-Guerrero que no sería posible continuar «ni siquiera con las labores administrativas, sin contar con los mismos empleados, a quienes ya llama la industria y las actividades particulares a ocupaciones de remuneración más adecuada para sus conocimientos». Por otra parte, demandaba «con mayor insistencia que antes, empleados especializados en Minas y Petróleos». En tal sentido, consideraba que era necesario capacitar a los propios colombianos para asumir el control tanto de los estudios como de los futuros proyectos económicos,

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y afirmaba que «los países son como los seres humanos, van creciendo, y se tienen que independizar»55. Por ello, hizo eco del informe que H. Foster Bain presentó en mayo de 1929 al Gobierno de Colombia sobre Un plan de organización de la Sección de Minas y Geología, del cual Lobo-Guerrero D.

trascribió la propuesta de “Cursos para estudiantes y para profesionales”. En consecuencia, aconsejó y consiguió que el Ministerio de Industrias enviara al, por ese entonces ingeniero topógrafo, Benjamín Alvarado Biester a estudiar en Estados Unidos, y más adelante a otros profesionales colombianos56. Desde el punto de vista organizativo, ilustró su informe con un par de organigramas que describían tanto la estructura vigente como su propuesta de reestructuración. En ella propuso la creación de una oficina que denominó Dirección General de Minas, Petróleo, Geología e Hidrología. Con relación a la Oficina Técnica estimó que era necesario reorganizar y fortalecer a la Sección 2ª del Departamento de Minas y Petróleo, incapaz de suplir las necesidades del país. Esta oficina estaría dividida en cuatro dependencias principales: Servicio Minero, Servicio Geológico, Inspección Técnica, y Laboratorio, y apuntaría al estudio de las riquezas minerales del territorio por medio de cuerpos especializados en minería, geología, cartografía e hidrología, y tendría la ayuda del Laboratorio de Minas y Petróleo.

Se destaca pues la separación de las secciones encargadas de actividades mineras y geológicas cuyos resultados deberían de llegar a complementarse. Los objetivos planteados para el servicio minero se adelantaron a los que décadas después (a partir de 1963) se establecerían para los programas de fomento minero, el Inventario Minero Nacional y el Servicio Minero del INGEOMINAS.

55 Lobo-Guerrero Dussa´n (1934: 3 - 5).

56 Entre ellos se destacan Alejandro del Río, Roberto Sarmiento Soto, Hernán Garcés G., Gilberto Botero R., Vicente Suárez Hoyos, Fernando Pava Silva, Alberto Sarmiento Alarcón, Jaime López Casas, entre otros (datos tomados del Diario Oficial, 1937, y declaraciones de Alberto Lobo-Guerrero Uscátegui registradas en entrevista del 6 de diciembre de 2006, Bogotá), quienes posteriormente fueron directores del SGN en diversas épocas y con diversa fortuna.

Documentos del Departamento de Minas y Petróleo:

Contrato de beca de estudios de Benjamín Alvarado (Diario Oficial, 1937);

foto de B. Alvarado en un afloramiento de arcillas negras con nódulos piritosos y capas de arcillas (Villeta Superior) ya en el SGN (1939) (Material del archivo del MGC)

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Propuso la división del hipotético servicio en dos grupos: Yacimientos Metálicos y Yacimientos no Metálicos con los objetivos de: a) Estudiar los recursos aprovechables; b) determinar la potencialidad de los yacimientos y las características para una explotación económica de ellos; c) Estudiar los métodos aconsejables para su beneficio; d) Popularizar los principios de la técnica minera entre industriales y trabajadores en el ramo y fomentar la inversión nacional de capitales y esfuerzos en la industria; e) Levantar la carta minera del país en forma ordenada, lo cual estimaba que se podría hacer dividiendo el trabajo por departamentos, para así elaborar con los datos que se obtuvieran un mapa de la geografía económica minera nacional.

Con relación al servicio geológico, la propuesta consideraba que, «para el conocimiento de los recursos minerales del país era indispensable el conocimiento científico, metódico, continuo y completo de la geología del territorio nacional, mediante una labor sistemática, intensa y constante de un cuerpo técnico bien dotado en cuanto a personal y material, que pudiera llevar adelante la tarea de confeccionar el mapa topográfico, hidrológico y geológico del país». De acuerdo con lo anterior, se proponía un Servicio Geológico e Hidrológico dividido en cuatro ramas, así: Geología General e Hidrogeología; Geología de Hidrocarburos; Petrografía; Cartografía, Topografía y Dibujo. La Sección de Geología General estaría encargada de llevar a cabo todas las exploraciones, investigaciones y levantamientos en el campo, relacionados con la geología general e hidrología, de forma que recopilara la información necesaria para generar paulatinamente los mapas respectivos, que abarcaran todo el país. Este trabajo exigiría varios geólogos especializados en formaciones cristalinas y sedimentarias. Se debe resaltar que en la propuesta de reestructuración del Departamento de Minas y Petróleo fue incluido el Laboratorio de Minas y Petróleo que, a pesar de su destacada labor, requería incluir en sus servicios las funciones necesarias para complementar las labores del Servicio Geológico y Minero, los cuales comprenderían determinaciones químicas, físicas, petrográficas, etc., del material que se colectase en los trabajos de campo, lo que también requeriría personal técnico especializado en petrografía y mineralogía.

Retomando lo propuesto por Lobo-Guerrero D., en 1935 Perry reafirma la necesidad de un verdadero servicio geológico en su Informe anual del Departamento de Minas y Petróleo57, escribiendo que se requería la creación y sostenimiento permanente de los servicios geológico-minero e hidrológico. Señala que deberían estar constituidos por cuerpos técnicos que de manera sistemática y continua, exploraran el territorio nacional, levantaran las respectivas cartas y dieran a conocer las riquezas que se pudieran extraer y aprovechar industrialmente.

Así pues, quizá no sea aventurado considerar los anteriores clamores, sobre todo a la propuesta de Alberto Lobo-Guerrero D., como verdaderos embriones de lo que sería el futuro de la institucionalidad geológica. La relevancia de estas propuestas, más allá de que hayan sido fundamento institucional, radican en que reiteraban la importancia de la acción planificada, sistemática, metódica, permanente y continua, realizada por personal especializado amparado por una estructura institucional fuerte y unas buenas condiciones laborales, situaciones que tantas veces se reclamarían en el futuro, y que solo comprobaron puntualmente su eficacia. La visión era clara y la idea muy completa, al menos para la época. Las distancias entre estos pensamientos y la realidad fueron otra cosa, pero indiscutiblemente, y aunque el SGN no se conformaría como una sección hasta 1938 y se erigiría como institución hasta 1968, con el actual INGEOMINAS, ya se había empezado a gestar desde 1933.

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