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3. Los universitarios y su inserción en el mercado de trabajo

3.2 Definiendo la inserción laboral

Tal como se ha presentado en el epígrafe anterior, la transición del sistema educativo al mercado de trabajo forma parte del complejo proceso de transición a la vida adulta y es a partir de esta premisa teórica desde la cual cobra sentido el análisis de la inserción laboral de los titulados universitarios.

La inserción laboral42 se ha entendido y definido en la literatura sobre el tema de dos posibles maneras: como momento o como proceso. La inserción laboral como un

42 Al hablar de la incorporación de los universitarios al mercado de trabajo, algunos autores distinguen entre “inserción laboral” e “inserción profesional”. La inserción laboral haría referencia a “procesos seguidos por aquellos jóvenes que no llegan a cristalizar una carrera profesional; sus itinerarios laborales se caracterizan por la inestabilidad, el continuo cambio de oficio y la falta de perspectivas de cualificación, que no permite la acumulación de una experiencia especializada que facilite el inicio de una carrera profesional” (Figuera, 1996, p. 130). Por el contrario, la inserción profesional correspondería a

“itinerarios laborales [que] conduzcan a la cristalización de una situación adecuada a su formación” (p.

129). Sin embargo, en esta tesis se hará referencia a la inserción laboral de forma general, incluyendo

momento vital hace referencia a la primera experiencia laboral estable que tiene una persona, mientras que la inserción como proceso largo y gradual refiere a un periodo de tiempo durante el cual el individuo logra establecerse dentro de una carrera laboral determinada, dicho en otras palabras “el proceso por el cual los individuos inactivos acceden a una posición estable en el sistema de empleo” (Davia, 2004, p. 18). Esta segunda manera, relacionada con la perspectiva de la transición a la vida adulta, es la que se utilizará en esta tesis para referirse al proceso de ingreso al mercado de trabajo por parte de los titulados universitarios.

Comúnmente, el concepto de inserción laboral se ha utilizado para referirse al “proceso de incorporación a la actividad económica de los individuos” (García-Blanco y Gutiérrez, 1996). Para la mayoría de la población, al menos en las sociedades modernas, dicho proceso es coincidente con el periodo juvenil, entendido como el periodo previo a la emancipación económica y familiar. De esta manera, el proceso de inserción laboral hace referencia al inicio de la “carrera laboral”, desde una perspectiva individual, o bien el inicio de la “trayectoria laboral”, si se analiza desde un punto de vista agregado (Spilerman, 1977).

Al hablar de la inserción laboral como un proceso, evidentemente es necesario aludir al su carácter complejo, que en el caso de los titulados universitarios tiene algunas características que es preciso señalar. Por ejemplo, la edad juega un papel determinante para comprender la diversidad de situaciones que pueden describir el proceso de inserción de los titulados. Por un lado, la edad de ingreso a la universidad es posterior a la edad legal de ingreso al mercado de trabajo. Por otro lado, después de que se han cursado los niveles necesarios para ingresar a la universidad no existe una edad límite para ingresar a la universidad. Si estos dos factores se le suman los condicionantes del contexto socioeconómico y las transformaciones generadas por los ciclos económicos, es posible comprender la diversidad de formas en las que se puede presentar el proceso de inserción laboral para los titulados.

En esta complejidad caben tanto procesos lineales –que tienden a disminuir pero continúan vigentes para muchos jóvenes–, como procesos discontinuos, ya sea en la

todas las situaciones posibles con las cuales se puedan encontrar los titulados universitarios al incorporarse al mercado laboral.

etapa formativa –ingreso tardío, salidas temporales, reorientación de carrera–, en la presencia en el mercado de laboral –entradas y salidas, disminución de tiempo, paro, inactividad– o bien las situaciones de combinación de estudios y trabajo.

En este sentido, la inserción laboral de los titulados universitarios, en cualquier momento que suceda, se inscribe dentro del fenómeno de la inserción laboral de los jóvenes. Esto es así tanto para aquellos que siguieron una trayectoria lineal entre la escuela y el ingreso al mercado de trabajo, como para aquellos que se incorporaron en primer lugar al mercado de trabajo y posteriormente ingresaron a la universidad.

Tabla 7: Tasa de desempleo por grupos de edad, España y Cataluña. 1er trimestre 2008 y 2011 Tasa paro universitarios Tasa paro no universitarios Tasa paro total

ESP CAT ESP CAT ESP CAT Fuente: Elaboración propia a partir de los microdatos de la Encuesta de Población Activa, INE.

Por otro lado, se constata que tener un título universitario aumenta las posibilidades de insertarse en el mercado laboral (Tabla 7) e influye en el tipo de ocupación a la cual se acceda, pero aun así es importante reconocer algunas tendencias generales que se han identificado recientemente43 con respecto al acceso de los jóvenes al mercado de trabajo en España44.

 La inserción laboral depende de los contextos geográficos, sociales, laborales y donde se produce la inserción. En este sentido, los expertos proponen los ejes de edad, promoción/generación y período como determinantes en la configuración de la inserción sociolaboral de los jóvenes.

 La inserción está determinada por un conjunto de factores personales tales como: formación, estrategias de búsqueda, tiempo invertido en la búsqueda, expectativas profesionales, expectativas salariales, entre otros.

43 Esta síntesis fue elaborada a partir de los trabajos de Casal et al., (2006a) García-Blanco y Gutiérrez (1995), Recio (2007), ANECA (2009), Cebrián y Toharia (2008) y (Miret et al., 2008).

44 Algunos de los estudios revisados contienen una perspectiva comparativa europea que trasciende los objetivos particulares de esta tesis, por lo cual se hará referencia únicamente a datos del mercado de trabajo español (Davia, 2004; Moreno et al., 2012; Moreno, 2012).

 A partir de cambios producidos en el mercado de trabajo se constata una prolongación en el tiempo que implica el proceso de inserción laboral.

 Para muchos jóvenes, el proceso de inserción laboral se ha retrasado en comparación con transiciones laborales de generaciones anteriores. No solo ha influido el alargamiento de la etapa formativa, sino también los cambios en el contexto laboral. La precariedad estructural que se ha instalado en los mercados laborales ha afectado principalmente a los jóvenes, entre otros colectivos como las mujeres o los migrantes.

 Las condiciones laborales actuales muestran ciertas tendencias hacia la inseguridad económica, lo cual genera dificultades en la adquisición del grado de autonomía necesario para el logro de la emancipación de los jóvenes.

 El mercado de trabajo español está caracterizado por una clara tendencia a la utilización de contratos temporales como mecanismo de ingreso a los puestos de trabajo. Este hecho afecta particularmente a los jóvenes, que están mayormente representados dentro de los nuevos entrantes al mercado. Esto puede comprobarse en la Tabla 8, donde además se aprecia el deterioro del colectivo juvenil a raíz de la crisis económica actual.

 Se constata una fuerte segmentación del mercado laboral juvenil, manifestado en una diversidad desigual de comportamientos y trayectorias a partir de condicionamientos como el sexo, el origen social, el nivel educativo o la nacionalidad. Los jóvenes en general están sobrerrepresentados en fenómenos como la temporalidad, los bajos salarios o las ocupaciones de bajo perfil de cualificaciones.

 La movilidad inicial de los jóvenes suele estar relacionada con trayectorias

“caóticas”, en las que se suceden situaciones de empleo y paro, relacionado estrechamente con el sistema de contratación juvenil que privilegia contratos temporales y expone a los jóvenes al riesgo de perder el puesto de trabajo adquirido.

 Finalmente, las dificultades que se presentan en la inserción laboral de buena parte de la juventud española tiene efectos en la configuración de sus trayectorias vitales, con retrasos notables en el acceso a la vivienda, la vida en pareja, la nupcialidad o la procreación.

Tabla 8: Porcentaje de asalariados con contrato temporal. España y Cataluña. 1er trimestre 2008 y 2011

Universitarios No universitarios Total

ESP CAT ESP CAT ESP CAT

Edad 08 11 08 11 08 11 08 11 08 11 08 11

16-19 - - - - 76,8 79,1 69,9 82,5 76,8 78,8 69,9 82,5

20-24 66,8 65,6 64,9 68,2 53,7 55,1 47,6 48,2 55,2 56,6 49,0 51,5 25-29 46,3 46,0 34,7 36,0 40,2 34,8 29,3 24,8 41,8 38,2 30,6 28,1 30-34 28,3 25,7 23,5 20,1 34,8 30,0 25,9 23,0 32,8 28,6 25,2 22,1 + 35 13,1 11,8 9,6 10,0 23,9 20,4 15,2 13,5 21,3 18,0 13,9 12,7 Total 23,9 20,4 18,4 18,1 32,1 26,5 23,1 19,2 30,1 24,8 22,1 18,9 Fuente: Elaboración propia a partir de los microdatos de la Encuesta de Población Activa, INE.

Como se ha mencionado anteriormente, la inserción señalaría el proceso de inicio de la trayectoria laboral, pero la relación entre el momento de inicio de la trayectoria y el momento de la graduación universitaria debe interpretarse de forma diferenciada, dependiendo de la forma en que configure la trayectoria vital de los titulados.

Asumiendo la complejidad de presentar la diversidad de formas que éstas pueden presentar y tomando en cuenta las tendencias que hablan de la ruptura en la linealidad de las trayectorias juveniles (Miret et al., 2008), es posible identificar al menos tres trayectorias diferenciadas entre los titulados universitarios. Las caracterizadas por una inserción laboral posterior a un periodo de dedicación exclusiva a los estudios, las trayectorias de inserción laboral durante la carrera y las trayectorias de inserción previa al inicio de la formación universitaria. Se mencionan las trayectorias en plural para enfatizar que esta tipología no agota las múltiples formas que las personas llevan a cabo su proceso de inserción laboral con relación a la obtención de un título universitario.

De esta manera, en el caso de los titulados que han vivido trayectorias lineales entre la escuela y el trabajo –dedicación exclusiva y continuada a los estudios y posterior inserción laboral–, al coincidir con el término de la etapa formativa su inserción haría referencia directa al inicio de la trayectoria laboral.

En el caso de los titulados que ingresaron al mercado laboral durante los estudios es necesario diferenciar claramente entre dos situaciones de inserción laboral distintas: el acceso al mercado como medio para costearse el gasto financiero que representan los estudios universitarios –normalmente trabajos no relacionados con la carrera– y el

ingreso a un trabajo relacionado con los estudios como una estrategia de inicio de la trayectoria laboral.

Para los titulados que estudiaron la carrera universitaria después de haber hecho un proceso de inserción laboral, el hecho de haber estudiado una carrera puede tener un impacto que se manifiesta al menos de tres formas: un mejoramiento de la carrera si los estudios estaban relacionados con el trabajo, un cambio de rumbo en la trayectoria si los estudios llevan al titulado a cambiar de campo laboral o bien una re-inserción si en algún momento se suspendió la actividad laboral para dedicarse a la formación.

Ha quedado de manifiesto en los párrafos anteriores que en el caso de los titulados universitarios el inicio de la trayectoria laboral, es decir, su inserción laboral, puede coincidir o no con la graduación de la universidad. Sin embargo, en cualquier de los casos sí es posible establecer una relación entre la inserción al mercado laboral y la etapa juvenil de las personas. En este sentido, con datos de la Muestra Continua de Vidas Laborales de 2004, en un seguimiento más de dos años, Cebrián y Toharia (2008, p. 146) encontraron que el 92% de los nuevos cotizantes a la Seguridad Social por cuenta ajena, eran menores de 29 años45, con una media para todo el grupo de 21,9 años.

Tomando en cuenta lo anterior, cobra sentido la idea de la inserción al mercado de trabajo como un “proceso de exploración” (Recio, 2007) sobre todo para la población más joven que, a partir de premisas como la “libertad de elección” o el “derecho a labrarse la propia carrera”, experimentarían con diferentes trabajos hasta lograr una toma clara de consciencia sobre las oportunidades presentes en el mercado de trabajo y entonces, o bien “se encuentra lo que se busca o bien se acepta lo que se encuentra”, por la necesidad que implica el tener o mantener un trabajo. La línea divisoria entre aceptar cualquier trabajo o esperar a que llegue el deseado estaría determinada por el apoyo que pueda recibir la persona, principalmente de la familia, más que por parte de las políticas públicas como el seguro de desempleo, que en el caso de los jóvenes contiene restricciones inherentes, relacionadas con la experiencia necesaria para gozar del subsidio.

45 Este dato es válido únicamente para los trabajadores por cuenta ajena. El resto fueron excluidos del análisis por diversas razones