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Hackerspaces, hacklabs, makerspaces y fablabs

Dans le document de las comunidades hacker hasta la escuela (Page 66-72)

Capítulo 3. Los hackers y las dinámicas de poderde poder

3.3 Hackerspaces, hacklabs, makerspaces y fablabs

La definición precisa de lo que es un hackerspace o hacklab se vuelve razonablemente difícil si consideramos el carácter plural de ese movimiento. Son varios nombres que en algún momento se mezclan: hackerspaces, hacklabs, makerspaces y fablabs. En la práctica, el nombre no ha sido determinante en el conjunto de características y objetivos de cada espacio (Davies, 2017; Maxigas, 2012), pero es posible observar diferencias significativas en relación a la genealogía y los presupuestos ideológicos entre algunos términos.

Los hackerspaces y hacklabs comparten la misma herencia cultural y son espacios notablemente sumergidos en la ética hacker. Actualmente la distinción entre un nombre y otro no ha sido usual. Sin embargo, es posible observar una genealogía distinta (Martins, 2017).

Los hacklabs surgieron a mediados de la década de los noventa y se expandieron en la primera mitad de los años 2000. Según Maxigas (2012) surgen a partir de los movimientos anarquistas/autonomistas europeos. Esto hace que los hacklabs sean espacios politizados y críticos en relación a las estructuras de poder relacionadas con los estados totalitarios y el capitalismo. El movimiento autonomista que creció significativamente en Europa desde finales de la década del 60 estuvo asociado al surgimiento de subculturas juveniles y especialmente orientado por iniciativas que presentaban alternativas a las instituciones operadas por el capital y el mercado, teniendo como principal característica la autogestión y la distribución horizontal de poder.

El surgimiento de grupos terroristas con críticas similares hizo que ese movimiento interrumpiera sus actividades por un tiempo, resurgiendo posteriormente a partir de dos prácticas esenciales: la apropiación de espacios físicos y el mediactivismo (Maxigas, 2012, p.

5). Mientras la apropiación de los espacios físicos estaba relacionada con las dinámicas

urbanas de vida y pasaban por la necesidad de infraestructuras de comunicación y acceso a internet, los mediactivistas necesitaban espacios físicos donde pudieran reunirse, hacer sus creaciones y talleres con la población. En ese sentido, las dos prácticas se entrelazaron, asociando ambientes virtuales y presenciales, surgiendo así los hacklabs. Las prácticas de mediactivismo estaban relacionadas especialmente con las radios piratas y comunitarias, evolucionando con la creación y remix de vídeos y cuando surgen los ordenadores personales los medios independientes son elevados a un nuevo nivel (Maxigas, 2012).

En síntesis, los hacklabs, por haber surgido en un contexto marcado por movimientos anticapitalistas y de lucha por el acceso a las infraestructuras de comunicación emergentes, crecen teniendo como aspectos centrales la adopción de redes de computadoras y tecnologías de medios para usos políticos, posibilitando el acceso a las tecnologías por parte de los menos favorecidos y también defendiendo fuertemente la creatividad popular (Maxigas, 2012, p. 5).

Los hacklabs, según Maxigas (2012, p. 11) son un ejemplo del extremo espectro político en relación a los laboratorios comunitarios y cerca de ellos están los hackerspaces, que son creados por hackers para hackers con la principal misión de apoyar el hacking. Además de motivar gran parte del activismo tecnológico relacionado al movimiento de los hacklabs, la emergencia del movimiento hacker en los Estados Unidos, ya abordada en sección anterior, posibilitó la base cultural para la creación de los hackerspaces.

Considerado por algunos como el primer hackerspace del mundo, el Chaos Computer Club, establecida en 1981 en Alemania a partir de un pequeño grupo de personas interesadas en la tecnología y las computadoras tienen un papel único en este movimiento ((Davies, 2017;

Maxigas, 2012). Desde 1984 organizan un evento llamado Chaos Communication Congress, considerado hasta hoy uno de los eventos relacionados con los hackerspaces más relevantes de Europa y del mundo, junto al HOPE en Estados Unidos, que se inició en 1994 a través de la 2600 magazine y al Hacker Camping iniciado en 1989 con una serie de eventos en los países bajos. Todos contribuyendo significativamente a la expansión de la cultura hacker por el mundo (Maxigas, 2012). Fue en el Caos Communication Congress de 2007 que un grupo de 35 hackers de los Estados Unidos tuve la posibilidad de hacer un tour por los hackerspaces de Alemana. Ellos participaron de algunos talleres y conferencias, incluyendo la que hizo Ohlig y Weiler, participantes del hackerspace C4 en Colonia, titulada Building a hackerspace.

En la conferencia, entre otras cosas, ellos han compartido sobre el camino necesario para la

creación de un hackerspace, lo que ha permitido a los que allí estaban, motivación para crearen sus espacios.

Al regresar a Estados Unidos esa delegación hizo eco de toda esa experiencia y así nuevos hackerspaces surgieron en América del Norte. En el mismo año se creó el sitio hackerspaces.org para ser una comunidad mundial de compartir y estimular la creación de esos espacios, siendo un gran propulsor de todo ese movimiento (Davies, 2017; Maxigas, 2012). Actualmente se enumeran5 en el sitio hackerspaces.org, 1412 espacios activos y 351 planeados. El Chaos Computer Club, sigue siendo activo, organizándose de forma descentralizada a través de 25 hackerspaces regionales repartidos por Alemania y teniendo aproximadamente 5.500 miembros (Chaos Computer Club, 2018).

Estos hackerspaces que surgieron en Alemania y los Países Bajos así como los hacklabs presentan un fuerte componente político y activista, típico del movimiento contracultural y en consonancia con la génesis del movimiento hacker, pero con la caída del muro de Berlín, la expansión del neoliberalismo y lo que Davies (2017, p. 32) llama de mercantilización de la contracultura, el movimiento de los hackerspaces se fue volviendo y expandiéndose cada vez más hacia algo apolítico, cómodo y vuelto hacia sí mismo. Muchos no concuerdan con esa visión, pues en Europa, América Latina y otras partes del mundo los hackerspaces todavía están bastante enfocados en la acción política y social (Davies, 2017).

En Estados Unidos el éxito de espacios como el NYC Resistor en Nueva York, Noisebridge en San Francisco y el HacDC en Washington hicieron que el movimiento se expandiera mucho alrededor del país (Davies, 2017, p. 33). Muchos asocian el surgimiento del movimiento de los makerspaces a esa expansión, relacionada especialmente a la creación de la revista Make Magazine en 2005, con sus primeras ediciones dedicadas a los proyectos digitales, hack de hardwares inspirados en el DIY6 y teniendo como autores algunos de los involucrados en el movimiento hacker (Maxigas, 2012, p. 17).

Diferenciar hackerspaces de makerspaces puede no ser tan simple o tan consensual porque como dice Davies (2017) algunos makerspaces poseen características más cercanas a los primeros hacklabs y hackerspaces que espacios que se autodenominan hackerspaces, sin embargo, en general los makerspaces pueden considerarse un brazo comercial del movimiento de los hackerspaces (Davies, 2017, p. 34). Generalmente son espacios de coworking, más orientados a los negocios, al emprendedor y con equipos más profesionales.

5 Consulta ao sitio web en 01/06/2018 através del link https://wiki.hackerspaces.org/List_of_Hacker_Spaces.

6 Do it Yorself.

Sobre la frontera entre esos espacios, Martins (2017, p. 65) resalta que es perceptible la influencia de la cultura hacker en la composición del ethos de todos ellos, fuertemente marcado por el trabajo cooperativo, por el compartir de conocimientos y el placer que encuentran los participantes al crear algo o resolver algún problema. Según la autora, los hackerspaces se diferencian de los otros en relación al grado de participación de sus integrantes en las definiciones sobre los proyectos a ser desarrollados. En teoría, en comparación con otros tipos de laboratorios, los hackerspaces, respetando las variaciones de cada caso, son los lugares donde la participación de los ciudadanos es más frecuente tanto en la concepción como en el desarrollo del espacio y sus iniciativas.

Buscando conciliar estos diferentes nombres algunas propuestas conciliadoras surgen, como por ejemplo la utilización de la sigla HMSs para representar a Hacker and MakerSpaces. Para Schrock (2014), los HMSs son organizaciones colectivas, las cuales mantienen talleres para tinkering, aprendizaje social y colaboración en grupo a través de proyectos creativos y técnicos. Generalmente estos colectivos mantienen políticas de acceso abierto y los voluntarios pagan una pequeña cuota para mantener los espacios.

Como una forma de franquicia, a partir del grupo de investigación Center for Bits and Atoms del MIT, se creó la Fab Foundation7, una organización sin fines de lucro, responsable de la expansión en todo el mundo de los FabLabs (Davies, 2017, p. 36). Los FabLabs, a diferencia de hackerspaces y makerspaces ya tienen una mayor estandarización en relación a lo que cada espacio necesita tener, desde algunas ciertas herramientas estándar hasta la organización y el diseño. Muchos de estos espacios están dentro de universidades y escuelas.

Un gran espectro de otros términos ha surgido, buscando representar sus especificidades:

los medialabs, los living-labs, los DIY bio y otros que van surgiendo con el tiempo. Todos estos espacios en determinada medida están relacionados con la cultura hacker, con distintas medidas y distintas maneras de hacer. En común, tanto en esas comunidades que tienen un espacio físico de encuentro como en las comunidades hacker que se conectan por internet, como las comunidades de software libre, tienen un ecosistema educativo, o sea, son los contextos originales de la educación hacker. En ella que vamos profundizar en el próximo capítulo.

Capítulo 4. Educación, cultura hacker y empoderamiento

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Introducción

Al entender educación como una matriz de esperanza, un proceso de construcción autónoma del inacabado, un proceso de humanización de sí y de su entorno (Freire, 1967, 2000), asumimos la centralidad de la educación en el proceso de empoderamiento de las personas y sus comunidades.

Una vez que en los capítulos anteriores, hemos aclarado la percepción sobre empoderamiento que hemos adoptado en nuestra investigación, así como aclaramos las características y contradicciones presentes en la cultura hacker, llegamos en este ultimo capitulo de nuestro marco teórico volviendo nuestra mirada hasta la educación, en su esencial papel en los procesos de empoderamiento y la manera con que se configura en los contextos de la cultura hacker. La educación hacker se acerca a la pedagogía crítica como una propuesta que extrapola los currículos preestablecidos, las relaciones monológicas, los espacios que limitan las personas, las dinámicas de sujeción y la comprensión individualista del mundo, con el especial detalle de tener arraigado en su esencia una atenta mirada hasta la relación que tejemos con las tecnologías.

En la sección 4.1 reflexionamos desde el punto de vista teórico sobre la relación entre educación y empoderamiento, para en la sección 4.2 profundizar sobre la educación hacker y sus características. Por fin, en la sección 4.3 volvemos la mirada para proyectos que de alguna manera promueven ecosistemas y acciones de educación hacker.

Dans le document de las comunidades hacker hasta la escuela (Page 66-72)