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Empoderamiento y emprendimiento social

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Capítulo 2. Empoderamiento en la sociedad en redsociedad en red

2.3 Empoderamiento y emprendimiento social

La relación entre emprendimiento y empoderamiento ha sido común en los trabajos que surgen a partir de una corriente liberal. Como concepto, el emprendimiento fue especialmente presentado por el economista y científico político Joseph Schumpeter a partir de sus teorías sobre ciclos económicos, asociada a una idea de innovación. El acto emprendedor es aquel que causa un desequilibrio en el sistema económico o productivo a través de la innovación de materiales, procesos o estructuras, generalmente asociado con la destrucción de enfoques antiguos para el surgimiento de nuevos ciclos. El emprendedor, en la visión de Schumpeter, es el sujeto capaz de promover tales innovaciones (Bornstein & Davis, 2010; Martes, 2010).

Los estudios sobre emprendimiento han ganado espacio y cada vez más se ampliado para áreas externas la iniciativa privada, pasando a englobar el tercer sector y la administración pública (Martes, 2010). A partir de los años noventa el concepto de emprendimiento se expande hacia áreas más específicas surgiendo términos como emprendimiento tecnológico, emprendimiento sostenible e incluyendo y dando énfasis a la dimensión social, surge el concepto de emprendimiento social (Zhou et al., 2014).

El principal aspecto que diferencia el emprendimiento social del emprendimiento empresarial, según Bornstein y Davis (2010, p. 30) es lo que cada uno de ellos busca maximizar. Mientras el emprendimiento social busca maximizar su impacto social, el

emprendimiento de negocios busca maximizar los beneficios financieros o la riqueza de sus accionistas. En términos de “habilidad y temperamento, emprendedores sociales y empresariales son notablemente similares. Pero sus objetivos principales son diferentes”

(Bornstein & Davis, 2010, p. 31, mi traducción).

Se pueden encontrar en la literatura diversas definiciones para el emprendimiento social.

Para Zhou et al. (2014), emprendimiento social es un proceso emprendedor iniciado por emprendedores sociales, cuyo objetivo está en la creación de valor social. Según Bornstein y Davis (2010, p. 1, mi traducción) el emprendimiento social es un proceso “por el cual los ciudadanos construyen o transforman instituciones para alcanzar soluciones de problemas sociales”. Para Haber (2016, p. 24) el emprendimiento social es el mecanismo por el cual el sector privado resuelve problemas del sector público y privado que no se han resuelto antes.

De forma más específica Mair et al. (2006, p. 1, mi traducción) enumera algunos aspectos que forman parte de la esfera del emprendimiento social: “emprendedores dedicados a hacer la diferencia; emprendimientos comerciales de propósitos sociales [...]; nuevos tipos de filántropos y organizaciones no lucrativas que se reinventan a partir de lecciones aprendidas con el mundo de los negocios”.

Un gran esfuerzo se ha hecho para delimitar su significado y alcance, así como aclarar sus diferencias de los emprendimientos comerciales (Zhou et al., 2014). En un breve recorte Mair et al. (2006, p. 6) presenta a lo largo de 15 capítulos escritos por diferentes autores, aproximadamente diez definiciones para el término. Entre estas definiciones, una característica frecuentemente citada como inherente al emprendimiento social es la búsqueda de la innovación con la intencionalidad de crear valor social (Austin, 2006; Perrini & Vurro, 2006). La conciliación entre el mundo de los negocios y la promoción de valores sociales es de manera frecuente citada por diversos autores, hora a través de la conciliación de objetivos financieros con objetivos sociales, hora enfatizando que el emprendimiento social se utiliza de las estrategias que vienen del mundo de los negocios para alcanzar objetivos sociales (Cho, 2006; Hockerts, 2006; Perrini & Vurro, 2006; Robinson, 2006).

La relación entre el mundo de los negocios y el emprendimiento social es tan latente que según Haber (2016, p. 23) el emprendimiento social representa lo que ella llama Capitalismo 2.0, donde a través de tres ejes, planeta, personas y lucro los emprendedores sociales buscan soluciones a los problemas del mundo. El emprendimiento social a pesar de estar fuertemente conectado con ambientes institucionales, según Zhou et al. (2014), puede también ser

entendido en una esfera sin estructuras organizacionales formales, haciéndose a través de individuos, familias y acción entre amigos. El autor refuerza que esa asociación no es ampliamente considerada en las literaturas sobre el asunto.

Para Bornstein y Davies (2010) el campo del emprendimiento social es uno de los que más se han desarrollado desde las últimas décadas. Según ellos, diversos procesos y acciones concretas pueden ser observados en la sociedad. Para los autores, el campo del microcrédito, por ejemplo, ha hecho posible oportunidades para muchas personas de bajos ingresos. Una serie de escuelas rurales y bibliotecas surgen a partir de emprendedores sociales. En el área de la salud, innovaciones en el tratamiento de enfermedades, campañas para reducir la mortalidad infantil a través de la expansión de los cuidados del prenatal, campañas de vacunación y contra la desnutrición (Bornstein & Davis, 2010). Aquellos más pobres que normalmente son excluidos de la atención de instituciones financieras formales y que tienen ideas e iniciativas que necesitan de fomento encuentran en las instituciones de microcrédito la oportunidad que necesitan (Pierre et al., 2014).

Algunos trabajos se dedican a comprender y exponer las características del emprendedor social. A este se atribuye el papel de promotor de cambios en la sociedad, siendo “pionero de la innovación en el sector social a través de la calidad emprendedora de romper ideas, su actitud constructora, su habilidad concreta de demostrar sus ideas y de medir impacto social”

(Perrini & Vurro, 2006, p. 57, mi traducción). Según Seelos, Ganly y Mair (2006) el emprendedor social es quien identifica y aplica soluciones prácticas para problemas sociales e innova al encontrar un nuevo producto, servicio o enfoque. Para Zhou (2014, p. 158), entre las cualidades del emprendedor social está el compromiso social y la ausencia de intereses financieros en favor propio. Es alguien que cree en la complementariedad entre objetivos sociales y lucro y esa creencia se demuestra en sus elecciones diarias y comportamiento, sin embargo, siendo más preocupado con cuidado y ayuda, enfocándose en el valor humano, en el bienestar y en su misión social con pasión y compromiso.

Además de los trabajos afirmativos ha surgido en los últimos años en el ámbito académico una serie de trabajos críticos en relación al emprendimiento social (Cho, 2006;

Dacin et al., 2011; Dey et al., 2007; Dey & Steyaert, 2012). Para Cho (2006) la crítica ya empieza con las definiciones dadas al término. La mayoría de las definiciones aclaran el significado de la palabra ‘emprendimiento’, pero el significado de la palabra ‘social’ es

emprendimiento social, que es el aspecto principal que distingue el del emprendimiento empresarial (Bornstein & Davis, 2010; Zhou et al., 2014). Lo que Cho (2006) critica es la falta de consenso sobre lo que es social. A través de pensadores como Habermas, Marx y Nancy Fraser, el autor enfatiza la complejidad de esta definición, además, las conclusiones sobre lo que es el bien social puede ser muy divergente considerando las fronteras geográficas, culturales, políticas, económicas y temporales de cada sociedad (Cho, 2006, p.

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La figura del emprendedor social, como ya se ha observado es de alguien pionero, que rompe ideas (Perrini & Vurro, 2006), marcado por la ausencia de intereses financieros, enfocado en el valor humano y en su misión social (Zhou et al., 2014). Para Bornstein y Davis (2010) el emprendedor social es alguien que trabaja para garantizar que sus ideas y soluciones creen raíz y cambie la forma en que las personas piensen y se comporten en la sociedad. Estas definiciones, colocan al emprendedor como una figura heroica (Dacin et al., 2011), lo que a pesar de emocionante enfatiza el carácter no dialógico que el proceso de emprendimiento social puede convertirse. Para Cho (2006, p. 53) este aspecto monologal que puede caracterizar los procesos de emprendimientos sociales es uno de sus principales problemas y representan especialmente dos amenazas: 1) la imposición coercitiva de las visiones de los emprendedores sociales sobre los objetivos y medios adecuados para las personas y comunidades y 2) pueden producir soluciones incompletas, incluso perversas, que ignoran a los motivadores fundamentales de los problemas sociales.

Según el autor, esta característica monológica es heredada de las empresas privadas, donde comúnmente actores unitarios deciden sobre el bienestar individual de los demás, incluyendo en su albedrío su subjetividad y normativa. Una vez comprendiendo que el bien social es algo que surge a partir de gran heterogeneidad de intereses y valores conflictivos, su definición debe surgir a partir de un proceso político. Ignorar la naturaleza política de este proceso puede provocar acciones basadas en visiones limitadas y muchas veces la utilización de enfoques orientados al mercado para alcanzar las soluciones de objetivos supuestamente sociales. Así, cuando los emprendedores se organizan en torno a realizar sus ideas, a partir de su propia visión de lo que es el bien social, están de alguna manera imponiendo su visión sobre la articulación de lo que es de interés público (Cho, 2006, p. 49).

La solución de este problema pasa necesariamente por el cambio de una visión monológica para una abordaje dialógica, favoreciendo procesos de deliberación colectiva y

participación, los cuales son ciertamente mejores árbitros de valor que resultados autoritarios o estrictamente basados en el mercado que “refuerzan la capacidad de los ricos o poderosos de imponer sus elecciones a los otros [énfasis agregado]” (Cho, 2006, p. 46, mi traducción).

Establecer diálogos implica necesariamente oír al otro, dar importancia y respeto a lo que se habla y se hace, estar dispuesto a percibir que la visión del otro, mismo que diferente de la suya propia, debe ser valorada y considerada. Estos son puntos que necesitan formar parte de la agenda de investigación de los emprendedores sociales, la cual, por otro lado, ha sido marcada por cuestiones de desempeño, eficiencia y mejores prácticas (Cho, 2006).

En relación a la agenda de investigación sobre emprendimiento social, Dacin (2011, p.

1206) enfatiza la necesidad de desarrollar nuevas redes que puedan contribuir con la investigación en esa área, especialmente, para huir de análisis individualistas e idealizadas de determinados emprendedores sociales, especialmente llevando en consideración los contextos y dinámicas sociales específicas en cada acción. Esta crítica parte de la constatación de que este campo de investigación ha sido marcado por un número limitado de actores. Algunos nombres son comunes en los trabajos encontrados: Bill Draytonm, Jeff Skoll, las fundaciones Ashoka, Skoll, Schwab y el instituto Aspen y como intermediario mediático David Bornstein (Dacin et al., 2011, p. 1206).

Una vez que hemos aclarado tanto las miradas afirmativas como las críticas sobre emprendimiento social, podemos acercar este concepto al empoderamiento, y así, desde esos contrastes, afirmar lo que de hecho estamos a mirar en esta investigación. Considerando el carácter multidimensional y complejo de los procesos de empoderamiento, es evidente que las acciones de los emprendedores sociales pueden contribuir a ese ecosistema en alguna medida, incluso, sirviendo de propulsor en sus etapas iniciales. En determinadas situaciones de pobreza, donde faltan los recursos básicos y las personas carecen de mecanismos que contribuyan a su mirada crítica y movilización local, acciones que amplíen el acceso de esas comunidades y personas a la educación, salud y alimentación son esenciales. Podemos tomar, por ejemplo, el trabajo hecho por la organización sin fines de lucro, Pencils Of Promise, la cual desde 2009 ya ha construido más de 400 escuelas alrededor del mundo. Todo comenzó a partir de la experiencia personal del americano Adam Braun y narrada con detalles en su libro The Promise of a Pencil (Braun, 2015).

Utilizando estrategias de gestión empresarial, conectando personas alrededor del mundo

realidad y ha contribuido a la educación de muchas personas. Es evidente en su obra, que su proyecto surge a partir de la visión que el autor tiene de lo que es el bien común para aquellas comunidades y así carece de una visión dialógica, pero también es nítido que acciones como ésta pueden ser el gatillo para que las personas encuentren condiciones iniciales para ganar nuevas etapas en sus búsquedas por empoderarse.

La discusión que tejemos en la sección anterior, en relación al empoderamiento, en cierta medida cabe también en relación al emprendimiento social. Este es un campo de acción que surge en la cultura norteamericana, fuertemente marcada por una corriente liberal y con fuertes rasgos individualizantes. El ‘sueño americano’ pasa necesariamente por una postura emprendedora. En este sentido, podemos comprender una relación muy estrecha entre el emprendimiento social y la visión de empoderamiento individual o psicológico (Zimmerman, 2000). Por otro lado, una vez que comprendemos empoderamiento como un proceso en que las personas y comunidades a través de sus propias experiencias y construcción de cultura buscan liberarse de las relaciones de poder que los oprimen, esa relación entre emprendimiento social y empoderamiento, en la perspectiva que comprendemos en nuestra investigación, se vuelve más distante. A pesar de ese distanciamiento, no consideramos las acciones que emergen del emprendimiento social como inadecuadas a un ecosistema que busca contribuir al empoderamiento, sino que, por sí solo, esas acciones son insuficientes. El agravante para el cual queremos llamar la atención es que considerando el carácter multidimensional del empoderamiento, al mismo tiempo que las acciones de emprendedores sociales pueden favorecer la emancipación en una dimensión financiera o de acceso a condiciones básicas mejores, siendo monológica, puede representar una opresión cultural travestida de facilidades y beneficios. Esto es un aspecto que todos los que quieren de alguna manera contribuir al proceso de empoderamiento de las personas deben tener en cuenta, para que las contribuciones sean las mas positivas posibles a sumarse en esa constelación de acciones.

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