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1. Lactancia, historia y sociedad

1.3 La protección a la infancia y a la mujer

Como es sabido, la preocupación social por la infancia se remonta, al menos, al Émile de Rousseau y, en líneas generales, al espíritu poblacionista de la Ilustración, que veía en el niño sano la garantía de la fortaleza futura del Estado. En Inglaterra, la protección hacia el niño se afianzó en las primeras décadas del siglo XIX, tras las primeras manifestaciones de lo que se denominó Sanitary Movement68,.

A partir de la Ilustración, en Francia aparecieron salones en dónde algunas mujeres de la aristocracia y la burguesía intercambiaban ideas con los hombres dentro

64 Martínez Vargas (1946), p. 53. Las comillas son del autor.

65 Juan Viura i Carreras (1851-1933), médico de patología infantil en la Casa Municipal de Misericordia en el Hospital de Nuestra Señora del Sagrado Corazón de Barcelona. Véase: Calbet i Camarasa;

Corbella i Corbella (1981-1983), vol. 3, p. 174.

66 Bergeron, J. E. (1817-1900), médico e higienista francés. Véase: Hygiène infantile / Dr Bergeron. En:

Rochard (1895).

67 Viura i Carreras (1902), pp. 5-38.

68 Rodríguez Ocaña (1992), pp. 16-22; Rosen (1958), p. 192.

de la esfera pública69. Este ámbito social fue en muchas ocasiones cuna de intelectuales, precursor de la denuncia social y política, del periodismo y de la divulgación de ideas, fue una de las bases de la revolución social. Según Habermas, se caracterizó por ser un lugar de mediación y relación entre el Estado y la sociedad, espacio en el cual se habló libremente del poder del Estado y del mercado70. En estos lugares o espacios, los hombres de la burguesía intercambiaron sus ideas con las de otros integrantes del pueblo en igualdad de condiciones, surgieron las denuncias sociales y fueron los inicios de la divulgación de la ciencia, tecnología e industria en los medios de comunicación escritos71.

Sin embargo, las féminas del proletariado fueron tuteladas por un evidente paternalismo social estricto y tuvieron muchas restricciones para acceder a la educación pública. Así pues, se consideró que la mujer pertenecía a la esfera privada72 y doméstica de la sociedad, con el desempeño de las tareas del hogar y el cuidado del marido y de los hijos. Ella, según el pensamiento patriarcal, fue el fiel reflejo de la sensibilidad y cómo tal, del mundo de los sentimientos y emociones. Este aspecto vinculado tradicionalmente a la fisiología de la mujer73 sería uno de los argumentos por el cual se la excluyó de la esfera pública. En Inglaterra, a finales del siglo XVIII, una gran defensora de la educación y de los derechos de la mujer fue la maestra e institutriz inglesa Mary Wollstonecraft (1759-1797), precursora del feminismo y de la igualdad de derechos entre el hombre y la mujer74. Según Sonsoles Cabeza, a finales del siglo XIX, las mujeres ya estaban integradas en el mundo laboral constituyendo en algunos centros industriales desde el 50 al 80 por 100 de la población trabajadora puesto que los empresarios observaron que ellas podían desempeñar el mismo trabajo que los hombres pero a bajo coste75. En España, la educación obligatoria de las niñas y la protección a la mujer trabajadora fue lenta, pero avanzó progresivamente a lo largo del siglo XIX y XX. En varios países de lengua anglosajona, grupos de mujeres reivindicaron a partir de finales del siglo XIX el derecho a la liberación de la mujer y al voto, fueron las llamadas mujeres feministas y sufragistas. Nueva Zelanda fue el primer país en

69 Bolufer Peruga (2006), pp. 121-148.

70 Habermas (1981), pp. 1-171.

71 Boni (2008), p. 225.

72 Jagoe; Blanco, Enríquez de Salamanca (1998), p. 34.

73 Postigo Asenjo (2007), p. 268.

74 Wollstonecraft (1988), p. 21.

75 Cabeza (1985), p. 147.

implantar el sufragio femenino en 189376. En Europa, Finlandia lo hizo en 190677 y en un año ya tenían 17 mujeres parlamentarias. La participación de la mujer española en la votación fue efectiva en 1924 de forma parcial, y no fue total hasta octubre de 193178. La primera ley de protección social a niños y mujeres trabajadoras surgió a partir de 1899, siendo ésta modificada por la regente María Cristina con la Ley del 13 marzo de 1900, convirtiéndose en la segunda ley protectora de mujeres y niños que trabajaban en establecimientos industriales. En ella, se incluía la protección a la mujer trabajadora tanto durante la gestación como en el post parto. Sin embargo, hasta la Ley del 8 de enero de 1907, se excluyó de esta protección social a aquellas mujeres que faenaban en el ámbito de la agricultura79.

En Barcelona, tras la huelga realizada durante los meses de julio a septiembre de 190280, las mujeres y los niños trabajadores del sector textil se asociaron para defender sus derechos laborales. Tras duras luchas con los empresarios, en 1912 los trabajadores fabriles crearon un sindicato denominado La Constancia 81 , mediante el cual reivindicaron unos nuevos horarios laborales. Posteriormente, con la huelga general de 1913, las mujeres obtuvieron una reducción del horario laboral ya que los hombres de algunos sectores trabajaban de promedio 2 ó 3 horas menos que las mujeres82.

En Francia, con la III República se promulgaron leyes para la protección de las madres trabajadoras y de sus hijos. Esta “Ley de Maternidad”, inspirada por el senador Strauss y promulgada el 17 de junio de 1913, establecía un periodo de descanso de cuatro semanas tras el parto y un salario diario, para la mujer, que oscilaba entre medio franco y uno y medio; además, la lactancia materna era incentivada con medio franco más al día83.

En el primer tercio del siglo XX, tras el cansancio y la precariedad laboral, algunos trabajadores, muchos de ellos padres de familia, tras su jornada acudían a tabernas y burdeles, en donde podían gastar la totalidad de su paga en alcohol y

76 Cirujano (2006), p. 62.

77 Elgan (2010), p. 781.

78 Franco Rubio (2004), pp. 455-482.

79 Espuny Tomás (2007), pp. 1-3.

80 Cabeza Sánchez-Albornoz (1985), pp. 147-162.

81 Marinello Bonnefoy (2014), p. 314.

82 Borderías (2007), p. 153.

83 Cova (1991), pp. 235-236.

prostitución84. Como consecuencia, los integrantes de sus familias, según algunos médicos de la época, quedaban expuestos a mal nutrirse y contraer enfermedades como la sífilis o la tuberculosis85. Así, en 1914 Cortajerena y Aldebó, denunció las carencias higiénico alimentarias existentes en la sociedad:

“Las personas… de más baja clase consumen en la taberna el tiempo que debían dedicar al trabajo y a la familia, y así no sólo gastan el dinero preciso para comer, sino que pierden el apetito por el abuso del vino, y seguramente favorecen la debilitación de su organismo”86.

La corriente higienista y las investigaciones bacteriológicas realizadas por el médico alemán Robert Koch87 (1843-1910) le llevaron en 1884 a relacionar el bacilo que lleva su nombre con la tuberculosis, enfermedad conocida en la época como la

“peste blanca”. También en Alemania, en 1905, Fritz Schaudinn (1871-1906)88 descubrió el Treponema pallidum presente en la enfermedad de la sífilis, enfermedad de transmisión sexual degenerativa e incurable en la época. En su tratamiento se utilizaban tradicionalmente los derivados mercuriales, muy tóxicos; a partir de 1910 empezó a utilizarse el Salvarsán, un derivado arsenical. En 1906, August Paul von Wasserman (1866-1925) descubrió la técnica de detección que lleva su nombre –serorreacción de Wasserman– que, si bien no era del todo fiable, fue utilizada durante mucho tiempo para el diagnóstico de la sífilis. Así pues, la llamada medicina de laboratorio, reforzó, dentro de la sociedad científica, el pensamiento positivista tras las investigaciones de Koch, Schaudinn o Wasserman. Además, se difundieron los sistemas desarrollados por el químico Louis Pasteur (1822-1895) para mitigar la proliferación de contagios mediante procesos de desinfección a través del calor y la presión (esterilización y pasteurización)89. Estos avances llegaron a eclipsar casi totalmente cualquier medida higiénica que no estuviera comprobada mediante pruebas de laboratorio. Al mismo tiempo, se mantenían debates acerca del papel de los gérmenes vehiculados mediante la lactancia materna y/o artificial en el contagio a los niños de enfermedades como la tuberculosis, el tifus o la sífilis que representaban una gran morbimortalidad en ese momento.

84 Mariani y Larrión (1905), pp. 9-10. Citado en: Molero Mesa (1989a), p. 66.

85 P. V. (1923), pp. 30-32.

86 Cortajerena y Aldebó (1914), p. 498. En: Molero Mesa (1989a), p. 66.

87 Johnston (1993), pp. 1.059-1.068.

88 López Piñero (2002), p. 550.

89 Ibid., pp. 536-538.

Durante los primeros años de la centuria, surgieron por doquier iniciativas públicas y privadas contra la mortalidad infantil. Así, por ejemplo, en 1904, un humilde cartero danés, Einar Holbôll90, propuso recoger fondos para las familias con niños tuberculosos. Numerosos países imitaron su iniciativa de recaudar fondos en favor de obras de protección y asistencia a la infancia. En 1913, se realizó en Madrid la primera colecta con el fin de construir un sanatorio para niños tuberculosos91.

Podemos señalar que la divulgación de la higiene que promulgaba la ciencia hegemónica entre la sociedad focalizó la base de actuación en las campañas contra la mortalidad infantil92 que se desarrollaron en España a finales del siglo XIX y primeras décadas del siglo XX. Por un lado, el positivismo científico con las corrientes medico-sociales y eugenésicas se extendieron por toda Europa. Por otro, la cuestión del cambio social acaecido desde la revolución industrial y la incorporación de la mujer al trabajo, modificó los hábitos alimenticios elementales de la sociedad, incluida la lactancia materna, por lo cual se consideró a las mujeres como sujeto de actuación para intentar solucionar estos problemas.

Los sistemas utilizados para paliar la mortalidad infantil en España fueron diversos, cabe destacar la aparición de iniciativas privadas o públicas, para disminuir el problema de una mala alimentación infantil mediante las “Gotas de leche”, en las cuales se proporcionaba leche materna o artificial a los hijos de las familias más desfavorecidas. También, surgieron instituciones privadas o públicas en dónde se recogieron a aquellos niños huérfanos o abandonados con la intención, no siempre conseguida, de protegerlos y alimentarlos. El problema de la mortalidad infantil fue muy importante, de forma que, en el primer tercio del siglo XX, apareció en toda Europa, tras la iniciativa científica, una nueva especialidad médica derivada de la pediatría llamada puericultura.

El término “puericultura” apareció por primera vez en el año 1762 en Ginebra con la obra del médico Jacques Ballexserd Traité de Puericulture93. En Barcelona, el médico Francisco Vidal Solares (1854-1922) fundó en 1890 el primer hospital de niños

90 Einâr Holbôll propuso recoger fondos para los niños tuberculosos mediante la venta de un sello de correos. La iniciativa fue imitada por numerosos países europeos. Véase: Casassas (1970), pp. 215-216.

91 Molero Mesa (2001), p. 38.

92 Muñoz Pradas (2012), pp. 127-164.

93 Arnavat, Pagés, Amorós (1995), p. 14.

de la Península, el Hospital de Niños Pobres94, en el cual se realizó la primera intervención quirúrgica infantil en España y, en 1892, incorpòró al hospital el Servicio Lácteo en el cual se ofrecía leche esterilizada como alimento a los lactantes de las clases más desfavorecidas.

En Italia, el médico Ernesto Cacace (1872-1956) introdujo el término Nipiología95 (cuidado del niño que no habla) en 1902. En 1915, fundó el Instituto Nipiohigiénico de Capua en la provincia de Nápoles, en el cual controló la alimentación de los niños de pecho y administró leche de cabra a los niños que no podían realizar lactancia materna. En 1903, se creó la Casa de la Lactancia en Barcelona en la cual se repartió leche esterilizada a los niños de las clases menesterosas96. En Barbastro, el Profesor Martínez Vargas creó el primer Instituto Nipiológico en 1916, en el cual se enseñaba a las madres como alimentar, cuidar y proteger a sus hijos, y en otras ocasiones se les entregaba leche para los lactantes97.

Las normativas legales de protección infantil surgieron en España con la Ley de Protección a la Infancia en 1904. Esta Ley pretendía proteger a los niños menores de diez años e incluyó entre sus propósitos el cuidado de la salud tanto física como moral, la vigilancia de los tutores y encargados de la lactancia mercenaria, el control de las casas cuna, los asilos, las escuelas, los talleres, y la tarea de los directores de las inclusas98. Esta Ley laboral tuvo nuevas rectificaciones a favor de las madres embarazadas y lactantes, así como de la explotación infantil entre los años 1908 y 1914.

En la revista La higiene para todos, editada en Barcelona por el Dr. Francisco Vidal Solares, en 1908, podemos encontrar el artículo titulado “La salud intrauterina”, del Dr. M. Sánchez Carrascosa del Hospital de Niños Pobres de Barcelona, que exponía la necesidad de realizar controles de salud a las mujeres embarazadas99. En él, se describía el comentario del médico francés Dr. Oni, de la Universidad de Lille, según el cual el hecho de que muchas mujeres no se preocupasen de sus posibles enfermedades cuando quedaban embarazadas influía en la aparición de problemas en el recién nacido.

El médico francés, según Sánchez Carrascosa, argumentaba que la puericultura debería comenzar en cuanto la mujer quedaba embarazada. Además, Sánchez puso como

94 Ramis i Coris (1996), pp. 247-265.

95 Álvarez Peláez (2004), pp. 164-168.

96 Casa municipal de lactancia de Barcelona (1903), p. 2.

97 Samper Villagrasa (2004), p. 362.

98 Barona (2004), pp. 121-153.

99 Sánchez y Carrascosa (1908), pp. 433-436.

ejemplo las actuaciones llevadas a cabo respecto al cuidado materno fetal durante el parto en Francia, en dónde la mujer debía ser asistida por una comadrona en cuanto se iniciase el proceso de parto. En el caso que este se alargara más de 24 horas requeriría la presencia de un médico. Además, existían ayudas para que las madres proletarias acudiesen a las maternidades.

La puericultura surgió y se afianzó a principios del siglo XX, tras el Congreso de Bruselas de 1907100. En el caso español, la creación en 1923 de la Escuela Nacional de Puericultura101 en Madrid supuso un hito en su reconocimiento como ámbito específico dentro de la medicina. Esta especialidad estaba dirigida al cuidado de los niños desde su nacimiento hasta la primera infancia y pretendía dotar a la madre conocimientos de unas nuevas pautas de conducta a seguir sobre higiene y alimentación de los niños. Los pediatras y puericultores neófitos idearon campañas divulgativas principalmente dirigidas a las madres sobre la higiene más elemental de la infancia. Por consiguiente, las iniciativas privadas o públicas para este fin fueron diversas divulgando mediante la puericultura nuevas formas de vestir, tratar, educar, cuidar y alimentar al niño. Algunas iniciativas realizadas por puericultores se llevaron a cabo tras la inscripción en el Registro Civil del recién nacido en dónde se entregaba a las madres de forma gratuita folletos sobre la higiene infantil, y así disminuir la mortalidad infantil. Otras iniciativas sobre la divulgación de la higiene y el cuidado de los niños se centraron en la educación de los maestros y maestras de escuela. Se trataba de que supieran iniciar la educación de las futuras madres a partir de los doce años de edad aportándoles información sobre el cuidado de sus futuros hijos102.

Además, mediante iniciativas sanitarias privadas y públicas se realizaban conferencias en los centros de lectura rurales, en ateneos, en asociaciones médicas, en la radio y en la prensa escrita. El objetivo, desde la nueva especialidad, era unificar los criterios en relación al cuidado de los niños mediante una higiene y alimentación adecuada y divulgarlos entre la sociedad. Finalmente, la industria se sumó a las campañas educativas dirigidas a disminuir la mortalidad infantil incidiendo también sobre las cuestiones de higiene. Estas campañas fundamentadas en folletos y en la prensa escrita con dibujos, fotos e imágenes ilustrativas, se focalizaron en la madre y el niño y ponderaron los beneficios de ciertos productos para estimular la lactancia

100 Martínez Vargas (1907), pp. 315-322.

101 Álvarez Peláez (2004), pp. 155-193.

102 Frias (1933b), pp. 171-174.

materna, así como las propiedades de la leche artificial. Algunas de estas propagandas de las industrias lácteas fueron dirigidas por y para los médicos en todo tipo de prensa especializada103, y también a la población en general en la prensa diaria104.

Por consiguiente, desde la oficialidad ortodoxa, los médicos, iniciaron campañas de divulgación contra la mortalidad infantil y focalizaron su esfuerzo en los problemas materno-infantiles. Así, el Dr. Martínez Vargas, en el Congreso de Pediatría de Palma de Mallorca celebrado en 1914 decía:

“proteged a los niños: sanos, son la alegría del hogar, el consuelo de la vejez, la perpetuidad de la raza, la savia de la nación. Sin ellos, el hogar es solitario, la vejez desvalida, la raza se extingue y las naciones desaparecen”105.

En esta cita podemos destacar los motivos poblacionistas y eugenésicos que cifraban la riqueza del país en la calidad y cantidad de su población. Evitar la mortalidad infantil, por tanto, suponía aumentar la riqueza y bienestar del Estado liberal además de atemperar la lucha de clases y favorecer la integración pacífica de las familias obreras en el nuevo mundo industrial106. El positivismo médico pretendía educar a la mujer mediante una educación tradicional en higiene sexual, a la par que intentaba impedir que se dedicara a la prostitución107 y evitar los contagios de enfermedades de transmisión sexual. Por el contrario, frente al desarrollo del poblacionismo liberal, grupos subalternos como el neomalthusianismo de orientación anarquista, quisieron ofrecer a la mujer la posibilidad de salir a trabajar fuera del hogar a fin de proporcionarle autonomía frente al paternalismo ancestral para poder aportar más recursos económicos a las familias. Sobre todo, en los casos en que la mujer era realmente la cabeza de familia por haber fallecido la figura masculina, por estar en alguna contienda, o por haber abandonado el hogar. Sólo en este contexto se entiende el contenido de la publicidad de la consulta del pediatra Sala, incluida en el periódico anarquista Solidaridad Obrera en 1934, en dónde ya se declaraba, abiertamente, que la lactancia a través del biberón era mejor que la materna:

103 Leche condensada El Niño [Publicidad] (1928a), p. 15.

104 Leche Lacta [Publicidad] (1922a), p. 10.

105 Martínez Vargas (1914), pp. 155-158.

106 Rodríguez Ocaña, Molero Mesa (1993), pp. 133-148.

107 Blanc i Benet (1919), pp. 24-26.

“¡COMPAÑEROS! Los niños criados con biberón se desarrollan hoy mejor que con el pecho. Consultar de 3 a 5 al DOCTOR SALA.

Especialista en enfermedades de los niños. - Cortes, 282, pral, 1ª. – Consulta económica.

Nota: - Consulta gratuita para los obreros sin trabajo, mediante la presentación de este número de SOLIDARIDAD”108.

Asimismo, estas corrientes neomalthusianas109 pretendieron evitar los embarazos no deseados mediante una campaña de concienciación que pretendía, además, limitar el número de criaturas abandonadas en las inclusas o casas cuna y controlar de esta forma la incesante mortalidad infantil.

En efecto, desde la subalternidad, el pensamiento neomalthusiano en un opúsculo aparecido en 1908 titulado Huelga de vientres, dirigido a “las mujeres, a los proletarios y a los propagandistas”, Luís Bulffi pretendió divulgar diversas cuestiones:

una, limitar el número de hijos por familia, y otra, concienciar a la mujer de los problemas derivados una maternidad involuntaria:

“Todos tenemos interés en no poner en el mundo hijos que no hayan sido deseados puesto que los recursos que disponemos nos impedirían nutrirlos bien y educarlos debidamente. Los propagandistas, los rebeldes contra todas las opresiones, resistirán mejor á los golpes de la burguesía triunfante hoy, si las cargas familiares les son ligeras y podrán continuar la batalla más audazmente y con mayores frutos. Los proletarios, no hallándose más aplastados por el peso de los numerosos nacimientos seguidos de innumerables enfermedades, á menudo mortales, tendrán más tiempo y más dinero para hacer frente á la organización, á la propaganda, de las diversas acciones sociales. Las mujeres emancipadas de la esclavitud natural de la fecundidad, compartirán las alegrías de la lucha por la emancipación al lado de sus compañeros. Un poco más de holgura penetrará en los hogares y, el hombre y la mujer reconciliados por el amor voluntariamente estéril, caminarán juntos hacia la futura época del bienestar y de la libertad”110.

Las mujeres, de una manera o de otra, se convirtieron tanto para el pensamiento hegemónico como para las corrientes subalternas en una solución para modificar los malos hábitos de la sociedad. A tal fin, primero se debían dictar una pautas elementales de higiene a seguir por las mujeres con los hijos111, desde la higiene dental de los niños

108 Compañeros (1934), p. 5. Las consultas gratuitas para obreros en paro fue una estrategia de acercamiento de los profesionales médicos a los grupos libertarios. Véase al respecto: Molero Mesa,

108 Compañeros (1934), p. 5. Las consultas gratuitas para obreros en paro fue una estrategia de acercamiento de los profesionales médicos a los grupos libertarios. Véase al respecto: Molero Mesa,