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4. Lactancia artificial no materna

4.3 Leche humanizada o maternizada

A finales del siglo XIX y principios del XX, la leche fresca era considerada un producto perecedero y mortífero636. La leche sin ningún tipo de tratamiento sufría un rápido proceso de descomposición y contaminación, esto último favorecido por la falta de higiene en el ordeño637. En el primer tercio del siglo XX, ya se conocía que la leche contenía en su composición proteínas y minerales. Sin embargo, no siempre existía el conocimiento popular de que la leche era un medio de transmisión de muchos bacilos como el de la tuberculosis638, la fiebre de malta o las bacterias del grupo coli, implicadas en la mayoría de síndromes diarreicos639. Al mismo tiempo, la leche de vaca, antes de ser administrada, debía ser humanizada o maternizada de manera que el débil aparato digestivo del infante pudiese asimilarla y no presentase problemas.

Los médicos franceses creadores de las Gotas de leche en 1894 en Francia ya adaptaron la leche de vaca a la digestión de los niños. Uno de los primeros esquemas adoptados para la modificación de la leche fue el del médico León Dufour, pionero de las gotas de leche en las provincias francesas. Su método implicaba la dilución de la leche con un tercio de su volumen de agua y la adición a un litro de esta mezcla de 15 a 20 gramos de crema fresca (producida por separación centrífuga), 35 gramos de lactosa y 1,0 gramos de cloruro de sodio. La leche modificada se esterilizaba calentándola a 102°C durante 45 minutos640.

En los Estados Unidos, el método utilizado por los médicos para prescribir la leche artificial a los niños fue el propuesto por Rotch y consistía en indicar la cantidad y

635 Coll i Bofill (1916), p. 18.

636 Atkins (1992), pp. 207-227.

637 González García (2003), pp. 73-101.

638 Macaya Gibert (1912), pp. 278-281.

639 Mas Alemany (1930), pp. 168-171.

640 Mepham (1993), p. 239.

porcentajes de grasa, agua y azúcares que debería contener cada biberón de leche de vaca. Esta receta personalizada era utilizada por la farmacia para elaborar los biberones según las indicaciones de cada pediatra.

El método porcentual de Rotch se basaba en una teoría que defendía que incluso cambios muy pequeños en las proporciones relativas de grasa, proteína y azúcar en la mezcla de alimento podían tener efectos importantes en el crecimiento y desarrollo del niño. Las instrucciones de Rotch para preparar los alimentos, por tanto, debían ser escritas con la misma precisión que las recetas médicas, insistiendo en la importancia de las concentraciones de nutrientes al 0,01 por ciento. En 1891, Rotch estableció el primer laboratorio de modificación de la leche (el Laboratorio Walker-Gordon en Boston, Massachusetts), donde los médicos podían enviar sus prescripciones para que se elaborasen los productos lácteos artificiales, que posteriormente se expenderían directamente a los clientes a diario. En 1907, se habían establecido laboratorios Walker-Gordon en veinte ciudades de América del Norte641.

En Inglaterra, la leche humanizada podía obtenerse en los laboratorios de leche como Aylesbury Dairy Company, Welford and Sons, Friern Manor Dairy Farm Ltd.

(cuyo ganado lechero pastaba en lo que ahora es Peckham Rye, parque en el sur de Londres), así como de las sucursales del Laboratorio Walker-Gordon. Estas empresas de leche artificial tenían control directo de la cría y manejo del ganado lechero y de la leche.

Todos estos procesos de humanización de la leche de vaca necesitaron de la mecanización industrial y de la tecnología de laboratorio para conseguir modificar la leche de vaca y asemejarla al máximo a la leche materna. Se inició así un proceso de medicalización de la leche que para sustituir a la lactancia materna. Así pues, una de las máquinas más importantes de este proceso fue la centrífuga que inicialmente se utilizó para separar la crema de la leche, la fabricación de la mantequilla, la homogeneización y la modificación de la leche entera. En el proceso ideado por G. Gaertner, se vertieron cantidades iguales de leche y agua esterilizada en un separador centrífugo, que estaba dispuesto de manera que los caudales de las dos corrientes salientes, la crema y la leche desnatada, fueran iguales. El producto resultante contenía 1,5 por ciento de proteínas y 3,2 por ciento de grasas. Posteriormente se añadía azúcar para llevar su concentración

641Ibid., p. 236.

final al 6%.

La máquina centrífuga ofrecía una ventaja adicional pues facilitaba la eliminación de partículas extrañas, como el estiércol de vaca, que comúnmente estaba presente en la leche. Sin embargo, un defecto fundamental de tales preparaciones fue que la proporción de caseína en la leche de vaca persistía en todas las diluciones. En efecto, inicialmente, muchos médicos pensaron que los problemas digestivos derivados de la ingesta de leche estaban provocados por el alto contenido de caseína y por ello provocaban la parcial o total conversión de la caseína en formas más asimilables para el estómago de la criatura, como las peptonas.

Existieron diversos autores ingleses que siguieron el sistema de Rotch de forma más simplificada y se limitaron a seguir el proceso para eliminar la caseína, como el método de Frankland que fue el más común tras la adición de cuajo con lo cual se separaba el suero y posteriormente se podía modificar su composición con azúcar.

Un seguidor acérrimo de Rotch fue el pediatra inglés Eric Pritchard quien defendía que la alimentación de los niños debía ser natural y a ser posible “una ciencia exacta”. Además, se opuso a las leches de los laboratorios argumentando que no era asequible para todos los bolsillos, tan sólo para los más ricos. Según el criterio de este profesional de la medicina, la leche de vaca se podía adecuar y modificar en el hogar sin la necesidad de recurrir a los laboratorios. En el libro The physiological feeding of infants describió hasta 45 instrucciones diversas para preparar en casa la leche artificial modificada según las proporciones de grasas, proteínas y azúcar. Pritchard anunció que en muchas lecherías de Londres ya seguían las instrucciones del porcentaje de grasa que debería ser del 16%642.

La mayoría de los pediatras europeos y americanos insistieron en una alimentación con lactancia materna. Sin embargo, las gotas de leche con sus correspondientes bancos de leche contribuyeron a promocionar la lactancia artificial ya que ofrecían leche modificada exenta de microbios, pero para ser administrada en biberón.

En España, el término de leche humanizada o maternizada lo podemos encontrar ya en el discurso del médico Juan Viura i Carreras en 1902 Bases de Puericultura

642Ibid., p. 238.

realizado en la Real Academia de Medicina y Cirugía de Barcelona al hablar de esta alimentación mediante la lactancia artificial:

“Con todo merece consignarse que la leche humanizada, o maternizada según otros, representa el desiderátum de perfección a que podemos aspirar en estos días, al invocar el auxilio de la lactancia artificial”643 En 1910, el Presidente de la de la Liga contra la mortalidad infantil, Lorenzo Paradell mantenía que:

“Varios son los procedimientos industriales de corrección de leches que se han empleado en la maternización o humanización de leches, como son los de Winter y Vigier, en Paris, y el de Gärtner, en Viena… no faltan asimismo celebridades como Backaus y el Dr. Michel, preparando el primero una leche corregida peptonizada… y el segundo una que ha llamado especial y la ha destinado a los prematuros… Y por último, casos existen de niños que han sido criados con leche en polvo, que se disuelven en agua (Halmackar) sin presentarse accidente alguno… Queda por tanto resuelto el problema absoluto de la lactancia artificial con buen desarrollo y nutrición del niño, siempre que haya puericultura y buena leche, cosa que no sucede en España por el abandono del niño de 0 a 2 años y falta de vigilancia en las leches sobre las cuales se comercia, como con los demás alimentos se hace en perjuicio siempre de la salud pública”644.

En efecto, los médicos implicados en las campañas contra la mortalidad infantil, vieron en la leche de vaca modificada la solución de los problemas que representaba la lactancia artificial comenzando un proceso de divulgación entre los sanitarios y la población general de los diversos tipos de leches que intentaban imitar a la materna. En 1911, Eduardo García del Real fue premiado por la Real Academia de Medicina por un texto sobre la problemática de usar leche maternizada esterilizada o cruda y enumeraba los tipos de leches humanizadas que existían:

“Pertenecen al grupo de leches peptonizadas y existen tres grupos: 1) Leche de Backhouse (adición de nata y digestión parcial de la caseína por la tripsina) 2) Leche albumosa de Rieth (sustitución de la caseína por una albumina no coagulable, obtenida calentando a 130º la albumina del huevo 3) Leche maternizada de VOLMER (transformación de la caseína en peptona por la acción del fermento pancreático). En Francia han hecho ensayos Budin y Michel, y la leche por ellos modificada parece ser que ha dado buenos resultados en la clínica y en el servicio de débiles de la Maternidad; pero su empleo está muy restringido por el hecho de que su

643 Viura i Carreras (1902), p. 35.

644 Paradell (1910), pp. 1-2.

preparación es tan complicada que exige la dirección de un químico ilustrado”645.

Sin embargo, tras la búsqueda de la modificación láctea que consiguiera una leche similar a la humana también existían intereses comerciales. Es lo que Juan Coll i Bofill denunció en 1916 durante un discurso realizado en la Real Academia de Medicina y Cirugía de Barcelona:

“Hablemos de lo actual, dejando dicho, ante todo, que la leche de vaca no es la leche de mujer, por mucho que se la modifique y cambie y que el vocablo maternización es al mismo tiempo un reclamo comercial y una herejía científica”646.

Los términos referidos a la leche como maternizada o humanizada fueron utilizados en multitud de contextos en los que realmente no se sabía qué tipo de tratamiento físico o químico se había realizado sobre aquella. En un artículo del periódico ABC titulado “Las Mutualidades Maternales”, el Dr. Fausto describía como en diversos países europeos, antes de administrar la leche en biberones a los niños menores de un año, se procedía a la “humanización o esterilización de la leche para evitar el contagio de enfermedades”647. En Barcelona, por ejemplo, la Granja Soldevila utilizaba la esterilización como medio de conservar la leche de vaca y la comercializó como

“leche maternizada” que repartía a diario en la mayoría de los barrios de esta ciudad, tal y como reflejaba su publicidad648. En efecto, una de las primeras ventajas de la lactancia artificial era la posibilidad de esterilización de la leche de vaca antes de ser suministrada al infante, no obstante, pronto se vio que “los niños criados con biberón, mueren en una proporción dos veces mayor a consecuencia de la gastro-enteritis, que los niños criados con el pecho”649. Esta afirmación fue realizada por el Dr. Córdoba en el Primer Congreso Español de Pediatría celebrado en 1914 en Palma de Mallorca, argumentándola de la siguiente manera:

“Cuando se empezó a esterilizar la leche la crianza de los niños, se creyó que todos los inconvenientes habían desaparecido, pero por desgracia, los resultados continuaron siendo malos. Las principales diferencias entre la leche de mujer y la de vaca son las siguientes:

645 García del Real (1911), p. 151.

646 Coll i Bofill (1916), p. 54.

647 Dr. Fausto (1909), p. 18.

648 Granja Soldevila [Publicidad] (1923a), p. 6.

649 Córdoba, (1914), p. 121.

Leche de Mujer Leche de vaca Lactosa 70 gramos por litro 47 gramos por litro Manteca 35 gramos por litro 40 gramos por litro Caseína y Albúmina 14 gramos por litro 36 gramos por litro Las diferencias del empleo de la leche de mujer o la leche de vaca, se aprecian ante todo en la digestión. En el estómago, la leche de mujer es precipitada por el cuajo en copos muy menudos y pobres en grasa; al cabo de media hora, el coagulo está completamente disuelto. En cambio, con la leche de vaca, el cáseo es espeso, compacto, homogéneo, rico en grasa; se disuelve lentamente y de una manera incompleta y al cabo de tres cuartos de hora, todavía quedan fragmentos de él…; la esterilización aumenta la digestibilidad de la leche”650.

El problema, por tanto, seguía siendo la composición de la leche. En 1919, durante el Tercer Congrés de Metges de Llengua Catalana celebrado en Tarragona en 1919, se estableció una discusión sobre cómo adaptar la leche de vaca para administrarla con el biberón. Los médicos Alexandre Frias Roig y Salvat se cuestionaron si esterilizar la leche o pasteurizarla y si, además, era necesario homogenizarla o diluirla. Así pues, se llegó a difundir en este congreso una nuevas pautas a seguir con la leche antes de industrializarla siguiendo una propuesta de Frías651. Según Frias, en los casos extremos en los que no se podía administrar leche materna o mercenaria se debía recurrir a la lactancia artificial o mixta mediante la leche de vaca o cabra debiendo de modificarlas convenientemente para procurar adaptarlas al niño. En la lactancia artificial se presentaban dos problemas que resolver según explicó el Dr. Frias en esta ponencia, el problema de la composición química de la leche artificial y el problema biológico de la leche artificial. En efecto, Frias, centrándose en la leche de vaca por ser la más utilizada en la práctica se preguntó “¿Por qué la leche de vaca al igual que el resto de leches de los otros animales van mal para la alimentación mixta y artificial del niño?”652 Su respuesta fue que todavía médicos y biólogos no estaban del todo de acuerdo y que no se habían podido demostrar claramente los motivos por los que sentaba mal a los niños. Puso como ejemplo las discusiones que se produjeron durante el primer Congreso Nacional de Medicina celebrado en Madrid días antes, sobre los compuestos de la leche que causaban los problemas: unos opinaron que era por la caseína o por el exceso de grasa y otros por el suero.

650Ibid., p. 122.

651 Frias (1919c).

652Ibid., p. 231.