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1. Lactancia, historia y sociedad

1.5 Las nodrizas

Las nodrizas prestaron sus servicios a las clases altas desde la antigüedad.

Griegos, y romanos nos han dejado constancia de este hecho en su historia. Ellas criaron a reyes, militares y políticos además de a sus propios hijos. En periodos más recientes, las mujeres de la aristocracia y la alta burguesía tradicionalmente también recurrían a las nodrizas para alimentar a sus hijos150. A finales del siglo XIX, las razones por las cuales se abandonaba la lactancia materna eran de tipo social y se debían fundamentalmente a dos motivos. El primero era “el mandato del marido”151 ya que existía la creencia que durante la lactancia, la mujer no podía mantener relaciones sexuales y realizar el coito, pues interfería en una buena producción de leche materna.

Los maridos no estaban dispuestos a alterar la vida social y abstenerse de las relaciones sexuales con sus esposas durante el periodo de la lactancia materna. El segundo, que las mujeres de clase social alta consideraban que la lactancia materna era una tarea degradante y que debía ser un trabajo que realizaran las clases bajas como lo venían haciendo desde la Edad Media152.

Las mujeres multíparas de escasos recursos y con varios hijos podían encontrar en la lactancia materna un medio de sustento económico vendiendo su leche a lactarios o bancos de leche, en donde se gestionaba como leche mercenaria. También se podían colocar como nodrizas internas en casas de la alta burguesía pudiéndose ocupar además del cuidado del niño.

Las nodrizas para colocarse como amas de cría en los domicilios acudían a unos centros denominados “madres de nodrizas” que eran unas agencias de colocación. A finales del siglo XIX, esta práctica fue repudiada por algunos médicos al considerar que favorecía la transmisión de enfermedades infectocontagiosas. De esta forma, el Dr.

Mascaró, en la Academia de Ciencias Médicas de Barcelona, habló sobre la necesidad

149 Colmenar Orzaes (2006), p. 172.

150 Colmenar Orzaes (2007), pp. 335-359.

151 Stone (1977).

152 Campbell (1989), pp. 368-369.

de eliminar estas agencias de colocación que no realizaban controles sanitarios a las nodrizas que allí acudían a buscar trabajo:

“Señores, en Barcelona existe un lucro que repugna con solo pensarlo,

¡hay mujer soltera que sólo concibe y pare para tener leche! ¡para criar y ejercer el oficio de nodriza!”153.

De igual forma, algunos higienistas, ya en 1890, exigían que se realizaran recomendaciones higiénicas y controles obligatorios a las mujeres en los centros denominados “madres de nodrizas”. Uno de ellos fue Coll i Bofill quién defendía la necesidad de divulgar por parte de los médicos, alcaldes e incluso por sacerdotes en las iglesias, que las nodrizas tuvieran una cartilla sanitaria y realizaran controles higiénicos154. Dos años antes, tras el Congreso Internacional de Ciencias Médicas en 1888, Coll i Bofill ya había recomendado sin éxito la supresión de las “madres de nodrizas” por los mismos motivos antihigiénicos.

El proceso de industrialización desarrollado en Cataluña a finales del siglo XIX provocó durante el siglo XX grandes cambios sociales. Uno de ellos fue la incorporación progresiva de la mujer al mundo laboral, que ocasionó importantes modificaciones en los hábitos alimenticios de los lactantes155. En Cataluña, algunas fábricas y talleres crearon lugares en donde las madres podían amamantar a sus hijos durante los intervalos de descanso del trabajo consiguiendo proporcionar una alimentación al lactante de forma regular156. Sin embargo, muchas mujeres trabajadoras se veían en la necesidad de alimentar a sus hijos mediante la lactancia mercenaria157 contratando los servicios de una nodriza. La nodriza solía amamantar a varios niños a la vez, y lo hacía en su propio domicilio, labor que compatibilizaba con las tareas del hogar. En ocasiones, se trataba de nodrizas auxiliares, que amamantaban de forma esporádica, lo que permitía a las madres el mantenimiento de su propia lactancia158.

Así pues, algunas mujeres con pocos recursos se dedicaron a la venta de la leche materna. Este tipo de lactancia se denominó “lactancia mercenaria” y con este sistema

153 Coll i Bofill (1890), p. 32.

154 Coll i Bofill (1890), p. 8

155 Cuesta (2012), p. 16.

156 Sala (2005), p. 170.

157 Coll i Bofill se dirigía a los profesionales sanitarios y a la administración para divulgar la problemática de la lactancia mercenaria e instaba a los poderes públicos a poner freno al mercado libre de nodrizas. Véase: Coll i Bofill (1890).

158 Roig i Raventós (1933a), p. 168.

de lactancia se observó mayor facilidad de contagios de algunas enfermedades lo que podía desencadenar diversos problemas en la infancia. Paralelamente a la lactancia mercenaria aparecieron en las grandes urbes los lactarios en los que se proporcionaba gratuitamente leche esterilizada de vaca a los niños pobres. Por un lado, la mujer que vendía su leche, desnutría a sus hijos, y también a aquellos alimentados con su leche, ya que los nutrientes no eran suficientes para todos. Por otro lado, se facilitó la transmisión a través de la leche de algunas enfermedades infecto contagiosas como la sífilis o la tuberculosis. Por estos motivos, según Manuel Segalá y Estalella (1868-1932)159, médico municipal de Barcelona en el año 1900, para que las nodrizas pudieran ser aceptadas en el hogar de trabajo y poder desarrollar una buena alimentación a los hijos de las familias de la burguesía deberían presentar ciertas cualidades físicas y morales.

Al mismo tiempo, se cuestionaba el mercado libre de nodrizas por antihigiénico160 y posteriormente se llegó a pedir que se prohibieran las agencias de nodrizas:

“no es de extrañar que estos hijos de las nodrizas den una mortalidad del 40 por 100… Las actuales agencias de nodrizas deben desaparecer por antihigiénicas, amorales y explotadoras, y se debe crear en las capitales un Centro o Institución oficial bajo la dirección médica, donde sean acogidas las nodrizas para comprobación de su salud, calidad y cantidad de leche y donde deben ser solicitadas para la crianza en las casas, previo certificado médico”161.

En la práctica, la alimentación mediante nodriza presentó diversos problemas como consecuencia de este tipo de lactancia, unos nutricionales y otros infecto- contagiosos.

En primer lugar, la aparición de ciertas carencias nutricionales en los niños.

Sobre todo, si se utilizaba para alimentar simultáneamente a una criatura recién nacida y a un niño de más de un año. El uso de leche de una mujer que hacía meses que había parido no era la más adecuada para un recién nacido, pues su consistencia y composición iba cambiado, su índice de grasas era poco digerible para él y tendría un escaso valor nutritivo. El problema podría agudizarse en caso de que la nodriza alimentara a varias criaturas a la vez, lo que restaba valor nutritivo a su leche y

159 Segalá y Estalella (1900), pp. 1-46.

160 Coll i Bofill (1890). Médico auxiliar de la Casa Provincial de Maternidad, instaba a los poderes públicos a poner freno al mercado libre de nodrizas. Aunque el contenido de esta publicación parece dirigirse a los profesionales sanitarios y a la Administración, su publicación puede responder al interés por divulgar la problemática de la lactancia mercenaria en la ciudad.

161 González Álvarez (1928), pp. 101-107.

dificultaba el desarrollo del niño. No es de extrañar que, en 1907, el Dr. Vilderman dijera que una nodriza debía ingerir diariamente 1.200 gramos de leche para mejorar su nutrición y así aumentar la producción de leche materna162.

En segundo lugar, la alimentación infantil mediante nodriza también tendría otros peligros para el niño ya que, como hemos señalado anteriormente, lo sometería al riesgo de contagio de enfermedades infecciosas como el sarampión, la viruela, la tuberculosis, la sífilis o la fiebre tifoidea163. Martín González Álvarez, en su comunicación al IV Congreso Español de Pediatría celebrado en Valencia en 1928, denunció los problemas que, a su vez, sufrían los hijos de las nodrizas contratadas por

“agencias” con ánimo de lucro. Abandonados por sus madres en sus pueblos de origen, la mortalidad de estos niños era elevadísima164. Para remediar tal situación, González Álvarez propuso el establecimiento de instituciones oficiales que bajo dirección médica controlaran tanto la cantidad y la calidad de la leche de la nodriza como su estado de salud, de manera que pudiera ser expedido un certificado médico que garantizase la crianza:

“En las clases pudientes, el lujo y la comodidad en la mayoría de los casos, llevó a las madres a utilizar la lactancia mercenaria, con todos sus defectos y corruptelas. Si la mortalidad de los niños en la lactancia materna era del 15 por 100, esta cifra se elevó considerablemente cuando la crianza era por nodrizas… hay que pensar en los infelices hijos de las nodrizas que, por avaricia de éstas, por ignorancia y las menos veces por necesidad, quedan en el pueblo, abandonados desde su más corta edad…

no es de extrañar que estos hijos de las nodrizas den una mortalidad del 40 por 100… Las actuales agencias de nodrizas deben desaparecer por antihigiénicas, amorales y explotadoras, y se debe crear en las capitales un Centro o Institución oficial bajo la dirección médica, donde sean acogidas las nodrizas para comprobación de su salud, calidad y cantidad de leche y donde deben ser solicitadas para la crianza en las casas, previo certificado médico”165.

En 1935, el Dr. Duarte, a partir de series cronológicas amplias, comprobó que la mortalidad en el bebé alimentado con leche materna era de un 15 a un 20% y la mortalidad, si la lactancia era mercenaria, se situaba alrededor del 38%. Si la nodriza se

162 Vilderman (1907), pp. 195-197.

163 Kiple (1993).

164 González Álvarez (1928), pp. 101-107.

165Ibidem.

llevaba el bebé a su propio domicilio, la mortalidad podía aumentar hasta alcanzar el 75%166.

Las nodrizas fueron objeto de atención por parte del poder hegemónico a partir de mediados del siglo XIX. En Barcelona, en 1853 se establecieron controles sobre la procedencia y moralidad de las nodrizas externas a la Casa de Maternidad y Expósitos.

Seis años más tarde, una nueva normativa creó la Junta de Damas, encargada del control y vigilancia de las nodrizas 167.

Para que se hicieran efectivas las medidas recomendadas por los higienistas acerca de la lactancia mercenaria se promulgó, en 1910, el Reglamento sobre Puericultura y Primera Infancia. De acuerdo a la Ley de 1904 de Protección a la Infancia, este reglamento tenía como objetivo paliar el alto índice de mortalidad infantil achacado en parte a las nodrizas por lo que, entre otras medidas, se establecía que las nodrizas tendrían que pasar controles sanitarios obligatorios para ejercer su profesión168. Además, la nodriza interna debería estar vacunada obligatoriamente contra la viruela y reunir una serie de requisitos físicos, morales e higiénicos, con el fin de controlar su leche169. Bravo Frías, sin embargo, era contrario a la lactancia mediante nodrizas y únicamente las admitía en el caso de hijos cuya madre fuera tuberculosa.

También se pronunció a favor de legislar a favor de las nodrizas en el caso de contagios por sífilis o tuberculosis si las nodrizas no estaban previamente advertidas de tener dichas enfermedades170.

Como acabamos de ver, la constatación científica, en el laboratorio, de que la lactancia mercenaria estaba contribuyendo a la propagación de enfermedades infecto-contagiosas como la tuberculosis y la sífilis, puso sobre aviso a médicos y microbiólogos, que exigieron la introducción de un mejor control sanitario a la hora de aceptar que una mujer vendiera su leche. Los estamentos gubernamentales se sumaron a la iniciativa médica imponiendo sanciones a quienes no cumpliesen los controles establecidos. Estas medidas gubernamentales favorecieron la proliferación de las “Gotas de leche” u otras instituciones privadas o públicas para suministrar leche de vaca en biberones como veremos a continuación.

166 Aguilar Cordero (2005), p. 12.

167 Rodríguez Martín (2014), pp. 134-157.

168 Martínez Sabater (2014), p. 40.

169 Vidal Solares (1911), p. 8.

170 Bravo Frías (1931), pp. 163-172.