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Capítulo I. Privatización y nuevas estructuras de gobernanza educativa educativa

1.3 Privatización por defecto en contextos desfavorecidos

1.3.1 Low-fee private schools y privatización ‘por defecto’

Es difícil referirse a un modelo conceptual unívoco de LFPS en virtud de que su proliferación en diversos contextos ha dado lugar a una multiplicidad de experiencias

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adaptadas a las características de cada ámbito que no se agotan en una definición en particular. En principio, uno de los mayores problemas es determinar qué significa ‘bajo coste’ y, en ese sentido, Verger, Zancajo y Fontdevila (2016b) destacan el carácter coyuntural de esa dimensión dependiente de ‘la estructura social de los países donde operan estas escuelas, pero también de las circunstancias económicas de las familias’ (p. 144). encuentran en parte subvencionadas por los estados como ocurre en Nigeria y en Sudáfrica (Ahmed y Sayed, 2009; Härmä, 2013; Schirmer, Johnston, y Bernstein, 2010).

En un estudio sobre las experiencias LFPS en Asia y África, Phillipson (2008) las define como ‘escuelas creadas por un individuo o un grupo de individuos con el objetivo de obtener un beneficio económico’ (p. 1), y excluye a toda escuela operada por organizaciones sin fines de lucro, organizaciones religiosas, organizaciones comunitarias, y naturalmente, a las escuelas privadas tradicionales. Esta definición presenta algunos problemas que han sido señalados por Walford (2011). En rigor, Phillipson opera una simplificación extrema de los motivos por los cuales se crean escuelas privadas para atender a la población de bajos ingresos. Walford argumenta que con la exclusión de las escuelas de bajo coste dirigidas por ONGs y organizaciones religiosas, se pierde de vista gran parte de esta nueva tendencia de privatización que difiere de los modos de privatización tradicional y advierte acertadamente sobre la dificultad de delimitar el carácter lucrativo o no lucrativo de estas experiencias:

[the definition] restricts our understanding of why such schools might be started and how the schools themselves, and the motivations for their continued existence, may change in nature over a period of time. For example, even the idea that they must

‘make a profit’ collapses within the complexity of individuals and groups paying themselves salaries, or establishing schools so that they might gain employment. What is clear is that the vast majority of these new private schools are not the result of shareholders investing money in schools because they see that as the way to obtain the highest financial return. The reasons for starting and continuing with the schools are much more complex, and there is thus the need to consider the whole range of non-government-sector schools with low fees that are designed to serve some of the poorest families in each society. (Walford, 2011, pp. 402-402)

Detrás del problema de la definición de las experiencias LFPS pareciera existir un debate por el tipo de privatización que conlleva su aparición y desarrollo. Así, si retomamos la

Privatización y nuevas estructuras de gobernanza educativa | 35 estrecha definición ofrecida por Phillipson (2008) encontramos una explicación del fenómeno que tiende a exaltar los mecanismos del mercado como solución a los problemas del déficit de oferta estatal. En la visión de Tooley (2013, pp. 447-448), la idea de ‘grassroots privatisation’ agrega a la ecuación un componente de una supuesta organización espontánea que sería inherente al modelo LFPS según el cual las comunidades llevan adelante sus proyectos educativos al margen del Estado en una lógica de tipo bottom-up. No obstante, como advierten Verger et al. (2016b), la tesis espontaneísta entraría en contradicción cuando de ella se siguen recomendaciones en favor de que los gobiernos y agencias internacionales contribuyan a financiar e incentivar esta modalidad de escolarización. En efecto, cabe preguntarse entonces si estas escuelas pierden su estatus de LFPS (en el sentido de ‘grassroots privatization’) al momento en que comienzan a recibir financiamiento público y pasan a integrar de algún modo la política educativa estatal.

En este sentido, la definición más restrictiva opera un recorte más normativo que descriptivo. La creación y el uso del concepto de LFPS en la retórica y el discurso de la política educativa parece tener su origen en la determinación de proponer un modelo de provisión educativa estable, estandarizado y escalable, alternativo al modelo de provisión estatal, basado en solo algunas de las múltiples formas de oferta educativa que pueden surgir espontáneamente por fuera de la esfera estatal. Previsiblemente, buena parte de los estudios que presentan evidencia a favor de las LFPSs con ánimo de lucro han sido producidos o financiados por empresarios o inversores de LFPSs12. La idea del lucro como factor necesario en la definición de LFPS intensifica sólo una dimensión del ‘espíritu emprendedor’ que puede llevar a un individuo o un grupo de individuos a crear una escuela (Walford, 2011) y automáticamente excluye toda una serie de experiencias del ámbito de la economía social, escuelas administradas por la comunidad, o incluso organizaciones religiosas que buscan aumentar el acceso a la escolarización de sectores desfavorecidos13. Por lo tanto, consideramos que la noción de ‘escuela privada de bajo coste’ en su acepción restringida a instituciones con ánimo de lucro puede simplificar un fenómeno que, como destacan Junemann y Ball (2015), es en realidad mucho más amplio y multifacético. Su heterogeneidad exige, por un lado, estudios que revelen las particularidades de cada forma privada de provisión escolar dirigida a los sectores sociales más vulnerables, y por otro,

12 Véase, por ejemplo, la controversia entre Tooley y Longfield (2015) y Day Ashley, Engel, Batley y Nicolai (2014).

13 Véase por ejemplo Nishimuko (2009) para el caso de las ONG y escuelas religiosas en Sierra Leona, y Blum (2009) para el caso de las ONG en la India.

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estudios que contextualicen social e históricamente estas experiencias a fin de facilitar su comparación con otros procesos de privatización.

En definitiva, la caracterización del fenómeno de las LFPSs debería intentar capturar la evolución de un modo de privatización educativa que comenzó como respuesta a la omisión estatal en materia de cobertura y/o calidad –una privatización por defecto, con o sin ánimo de lucro–, pero que ha comenzado a adoptar formas más complejas en virtud del involucramiento de organismos internacionales y los propios estados en el armado de alianzas público-privadas que postulan al modelo LFPS –ya como privatización deliberada y privilegiando a agentes con ánimo de lucro– como una alternativa válida de política educativa en países de bajos ingresos (Akyeampong, 2009; Srivastava, 2015; Verger, Fontdevila, et al., 2016)14.