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Las organizaciones patronales: objetivos y conflictos

1. EL CONTEXTO INSTITUCIONAL

1.6 Grupos de presión y conflictos de intereses en el sector maderero

1.6.2 Las organizaciones patronales: objetivos y conflictos

Existió una lucha permanente entre los ingenieros y propietarios forestales, y los importadores y negociantes de madera, que pese a compartir el mismo interés por la materia prima maderera, tenían intereses económicos opuestos. Los ingenieros, administración forestal y propietarios defendían una política arancelaria protectora, que protéjase el mercado interior, favorezca las maderas nacionales, y permita la explotación y repoblación de las masas forestales españolas, y sostenga una demanda

26 Por la orografía, que eleva los costes de extracción; por la calidad de suelos, pobres y rocosos; por la heterogeneidad de las masas forestales que no permite el mismo grado de estandarización o calidad que las maderas nórdicas.

suficiente para permitir una selvicultura a larga plazo. En cambio, los negociantes e importadores, defendían el liberalismo económico total en materia de importaciones de productos madereros, para beneficiarse de una materia prima abundante en Europa del norte y América del norte, que les permita ser más competitiva en el mercado interior frente a los demás materiales.

“Con el pretexto que nuestras maderas de construcción son escasas y de calidad inferior a las del extranjero, que no sirven para la construcción, se dan, a cada modificación en el arancel y a cada tratado celebrado, nuevas facilidades al extranjero, y se dejan consolidar y robustecer los obstáculos que se oponen a la explotación de esta riqueza nacional27” (Montes, 411)

A partir de los años 1910, existió una real preocupación por la industria forestal y maderera. En la segunda mitad del siglo XIX, los esfuerzos del gobierno y del cuerpo forestal se centraron en poner freno a la desforestación rápida que sufría España, en proteger las zonas más críticas de cabeceras de cuenca, en organizar la administración forestal por tal que pueda gestionar los montes públicos, y finalmente en empezar a ordenar esos montes para regular su producción de manera sostenible. Pasada la primera guerra mundial, quedó claro y aceptado por amplios sectores de la sociedad, que el progreso social pasaba por la industria y que ésta debía desarrollarse en todos los ámbitos posibles, incluso el forestal y maderero. En los debates entre profesionales forestales, en los debates de aprobación de los presupuestos del Servicio de Montes, en los debates relativos a la industrialización nacional, siempre venía repetido el argumento del déficit del comercio exterior forestal de España. ¿Cómo podía ser que un país que podría ser una de las grandes potencias forestales de Europa, no fuera capaz de explotar y valorizar sus riquezas internacionalmente, de la misma manera que lo hacía para sus productos agrícolas? La revisión en 1912, del tratado comercial con Portugal, se hizo con la oposición muy vocal de los productores nacionales quienes, por primera vez, se organizaron de manera temporal para defender sus intereses.

27 Existía una convicción intima de los ingenieros forestales que los industriales eran una parte importante del problema de la producción forestal; en no adaptarse mejor y más rápido a las necesidades del mercado nacional, dejaban que las maderas importadas ocupasen un lugar al que las maderas nacionales, según ellos, podían pretender sin mayor dificultad.

La primera patronal del sector nació en 1922 en respuesta a la política arancelaria considerada como lesiva para los intereses del sector, y se constituyó como Agrupación Forestal y de la Industria Maderera de España, para representar la producción forestal nacional y la industria del aserrado de la madera. En reacción, se creó en 1925 una patronal de los importadores de madera, que agrupaban además muchas de las industrias de segunda transformación de la madera. Fueron las tensiones y los equilibrios entre estas dos organizaciones que orientaron en gran parte la política forestal y maderera del gobierno hasta la Guerra Civil. Para integrarlas en sus procesos de decisión, el gobierno articuló varios órganos: comisión mixta asesora e informadora de la madera y luego la junta de racionalización de la producción maderera y de su industria en 192928, junta inspectora de la economía maderera nacional el año siguiente, una comisión Mixta en 1932, hasta la creación del sindicato Nacional de la Madera y el Corcho en 1940.

Fue pues en 1922, mientras se preparaba el nuevo arancel, que se constituyó formalmente la Agrupación Forestal y de la Industria Maderera de España. Esta entidad representaba a los propietarios de montes, productores forestales, comerciantes y tratantes de maderas nacionales, y contratistas madereros y sus industrias. La presidió Enrique de Nardiz, miembro del Consejo Forestal, próximo de la Casa Real, vocal del Consejo de la Economía Nacional y más adelante miembro de la Asamblea Nacional.

Su objetivo principal fue la defensa de la producción y la industria nacional, frente a la importación de maderas extranjeras. La Agrupación contó el 30 de Junio de 1927, con 116 miembros29 con la siguiente distribución provincial:

Albacete: 3 miembros particulares Ávila: 5 miembros particulares

Burgos: 5 ayuntamientos, 2 juntas administrativas, 14 miembros particulares

28 En respuesta, los importadores y consumidores de madera de Cataluña se reunieron en la Cámara sindical de Maderas de Barcelona, siendo presentes el centro de carpinteros matriculados de Barcelona, el colegio de artífices de ebanistería, la sociedad de carpinteros de San Andrés, San Martín y Horta, el gremio de carpinteros de la ex villa de Gracia, la unión patronal de la tonelería, la asociación de fabricantes de embalaje, la asociación de fabricantes de estuches, y el gremio de carpinteros matriculados de San Gervasio, y dieron su apoyo a la Asociación Española de Importadores de Maderas para hacer gestiones con el gobierno para proteger sus intereses. (La Vanguardia, 24 de agosto de 1929)

29 Las entidades más activas en las actividades y reuniones en Madrid fueron: Asociación de Patrones Aserradores de Manresa, Asociación Forestal de Santa Coloma de Farnés, Instituto Agrícola de San Isidre, Asociación de Industriales Madereros de Gandía, Sociedad de Obreros en Madera de Cuenca, Sociedad de Aserradores, embaladores y sus Similares de Reus, y la Sociedades Obreras de Industrias de la Madera de Manresa (Arbós, 1935). Vemos así en este periodo, la gran representación de intereses catalanes en la patronal española.

Córdoba: 1 miembro particulares

Coruña: 1 empresa, 5 miembros particulares

Cuenca: 2 ayuntamientos, 1 empresa, 9 miembros particulares Huesca: 1 miembro particular

Huelva: 1 miembro particular Jaén: 1 miembro particulares

Madrid: 2 empresas, 19 miembros particulares Oviedo: 1 empresa

Navarra: 1 empresa

Pontevedra: 3 empresas, 13 miembros particulares Segovia: 3 miembros particulares

Soria: 2 ayuntamientos, 2 miembros particulares

Teruel: 3 ayuntamientos, 1 comunidad, 10 miembros particulares Valencia: 1 ayuntamiento, 2 miembros particulares

Valladolid: 1 miembro particular Vizcaya: 1 empresa

Región Catalana: Asociación de Patronos Aserradores de Manresa y su comarca30, constituida por 45 miembros y la Asociación Forestal de Santa Coloma de Farnés y su Comarca (Gerona).

En 1923, la Agrupación denunció a la administración de aduanas la importación fraudulenta de cajas de madera en los puertos del atlántico proveniente de Portugal, y a la administración de hacienda el freno que representaban los impuestos a la exportación para la industria nacional. Lograron modificar pliegos de compra pública para postes de telégrafos, que hasta el momento eran reservados a maderas no navegadas, y favorecían así las maderas importadas. En 1925, la Agrupación se opuso a una regulación que prohibía las cortas a hecho en fincas de propiedad privada y también a otra sobre el transporte fluvial y la flotación de maderas por los ríos españoles. También negoció con la Unión Minera, reformular una de las conclusiones de su asamblea general que llamaba a una entrada libre en España de las maderas para entibación de las minas. La Agrupación participó así mismo activamente en la negociación del Tratado de comercio

30Lista en Anexo 4. De esta lista, 3 son parte de la comisión organizadora, al origen de la creación de la Agrupación, constituida por 5 miembros fundadores. Vemos así la importancia de la industria catalana en la patronal española, y el interés que tenía esta para influir en la política forestal y comercial española.

con Finlandia, y denunció la importación desde Italia de maderas de haya, provenientes en realidad de Hungría, Checoeslovaquia y otros países.

Fig. 9. Publicidad de un importador de maderas de Barcelona.

Fuente: La Vanguardia, 24 de julio de 1924.

Hubo una presión constante de los industriales españoles contra la política arancelaria española, insuficientemente protectora de sus intereses y demasiado favorable a las importaciones de maderas extranjeras. La baja protección relativa de los productos madereros, comparada con muchas otras materias primas gravadas hasta el 100%, junto con la supresión de la cláusula de revisión por depreciación monetaria, favoreció las importaciones en los años 1920. En particular, las importaciones provenientes de Francia, que se intensificaron después de la Primera Guerra Mundial, al mismo tiempo que se depreciaba su moneda. Las maderas francesas inundaron los puertos del norte de España con precios inferiores a los costes de producción de la industria local, en particular en el arco atlántico en el caso de las maderas de las Landas.

Cuadro 5. Arancel del 1922 que motivó la creación de la Agrupación (%).

PARTIDA ARANCELARIA GRAVAMEN

98 8,84 99 12,43 100 4,84 101 5,54 102 6,26

Fuente: elaboración propia en base a Estadísticas del Comercio Exterior.

En 1927, asimismo, denunciaron que la mayoría de concursos públicos para el suministro de maderas para la construcción de vagones excluía de facto las maderas

nacionales. En 1928 por último, organizaron “Asambleas” regionales para preparar una Asamblea nacional en Madrid los días 16 y 17 de junio de 1928. En esta reunión la única voz discordante fue la de la Agrupación de importadores de maderas extranjeras, que pidió suavizar las exigencias de revisión de los aranceles. Las conclusiones presentadas al Ministro de Fomento fueron las siguientes:

A) Duplicar los aranceles de importación para las maderas ordinarias B) Facilitar la importación de maderas nacionales en Canarias

C) Prohibir el uso de maderas extranjeras por las administraciones de telégrafos y ferrocarriles, y para todas las obras públicas, mientras se encontrasen maderas locales de características similares

D) Suprimir el régimen de importación temporal de cajas de madera

E) Suprimir la doble imposición de Contribución Industrial para los aserradores que utilizaban madera nacional (compra de la madera, uso de la maquinaria)

F) Suprimir la importación temporal de pipería para favorecer la producción nacional de castaño

G) Abaratar el transporte ferroviario de madera

H) Recomendar a los ayuntamientos no crear impuestos forestales locales I) Crear una Dirección General de Montes

J) Crear un Patrimonio Forestal del Estado K) Aumentar la guardería forestal

L) Integrar el conocimiento forestal en el bachillerato

M) Organizar los servicios de vigilancia y extinción de incendios N) Exención fiscal para repoblaciones forestales privadas

O) Establecer un crédito forestal sobre el modelo agrícola P) Más inversiones para la creación y mejora de las vías de saca

Q) Estudiar la compatibilización de la creación de grandes pantanos con el transporte fluvial de madera

R) Intensificar las ordenaciones de montes

En reacción a la creación de la Agrupación forestal y de la madera de España, los importadores se agruparon en la Asociación Española de Importadores de Maderas en 1925. Se constituyeron como organización nacional en la cual se encontraban los importadores de todo el litoral español, incluso la Asociación Maderera

del Norte de España de Bilbao, la Cámara Sindical de Maderas de Barcelona y la Asociación de Importadores de Maderas de Construcción de Valencia.

La Asociación presionó con intensidad a las instituciones del gobierno en 1928, con el fin de contrarrestar los intentos de los forestales e industriales para aumentar los aranceles madereros con el apoyo del Ministerio de Fomento, contactando a su vez con los Ministerios de Economía y Hacienda. El resultado fue la creación en enero de 1929 de una Comisión mixta asesora e informadora de la madera, constituida a partes iguales por los productores de la ‘Agrupación’ y los importadores de la ‘Asociación’.

Esta Comisión entregó al Gobierno sus conclusiones, en las que recomendó la creación de una comisión permanente maderera. Ésta se creó por Real Orden del Ministerio de Economía Nacional en agosto de 1929, con la denominación de “Junta de Racionalización de la producción maderera y de su industria”. La presidió el Director General de Montes31 y tuvo por misión “el estudio y la propuesta de las medidas conducentes a la protección y fomento de la riqueza y de la industria maderera nacional, con objeto de mejorar nuestra balanza comercial sin perjuicio del consumo”.

La Asociación Española de Importadores de Maderas mantuvo, en todo momento, un pulso político contra los argumentos de la Agrupación Forestal, tanto para defender las importaciones de la mayoría de partidas de madera32, así como para luchar contra la política de repoblación forestal como política de estado. También se opuso a la creación del Patrimonio Forestal del Estado. Por las características bioclimáticas de los países del norte de Europa, sostenía que las maderas de esta zona tenían unas cualidades que en muy pocos lugares de España se daban, por lo que consideraba ilusa la creencia que una política de repoblaciones a gran escala pudiera llegar a substituir más que una parte mínima de la madera de carpintería. Argumentaba que esta madera tendría además unos precios muy superiores a los de las maderas importadas, a causa de las deficientes

31 Otros miembros de la Junta fueron: Leopoldo Pardo, vicepresidente, representante del Ministerio de Economía; Enrique Mackay, representante de la Administración forestal; Fernando Nájera, representante del Instituto forestal de Investigaciones y Experiencias; el Alcalde de El Espinar; el Alcalde de Cuenca;

Leandro Nagore, diputado provincial de Navarra, y representantes-propietarios de los montes públicos;

Enrique de Nardíz, José Nicolau, Hilario Tejero Aguirre, don Jesús Martínez Correcher, Juan Pérez Urruti, Dámaso Heras, representantes de la propiedad particular y de la industria nacional; José Arbós Altafaja, Federico Lynaoe, Juan Ragué Camps, Fernando Nicolás, don Ricardo Ferrando y Alejandro de Arana Cardiázabal, representantes de importadores de madera; Luis Carcía Guijarro y José Sánchez Entrena, representantes de consumidores de madera; Rafael Coderch, representante de los ferrocarriles de España y Antonio Cordero, Secretario.

32 Se importaban casi exclusivamente productos madereros elaborados, aserrados, no madera en rollo.

infraestructuras de transporte y la localización urbana de las grandes aserradoras españolas (Arbós, 1935, pp. 32-43).

Una vez terminado el trabajo de la Comisión especial encargada de buscar nuevos equilibrios de intereses entre los productores nacionales y los importadores y distribuidores de maderas extranjeras, se constituyó en enero de 1930 por una nueva Real orden, una nueva Junta inspectora de la economía maderera nacional del Ministerio de Economía Nacional, con la misión de estudiar las medidas necesarias para el fomento y la protección de la riqueza y de la industria maderera de España y sus colonias, y de esta forma mejorar el balance comercial del sector, garantizar una bajada de precios de la madera, evaluar la proporción de maderas nacionales en el consumo total, y relacionar la demanda del mercado con la producción forestal nacional. La Junta tenía potestad para expedir “pólizas madereras”33 a los importadores, con el fin de financiar su propio funcionamiento, pero debía transferir el sobrante al Ministerio de Fomento, para la mejora de la riqueza forestal nacional. La Junta, que fue nombrada unilateralmente por el Ministerio, y constituida por 7 ingenieros de montes, un comerciante de maderas nacionales y un importador de maderas (que no era miembro de ninguna asociación patronal de importadores), provocó rápidamente el rechazo del sector industrial.

La anterior Junta inspectora duró pues poco tiempo y casi no tuvo ningún efecto práctico ni en las regulaciones ni en el sector, que gozaba entonces de una libertad de comercio elevada. La crisis de los años 1930 provocó una profunda depresión económica y una disminución substancial del comercio exterior. El sector forestal-maderero no escapó de las consecuencias de esta crisis, e hizo llegar al Gobierno sus preocupaciones tras la Asamblea Forestal de 1932. La respuesta institucional fue la creación, en noviembre de ese año, de una Comisión Mixta en el seno del órgano asesor en materia económica: el Consejo Ordenador de la Economía Nacional. Su modelo, estructura y funcionamiento eran muy próximos a los de la Comisión de 1929.

Sus objetivos eran:

1. Conocer la situación de la producción y la industria maderera con nuevas estadísticas

33 Desde 10 pesetas por metro cúbico para las importaciones anuales inferiores a 500 m3, hasta 1,5 pesetas por metro cúbico para los grandes importadores.

2. Señalar las causas de los graves problemas que afectaban al sector 3. Conocer y caracterizar las tendencias de las importaciones de maderas 4. Detallar las ventas de maderas nacionales y extranjeras por las partidas

siguientes: postes, traviesas, entibaciones, embalajes, construcción, carpintería y ebanistería

5. Estudiar la manera de substituir las importaciones de maderas europeas y norte-americanas por las de las colonias españolas

6. Proponer a la Dirección General de Montes maneras de mejorar la producción forestal nacional

Con la Ley de bases de la organización sindical del 6 de diciembre de 1940, se estableció la estructura sindical nacional, vinculada a la Falange Española. Preveía la creación de un Sindicato Nacional de la Madera y el Corcho, al que en 1942 se atribuyó la expedición de guías de circulación de madera34, junto con las atribuciones que tenían las Juntas provinciales de la madera.