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EN EL TIEMPO HERRAMIENTA INTERACCIÓN

1.6. VENTAJAS, LIMITACIONES Y DEMANDAS DEL APRENDIZAJE A DISTANCIA

La modalidad a distancia ofrece una serie de ventajas que en la actualidad se han incrementado con la incorporación de las TIC, pero al mismo tiempo implica una serie de dificultades y limitaciones que suelen presentarse durante su desarrollo.

Desde el punto de vista del proceso formativo, encontramos mayor flexibilidad y variedad en la organización, mayor diversidad y riqueza metodológica, así como creatividad en el diseño y desarrollo del currículo.

De cara al estudiante, el uso de las TIC ofrece nuevas posibilidades de acceso a gran cantidad de información y fuentes de documentación no sólo de textos, sino también de imágenes y sonido. De otro lado, el potencial telemático para la comunicación interpersonal permite la creación de comunidades de aprendizaje entre personas de

impuestas por la presencialidad, dado que cada uno elige el horario y lugar de estudio, dentro de márgenes más flexibles.

Sin embargo, cuando se desarrollan los procesos de formación permanente en la modalidad a distancia, surgen determinadas dificultades o limitaciones que necesitamos considerar.

Estas dificultades pueden presentarse por el diseño y desarrollo del programa, o desde el propio proceso que experimenta el estudiante. Es así que Ortega Carrillo (2001) presenta algunos obstáculos como los derivados del funcionamiento de la información debido a la falta de acceso a equipos, la lentitud o interrupción en la transmisión de la información, el costo elevado de los equipos, etc. También observa la presencia de dificultades en la calidad tecnológica-educativa de la información, como, por ejemplo, exceso de contenido literario, descuido en la claridad del diseño gráfico y multimedia, ruido comunicativo, entre otros. Finalmente, señala la presencia de dificultades en el diseño metodológico y organizativo de la formación, como el énfasis en la transmisión del contenido y la adquisición del conocimiento, o el descuido en el diseño de actividades interactivas para crear comunidades de aprendices. Todo ello provoca, muchas veces en los estudiantes, una progresiva desmotivación, que en ocasiones deviene en abandono.

Compartimos con Sigalés (2001) la necesidad de desarrollar mucho más la investigación educativa sobre los procesos de enseñanza y aprendizaje en los nuevos entornos virtuales, dado que la investigación se centra más en la tecnología que en los procesos psicopedagógicos a distancia. En este sentido, nos interesa analizar las dificultades que experimentan los estudiantes en su proceso de estudio a distancia, para identificar sus necesidades y proponer condiciones que faciliten este proceso.

Si bien es cierto que la educación a distancia constituye una modalidad válida de formación para las personas adultas (específicamente de profesionales que requieren de procesos de formación continua), no podemos negar que estudiar bajo esta modalidad puede generar ciertos cambios y dificultades en los estudiantes que, por lo general, están familiarizados con sistemas transmisivos-receptivos de enseñanza y de aprendizaje con márgenes de espacio y tiempo más delimitados.

Entre estas dificultades observamos que el estudiante, muchas veces, se encuentra solo ante el material didáctico, no tiene contacto frecuente cara a cara con sus compañeros, no cuenta con la posibilidad de un diálogo oral simultáneo con el

profesor, no recibe retroinformación directa e inmediata sobre su proceso de aprendizaje, entre otras. A ello se añade que no siempre ha desarrollado la autonomía suficiente para organizar su tiempo y horario de estudio en paralelo a sus múltiples ocupaciones. De otra parte, los estudiantes adultos muchas veces no están familiarizados con el uso de los recursos telemáticos, ni con la lectura frecuente y la expresión escrita como medios de comunicación para el aprendizaje.

Al respecto, Karsenti, Larose y Núñez (2002) señalan, como resultado de sus investigaciones con estudiantes universitarios en la modalidad a distancia, que la dificultad del manejo de las TIC ocupa un segundo plano. El mayor obstáculo consiste en “reaprender a aprender”, dada la falta de autonomía y la dificultad que presentan los alumnos para gestionar su propio aprendizaje. Estas dificultades se atribuyen a la falta de una normativa estricta de horarios regulares y salones de clase donde acudir regularmente, lo cual llevó a los estudiantes de estas investigaciones a reconocer que no estaban “acostumbrados a aprender por sí mismos”.

Para enfrentar estas dificultades, los estudiantes a distancia deben poseer ciertas actitudes y desarrollar habilidades y hábitos que favorezcan su proceso de “aprender a aprender” a distancia, habilidades que detallaremos en el tercer capítulo. Es evidente que en el aprendizaje a distancia, el componente de autoaprendizaje adquiere un nuevo valor, al igual que la autonomía y la autorregulación. Por tanto, es indispensable la motivación por el aprendizaje de los contenidos y la iniciativa para el estudio, pues así el estudiante logra -luego de un periodo de adaptación- hacerse responsable de sus propios logros en el transcurso de las diferentes actividades de aprendizaje.

En la modalidad a distancia, es el propio estudiante quien debe fijar sus tiempos y ritmos de aprendizaje (dentro de los plazos establecidos), al igual que autoevaluar sus necesidades y sus demandas de apoyo tutorial. En este contexto, consideramos indispensable que el estudiante “a distancia” llegue a ser capaz de planificar, monitorear y evaluar su tiempo, espacio y nivel de aprendizaje.

Además, necesita ejercitarse en el uso y manejo de las TIC, así como de materiales en distintos formatos (texto, audio, video). Asimismo, debe desarrollar estrategias de aprendizaje mínimas que garanticen la comprensión y el análisis de la información presente en los materiales de lectura, así como el análisis y búsqueda de nueva información.

Paralelamente, el estudiante debe desarrollar habilidades de interacción y comunicación escrita con los profesores, con sus compañeros de estudio y con los colegas de su institución, para solicitar orientación o intercambiar sus conocimientos, lo cual favorece el interaprendizaje y la transferencia de lo aprendido.

El dominio y uso de estas estrategias exigen al estudiante tomar conciencia de sus propios recursos cognitivos y ser capaz de tomar decisiones para autorregular su utilización y lograr las metas de aprendizaje. Por eso, un requerimiento para el buen desempeño del estudiante en educación a distancia es el desarrollo de su metacognición, entendida como una capacidad que se refiere al conocimiento o conciencia que tiene la persona de sus propios procesos mentales, y al control y autorregulación sobre estos procesos (Agudo, 2000; Martí, 1995).

En el aprendizaje a distancia la metacognición es imprescindible y cobra un significado especial ya el estudiante necesita saber lo que desea conseguir y la forma en que debe conseguirlo.

En síntesis, el estudiante a distancia necesita convertirse en un aprendiz estratégico, capaz de autorregular su proceso de estudio y aprendizaje, desarrollando actitudes favorables, así como una serie de habilidades que le permitan adaptarse y enfrentarse a los requerimientos de la modalidad con responsabilidad y autonomía, aspectos que desarrollaremos más ampliamente en el tercer capítulo.

En el siguiente capítulo, analizaremos las características y elementos propios del conocimiento estratégico, para definir las condiciones y demandas del aprendiz y del enseñante estratégico.

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