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META DE APRENDIZAJE

3.3. LA CONSTRUCCIÓN DE CONOCIMIENTO ESTRATÉGICO A DISTANCIA

La construcción de conocimiento estratégico en los estudiantes de un programa que se ofrece en la modalidad a distancia debe responder a los tres componentes del aprendizaje estratégico que hemos desarrollado en el segundo capítulo: el interés y

alcanzarlas (querer aprender); el desarrollo y utilización de la capacidad metacognitiva que permita la autorregulación y explicitación de los procesos de planificación, control y evaluación del aprendizaje (poder aprender); y la elaboración y dominio de los conocimientos desde una dimensión cada vez más explícita, compleja y perspectivista (saber aprender). En el presente apartado analizaremos cada uno de estos tres componentes, desde el proceso de estudio y aprendizaje a distancia.

a) Con respecto al querer aprender, consideramos que al iniciar un proceso de formación continua a distancia, es importante que el estudiante aclare los motivos que tiene para inscribirse y estudiar en un determinado programa. Estos motivos pueden constituir metas de actualización de conocimientos, de innovación del quehacer profesional, de desarrollo profesional y laboral, entre otras. La claridad en estas metas favorecerá el compromiso con las mismas y el desarrollo de todos los esfuerzos y perseverancia necesarios para el proceso de estudio y aprendizaje a distancia.

Mantener el interés y la motivación inicial dependerá de las características del estudiante, pero también de las condiciones de estudio y las tareas del aprendizaje, así como del tipo de interacciones que se establezcan con la institución, el profesor tutor y los compañeros de estudio.

Cuando una persona decide aprender de modo intencional, requiere por lo general de interés y voluntad. Pero, como hemos señalado, el aprendizaje a distancia exige mucho esfuerzo, perseverancia y autorregulación, para lo cual el estudiante requiere de mucha motivación, entendida como una intención de “moverse hacia” el aprendizaje.

En este sentido, para desarrollar estrategias de aprendizaje ajustadas a las condiciones del contexto de enseñanza y aprendizaje a distancia, es necesario que el estudiante cuente con una motivación intrínseca que genere un compromiso personal con el proceso de estudio y aprendizaje. Para ello, resulta relevante su autoconcepto cognitivo-académico, puesto que el conocimiento y valoración de las propias capacidades mentales orienta su modo de enfrentarse al estudio personal y al aprendizaje, así como el grado de interés e implicancia en las tareas. Esta percepción de ser o no ser capaz de utilizar correctamente los conocimientos y habilidades determina el tipo de decisiones y estrategias que el estudiante utiliza para enfrentarse a las tareas específicas que se le presenten.

Para evitar que los estudiantes empiecen a desanimarse ante las condiciones y exigencias propias de la modalidad, es necesario que aprenda a analizar los objetivos y exigencias del estudio a distancia, así como las habilidades necesarias y sus posibilidades de enfrentarla las tareas propuestas, para finalmente tomar decisiones para resolverlas.

Al respecto, la interpretación que el estudiante tenga sobre las demandas debe ser lo más ajustada posible a lo real (es decir, a la intención del profesor o material de aprendizaje). Asimismo el estudiante dede poseer una representación clara de las habilidades cognitivas y los conocimientos que necesita para resolver la tarea en cuestión.

Este análisis de las exigencias de las actividades y tareas permite una mayor conciencia, control y regulación de los diferentes elementos que intervienen en el proceso de aprendizaje a distancia. La comprensión de las condiciones y demandas de las tareas propicia un mayor compromiso y actividad del aprendiz en su desarrollo.

En este contexto, consideramos necesario que el estudiante cuente con ayudas y orientaciones para el análisis de las tareas como retos posibles de alcanzar y no como amenazas que disminuyan progresivamente su motivación e interés por aprender. Si las actividades de aprendizaje a distancia se perciben como retos, los estudiantes podrán planificar las acciones necesarias para resolverlas, y por tanto desarrollarán un conocimiento cada vez más estratégico que les permita tomar decisiones y seleccionar los procedimientos, conceptos y actitudes más adecuados.

Muchas dificultades del aprendizaje surgen cuando las intenciones del programa de formación o las asignaturas no coinciden con las del alumno ni con las demandas de la tarea. Es allí donde cobra especial importancia la función mediadora del tutor para ayudar al alumno a entender las demandas de la tarea y alcanzar las metas del aprendizaje.

Las acciones del tutor deben dirigirse a despertar y mantener la motivación y el esfuerzo de los estudiantes otorgando confianza y seguridad al estudiante y ayudándolo a ser tolerante ante las dificultades tomándolas como parte del proceso de aprendizaje. Para ello, es necesario que el tutor brinde información sobre los objetivos, las condiciones del aprendizaje y el proceso a seguir.

b) Un segundo aspecto del aprendizaje estratégico lo constituye el poder aprender, es decir, el desarrollo de procedimientos y habilidades necesarios para aprender en las condiciones de la educación a distancia. El estudiante requiere aprender a utilizar su capacidad metacognitiva para analizar las demandas de la formación permanente a distancia, de manera que la regulación de su proceso de estudio y aprendizaje sea progresivamente menos implícita y automatizada para ser cada vez más consciente, autorregulada y ajustada a los requerimientos de esta modalidad de estudio.

Aprender a distancia es un proceso que requiere de organización y, sobre todo, de la regulación consciente del propio sujeto para alcanzar las metas propuestas. La regulación corresponde al aspecto procedimental de la metacognición, dependiente de la situación y tipo de tarea de aprendizaje. En este sentido, el conocimiento estratégico permitirá que el estudiante aprenda a planificar (antes de iniciar un periodo de aprendizaje o resolver una tarea) las acciones y habilidades que necesita poner en práctica anticipando los posibles resultados y las estrategias para alcanzarlos. Asimismo, debe desarrollar habilidades para controlar las acciones que pone en juego (durante su proceso de estudio o la resolución de una tarea) a través de la verificación, rectificación y revisión de la estrategia empleada. Por último, debe desarrollar acciones que le permitan evaluar la eficacia de los resultados de la estrategia empleada. De este modo, el estudiante toma conciencia sobre sus actuaciones, su pertinencia y eficacia antes, durante y después del proceso de estudio y aprendizaje personal o colaborativo.

Recordemos que, según lo desarrollado en el apartado 2.2 b), la conciencia y la regulación de sus actuaciones serán progresivas (Karmiloff Smith, 1994; Martí, 1999);

es decir que, inicialmente, los procesos de aprendizaje suelen ser implícitos hasta que paulatinamente, pasando por niveles intermedios, los estudiantes logran un grado de conciencia y comunicación cada vez mayor de sus procesos cognitivos y de aprendizaje. Lo mismo sucede con el grado de regulación que va desde la regulación externa del profesor—tutor o del material a través de pautas, preguntas o instrucción directa, hacia la autorregulación. De este modo, el estudiante a distancia pasará por un proceso de interiorización gradual, desde un mayor control y guía del tutor hacia a una cesión progresiva del control, ya que se espera que el alumno estratégico termine controlando su propia actividad; pasando por una fase intermedia en la que el control de los procesos cognitivos sea compartida.

Desde nuestra perspectiva, las interacciones entre los estudiantes o entre éstos y el tutor, facilitan la explicación, predicción y verbalización del propio proceso de

actuación, con la cual mejora la autorregulación. Esta será más efectiva cuanto mayor conocimiento y dominio de la tarea posea el estudiante. En tal sentido, si el estudiante logra el dominio y control de la situación de aprendizaje a distancia, su ejecución se dará de manera más rápida y casi rutinaria. Sin embargo, ante tareas o situaciones nuevas, necesitará activar sus procesos reguladores adquiriendo información y logrando la progresiva autorregulación para alcanzar las metas deseadas.

A modo de síntesis podemos afirmar que, “poder aprender” a distancia implica conocer, utilizar y autorregular los procedimientos y habilidades necesarios para aprender, gracias a la selección, planificación y utilización consciente e intencional de las estrategias a utilizar, tomando en cuenta los objetivos y condiciones del contexto y las tareas de aprendizaje. Este proceso mejorará progresivamente con la ayuda y guía del tutor, y con espacios de comunicación con otros estudiantes.

c) Finalmente, saber aprender implica el tratamiento del contenido mismo del aprendizaje, partiendo de la toma de conciencia de las propias teorías implícitas sobre el estudio y el aprendizaje.

Un primer paso será la toma de conciencia sobre las características de la propia práctica pedagógica gracias a un proceso de reflexión metacognitiva del docente-participante, “en” y “de” su acción.

Los contenidos de aprendizaje no deben ser asimilados como hechos determinados.

Por el contrario, es necesario establecer relaciones complejas, sistemáticas, multidireccionales entre los contenidos, y entre éstos, la práctica y la realidad educativa y social. Es importante ampliar la propia perspectiva, ser capaz de aproximarse, detectar y confrontar diversos puntos de vista, y distinguir cuando éstos entran en conflicto.

Ante las diversas demandas y tareas de aprendizaje, el estudiante elabora respuestas que, cuanto más explícitas, interiorizadas y reguladas sean, le permitirán acceder a un nivel distinto de elaboración y dominio. En este sentido, el aprendizaje estratégico a distancia debe orientarse a la construcción de conocimientos cada vez más conscientes, complejos, que consideren diversas perspectivas para explicar fenómenos o enfrentarse a situaciones determinadas de manera eficaz.

Gracias a la reflexión metacognitiva, el estudiante desarrolla progresivamente un

consciente. Asimismo, a través de la interacción con los demás, el estudiante logra tomar conciencia y redescripción de los contenidos aprendidos y las acciones seguidas. Por tanto, una primera dimensión en la complejidad del conocimiento es ir

“de lo implícito a lo explícito”, lo que supone adquirir una conciencia cada vez mayor de los conceptos y procedimientos, hasta llegar a expresar y verbalizar los contenidos de la mente.

Una segunda dimensión consiste en ir “de lo simple a lo complejo”. Un estudiante estratégico a distancia debe desarrollar -a nivel conceptual- la capacidad de analizar las relaciones causales entre los hechos y los conceptos, entre diversos conceptos, entre los conceptos y la teoría que los sustenta, entre las diversas teorías científicas, etc. Para ello debe ser capaz de buscar, seleccionar y analizar distintas fuentes de información, lo cual implica procesos de diferenciación o integración conceptual, y consecuentemente reestructuraciones y cambios de conceptos. A nivel procedimental, el conocimiento se hace más complejo en la medida en que las actuaciones del aprendiz se alejan de lo automático y rutinario, y se adapta cada vez mejor a las condiciones específicas de la modalidad y particularidades de las asignaturas o tareas. Por ello, el estudiante a distancia requiere ejercitarse en la selección, planificación y utilización consciente de las estrategias a utilizar, tomando en cuenta la naturaleza dinámica y cambiante del contexto del aprendizaje en esta modalidad.

Una tercera dimensión a considerar es la que va desde un conocimiento egocéntrico, centrado en un solo punto de vista, hacia el perspectivismo. Desde el punto de vista del conocimiento estratégico, el perspectivismo incluye la posibilidad de representarse los objetivos e intenciones de los demás, así como los procedimientos que se pueden seguir para alcanzarlos. En este sentido, el conocimiento de las estrategias que utilizan los compañeros de estudio resulta útil para ampliar la perspectiva sobre las propias actuaciones estratégicas a distancia, lo cual conduce a un cambio de estas actuaciones desde posiciones egocéntricas a posiciones más perspectivistas, constructivistas y relativistas, ya que existen diversas estrategias para resolver un problema.

Por último, la cuarta dimensión abarca el aspecto funcional del conocimiento a nivel conceptual y procedimental-estratégico en el sentido de la diligencia, precisión y eficacia en la resolución de problemas. Cuando el estudiante se enfrenta a una situación que interpreta como problemática, ya que no encuentra la solución de manera fácil y automática, deberá analizarla y elaborar un plan de acción, indicando

las decisiones y acciones futuras que deberá llevar a cabo, considerando resultados previsibles.

Durante el curso de acción, los estudiantes irán modificando las decisiones iniciales de acuerdo a los cambios o exigencias que se vayan percibiendo en el contexto de enseñanza y aprendizaje a distancia. Cada variación implicará una nueva decisión sobre las estrategias a utilizar para alcanzar el objetivo con mayor rapidez, precisión y corrección.

Finalmente, es necesario que el estudiante pueda valorar la eficacia de la estrategia utilizada y del conjunto de decisiones tomadas como elementos de análisis para mejorar sus futuras actuaciones en su proceso de formación a distancia.

Hemos analizado el proceso de estudio a distancia y la necesidad de utilizar procedimientos y desarrollar un aprendizaje estratégico para asegurar el logro de las metas educativas. Sin embargo, para que el estudiante a distancia pueda construir conocimiento estratégico, se necesita una intervención desde la enseñanza estratégica, como veremos a continuación.