• Aucun résultat trouvé

CAPÍTULO II. EL ANÁLISIS DE REDES SOCIALES Y LA SALUD

II.2. Aplicaciones del ARS a la salud

II.2.3. Redes sociales

II.2.3.1. Los comportamientos en salud

43

comunes entre éstas con organizaciones intergubernamentales, predicen el patrón de alianzas (Shumate, Fulk, & Monge, 2005).

En el ámbito de la prevención, en un reciente estudio realizado en Ontario, Lobb et al., estudiaron las redes de comunicación, colaboración y referencia entre diferentes organizaciones a nivel hospitalario, comunitario, provincial, regional o nacional, implicadas en el screening del cáncer con el objetivo de identificar las organizaciones más centrales a través de medidas de red. Los resultados, mostraron diferencias en la estructura de las redes en función del contenido de las mismas, permitiendo de este modo identificar las barreras entre ellas, fortalecer los vínculos entre las organizaciones clave y aprovechar los lazos existentes (Lobb, Carothers, &

Lofters, 2014).

Desde un enfoque intraorganizacional, el ARS se ha utilizado en investigaciones cuyo objetivo ha sido el estudio y comprensión de las relaciones entre los miembros de equipos sanitarios y determinados resultados de salud. En este sentido, el trabajo de Pow et al. muestra que una alta centralidad de grado en la red de relaciones laborales, está asociado a una mayor satisfacción laboral y los miembros que ocupan posiciones aisladas o periféricas en la red no se benefician de la información que circula en la red (Pow, Gayen, Elliott, & Raeside, 2012). En otro sentido, la identificación individual del rendimiento colectivo (IIRC) en equipos sanitarios, se ha relacionado con la red de consejo, ayuda y motivación en diferentes colectivos sanitarios (Marqués, 2009).

Esta perspectiva estructural en el estudio de las organizaciones en salud, además de permitir la evaluación de diferentes contenidos relacionales, ofrece la potencialidad de diseñar estrategias de intervención con el objetivo de mejorar los resultados de salud dirigidos a las poblaciones que en cualquier caso, depende al menos en parte de las relaciones laborales que se dan en estas organizaciones.

II.2.3. Redes sociales

II.2.3.1. Los comportamientos en salud

Los comportamientos saludables o nocivos para la salud, ocupan un lugar central en los resultados de salud sobre todo en los países desarrollados por su relación con

44

diferentes causas de morbilidad y mortalidad y por su influencia en las estrategias de prevención de las enfermedades más comunes. Se han propuesto diferentes marcos teóricos para explicar el proceso mediante el cual las relaciones sociales afectan a los comportamientos de riesgo para la salud de los individuos como las drogas, el alcohol y el consumo de tabaco entre las que se encuentran la Teoría del aprendizaje social, la Teoría de la identidad social, o la Teoría de la socialización primaria entre otras 4. Desde la teoría del ARS se asume que los individuos de un sistema social, interactúan entre sí y sirven como puntos de referencia importante en la toma de decisiones de los demás. Las relaciones que existen entre los individuos, son vistos como canales de transferencia de información y recursos que se ven facilitados por las interacciones entre los miembros del sistema, por lo que la localización de la persona en la red y su patrón de relaciones con los demás, afecta a sus comportamientos, percepciones y actitudes (Kobus, 2003).

Entre este tipo de estudios, destacan los que relacionan la influencia de las redes en la obesidad, el hábito tabáquico o la salud mental (Christakis & Fowler, 2008;

Christakis, 2004; Fowler et al., 2007), subrayando la importancia que ejerce la posición social que ocupa el individuo dentro de la estructura de la red en la que se halla inmerso (Valente et al., 2004). Estas posiciones han sido objeto de interés en diferentes estudios por su relación con determinados resultados de salud. Por ejemplo, la centralidad de grado se ha utilizado como un parámetro de interés en la predicción

4 La Teoría del Aprendizaje social hace hincapié en los contactos sociales con los demás, bajo la idea que las conductas se aprenden a través de la observación de los otros, involucrados en un comportamiento y posterior modelización del mismo sobre todo por la influencia directa de padres y compañeros como factores sociales primarios, grupos de referencia indirectos y medios de comunicación.

La Teoría de la socialización primaria, al igual que la teoría anterior, asume que las normas y conductas se aprenden en contextos sociales principalmente representados por la familia, la escuela y el grupo de iguales. Otras fuentes de influencia están ocupadas por los medios de comunicación y las instituciones locales pero con un impacto indirecto a través de su influencia en los primeros.

La Teoría de la identidad social, tiene una perspectiva diferente de la influencia social al centrarse en el autoconcepto que tiene un individuo como miembro de un grupo. De este modo se espera que los individuos con una elevada identidad personal, actúen de acuerdo a sus normas personales a diferencia de otros niveles de identidad personal en los que se priorizan las normas del grupo con el objetivo de integrar la identidad social del grupo en el autoconcepto (Kobus, 2003).

45

del riesgo en la infección por VIH en estudios de simulación (Bell, Atkinson, & Carlson, 1999; Christley et al., 2005), como indicador de la popularidad entre grupos de adolescentes o la influencia entre iguales en el hábito tabáquico (Lakon & Valente, 2012; Valente et al., 2005).

Esta línea de investigación ha motivado el desarrollo de diferentes estudios realizados en escuelas y entre adolescentes con el objetivo de examinar el papel que desempeñan por un lado, los procesos de selección de los miembros de las redes y, por otro, la posición social del individuo en la estructura de la red ambos muy importantes por el rol que desempeñan en el inicio y mantenimiento del hábito tabáquico entre iguales (Mercken, Snijders, Steglich, Vartiainen, & de Vries, 2010), encontrándose mayor influencia en las mujeres que en los hombres probablemente como resultado de una mayor susceptibilidad a la influencia y control sociales (Mercken, Snijders, Steglich, Vertiainen, & De Vries, 2010). En relación a los procesos de selección de los miembros de las redes y para el caso de la obesidad, la selección de amigos ha estado influida por la homofilia y la marginación social en los casos de sobrepeso (Schaefer & Simpkins, 2014), mientras que el estudio de Kayla de la Haye et al. ha mostrado que la similitud en los comportamiento de riesgo para el consumo de marihuana, tiene un efecto predictor en la elección de la amistad (De la Haye, Green, Pollard, Kennedy, & Tucker, 2014) poniendo de relieve la importancia de lo que algunos autores han llamado riesgo colectivo y dirigir por tanto los esfuerzos a la prevención de la aparición y difusión social de estas conductas. En otro sentido, el trabajo de Ennet et al., ha mostrado que además de tener amigos que fuman en la escuela, otras variables contextuales influyen en el riesgo para la adquisición del hábito como tener amigos fumadores fuera de la escuela, mientras que, por otro lado, un mayor estatus social puede reflejar una mayor competencia social y recursos para soportar los efectos negativos de la exposición a los amigos que fuman (Ennett et al., 2008). Igualmente, otros autores han sugerido otras variables contextuales más amplias que influyen en el comportamiento tabáquico a través de las relaciones como la familia, el vecindario y los medios de comunicación (Kobus, 2003), la popularidad entre iguales (Valente, Unger, & Johnson, 2005), o la semejanza en los sitios de redes sociales (SNS social networking sites) como potenciales canales a través de los cuales se dan los procesos de selección e influencia entre iguales mediante la exposición on-line de la conducta de riesgo (Huang, Soto, Fujimoto, & Valente, 2014).

46

El estudio de la estructura de la red y la posición que ocupa el individuo dentro del grupo de iguales, ha guiado parte de las investigaciones desde el ARS. A través de los datos del National Longitudinal Study of Adolescent Health en EEUU, se constató que los adolescentes con peor salud tenían redes más pequeñas formadas probablemente por amigos con los que mantenían vínculos débiles, más posibilidades de estar aislado, posiciones menos centrales y más marginales en la red que sus pares con mejor salud (Haas, Schaefer, & Kornienko, 2010). Desde un enfoque estructural para el caso del hábito tabáquico, en un estudio realizado entre 1.092 adolescentes en 5 escuelas en el condado de Guilford (Carolina del Norte), los autores mostraron que las probabilidades de ser un fumador habitual eran mayores para los adolescentes aislados5 que para los pertenecientes a cliques o que ocupaban un rol de enlace o puente con un elevado grado de intermediación, posiciones que se muestran en la Ilustración 5. Estos resultados, podrían relacionarse según los autores del estudio con cuatro posibles explicaciones: (i) el aislamiento social puede ser fuente de estrés o aburrimiento conduciendo a la adopción del hábito, (ii) de forma inversa el hábito de fumar puede causar aislamiento social, (iii) es posible que no exista una relación causal entre el hábito tabáquico y el aislamiento de forma que ambos se expliquen por problemas de orden psicológico como sentimiento de soledad, depresión o baja autoestima, o (iv) que los aislados formen parte de grupos formados por cliques de adolescentes absentistas en la escuela entre los que predomina el consumo tabáquico y otras conductas desviadas (Ennett & Bauman, 1993), encontrándose los mismos resultados para el caso de los aislados en un trabajo de revisión sistemática cuyo objetivo principal fue estudiar la influencia de la estructura de relaciones en el grupo de iguales en el hábito tabáquico (Seo & Huang, 2012).

5 Los autores señalan tres posiciones sociales que guardan relación con el comportamiento: ser miembro de un cliqué (cliqué member: camarillas o grupos de interacción en los que los adolescentes tienden a compartir actitudes y comportamientos similares), aislado (isolate: con poca o ninguna interacción con iguales) y puente o enlace (liaison: interactúa con sus iguales pero sin formar parte de cliqués sino formando vínculos entre camarillas por tener relación con diferentes miembros de éstas).

47

Ilustración 5: Posición en la transmisión del comportamiento (Ennett & Bauman, 1993) pp.229

En otro sentido y con consecuencias diferentes para la salud, otros autores han mostrado que ocupar la posición de aislado en la red, puede ofrecer protección en contextos de alto riesgo y consumo de sustancias, por ejemplo al encontrarse fuera de las influencias negativas del grupo (Valente et al., 2004).

Desde un enfoque longitudinal en el tiempo, la investigación de Christakis y Fowler realizada entre los años 1971 y 2000 entre 12.067 personas, mostró la dinámica colectiva para la conducta de fumar y el abandono del hábito. Entre los resultados, destacaron que el número de fumadores descendió en el período estudiado, al inicio del periodo los fumadores ocupaban el centro de la familia y amigos en el mismo grado que los no fumadores, con el paso del tiempo éstos tendían a ocupar posiciones más periféricas, se observó una tendencia a una mayor conexión entre fumadores y una relativa separación entre fumadores y no fumadores, y por último, la proximidad o distancia social representada a través de grados de separación (hasta tres grados), influyó en el hecho de ser fumador (Christakis & Fowler, 2008).

48

Tomando en consideración estos resultados y desde un enfoque preventivo, la intervención dirigida al cambio de comportamiento debería tener en cuenta la complejidad inherente a la influencia del ambiente físico y social y por tanto también su dificultad en el cambio: Thinking is easy, acting is difficult, and to put one´s throughts into action is the most difficult thing in the world (Okechuku, Davison, & Emmons, 2014). El ARS puede ser útil no sólo para el diagnóstico de estas influencias sociales y sus repercusiones en la salud, sino para el diseño de estrategias que favorezcan el cambio conductual. Ya que la mayoría de las intervenciones dirigidas al cambio de conducta son grupales, un cambio en las redes de los individuos pueden favorecer el cambio por ejemplo a través del aumento de vínculos y un aumento en la percepción de cohesión grupal en los individuos en los que se está desarrollando la intervención (Gesell, Barkin, Sommer, Thompson, & Valente, 2015).