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El apoyo social y el capital social

CAPÍTULO II. EL ANÁLISIS DE REDES SOCIALES Y LA SALUD

II.2. Aplicaciones del ARS a la salud

II.2.3. Redes sociales

II.2.3.2. El apoyo social y el capital social

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Tomando en consideración estos resultados y desde un enfoque preventivo, la intervención dirigida al cambio de comportamiento debería tener en cuenta la complejidad inherente a la influencia del ambiente físico y social y por tanto también su dificultad en el cambio: Thinking is easy, acting is difficult, and to put one´s throughts into action is the most difficult thing in the world (Okechuku, Davison, & Emmons, 2014). El ARS puede ser útil no sólo para el diagnóstico de estas influencias sociales y sus repercusiones en la salud, sino para el diseño de estrategias que favorezcan el cambio conductual. Ya que la mayoría de las intervenciones dirigidas al cambio de conducta son grupales, un cambio en las redes de los individuos pueden favorecer el cambio por ejemplo a través del aumento de vínculos y un aumento en la percepción de cohesión grupal en los individuos en los que se está desarrollando la intervención (Gesell, Barkin, Sommer, Thompson, & Valente, 2015).

II.2.3.2. El apoyo social y el capital social

Desde el ARS, el estudio del apoyo social y el capital social ocupan gran parte de la investigación en Salud Pública. Se trata de dos conceptos relacionados pero que difieren en cuanto al nivel de análisis distinguiéndose el nivel individual y el colectivo o comunitario, o bien grupos primarios y secundarios en términos de Coleman. A diferencia de otras formas de capital, el capital social contiene obligaciones y expectativas, canales de información y normas sociales mediados por la estructura de las relaciones que tienen los individuos así como las relaciones entre ellos (Coleman, 1988; Kunitz, 2004).

Si bien en sociología, las ideas sobre capital social tienen sus orígenes en las contribuciones de E. Durkheim sobre la integración social, las relaciones sociales y su importancia como fuente de cooperación y solidaridad social, no fue hasta la década de los 80s que se datan las contribuciones teóricas más influyentes con las aportaciones del sociólogo francés Pierre Bourdieu defensor de un enfoque individual, y el politólogo estadounidense Robert Putnam con una mirada más colectiva. Eriksson propone dos aproximaciones diferentes para ambos niveles de análisis: el capital social como un atributo individual desde la aproximación de redes sociales, y el capital social como un atributo colectivo desde el enfoque de la cohesión social (Eriksson, 2011).

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En ambos niveles, las fuentes del capital social en términos de macro-estructura política y redes sociales, serían las mismas si bien sus consecuencias e influencia en la salud, difieren en función del nivel de análisis.

A nivel individual, el capital social no es considerado como una característica intrapersonal sino que su enfoque reside en la pertenencia del individuo a una red social cuya estructura posibilita el acceso a recursos y beneficios que Coleman establece en tres formas a través de: obligaciones, expectativas y confianza, canales de información y normas y sanciones efectivas (Coleman, 1988). La interiorización de las normas, crea una serie de obligaciones mutuas y solidaridad que favorecen la prestación de apoyo social a los demás cuya influencia en la salud está bien demostrada por su efecto amortiguador ante el estrés si bien, ante algunas situaciones como unas demandas excesivas, puede tener un efecto negativo sobre la salud del proveedor de apoyo. Igualmente, el cumplimiento de las normas y la solidaridad, pueden afectar a la salud a través de la influencia social entre los miembros de la red por su relación con los comportamientos en salud y que pueden ser tanto beneficiosos como perjudiciales dependiendo de las normas existentes en la red. Por último, a través del control social las redes se ocupan del cumplimiento de las normas con el consecuente efecto beneficioso en la salud y la participación social en diversas actividades, ejerciendo su influencia positiva a través del logro de habilidades cognitivas, sentido de pertenencia, y de significado de la vida. Por otro lado, y como una característica de las redes, la reciprocidad facilita el acceso a recursos materiales que pueden influir en la salud por ejemplo, a través del acceso a servicios de salud.

A nivel colectivo, la confianza y la acción colectiva definen los resultados del capital social. En esta línea, un entorno caracterizado por la confianza se cree que favorece la mejora de los comportamientos relacionados con la salud a través de la difusión de la información relacionada con la salud y la extensión de normas saludables en contextos donde la interacción social es alta. La acción colectiva puede tener una influencia directa en la asignación de recursos, por ejemplo en grupos como los barrios y aumentar el control sobre sus vidas, el acceso a recursos, así como aumentar la capacidad de las comunidades y los individuos para cambiar las conductas relacionadas con la salud.

En el marco de las redes sociales, el apoyo social constituye una de las formas de capital social cuyos resultados influyen en la salud de las personas. Existe una

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vasta literatura sobre la investigación específica que pone en relación el capital social con la salud a través del apoyo social. En esta línea, el capital social ha sido relacionado entre otros, con la mejora en el desarrollo del niño, el bienestar en el adolescente, la mejora de la salud mental, reducción de la mortalidad, la depresión, la soledad y una mejor autopercepción de la salud y el bienestar. A nivel comunitario, otros estudios realizados en vecindarios urbanos y comunidades rurales, han mostrado que donde existen niveles bajos de capital social, los residentes reportan altos niveles de estrés y aislamiento, el bienestar de los niños disminuye, existe una reducción de la capacidad para responder a los riesgos relacionados con la salud presentes en el ambiente, así como una reducción en las intervenciones efectivas de los servicios de salud pública (Szreter & Woolcock, 2004).

Una de las distinciones utilizadas en el desarrollo teórico del capital social, han sido los conceptos bonding, bridging y más recientemente linking social capital: el capital social bonding, se caracteriza por lazos fuertes en la red que fortalece las identidades y funciones sociales y constituyen una fuente de ayuda y apoyo social entre los miembros; el capital social bridging, se caracteriza por lazos débiles que vinculan a personas de diferentes redes entre sí y se convierten en importantes fuentes de información y recursos, y por último, el capital social linking, es una forma específica del capital social bridging que se aplica a las interacciones jerárquicas y verticales en relaciones formales e institucionalizadas de la sociedad. Estas tres formas de capital social, podrían estar presentes en un grado variable en las redes sociales de los individuos y ejercer efectos sobre la salud a través de los efectos beneficiosos del apoyo social (bonding), la solidaridad y el respeto a través del espectro social, (bridging) y la movilización de las instituciones políticas (linking), y cuya presencia equilibrada sería necesaria para constituir sociedades saludables (Poortinga, 2006; Szreter & Woolcock, 2004).

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La investigación del capital social y el apoyo social en la salud dispone por tanto de una amplia base empírica. No obstante, tal como señalan algunos autores, es necesario avanzar en las investigaciones comparativas entre las diferentes formas de capital social, así como en sus formas mixtas y los resultados en salud (Poortinga, 2006), con el propósito de avanzar en el conocimiento sobre los modelos de redes y tipo de vínculos que facilitan la emergencia de procesos de acción comunitaria en el interior y entre las redes sociales así como los vínculos con instituciones políticas y que favorecen los resultados en salud más óptimos.