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explicar; y dicho se está que al hacerlo, habré de limitarme forzosamente,

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dadalaimportanciaexcepcional delasmáquinas

agrícolas, lo

vasto

del

asunto ylosestrechos límitesdeunaconferencia, á

indicaciones

genera¬

les que puedan daruna idea de lo queha

sido

enestepunto,

la Exposi¬

ción Universal de París de 1878.

Muchoseha debatido ycontinúadebatiéndoseenlaactualidad, acerca

de losresultadosyeficacia délasExposicionesuniversales,

siendo

encon¬

tradas y contradictorias las opiniones sustentadas.

Enfrente de los

ar¬

dientespartidarios de estas

solemríídades,

en donde sereúnen pOr un

tiempolimitadolas manifestaciones todas de

la actividad humana,

no

faltan autoridades respetables que, fundándose en las lecciones de la

experiencia,sostengan el concepto de que no

cumplen, ni pueden en

maneraalgunacumplir, la misiónque se lassupone.

Los

que

así piensan,

entienden que en las citadas Exposiciones, existe una gran

despropor¬

ción entrelaenseñanzaqueprometen ylautilidadque reportan; que no hayrelaciónentre la magnitud del gasto que

ocasionan

y

la duración

del resultado; queaproximan á muchoshombres sin gran

provecho

so¬

cialy nosin grandes inconvenientes; y que

presentando cada pueblo

sus produccionesaccesorias de consumo yde

importancia puramente lo¬

cal, al ladode las fundamentales, no

debiendo

exponerse

sino las que

los restantes pueblospuedanydeban adquirir,se

sirven mal los intere¬

sesdel comercioy de la industria. Si á esto se agrega

la dificultad de

aquilatar el mérito de los objetos

exhibidos,

que no

representan ni con

muchola verdad,y las contradicciones ycontrastes que

resultan á

ve¬

ces de su exámen, no puedenegarse que tiene algun

fundamento la

creencia de los que piensan, que no son siempre las

Exposiciones uni¬

versales palenques abiertos á la inteligencia y

al trabajo

y

expresión

fiel délas fuerzasproductoras de un país.

Sea deestolo que fuere,enloquetodoel mundose

halla de acuerdo,

esenque esosgrandes bazares, verdaderos

anuncios comerciales, son un

LAS MÁQUINAS AGRÍCOLAS 437

gran negocio parala nación,queademás de contar con lascondiciones favorables desu posición topográficaque facilita el acceso del visitador,

tiene lasuerte, como enla deParísacontece,deatraerunainmensacon¬

currencia,quedeslumbrada á primera vista conla belleza de la forma y delconjunto, se olvida sinquererdel fondoyde los detalles,que despues

de todointeresanpoca cosa al vulgo de los espectadores, queforma siem¬

pre la inmensa mayoría. De aquí también, quealgunos paísesse preocu¬

pen enprimer término de herir los sentidos con caprichosas y vistosas instalaciones, verdaderas decoracionesde teatro algunas de ellas, y en las quedeuna manera caprichosa también, se encuentran presentados pequeños ejemplaresde los productos cuidadosamenteelegidos, los cua¬

les nopuedenserexaminados la mayor partedélas veces, ni tienen in¬

dicaciones que den áconocerlos mediosycostede producción, ni reve¬

len elesfuerzoy la inteligencia delquelos produce.

Aesto hayqueagregar,el que no siempre lasrecompensasadjudicadas

son laexpresión fiel de la justicia y de la verdad, dando origen á inci¬

dentessiempre lamentablesycómicos áveces, quecontribuyen al descré¬

dito de estos concursos. Un hechoacaecidoen España, entre otros mu¬

chosquepudiera citar, compruebaneste aserto. Habiendo sido premiado,

en una de las últimas Exposiciones, un ejemplar de aceite, procedente

de una de las provincias próximas á Madrid, se hizo al productor un granpedido del extranjero. Calcúlense susapurosal saber, que toda la

cosecha obtenida delproducto premiado procedia de unsolo olivo, que

seha hecho célebre y se conoce en lacomarca con elnombre del «árbol de lamedalla.»

Porfortuna, y en loqueá las máquinasagrícolasserefiere, no existen

tantQS motivos de engaño; el visitador puede examinarlas detenidamente,

estudiar ycompararsusdiversos sistemas y mecanismos, ver funcionar algunas de ellas enlas mismasgalerías de la Exposición, yconfirmarsus

juicios enlos ensayos comparativosque, en mayoró menornúmero, no dejannunca de hacersesobre el terreno.

La gran dificultad que para suestudio existe, consiste principalmente

enel gran número de máquinas destinadas á ejecutar el mismo trabajo que, ocupando vastísimos departamentos, alejados unosde otros, produ¬

cen el cansancio material y una gran confusion de ideas,no ya paralos que, desconociendoel idioma, pretenden haber hecho un estudio dete¬

nido en unascuantas semanas, sino áun para los que tienen la práctica

deotras Exposiciones y se hallan familiarizados desde antiguo conlos nombresyproductos de losconstructores.

Laqueactualmentese celebraen París,presenta estas dificultades en altogrado, siendo, como es, tan grande el número de las máquinasex¬

puestasen susinmensasgalerías.

Para regularizar un tanto su exámen, voy áocuparme de ellaspor

secciones, agrupándolassegúnel órdencon que se ejecutan lasoperacio¬

nes agrícolas.

438 gaceta agrícola del ministerio de fomento

Ocupanunlugarpreferente losllamados instrumentosde

cultivo, desti¬

nados á lapreparación del suelo; y entreellos los arados, de los que

ha¬

bla númeroconsiderableenlasgalerías del Campo de Marte, y entre los

que no faltaba más que el arado español, digno de

lejanos tiempos

en

que laagriculturaera unarte rutineroyempírico,yno una

ciencia

como

eshoy. Descuellancomo siemprey figuran en primera línea, los

instru¬

mentos ingleses por la esbeltez y elegancia de sus formas, porsu

bien

entendidos mecanismosy sólida yacabadaconstrucción ypor suinmejo¬

rabletrabajo, siendo siempre Howard, Ransomes y Hornsby loscons¬

tructores que no admiten rivaly que siguen sosteniendo su antiguay

merecidanombradla.

Enlos arados movidospor fuerzaanimal,no sehanpresentadonuevos

sistemas que se diferencien grandementede los ya conocidos, y

solo

algunas modificaciones y mejoras, entre las que merecen

mencionarse

los mecanismos parafacilitar lasvueltas á laconclusion delsurco. Estos

mecanismossereducen simplemente, áunadisposiciónespecial delante¬

tren ó juego delantero, que permite al obrero volcar el instrumento

de

costado, acostándolo sobre una pequeña ruedecilla ócasquete

esférico,

quepuedesubir ó bajarávoluntad, fijándose por un

tornillo de presión.

Losaradosamericanos se recomiendan especialmentepor susencillez:

y baratura, yaunque, en mi opinion, son inferiores á los

ingleses,

entre

otras causas por la forma y disposición de las vertederas, son deútil y ventajoso empleo, están construidos en su mayor parte de

madera

y

hierroy algunos de acero concuchillas circulares. Enlosensayos

verifi¬

cadosen PetitBourgenlaexplotación deMr.Decaville, una de las más

notables delaFrancia, donde funcionaron todoslosaparatos empleados

en la preparación del suelo bajaron admirablemente los arados ame¬

ricanos, algunos deprocedencia francesa,comoel deMeixmeron de

Dom-basle,yel llamado Brabantedoble,tangeneralizadoenFranciay

Bélgica.

La forma deesteinstrumento,todo dehierro, yladisposición de susver¬

tederas giratorias,permite acostar las bandas de tierra en el mismo sen¬

tido, de unamanera fácily cómoda parael gañan, sin losinconvenientes

que presentan losrestantessistemas de vertederagiratoria.

Hedicho que en miopinion sonpreferibles los arados ingleses á los

americanos,en primer lugar porlaforma de la vertedera, y ensegundo

porquesiendo dehierro,noestántan expuestosá las dilataciones ycon¬

tracciones por efecto de la humedad y del calor, que concluyen por

destruir las piezas de madera, afectando naturalmente á su solidezy

baratura. Los aradosingleses, además,puedenserutilizadosparadiversos

usos. Colocando en vez de la vertedera las piezas que constituyenel

arado patatero, se tieneun instrumento apropiado parael arranque

de

tubérculos, preferible á losprocedimientos ordinarios; adaptándoledos

vertederas se convierteen aradoaporeador, paraejecutar los recalces y

cacerearlas huertas; sustituyendo la reja común con la desub-suelo, el

arado topo, utilizadopara removerlas capas inferiores delterreno

cuan-las máquinas agrícolas 43g

dono convienevoltearlas trayéndolas ála superficie; desuerteque con lamisma armaduradel aradoyconsolocambiar laspiezas adecuadas,se tiene uninstrumento apropiado á los múltiples usos que acabo de indi¬

car.Estas,entre otras razones, justificanmi opinion.

Los aparatosdesde haceaños empleados en la labranza al vapor,han

sufrido también algunasmodificaciones.

Dos sonlos sistemas quevienendisputándose la supremacía,y que se emplean indistintamente en la práctica. En uno de ellos,llamado

de

tracción directa,cuya ideaprimitivaesdebidaá John Fowler, la fuerza

motriz secomunica al arado conducido por uncable deacero, que pasa por dos tambores colocados debajo de la caldera de dos

máquinas de

vapor, las cuales sesitúan unaen frente de otraenlas

extremidades del

campo que se vaá labrar.

Enel otro sfstema,debido á James yFrederik Howard, la fuerzamo¬

trizsuministrada por unasolamáquina devapor, se comunica al

cable,

el cual searrollayse desarrollasobre dostambores,conduciendo alterna¬

tivamente el arado, el cual sedirige conel auxiliodeguias, áncoras y poleas, necesitando rodeartodo elcampo con elcable ó

hilo conductor.

El primer sistema, que esel preferido paralasgrandes

explotaciones,

hace mayor trabajo, necesita mucha menor cantidad decable,

economi¬

zándose porconsecuencia la fuerza motriz;es de más fácil

instalación

y

de entretenimiento más económico; pero al lado de estas indudables

ventajas, ofrecelosinconvenientesdesuelevadoprecioy

la dificultad de

hacer moverlas máquinassobreterrenoshúmedos, pOr más que sehaya

remediado en parteeste inconveniente,aumentandoel diámetro de las

ruedas yla anchurade susllantas. La baratura relativa delaparato, que puedeser movidopor unalocomóvil cualquiera, y la

facilidad

conque

trabajaen terrenos de forma irregulary en grandes

pendientes, hacen

recomendable elsegundosistema,por másque exija una enorme

canti¬

dad de cable,se aprovecheménos lafuerza motrizy necesite

mucho más

tiempo para suinstalación, componiéndose comose compone,

de

gran

número de piezas.

Los doscitados fabricantessiguen siendo siemprelos primerostratán¬

dose deesta clase de aparatos,siendo notables las mejoras en sussiste¬

masintroducidas. Entre otras, llamaronmi atenciónenlasección ingle¬

sadelCampo de Marte, loscultivadores,gradas y rodillos de

Fowler,

que

forman partedesu sistema,ylasembradoradevapor. Uno

de los incon¬

venientes quehasta el diaveniapresentando la aplicación

del

vapor

á la

tracción de lassembradoras, esqueáun dándolas lasmayores dimensio¬

nes posibles, no necesitan más que una pequeña

fracción de la fuerza

motriz dequedisponenlas máquinas devapor empleadasen

las operacio¬

nesdel cultivo. Solo combinando lapráctica dé la siembra con otras operaciones, escomo puede ser empleadaconventaja; y estóes

precisa¬

mente lo queel célebre constructorha conseguido, colocando

delante

delasembradora, un cultivadory detrás,una grada quetapa la

semilla.

440 GACETA AGRÍCOLA DEL MINISTERIO DE FOMENTO

efectuándose de una veztres operaciones distintas. La máquina desem¬

brartiene unos tres metrosde anchura.

James yFrederik Howard, losnoménos célebresfabricantes deBedford,

han introducido también algunas reformas en sus primitivos procedi¬

mientos de arados devapor,construyendo aparatos detracción directa,

y han presentado en la Exposición, una nueva máquina auto-móvil,

llamada la Locomotora delagricultor, defuerza nominal de ochocaba¬

llos,que puede utilizarse entodas lasoperaciones de lacasa de labory que, por su disposición especial,puede ser empleadaindiferentemente,

seacual fuere el procedimiento de arado de vapor que seutilice.

Además de los aparatos de Howard y Fowler que funcionaron en

PetitBourg,severificaron experiencias especiales de arados devapor en lagranja de Mr. Tetard, situada enla Gonese,en las cuales pudoverse trabajar el aparatode Avelingy Porter, de Rochester,único de los cons¬

tructores ingleses que tomóparte enel concurso. El procedimientoem¬

pleado por este constructor, muy conocido por dedicarse especialmente

á lafabricación de locomotoras destinadas á andarpor los caminos ordi¬

narios, seaplicaconpreferencia al mediano cultivoy se componede dos

locomotoras de seis caballos nominales de fuerza cadauna,que se tras-forman fácilmente en máquinas para marcharporlos caminos ordina¬

rios. Ensurcosde270metros de longitud que hizoen la Gonese, labra

elarado 4 hectáreas por dia, el cultivador de 10 á 12, y su precioesde

3o.ooofrancos.

Tambiénfuncionó ásatisfacción délos espectadores, el aparato modifi¬

cado por Mr. Desbains, que permite utilizaruna locomóvil cualquiera.

Estalocomóvil, provista de aparatosdirectores, lleva un tenders con de¬

partamentos para el agua yel carbon, y uncabrestanteendondese arro¬

lla el hilo de acero que conduce el arado y quevaá parar porel otro

extremoáunaáncora automática de Howard, pasandopor el cuello de

dospoleas colocadas en losotrosdosextremos del campo. Cuesta 12.000 francos,sin la máquina de vapor, de ocho caballos de fuerza. Esta cifra

revela latendencia de losconstructores ásimplificar los primitivosproce¬

dimientos, disminuyendo elenormecoste queexigiayáunexige la ins¬

talación de los grandesaparatosde la labranza al vapor, que han hecho

y hacenimposiblesu aplicación enla práctica denuestropaís y que res¬

tringensu uso hastaen lasnaciones más adelantadas,supuesto que en Inglaterra cuéntanse i.oooexplotacionesen dondeseutilizay únicamen¬

te 14 enFrancia. Aun cuando en España no han pasado de la categoría

de ensayos los hasta ahora practicados, merece señalarse la aplicación

delvaporá lostrabajos del campo engrande escala planteadosenlapro¬

vincia de Càceres,enlaspropiedadesque cercade Aliaposeeel Sr. D. Ca¬

milodeAmézaga, marqués de La Riscal, que es sin disputa uno de los propietarios deestepaís,queáunagrande ilustración reúne condiciones

deenergíayde actividad nadacomunes. Estos trabajos en nada desme¬

recen deesas empresasjigantescas,quecon tantafrecuenciaacometenlos

LAS MÁQUINAS AGRÍCOLAS 441 propietarios ingleses en el cultivo de sus campos. ¡Lástima que estas cosasno se sepany nosedigan enel extranjero, dondese nos creetoda¬

vía másrefractarios delo que somos encuestiones demejoras!

Pocas son las novedadesque ofrecenlos restantesinstrumentos desti¬

nadosá lapreparación del terreno,talescomogradas,cultivadores, rodi¬

llos, desterronadores, etc. Su empleo es cadavezmás general,notándose la marcadatendencia á sustituirla maderaconel hierro en su construc¬

ción,aumentando su duración, solidez y baratura. Las gradas inglesas, sobre todolasllamadas articuladas ó de charnela, son siempre las pre¬

feridas, acomodándosecomo se acomodan á los accidentes delterreno, siendo sensible queno segeneralicenen nuestro país,con tanto más mo¬

tivo cuantoque supequeño precio laspone al alcance de todas las fortu¬

nas, pormodestas que sean.

Además de las ventajas que proporciona la gradacomo instrumento empleado enla preparación delsuelo, puedetener y tieneotra aplicación provechosa, utilizadapara cubrirlas semillas. Una de las dificultades con

que tropiezaenEspaña la adopción de las máquinas de sembrar, consiste

enlaforma alomada de la labor; conel empleo de la gradasesalvarían

estasdificultades, puesto queborrándoselos surcosó cerros,resultariala laborplana, que es la más adecuada para el trabajo de las sembradoras;

aparte de que, empleada en las siembras, hay unagrande economíade tiempo ymejores condiciones que las que resultan tapando con el arado

común.

Los aradosllamads poli-socs ó de muchas rejas, que abren varios sur¬

cos á lavez, adquieren cada dia mayor importancia. Así lo comprueban losnumerososejemplares exhibidos en las galerías del Campo de Marte,

entrelos cualesmerece especial menciónuno procedente de los

Estados-Unidos, quellevaun asientoparaelconductor.

Aprimera vista, el propietario español queno tiene la costumbrede emplear la fuerza que se emplea en elextranjero para elarrastre de los instrumentos de cultivo, cree que son inaplicables en España, al consi¬

derarel peso enorme delinstrumento, sin teneren cuentaquelamayor fuerza que exige la tracción depende, más que de su peso, de los roza¬

mientos yde las superficiesen contactopor efecto de la disposiciónde

sus órganos. Por lo demás, siparahacertres surcos con el arado común senecesitan tresobreros ytres yuntas, conuninstrumentoquehagatres

surcos álavez, manejadopor dosyuntasy un obrero, seeconomizan dos hombres y una yunta, apartede la mayor perfección de lalabor, que supone el empleo de lasvertederas, comparadas conlas orejeras denues¬

tro arado timonero.

La siembra mecánicahahecho también notables progresos, siendolas sembradorasinglesas lasquefiguran enprimer lugar. La de Smyth, con¬

tinúa sosteniendo su antigua reputación, yel solo hecho de llevarcons¬

truidas dicho fabricante más de 14.000 máquinas, de las cuales 3.000se emplean enFrancia, comprueba su excelencia. Entreotros

perfecciona-442 GACETA

AGRÍCOLA

DEL MINISTERIO

DE FOMENTO

mientos introducidos en esta máquina, mereceespecial

mención el

em¬

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