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Las competencias como dispositivo de eficiencia: un caballo de Troya para que la vida sea

Capítulo 4. La formación por competencias: ingreso del dispositivo en la universidad

2. Las competencias como dispositivo de eficiencia: un caballo de Troya para que la vida sea

El trabajo analítico respecto a una noción tan compleja y de gran amplitud como las competencias requiere que procedamos al anclaje del análisis sobre algo más concreto, y lo que propongo es enfocarnos en su aprendizaje, es decir analizar el funcionamiento de las competencias a partir de su dimensión educativa. Pero antes veamos lo que significa que el dispositivo funcione como máquina y como un caballo de Troya no destructivo.

En el primer capítulo hice uso de la noción de máquina de Gerald Raunig (2008), quien a su vez lo retoma de Deleuze y Guattari (1972, 1980), para destacar la utilidad del concepto respecto a la dimensión material y

comunicativa que tienen los dispositivos que operan maquínicamente, como máquinas teatrales y de guerra. Me gustaría que veamos cómo la noción de máquina resulta valiosa para comprender la operatividad del dispositivo de las competencias, en tanto una peculiar máquina de guerra y teatro.

En este punto cabe recordar que la noción de máquina en un dispositivo supone, como dicen Deleuze y Guattari, que "una máquina nunca es

simplemente técnica. Por el contrario, es técnica cómo máquina social cuando apresa a los hombres y a las mujeres en sus engranajes, o más bien cuando incluye hombres y mujeres como engranajes suyos, así como incluye también cosas, estructuras, metales, materias." (1975, p. 117, énfasis añadido). Esta puntualización del concepto de máquina nos recuerda que en el despliegue de la máquina, es decir en su puesta en funcionamiento como máquina bélica o teatral siempre estarán presentes los actores que son tanto gente como objetos, tanto sujetos de carne y sangre como cosas de metal y materia. Es más, no estarán como elementos separables, a modo de módulos, sino que estarán "haciendo máquina", es decir desplegando un movimiento tan rápido y coordinado que nos impedirá ver los elementos conexos. En los dispositivos-máquina no vemos partes ni mecanismos, aunque a veces estén a la vista, sino que vemos el efecto de su acción como eficacia.

Por otra parte, en el funcionamiento maquínico de los dispositivos ocurre un denso proceso de amplificación y sujeción que tiene que ver con el

establecimiento de pautas y normas (y veremos cómo las competencias implican un uso intensivo de normas de evaluación). Puesto que la dimensión que prevalece en los dispositivos máquina es, como también lo dicen Deleuze y Guattari, la dimensión jurídica o nomativa. La operatividad de la máquina es sobre todo jurídica porque "se hace según reglas, precisamente porque constituye el verdadero uso de la máquina" (1975, p. 118). Aunque las reglas no tienen vida sin esa conectividad comunicativa que hace que la máquina se mueva sin cesar, puesto que las reglas son una letra que funciona gracias al impulso del espíritu de la colectividad. En las competencias veremos cómo la máquina dispone de pautas para el trabajo útil y acopla a sujetos y objetos para que funcionen con eficiencia, y para que lo acepten como normal. Kafka tiene razón cuando piensa "no solamente en las condiciones del trabajo enajenado, mecanizado, [… sino que considera que] los hombres y las mujeres forman parte de la máquina, no sólo por su trabajo, sino todavía más por sus

actividades adyacentes, en sus descansos, en sus amores, en sus protestas, en sus indignaciones" (Deleuze y Guattari, 1975, p. 117).

¿Por qué planteo que las competencias son un caballo de Troya no

destructivo? En el primer capítulo señalé que el caballo de Troya de Ulises es un dispositivo máquina por antonomasia: se trata de una máquina de guerra; es un artefacto hecho de madera, metal, mecanismos y personas; el caballo es una artimaña que concluye con la destrucción de Troya pero que se realiza en un arco más amplio de acción colectiva (supone la respuesta y aceptación de los troyanos, las artimañas de Sinon, los recelos del sacerdote Laocoonte y las adevertencias de Cassandra). Sin embargo, podemos ver el caballo de Troya como un dispositivo-máquina que no destruye, sino que establece una

continuidad de la vida de la ciudad pero bajo nuevas condiciones.

Ver así el caballo de Troya implica colocarse en lo que el artefacto significa para los troyanos: es un objeto que ocupa el vacío dejado por los enemigos que han huido, es una ofrenda y, sobre todo, el descomunal caballo tiene una forma de apariencia muy lograda (de "pulimentada madera", dice Homero en la Odisea, canto IV, 265-290) que promete la restitución de la gloria de la ciudad.

Es decir, el caballo representa el fin de la guerra, algo que les hace vencedores

y, ante todo, el tamaño y apariencia del caballo suscitan el optimismo para un nuevo comienzo. En suma, para los troyanos el objeto máquina no es una máquina (no oculta mecanismos ni les convierte en parte de sus engranajes) sino un objeto que representa el éxito y la promesa de un nuevo comienzo. A partir de éste punto de vista, el dispositivo se introduce en la ciudad, es decir en el orden de la vida colectiva y, una vez instalado allí, el objeto comienza a co-funcionar con la ciudad entera.

Las competencias, en tanto caballo para los troyanos, operan como un objeto siempre ligado a la enunciación del éxito: las competencias surgen dentro de una ideología de la gestión empresarial que se basa en la idea de que hay que estar a toda costa entre los mejores, aunque ello comporte riesgos. Michela Marzano comenta que esta visión del éxito de las prácticas manageriales se muestran en los cursillos que suelen realizarse en las empresas: ejercicios grupales que tratan de generar entusiasmo y confianza en las aventuras de la empresa, frente a la lucha por triunfar en el mercado (2011, pp. 71-74). El uso de las competencias en la gestión de los recursos humanos por parte de la empresa se mueve en las aguas de la cultura de la motivación, del optimismo y las promesas de un idílico desarrollo profesional y personal138.

Otra característica de las competencias como caballo para los troyanos, es que no hay percepción del funcionamiento maquínico, sólo hay objeto y el objeto se mimetiza con el individuo. Los troyanos no advierten que están frente a una máquina descomunal e ingeniosa, se miran reflejados en el objeto con un entusiasmo triunfante que toca el futuro por venir. En la visión de las competencias no hay "maquina-competencias" como alteridad, sino que el objeto se acopla con el sujeto, en una imagen que le llama poderosamente: has de ser competente, puedes serlo; has de tomar riesgos, la empresa eres tú;

has de funcionar con autonomía y hacerte responsable de los resultados, para eso eres competente… Es el objeto (escamoteado en tanto máquina) que es tan sólo un objeto que miramos y en el cual nos miramos.

138 Michela Marzado dice que una empresa multinacional, L'Oréal, explica así las competencias que valora en la contratación de sus empleados: "Buscamos hombres y mujeres que, más allá de sus competencias técnicas o científicas, se sientan fascinados por el mundo y la gente;

imaginativos, emprendedores y capaces de adaptarse a los cambios y de actuar en una organización en red; dotados de un auténtico espíritu abierto", 2011, p. 79.

Una característica más de las competencias como caballo de Troya para los troyanos es que instaura el final del heroísmo ligado a la muerte e inaugura un nuevo "heroísmo", ligado a la vida. Es sabido que la cultura griega, en la cual se produjo la obra literaria de Homero, se resaltaba el heroísmo de la guerra (la inmortalidad de "una gloria imperecedera"), pero también había críticas a ese heroísmo tanatofílico, por decirlo así; se dice por ejemplo que la obra de Homero plantea una crítica al modelo del héroe de la guerra, recordando los límites y vulnerabilidad humanas (Juan Carlos Rodríguez, 2010). El caballo para los troyanos marca las condiciones de posibilidad para una vida sin guerra, sin heroísmos guerreros, y para una vida de conformidad a esas

nuevas condiciones. El nuevo heroísmo consiste en la capacidad de adaptarse y triunfar en la vida que comienza, el porvenir inmediato, por medio de las competencias que constituyen al ciudadano capaz, al homo competens. Estas capacidades implican la resistencia necesaria, la astucia justa y la resignación suficiente para triunfar en una vida que tan sólo es posible. Las competencias son la herramienta con que cuenta para ello.

Finalmente, propongo comprender las competencias como caballo para los troyanos en tanto que el objeto nos introduce dentro suyo y no al revés. El poder del artefacto ante el cual se hallan los troyanos es que es un objeto-máquina que "les hace ingresarlo" dentro de la ciudad. Son los troyanos quienes se suponen dueños de la decisión y de las acciones que conducen al caballo dentro de la ciudad139, pero es el dispositivo el que les conduce a ellos, porque "ha hecho máquina" con ellos. Los troyanos no introdujeron el caballo dentro de Troya, sino que el caballo introdujo a la ciudad toda dentro de sí. En ese sentido, las competencias también nos hacen ingresar en su interior, como una máquina cuasi-divina que les da a los sujetos empleables el querer como el hacer por su buena voluntad (Filipenses 2:13), es decir como un dispositivo que "hace querer" y "hace hacer". El sujeto evaluado por sus competencias sólo puede desear adquirirlas y sólo puede funcionar en su vida si quiere

139 En el capítulo primero, cito el relato de Virgilio en la Eneida, que en libro II describe con detalle la deliberación de los troyanos antes de la decisión de introducirlo a la ciudad, el engaño del esclavo Sinon y la descripción de la acción colectiva para introducir el inmenso caballo de madera en la ciudad de Troya: "Rompemos los muros y de la ciudad abrimos las murallas / Todos manos a la obra ponen ruedas a los pies / y tienden a su cuello cuerdas de estopa; / y atraviesa los muros el ingenio fatal, preñado de armas" (versos 233–236).

triunfar dentro las condiciones de la empleabilidad. Es así como una

herramienta, las competencias, diseñada para que la utilicemos en el trabajo eficiente, nos introduce dentro suyo y nos conduce hacia el camino de triunfo que soñamos (el porvenir prometido por las competencias).