Año II. 15 de Junio de 1890. Nilm.15
GUÍA
DEL VETERINARIO-PRÁCTICO
Base fle la regeneracioii fle la Vcterluarla
euEspaña-
En varias ocasiones ha hablado la prensaVeterinariasobre
la conveniencia de ponerse de común acuerdo todos los pro¬
fesores veterinariosespañoles,para poder llegará que la cla¬
se seaatendida y los profesores quela ejercen considerados
como semerecen, ysin
embargo,
debido sin duda á la divi¬sión y el ódio implacable que existe entrelos órganos más importantes de laclase, ólos que los
dirigen,
y debido tam¬biénquizás á envidias y migajasmás ó menos, nunca
llega
la feliz hora del tan deseado acuerdo.
No somosde los quetienen por hábito niesnuestro ánimo al trazar estas líneas zaherir persona ni suceptibilidad al¬
guna; respetamoslas ideas de todos los hombres puestoque cada uno abriga y toma como bueno el criterio que mejor
le parece; pero nonos es posible conformarnoscon los que anteponen los intereses ó conveniencia propia, las enemis¬
tadesórencores personalesá las profesionalesyálasurgen¬
tísimas necesidades de la clase que agoniza.Esta escisión y mal querencia dentro de un cuerpo profesional, sacando á los balcones todos los paños sucios que encuentran por me¬
dio dela perspicaz y
diligente
policía secreta enla vidapú-,
blica ó privada de su enemigo, es causa directa de nuestras
desgracias,
de la falta de consideración y de que nosolo no^consigamos
nada provechosohacecercademediosiglo,
sino— 226 —
de que nos vayan
quitando lo
que noshabían legado
nues¬trosantepasados. En efecto,
si alguna disposición
seha dic¬
tadoen lo referente á la carrera veterinaria, ha sido para usurparalguna de
las
másimportantes
ramas quela perte¬
necía,como ha sucedidocon los
ingenieros
agrónomos res¬pecto á
la zootecnia,
conlos Médicos
enlo
querespecta á la
inspección
de
carnes y grasasprocedente de los Estados
Unidos y lo mismoen
lo referente al reconocimiento de
car¬nes,lechesetc. en los laboratorios
municipales. No ha mucho
recibimos un prospecto
suplicando firma
paraelevar
unainstancia al Ministroen laque se
pedía la supresión de los
títulos deherradores y castradores; este
mismo acuerdo fué
tomado en una reunión de Veterinarios de Madrid, acuerdo
que
circuló
pormedio de
unsuplemento
portoda España,
sin que se
hiciera más
casode ello,
y conla misma preten¬
sión fuimos comisionados por un grupo numeroso
de estu¬
diantes el año 1878 en compañía de D.
Ruperto Agenjo,
donde el Sr. Delegado
Regio de la Escuela Veterinaria de
Madrid, el cual cargo hacía poco
lo había tomado. La entre¬
vista no tuvo ninguna
consecuencia, quedando las
cosastal
comoestaban. Lo que hace falta, pues, no son
discursos
y promesas queel mismo
quelos hace lo
que menos cree esver realizadas, sino más hechos. Pues
si alguien
seha pronunciado
óescrito
enaquél sentido,
es muyprobable
que tengamásporobjeto alagar á los desgraciados obreros de
las campiñas,
verdaderos mártires de la profesión,
que unacendradoamor yentusiasmo por
salvar á
sushermanos de
clase; conaquél
discurso,
conaquél escrito ó acuerdo uná¬
nime de una respetable
colectividad, sin hacer más diligen¬
cias ni gestiones para
realizar lo
que sepromete, pasando
comoel dedo demiel por
los
ojosde varios miles de profe¬
sores,no se arregla el
conflicto,
no sehace más
quepasarel
tiempoen
bagatelas,
ymientras tanto el Veterinario rural, bien-
do que
todos
sustrabajos
yafanes
nobastan
parapoder
com¬partir entresuesposa y
la
numerosaprole
unduro pedazo de
pan,
agoniza
entrela miseria
yel hambre desesperado de ver
padecer tancruel tormento á
sumitad
ytiernos hijos.
Paraconseguir
la indicada supresión de herradores de
ga-— 227 —
nado vacuno ycastradores y aliviar los cuantiosos males quesobrelaclasepesan como la cruz del redentor, sólo hace falta, en nuestro parecer, un poco más de buena voluntad
en los profesores de las escuelas veterinarias y en la prensa
veterinaria. Conestos dos elementos, hoy tanendesacuerdo,'
creemos que sepodíanrealizar grandes reformas quehabían de elevar la clase ála envidiable altura que hoy ocupa en las naciones extranjeras;por que el profesorado establecido
ve,palpaysufre más de cerca el amargo fruto de las disi¬
dencias que reinan entrela claseen la actualidad, y no sólo
no sehabía de oponer á tales reformas sino que acogería el pensamiento conunánime aprobacióny aplauso.
Para conseguir el fin señalado, repetimos,no esdecreer que
sea el caminomás corto elevarsolicitudes, áun cuando vayan firmadas porcorporaciones ócolectividadesmás ó menos res¬
petables, poraquello
dequenocasan
sin padrinos;y como nos¬otroscarecemosde ellosen los grandes centros, hacen caso omiso de nuestros papelesy pretensiones, mientras que otras clases, más enarmonía y de acuerdo con sus intereses, son atendidas yprotejidas, á costa nuestra muchas veces, por el
mero hecho de poseer enlas altas esferas del estado hombres que velen por su bienestarmoral ymaterial. Este, y no otro
es, pues, el punto á donde deben converger las fuerzas uni¬
das de la clase.
Unavez de acuerdo la prensa veterinaria, elementotemi¬
bleen la forma que
hoy
se encuentra, siquierasea sólo porunmomento, para defender tanmeritoria causaqueafecta á toda la clase en general ¿tan difícil seria nombrar un dipu¬
tado, ódos,poracumulación?
Noesde suponer quehaya un sólo profesorque no pueda disponerde dos votos; por que aparte de los parientes ó ami¬
gosdemás ó menos intimidad, siempre hay enlos pueblos,
ylomismo en poblaciones,
algunos
electores que por evitar compromisos de bandos ópartidos permanecen neutrales, y estos sinperjudicar ápartido alguno pueden votar para un veterinario candidato por acumulación.Apoyada
la idea por la prensa, y nombrando de común acuérdo,ápropuestade los hombresmás caracterizadosde la- 228 -
clase, un
candidato inteligente, activo y enérgico, sin mirar
quepertenezca
á la fracción á ó b., que por desgracia existen
dentro de laclase, aunque
mejor fuera
unapersona neutral
óqueno
haya intervenido
endisidencias, no creemos tan des¬
cabelladoasegurar que
podíamos sacar, no un diputado sino
aúndos,enlas
próximas elecciones.
Suplicamos, pues,
à los
muyilustrados Directores de la
prensa
veterinaria,
sesirvan abrir una discusión en este sen¬
tidoen sus
respectivos periódicos
conobjeto de poder llegar
áunacuerdo yprepararnos para
cuando llegue el momento
crítico; porque
todo lo
que no seapor este camino, mientras
la clasecarezca deun
representante especial
enlas Cámaras
esandar á ciegas, y en
prueba de cuanto decimos, en el nú¬
mero próximo
publicaremos
undocumento que yace en el
Ministerio de la Gobernación
durmiendo el sueño de los
Justos.
I. Guerricabeitia
Más sobre una Nefritis.
Estamosenplena
discusión. En este campo noble y leal,
no hay
vencedores ni vencidos. Cada cual, como obrero de
la
cienpia
se veobligado á trabajar con el laudable propósito
de asentarsobresólidas
bases, las leyes
querigen á la orga¬
nización que
perdió
suequilibrio normal por causas intrín¬
secasó extrínsecas.
De estas nobles luchas hayque
descartar
esemal enten¬
didoamor
propio
queseria contraproducente para los fines
que
persiguen. Esclarézcame los hechos, y que esa gran pa¬
lancadel progreso,
la
prensa,al establecer el mútuo comer¬
cio deideas del unoal otro
confín de nuestro planeta, pro¬
duzca algún
beneficio,
quesiempre redundará en nuestro
provecho, puesto
quetodo se halla bajo el dominio absoluto
delhombre.
— 229 -
Dicholo que precede, entremos enmateria. Pero ante todo
hay
que ponerenclaro, unpunto, que es la base de esta dj- sención.El caso
teórico-práctico
que el Sr. Gutiérrez de la Fuen¬te, insertóen el núm. 6 de esta
"Revista,
llebabaporepígrafenefritis.
Pero si mi
digno
compañero hubiera padecido de una dis¬traccióninvoluntaria y se le hubiera quedado en el tinteroel epígrafe,ysi hubiera
dejado
de hacer mención de talpalabraenel transcurso desu
historia, cualesquiera
quehubiera leí¬doen la página 86 desdela línea 4.» á la 26, al hacer laex¬
posición de los
síntomas,
no hubiera tenidoque dudar de qué enfermedad setrataba.
Aquel
animal era presa de unanefritis.
Ahorabien: la palabranefritis
(del griego
nephros, riñón yla terminación itis,
inflamación)
según lanomenclaturapato¬lógica
quieresignificarinflamación de losríñones.Y si esto es cierto,porque asi lo comprueban de consuno la ciencia y la experiencia,¿cómo el señor G. de la Fuente
abriga
la combicción de que aúnnoexistiera la inflamación
en los ríñones, siendo asi que empieza por reconocerla al hacer el
diagnóstico?
Aquí
hay
una contradicciónpalmariaque midigno
com¬pañero debe reconocer.
De la congestión à la inflamaciónno
hay
más que un paso.Ambas pertenecen á la alteración de la circulación loca!, y
laprimeraLo es
siempre
el fatal comienzo de la segunda.que se echadever desde
luego
en los dos artículosdel señorGutiérrez,
es que confundelastimosamente
dos enfer¬medades de la naturaleza contraria, y asi se explica que use
indistintamente
nombres quesignifican dos enfermedades di¬
ferentes.
La
litiasis, amigo
mió, segúnsuetimología griega (de
¡iíhos,piedra)
es una de tantas afecciones que padecen los anima¬les por la formación de cálculos en el interior del orga¬
nismo.
Por eso litiasis y nefriles noson
sinónimos,
y pueden lle¬garáno tener
siquiera
el másinsignificante
parentesco áuncuando la primera
pueda dar origen en ciertos casos á la se
gunda.
Deaquíqueen
mi primer artículo digera plenamente con¬
vencido de ello, que
la patología general es la base obligada
de lamedicina.
Por ella sabemos los fenómenos que se ope¬
ranen lomás
recóndito de la trama orgánica y que se tradu¬
cenpor
perturbaciones en la normalidad de las funciones.
Con absoluto
dominio de esta importantísima rama de la
medicina,se
camina
con pasofirme por el áspero sendero de
laciencia decurar.
Pero sigamos
al señor Gutiérrez de la Fuente, en sus apre¬
ciaciones yveamos
hasta qué punto pueden ser ciertas.
Antes denada he
de hacer una declaración franca que
creome será
dispensada
pormi digno compañero.
He leídouna y
muchas
vecesalgunos párrafos de su ar¬
tículo,y
cada
vezveomenos relación en sus consecuencias.
Me
explicaré.
Dicemi ilustrado
compañero: «¿Qué efectos pudo poner
enartelasangría paraque
la Litiasis terminara tan felizmen.
te? En hacer el
torrente circulatorio más acuoso, el ponerse
en mejores
condiciones para poder licuar (?) las arenillas
que
hubiese
enel crisol de la economía, con más facilidad.
Puede creerseesto, y en
ello estoy; más, ¿qué seria de una
máquina
movida al vapor ó que en vez de movida de esta
manera fuera
impulsada por el agua? Que si en aquella fal¬
tara óenesta no
llegara
nopodría funcionar; esto pues su¬
cedíaen
aquel; falto el individuo de los materiales necesarios
ásu nutriciónno
había actos de asimilación, ni desasimila¬
ción,ni
material alguno que pudiera llegar al sitio donde ra¬
dicabalaatención.
¿Qué habíamos de hacer? suministrarle
agua; con
esto acaso fuera suficiente; ¡pero quise además
propinarle
eneste vehículo el ioduro potásico por lo que me
habían
explicado
yleído en la ciencia durante mi corta prác¬
tica.»
¿Le dá V. cumplida explicación del alcance de lo tras¬
crito,señor
Gutiérrez? Lo creo que no. Veamos la manera de
probarlo.
Porlo pronto, yo
niego en absoluto, apoyado en autorida-
— 231 —
des
eminentes,
que lasangria pongaen condicionés àlà san¬gre paralicuar las arenillasque formanlos cálculos.
Suponiendo
que lo que V. tratara fuerauna nefritis cálcu- losa,la sangria no pudo obrarsobre éstos y si sobre lesión queellos
produgeran.
{Se
continuará.) Joaquín Castellanos García.
ElBonillo 13 de
Mayo
de 1890.Patología y Terapéutica.
ALGO SOBRE LAS CONTUSIONES DE LA CRUZ,DORSO
Y LOMOS.
Contestando
á un artículo escrito por D. Manuel Alcolea, redactor de La YeterinariaContemporánea,
publicado en el número 8de aquellaRevista,
en el cual trata derebatir algu¬nos conceptos mios, quevieron la luz en el núm. 13 de esta revista y con el mismo epígrafe queel presente, voy á permi¬
tirmemolestar por un momento á
los ilustrados lectores de la Guía suplicándoles se sirvan acoger con su habitual vene- volencia.
Aún no siendo cierto los
elogios
queel Sr. Alcolea me tri.buta, no poresohede
agradecérselosmenos; ydeque no son
ciertos, seconvencerá al ver la pobrezade mi
ingenio
alcon¬testarle; pobrezaque ha decontrastarnecesariamente con las brillantes dótes que ha dicho señor adornany que yo desde luego
admiro;
sintiendoenelalmanoconocerlo personalmen¬te, siquiera esto no sea óbicepara ofrecerle una amistadque sinó valiosa por lomenos es verdadera y en este caso
digna
de que porélsea aceptada.
Más si lalucha es
desigual
teniendo enmiapoyo esa prác¬tica (aún cuando en mi todavía corta) que tanto invoca el
! Sr.
Alcolea,
tengo la pretensión dellevará su ámiino el con-
vencimiento,y
si asi
no es,más será debido á mi nulidad,
que á
la bondad de la causa.
Quelos procesos que
encabezan estas líneas, son de una
extremada
importancia
yobjeto de cuidado por parte del
Veterinario,digoloyoen
el articulo de referencia; más según
el Sr.Alcolea, lo serian
de desesperación, y casi casi se deja
entrever en su escrito,
la palabra imposible; afirmación que
ka dehaberasustado ánopoco
número de comprofesores.
Nuestros antiguos
albéitares (única autoridad en que se
apoya
el Sr. Alcolea) podían ser tan ilustrad os, sinó más,
que
los modernos Veterirarios, y sin embargo, ignoraban mu¬
chas cosasqueá
nosotros
nosha dado á conocer el método
experimental, hoy con justicia tan en boga, del mismo modo,
que
nosotros desconocemos muchísimas otras, que podrán
seralgún
día hasta del dominio del vulgo. Razón por la cual,
noteniendo ideas tan
precisas de lo que es la inflamación,
y
el
cómoseverifican la supuración y cicatrización y más
todabia, de las
circunstancias
queinfluyen en su marcha, po¬
díancalificarde
gravísimos, procesos, que después de mejor
estudiados, han
podido reputarse de lèves.
Puesqué
¿el Sr. Alcolea no conoce mejor que yo los
grandes adelantos obtenidos en el tratamiento de toda solu¬
ción de continuidad,
merced á los trabajos de Guerrin y
Lister,
continuados más tarde por esa gran serie de sabios en
la quenosotros
los Veterinarios podemos estar orgullosos
al leerlosnombres
de Bouley, Nocard, Morite, Hutrya, Ca-
diot.Barrier,
Chauveau, Arloing, Cornevin y tantos otros?
¿Y los tratamientos propuestos por esos grandes hombres,
para
obtener
unapronta cicatrización, habían de ser inútiles,
en los procesos
de
quenos venimos ocupando? ¿Es que
acasoestosdifierende
los demás de su clase?
No,Sr.Alcolea;
la gravedad de las contusiones de la cruz,
dorso y
lomos,
ya noexisten desde que nos es dado echar
manodelaAsepsiay
Antisepsia y ojala pudiera ser esta
completayno
encontráramos á cada paso obstáculos que la
hacendeficiente,cual V.
apellida á la por mi practicada. Pero
¿le
parece esposible seguir al pie de la letra el método
deLister, en algún
burro
queacaso acaso no balga tanto
— 233 —
comoNo la
iguala
que se nos ha pagado porsu àsisténcia?obstante,
deficienteytodo el tratamiento que V. tantocritica,ha triunfado cuales eran mis
deseos,
en los no pocos casosqué mehevistoobligado
á tratar.Por que áun cuando lo dude el tantas veces citado Sr.Âlcolea,
deboadvertirle,
quetanto enmi primer partido, como en el actual, estos pro¬
cesos seencuentran á la ordendel dia ylos
hay
para todos losgustos,debido,
áquela posición acidentada delterreno,
nopermite usarpara el transporte de losproductos agrícolas sinóanimales de carga y con aperos quenada tienen de
higié¬
nicos,efectoparteála penuria de estos
habitantes,
y parte también, al estado económico que en muchos no suele ser muyalagüeño.
Asies que si los clientes que tuveen mi
primer partido
(Fuentelviejo),
como los de esta, le oyesen decir que las contusiones ó mataduras pormi tratadas, estaban de Dios que securasen, le contestarían, ó queno le creían, ó que delo contrarioDios seencontraba de mi parte, y quien sabe si andandoel
tiempo
y siguiendoviendo este favor que á mí Diosmedispensa, llegaran
ápedir mi canonización.Estoy
conforme con V. en que en muchascomplica¬
cionesque se presentan, es menester hechar mano de la
cirugía
y valersede otrosmedios más enérgicos y al efecto cito en mi artículo el iodoformo como un precioso agenteantiséptico,
capaz de combatir esasulceras rebeldes ó caries de las vertebras que tanto lepreocupan, sin contar con otros mil mediosque quedaná discreción del profesor y cónsteie que estas complicaciones más suelen venir por
descuido,
pero quesi secogen á
tiempo
estosprocesos, se les ve se¬guiruna marcha regular, pormás queV. con su seriedad y todos losAlbéitares habidosy por haber con esa hilariedad queV. lespresta para-reirse de los Veterinarios
modernos,
aseguren locontrario.Veo quele ha chocadomucho la adición á las soluciones de fenolydesublimodo(preferibleesta
última) de
dosgramos de ácido tártico ó clorhídrico. Amén de que esa cantidad se suponeha de ser, por la lectura del párrafo que transcribe- 234 -
para
cada cien gramos de solución fenicada ó mil de la su-
blimatada lediré
el porqué de su empleo.
Conocedorde
las ideas de Laplace, el cual afirma que si
se añade áuna
solución de sublimado al milésimo un gramo
de ácido
clorhídrico, ó á otra de ácido fénico al dos por cien¬
toseaumentan
considerablemente las propiedades antisép¬
ticasdela
mezcla;
medecidí á asociar los ácidos podiendo
comprobar prácticamente las afirmaciones del célebre mé¬
dico francés.
Ilespecto
á si convienen más las soluciones acuosas que
las alcohólicas,
si hemos de creer á Dujardin Beaumete, nos
asegura, que
Weber ha demostrado que el alcohol disminuye
el poder
antiséptico del ácido fénico, por lo que proscribe las
soluciones
alcohólicas.
Por último, respetosu
opinión acerca de la época mas
conveniente de
abrir los abcesos, y no me extraña esta diver¬
sidad de pareceres,
cuando hombres muy eminentes no se
muestran muy
acordes sobre este punto; no obstante sigo
creyendo
queel absceso no debe abrirse mientras no se en¬
cuentre en perfecta
madurez; opinión, que si no estubiese
autorizada por
eminentes patólogos, me la hubiese hecho
creer lapráctica.
Dispénsenme
mis queridos lectores de la Guía del Vete-
binarioPráctico, y
dispénseme también el Sr. Alcolea, si
no me extiendo en
más consideraciones por temor de ser
cansado;
despidiéndose de todos su af.™° compañero.
Antonio L. yLopez.
Fuentelencina 6
de Junio de 1890.
— 235 -
Agrión flegmonoso
CON DISTENSIÓN DE LA
CUERDA TENDINOSA
CURADO POR EL
Liporretinolado
ó UnturaCastellanos.
.Se tratade una vacade razaasturiana,muy
corpulenta,que
sin causa conocida se la observó una mañana del mes de Marzo último sin poderapoyar la extremidad abdominal recha en el suelo. de¬
Avisadopor el
dueño,
áeso delas diez de la mañana, para que la viera,imposible
me fué complacerle hasta las tres de la tarde, apesar de ser corto el camino á recorrer desde micasa.Una vez en el caseríomostróseme el animal de que se trata;dad completamenteéste se encontraba deal aire; el pulsopies,teniendoeramásladurocitaday frecuenteextremi¬
que en estado normal, había
fiebre;
mandésacaralcorral, cu¬yo recorrido hizo sobre tres pies.
Al reconocer el miembro afecto
observé,
que la punta delcorbejón
eraasiento de untumorduro y dolorosoal tactocon aumento considerable de volumen; el tendón bifémoro
calcanóideo,
desde la punta delcorbejón
hastaque secubrebajo
los músculosisquiotiviales,
se hallaba inflamado y do¬loroso.
Anamnésticos.—Preguntado
si el animal habíatrabajado
aquellos días, se me
dijo
que no sólonohabíatrabajado
sino quetampocohabíasalido de su plazahacía yaalgún tiempo;
que la víspera porla noche apoyaba las extremidades y
se movía á uno yotro lado al hacerla cama sin que obser¬
varan novedad
alguna
enella, quedurante la noche no se ha soltado ni trabado y que no aciertan á qué atribuiraquel
accidente.En vista de lo manifestadoporel dueño, y no hallando en
la vaca señal
alguna
degolpe ni rozadura,indújome
á creer que la causa del mal no pudo ser otra sino una distensión fuerte delcorbejon
y de su cuerdatendinosa,
bien por unamala postura
del miembro, un susto durante la noche pro¬
ducido porun
objeto cualquiera, levantándose súbitamente,
ó bien
cayéndose de culo sobre el corbejón indicado pro¬
duciendounaflexión
violenta.
Tratamiento.—Los
repercusivos ocuparon el primer lugar
aplicados sin interrupción durante cuatro días; mas viendo
que
nada mejoraba el animal y eran muy intensos los dolores,
pues
el apetito era casi nulo y considerable la fiebre, para
unaatección al parecer
tan insignificante, recurrí á los emo¬
lientes anodinos,
vahos, baños y cataplasmas de malvas y
beleño; se
siguió
conesta medicación en seis días al cabo de
loscuales vino el
apetito, disminuyó algo el dolor y la fiebre
era
insignificante;
peroel tumor de la punta del calcáneo y
el
engrosamiento del tendón persistían en el mismo estado,
áun cuando el
dolor
no eratan pronunciado. Prescribí el
jaboncillo amoniacal al 20 por ciento, á dar dos fricciones
aldia; se inflamó
la parte friccionada resistiéndose á que le
tocaran él animal;
la cojera era intensa; al sacarle fuera para
verleandarlohacía
sobre tres pies; suspendí este tratamiento
alsestodía,
dejándola
endescanso otros seis, y en este tiempo
se lefué
cayendo la
escaraque se formó en la parte, que¬
dando el tumory
la cojera como estaban. Apliqué después
la unción fuerte con
aceite de carralejas y enforvio, y pomada
mercurial yde
cicuta á partes iguales, repitiendo hasta con¬
cluir140 gramos
de este ungüento, persistiendo igualmente
la cojeray
el tumor. Acordándome entonces que tenía en
casa un pote
de Liporretinolaclo ó untara Castellanos, se
me ocurrió usar en
el
casoaquél; apliquéla en la for¬
ma que
prescribe la instrucción, dando todo el contenido
del pote en
dos periodos y á los 10 días de la última se
encontrabalavacatan
aliviada que apenas podía distingirse
lacojera; la
cuerda tendinosa y el tumor duro del calcáneo
disminuyeron
de volúmen casi al normal, y en terreno llano
no podía conocerse
de qué pie había sido la cojera, sólo en
cuesta
pendiente
paraarriba se conocía cierta devilidad del
remola cual
desapareció completamente para los 15 días.
En vista de los
resultados obtenidos con esía untura, que
por
lo mismo que su autor es español y además veteri-
— 237 —
nariono está mas
vulgarizado
en la práctica veterinaria, re¬comendamos álos profesores que tengan ocasión de tratar
una enfermedad, enque estén indicados los vegigatorios y resolutivos, no dejen deensayarla untura Castellanos, pues del resultado de los numerosos experimentos, es como se
sienta un juicio racionalydecisivo sobre la acción de un
medicamento.
1. Guerricabeitia.
Tomamosde la importanterevista El Guiade la salud que
ve la luz quincenalmente en Sevilla, bajo la dirección del Dr. D. JuanFernández-Ballesteros lo que sigue:
La Ciencia
entodas partes.
Decadencia de la Girujía.—Lasinfeccionesyla Dosimetría.—
La sugestiónen estado devigilia.
K1 movimiento que el progreso biene verificando en la humanidades maravilloso.
A medida que la civilización es más perfecta, va
desapa¬
reciendo como por encantolos medios cruentos en todas las esferas.
No hace mucho
tiempo
que las operacionesquirúrgicas
eran horribles: hoy se veriGcan con suma facilidad, sin efu¬
sión apenas desangre ysin dolores.
Peronohaparado aquíel progreso; la electricidad viene á sustituir lasoperaciones
quirúrgicas,
por supoderde vivificar y destruir, de fortificar ydisgregar
en el mismo organismo, cuyo problema ha resuelto de una maneracierta, absoluta y definitiva.Hoy
los médicosrestituyen
elmovimiento álos paralíticos, el andar á los atáxicos,subyugan
los sistemas nerviosos másdesequilibrados,
vencen las más terribles diátesis, las mani¬festaciones artríticas más marcadas, con el auxilio de la me-
taloterapia
y de laelectroterapia.
— 238 -
«En Febrero de 1887—dice el doctor Montplaisir—lleva¬
ron al Instituto dinamodérmico una mujer de 26 años afec¬
tada de una anquilosis
completa
enla rodilla derecha
y atrofiade lapierna. Los cirujanos máseminentes de Paris
habían prescrito la
operación de aquel miembro muerto.»
En aquel tiempo el doctor
Montplaisir publicó
en una re¬vista elresultadosatisfactorio de susexperimentos;y
alguien, queriendo ponerlo
áprueba, envióle la enferma.
«Larecibí con gran
placer—dice el referido doctor—y
hoy,merced
ála dinamodermia, anda
comotodo el mundo,
con su pierna fuerte, sana y
desanquilosada. ¡Vive!
Hay
millares de testigos
quela han visto,
ylos cirujanos
que
deseaban cortarle la pierna podrían también atestiguar
el caso si les pidiésemos ese favor.»
Además, este mismo agente que restituye
la
fuerza,la
energía,la motilidad
yla contractilidad,
quedeshace las ad¬
herencias óseas, quevence
la artritis,
esemismo
agentedis¬
grega,
desorganiza, disuelve
yaniquila los tumores, fibromas
y fibromyomas, que
la Cirugía estirpa con^el bisturí, abriendo
camino á través de las redes más susceptibles de arterias,
venas, nerviosytodas cuantas
afinidades mórbidas existen
en laobra de la Naturaleza!
Apesar
de la pericia, grande sin duda
enmuchos cirujanos
yde los
modernos adelantos, la mortalidad debida á las
ope¬raciones esrespetable.
Yano es necesario recurrir álos medios problemáticos de
la Cirugía. Dejemos
la antisepsia sólo
paralos accidentes,
para las
contusiones
ygolpes,
paratodo
ycualquier trauma¬
tismode que
resulte solución de continuidad.
El arma modernapoderosa esla
electrólisis,
que pasa por eltejido cutáneoy vadirectamente al punto donde
sedirige,
con la misma exactitud que un geómetratirauna
perpendi¬
cular en un plano.
«Lapráctica electrolíticaque
el Instituto preconiza
enestemomento—dice el doctor Montplaisir—es la que enmás
de
un año noha faltado una solavez, no ha causadoun minuto de fiebre, unainflamación, nada absolutamente que
pueda
justificar la idea del provervio: La excepción confirma la regla.
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No ha habido excepción; cien mujeres hansido curadas de
tumores fibrosos, sin queningunade ella digaotra cosasino que fué un verdaderomilagro. Noshan enviado verdaderos moribundos, abandonadosporla Cirugía,ytodosrecuperaron la salud. Y esto sin desgarrar los órganos: sólo con la apli¬
cación de la electrólisisdinamodérmica.»
J. P.
Según Bergmann, en las enfermedades infecciosas agudas
que se señalan por la vegetaciónde bacterias en lasangre,
como en el carbunco, la fiebre recurrente, la tuberculosis aguda, etc., hayuna relación particular entre las bacterias y losglóbulos blancos de lasangre: aquellaspenetran en estos últimos, se multiplicanydeterminan la
desagregación
de los leucocitos y su disolución. Esta disolución explica los signoscomunes de la infección porlos micro-organismos que vege¬
tan enla sangre yIrjintoxicación porciertos fermentos,como la pepsina, la tripsinay lasepsina: una fiebre tifoidea típica,
la tumefacción de los órganos
hematopoyéticos
del bazoydelos ganglios linfáticos, la coloración ictérica de la piel, las
alteraciones gastrointestinalesy la debilidad cardiacaque se presenta rápidamente, estos signos, así comoloa síntomas nerviosos,son precisamentelos que semirancomo patogno- mónicos enlas enfermedades infecciosasagudas.
Sin embargo, los médicos que se apresuran á curar las enfermedades infecciosasconlosantisépticos exclusivamente,
sufren de continuo los más graves desengaños.
Racional y bueno que se tratede combatir la causa de la infección;pero como el organismo humano no es unaplaca
decultivo, en la que pueden destruirse las bacterias sin otras consecuencias, resultaque los antisépticos, porregla general,
cuantomáspoderosos, al par quematanlos microbios suelen matar también alenfermo, sinoprocura el médico conservar las fuerzas vitales, que son las que más poderosamente in¬
fluyen
en contrarrestar las fuerzas morbosas.Los microbios viven y se multiplican apropiándose la energía de los organismos debilitados; por el contrario, su-
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cumben en
aquellos organismos
cuyarobustez
essuQciente
áresistir su invasión, sin cederlessu fuerza
vital.
Las enfermedades noson mas que
el resultado de la lucha
por la
existencia,
enla
que vencesiempre el más fuerte.
Por estolaDosimetríaataca álacausay ásus efectos-, sus medicamentos son excitantesvitalesy
parasiticidas al mismo
tiempo; contales
armasel médico libra la batalla á los mi¬
cro-organismos infecciosos,
conla seguridad de la victoria.
Kn el terreno vitalista es donde únicamente losmédicos pueden
obtener triunfos completos
ysatisfactorios.
Dr. J. Pern.4ndez-Ballesteros.
¡SENSIBLE PERDIDA!
Es verdaderamente la de nuestro especial amigo.
EL
FARMACÉUTICO
DON LORENZO BONETA,
(Q. E. P. D.)
fallecióenGuernica eláia 8de Junio de 1890.
El malogrado,
después de grandes contratiempos
ynopocos disgustos,
abrió
unalindísima Botica
en aque¬llavilla áprimeros
del
añoactual,
ycuando todo le
son¬reía, debido ásuafabletratoy
extremada honradez, ha
venido la muerte ácubrir con su negrosudario tanta
fe¬
licidad.
Laredacción déla GuíadelVeterinario Práctico,
se asocia al profundísimo dolorque
lacera el eorozón
de su atribulada esposa,
madre
yhermano,
yconfía
en DiosNuestro Señor le habráacojido
enla mansión de
los justos.