• Aucun résultat trouvé

El trabajo en red socioeducativa

La construcción de una red socioeducativa lleva asociado la realización de un trabajo, la forma en que éste se realiza, y los matices y características que lo definen como tal.

Figura 6.2. Fases del trabajo en red desde un trabajo independiente a un trabajo colaborativo integrado. (Sabio, 2010).

®

®® ®® ®® ®®

® ® ®

® ® ®

® ® ®

® ® ®

® ® ®

® ® ® ®

1

2

3

4

®= saber

Como se ha comentado anteriormente, las redes socioeducativas son capaces de poner en un mismo plano horizontal a agentes de diversos bagajes profesionales correspondientes a la educación formal i no formal, tales como políticos, investigadores, profesores, educadores, empresarios etc. para dar respuesta a una determinada necesidad o demanda educativa de la sociedad. La forma en la que estos agentes intervienen, se realiza a través de un trabajo conjunto, en “espacios de intersección” (Ballester, et al. 2004, pág. 01), que no se limita a acuerdos de colaboración entre instituciones o servicios (Ubieto, 2007), va más allá de la coordinación y de un intercambio de información.

El término compuesto, “trabajo en red”, “Network” en inglés, o “Practiques de Réseau” en francés, hace referencia al trabajo de colaboración entre profesionales partiendo de un interés común (Ubieto, 2007). Este término se concibe como una forma de trabajar con un enfoque comunitario, donde la colaboración se establece de forma sistemática para prevenir duplicidades, aprovechar más los recursos, estar más coordinado, y a la vez fomentar este tipo de trabajo. La forma de trabajar horizontal en este entramado reticular ofrece la posibilidad de una gran variedad de actividades, una gran diversidad de actores y un gran número de interacciones (Ballester, et al. 2004).

Aunque cuando se hace referencia a "coordinación, interacciones, actores,…", es necesario clarificar un modelo que explicite las finalidades de estas formas de trabajo en el conjunto de una red. Según Ubieto (2007), hay dos claros modelos de trabajo en red:

1. El primero se caracteriza por la protección, es decir, una constante derivación de los casos de un lugar a otro de la red, especializando y fragmentando cada vez más los servicios que dan soluciones a problemas que se podían haber prevenido.

2. En cambio, el segundo modelo, defiende la organización en red, poniendo al problema, en cuestión, como eje central de la red, donde todos los actores que la integran exponen la reflexión sobre sus dudas y preguntas en relación al problema. Este análisis global y esta forma de abordar el problema alrededor de un “vacío de saber”, de un interrogante, fomenta la motivación por trabajar y colaborar juntos (Ubieto, 2007). En este segundo modelo planteado por Ubieto (2007), se basa la experiencia de trabajo en la red Comenius SUPPORT.

Esta metodología de trabajo en red permite compartir información, aprender de la experiencia del otro, evitar la duplicación del trabajo, aprovechar los contactos existentes entre los actores y optimizar los recursos existentes, favoreciendo el efecto multiplicador de los productos que se van a constituir al final del proceso de construcción de la red. En este proceso, la red parte de pequeños grupos con filosofías comunes que maduran haciéndose más complejos, adquiriendo la estabilidad de una red que recoge sus frutos en forma de publicaciones, reuniones, conferencias, seminarios, proyectos compartidos, etc. (Ballester, et al. 2004), como en el caso de la red SUPPORT.

6.5.1. Espacio y Tiempo

El trabajo en una red está ligado a un determinado territorio, como espacio social, y no como una mera dimensión espacial.

Si se asocia el espacio a los modelos compartidos por Ubieto, en el segundo caso, el territorio es un “lugar antropológico donde coinciden unos rasgos identificativos, relacionales e históricos” (Vilar, 2008, pág. 272). Sin embargo, en el primer modelo, este espacio antropológico se convierte en "geométrico", un espacio físico pero no social.

De este modo, se podría decir que “la red es la estructura que se construye en el territorio con la finalidad de incorporar las personas que lo ocupan” (Vilar, 2008, pág. 276). La red socioeducativa necesita de un espacio regular de conversación, interacción y reflexión.

El tiempo es un aspecto tan importante en una red como lo es el espacio. Una red en todas su fases implica tiempo, desde el tiempo previo, donde convergen intereses y expectativas de los actores participantes, que garantice la construcción de la red (Ubieto, 2007); al tiempo dedicado a coordinar las actividades de la red; el tiempo que se le dedican a las actividades en sí mismas y a los descansos; el tiempo para actividades de ocio y tiempo libre; el tiempo considerado para que los productos de la red den sus frutos,…Todo ello se le podría denominar, según Ubieto, como el “timing” del proyecto, que tiene que ser suficiente como para permitir a los participantes interaccionar, intercambiar información, aprender, incorporar nuevos conocimientos, compartir nuevas visiones, intentar dar respuesta a sus interrogantes y realizar sus propuestas. Por ello, la red debe evolucionar a

una velocidad que permita la lluvia de ideas, aunque sin ser ésta excesiva, con un objetivo claro de hacia dónde se quiere llegar.

6.5.2. Aprendizaje

Para hablar de una red socioeducativa tiene que existir el aprendizaje de los participantes, en la que se contemple la producción de un saber colectivo compartido que parte de un “no saber” que requiere la respuesta a interrogantes para producirse un “nuevo saber”, que no existía anteriormente. No se trata de que los participantes de la red, no sepan nada previamente, ellos parten de un saber propio, con el que afrontaran ese “no saber” que les une para darle respuesta, construyéndose un “nuevo saber”, en el proceso de construcción de la red.

Y para ser eficaz en la construcción del “saber”, es necesario tener claro que es importante y que no lo es, y donde se encuentra el fondo del problema a través de la utilización de interrogantes productivos.

De esta forma, se contribuye a la no generalización, adaptándose a dar respuesta a cada caso en concreto, sin intentar pensar antes a que clase pertenece este tipo de problema, o en nuestros propios prejuicios sobre el tema en cuestión, para dar paso a los “inclasificables”

(Ubieto, 2007).

6.5.3. Actores

Los actores dentro de la red, al igual que lo hacen el espacio y el tiempo, tienen como función contextualizar la red, es decir, especializarla cada vez más aportándole complejidad y riqueza. En esta contextualización los actores aportan identidades: territoriales, por provenir de un cierto país o cultura históricas y/o por existir en el tiempo en el que se da la cuestión o necesidad a tratar; y profesionales, por disponer de un bagaje formal o no formal, que le ha llevado a ser seleccionados para abordar esa cuestión de forma colaborativa. La “identidad profesional” (Vilar, 2008, pág. 274) en este tipo de trabajo, puede ser un arma de doble filo, en primer lugar, ese bagaje es lo que le ha lleva a cada agente a participar en la red, pero, por otro lado, como asegura Vilar, el trabajo en red requiere que ese agente renuncie a parte de su identidad para poder construir conjuntamente

nuevo conocimiento compartido. Esta forma de pensar responde a códigos deontológicos transprofesionales y son construidos de forma interdisciplinar entre los diferentes agentes.

Para que los actores de una red desempeñen una función en red, es necesario que las acciones que se desarrollan por cada uno de ellos sean de responsabilidad compartida, no existiendo un culpable; y de responsabilidad distribuida, donde cada uno sepa cuál es su función, que está capacitado para desempeñar y, que a su vez, esta interconectada con muchas otras. Esa idea de corresponsabilidad, por ser una red, se ha de llevar al plano de la igualdad en relación al poder o control sobre los demás, donde cada una de las aportaciones que realizan los actores en su función es considerada como valiosa y significativa para la red. Esta corresponsabilidad no ha de ser entendida como excusa para delegar responsabilidades que corresponden a la función que desempeñe cada uno, y menos cuando se trata de aspectos estructurales en la organización de la red que impidan el buen funcionamiento de ésta como son los requerimientos especiales nutricionales o los espacios de colaboración que aseguren la interacción y la reflexión (Vilar, 2008). Dentro de esta corresponsabilidad de igual a igual, no está reñido el liderazgo para asegurar la supervivencia de la red (Alsinet, et al. 2003).

Hasta el momento en lo referente a los actores de la red, faltaría mencionar la voluntad de éstos para implicarse en la cuestión a tratar de forma activa y responsable, y la predisposición que este agente posea en ese determinado momento y espacio, para precisar cuál puede ser su aportación concreta (Vilar 2008). Es decir, no es suficiente con un buen espacio en un momento adecuado, para que sean abordadas las cuestiones de la mejor manera, nadie va a venir a decir cómo se han de realizar las cosas, sino que todos tienen que poner de su parte.

6.6. La construcción de la red Comenius SUPPORT como una red