• Aucun résultat trouvé

Condicionantes del trabajo en red

6.3. Principios y propiedades del trabajo en una red socioeducativa

6.3.2. Condicionantes del trabajo en red

A continuación se definen algunos de los condicionantes del trabajo en red:

Capacidad de decisión: la capacidad de poder tomar decisiones conjuntamente, en un plano de igualdad, es un condicionante fundamental para poder llegar a conseguir un producto derivado de la red, previo a un consenso de acuerdo con los intereses compartidos en un principio o posteriormente.

Territorialidad: la red está ligada a un determinado territorio, como espacio social, y no como una mera dimensión espacial, donde se producen las interacciones, emergen:

dificultades, contradicciones, limitaciones, posibilidades,… y se dan respuestas a demandas que surgen de problemáticas asociadas a un determinado contexto. “Somos y ocupamos un espacio social de una determinada manera, en función de las interacciones que mantenemos con los demás; nadie se hace solo” (Vilar, 2008, pág. 272). Por otra parte, la delimitación de un territorio para el trabajo en red tiene en cuenta las diferentes configuraciones territoriales que existen dentro de éste, como los territorios vinculados a los diferentes participantes de la red: por su procedencia o identificación con éstos (¿tú, de dónde eres?), o debido al territorio donde tiene lugar su actividad cotidiana (¿en qué territorio actúas?).

Creatividad: la morfología del trabajo en red facilita que la aportación de cada uno de los participantes se lleve a cabo de forma conjunta, tanto respecto a lo que ellos piensan que pueden aportar, individualmente; como en relación a lo que ellos no prevén, gracias al desencadenante de nuevas ideas y visiones compartidas e integradas que despierta el trabajo colaborativo. Es decir, la aportación de un miembro genera interés y motivación en los demás para seguir aportando o haciendo cosas (Gutierrez. J., 2009).

Solidaridad: la acción de respuesta a una necesidad o problema de interés común, no podría realizarse sino es desde un punto de vista de sensibilización con este problema común, que puede que no nos afecte directamente, y de solidaridad con el resto por querer colaborar con el resto de agentes, para darle una respuesta compartida.

Implicación: la participación en una red no se habría de quedar en un mero compromiso de voluntariedad con una determinada predisposición, sino que habría de ir más allá, pasando por la corresponsabilidad mutua, adoptar un compromiso de implicación colectiva, que vaya acompañado de un proceso de negociación y reflexión con el resto de participantes sobre los criterios que han de regular esta implicación y definiendo el rol o papel de cada agente.

Flexibilidad/ Adaptabilidad/ Capacidad de supervivencia: son resultantes del dinamismo de una red. Tras una causa que genera una alteración en algún elemento de la red, ésta es flexible, cambiando de estructura, adaptándose a su nueva situación más estable, para poder sobrevivir.

Conciencia de comunidad: la red se construye por una comunidad, entendiendo como tal, un grupo social capaz de establecer vínculos basados en la reciprocidad y en el compromiso global de sus miembros, implicándose colectivamente en los intereses comunes de estos últimos. Esta forma de organizarse en una comunidad da ejemplo y levanta esperanzas de conciencia comunitaria sobre el resto de agentes que conforman el territorio.

Intencionalidad: el interés de cada uno de los actores viene dado por la intención que éstos tienen de tomar parte en aspectos de interés individual, en un principio, para pasar a compartir éstos de forma colectiva y poder llegar a una intencionalidad de actuación compartida.

Sistematicidad: hago alusión a este condicionante para tener en cuenta la red como “un todo”, la red como “unidad”, una visión holística, donde todo está relacionado, directa o indirectamente, y no para referirse a la idea de sistema como transformación de energía.

Formalizar (formal, no formal): se entiende el proceso de formalizar una red como la necesidad que ésta plantea por incorporar diversidad, en cuanto a los agentes sociales que en ella participan, no sólo tratándose de servicios especializados, en el asunto de interés común (Vilar, 2008).

Transprofesionalidad: en una red se debería dejar nuestras identidades profesionales ligadas a intereses individuales, para poner estas identidades como oportunidad de generación de nuevo conocimiento compartido. Esta forma de pensar responde a códigos deontológicos transprofesionales, que a diferencia de los profesionales, éstos intentarían dar respuesta a las demandas de los ciudadanos de forma interdisciplinar y no aferrándose nada más a una sola disciplina para abordar el problema (Vilar, 2008).

Hay que tener en cuenta los objetivos y finalidades que guían el funcionamiento de la red y contraponerlos a los propios. Esto permite que haya un trabajo cooperativo entre los miembros de la red (Guilera, Espinet, Pujol, 2007).

Liderazgo: dentro de esta corresponsabilidad de igual a igual, no está reñido el liderazgo, entendido como aquellos elementos de la red que tienen la capacidad de condicionar la supervivencia de la experiencia en un futuro (Alsinet, Riba, Ribera, Subirats, 2003). El poder está descentralizado, lo que permite que la red pueda ser liderada por muchos elementos, es decir, que haya un multiliderazgo. Por lo tanto, es necesario, por un lado, la responsabilidad de saber tomar el liderazgo y de renunciar a ello cuando las circunstancias cambien, es decir, que los líderes sean efímeros y sepan dejar de serlo para dar paso a otros (Guilera, Espinet, Pujol, 2007).

Figura 6.1. Relación entre los principios, los condicionantes y las propiedades del trabajo en una red socioeducativa (Sabio, 2010).

El hecho de que la red esté regulada por esta serie de principios y condicionantes, hace que se deriven de éstos unos valores compartidos por los participantes a los que denominamos propiedades del trabajo en red.

En la Figura 6.1, se sintetizan las relaciones entre los principios del trabajo en red, los condicionantes del trabajo en red y las propiedades que se derivan de ambos, que se proponen en este trabajo de investigación.

6.4. ¿Cómo se construye una red socioeducativa?

Este trabajo se basa en la visión de Jesús Vilar sobre la construcción de una red socioeducativa, en su artículo “Implicaciones éticas del trabajo en red y la acción comunitaria” (Vilar 2008).

Una red socieducativa, se plantea como un campo de aprendizaje, donde se dan factores como la reflexión, la investigación y el estudio, independientemente de los asuntos que ésta aborde. Una red se piensa en forma de sistema, que no permanece estático, sino que evoluciona de forma constante, y es aquí donde se requiere “un importante esfuerzo de metacognición” (Vilar, 2008, pág. 271). La red como sistema es consciente: tanto de aquellas herramientas y estrategias que utiliza para que se dé la existencia del aprendizaje entre los participantes, como del propio conocimiento y visiones compartidas que se han ido construyendo en cada una de las situaciones y contextos, ligadas a un espacio-tiempo.

Esta perspectiva sistémica en el proceso de construcción y mantenimiento de una red, también debe entenderse desde la diversidad de los elementos que la integran y que diferencian un sistema de otro, como: la capacidad de actuación de los agentes, las funciones o roles que adopten cada uno de ellos, o las fortalezas y debilidades del sistema.

De tal modo, que el sistema o red no es visto como la suma de elementos estructurales sino como el tipo de interacción que ocurre entre estos. Por lo tanto, buenos agentes sociales no constituyen necesariamente una buena red.

De este modo, una “buena” red, se va conformando a medida que gana complejidad y riqueza con la experiencia. Según Vilar, una red empieza siendo un sistema novato, sencillo, que se va adaptando y reaccionando a las dificultades a medida que estas van

transcurriendo, evolucionando luego a un sistema experto, complejo, que tiene la capacidad preventiva de responder a estas dificultades, antes de que estas ocurran. Se puede decir que la característica cualitativa que difiere en estos dos sistemas, estriba en la superficialidad o profundidad con las que cada uno aborda los problemas, el novato pudiera resolver los problemas basándose más en la interacción que se deriva de sus elementos, no afectando al núcleo del problema; en cambio, el experto permite aprovecharse del conocimiento generado para tratar el problema de forma más profunda y crear respuestas mucho más certeras. Se podría decir, entonces, que no se trata de una buena respuesta, sino de la mejor respuesta adaptada al momento y al contexto en el que surge la pregunta a la que se responde.

A medida que se va generando experiencia en una red, se va ampliando la capacidad de aprendizaje de la red y la nueva información incorporada junto al nuevo conocimiento compartido construido. “En este sentido, la red es una estructura de captación, procesamiento, control y elaboración de información que revierte en el espacio social donde opera. Es un espacio de creación y de previsión” (Vilar, 2008, pág. 271).

La imagen de una red no es solamente un entramado de nodos interconectados a modo de tejido, una red puede cambiar su estructura en función de los cambios de cada momento y/o situación, es decir, tiene dinamismo, cambia con el tiempo, y es flexible, se adapta a los cambios, por lo que esta estructura puede adoptar una morfología “en árbol”, cada vez más ramificada y especializada. Esta estructura “en árbol” evoluciona según el cambio de actitudes profesionales, orientado por la transformación del trabajo independiente de los agentes, en una fase temprana de una red, a un trabajo colaborativo e integrado con los demás agentes, en una fase madura de una red. De la propiedad de flexibilidad podemos extraer la capacidad de una red para evolucionar de pequeños círculos con circuito cerrados a un plano abierto de transversalidad entre iguales, según las características de cada contexto. Los actores implicados requieren de un tiempo previo para converger en intereses y expectativas, en el modelo de la red.

De este modo, Vilar distingue 4 fases por las que pasa una red en esta transformación del trabajo independiente a un trabajo colaborativo e integrado con los demás agentes, que posteriormente se pueden ver representadas gráficamente (Figura 6.2):

1) Ausencia de comunicación e ignorancia recíproca: Se dan propuestas independientes que pueden llegar a ignorarse. No existe ninguna estructura de red

2) Coordinación: se dan propuestas independientes multidisciplinares a las que se les reconoce el valor de proyectos distintos al propio. Se trata de un “darse a conocer”.

Primer esbozo de red.

3) Cooperación: Se construyen propuestas interdependientes de forma simultánea desde la cooperación (Interdisciplinariedad), dónde los agentes aportan saberes para un objetivo común. Primera estructura de red

4) Construcción conjunta: trabajo colaborativo, donde se construye conocimiento con las diferentes disciplinas o saberes en interacción. Se preocupa más por dar respuestas centradas en el problema que en quiénes dan estas respuestas. Red sistémica.