• Aucun résultat trouvé

Delanty (2006) realiza un importante trabajo al tratar de organizar las diferentes conceptualizaciones sobre comunidad y desarrollar una clasificación caracterizada por la dimensión social, cultural y política del concepto de comunidad. Esta clasificación comprende la comunidad: urbana, política, de comunicación, posmoderna, cosmopolita, y virtual.

A. La comunidad urbana

El concepto de ciudad tiene una estrecha relación con el de comunidad en la concepción de Delanty (2006). La ciudad es un núcleo formado por densas relaciones sociales interconectadas basadas, en un principio, en su autonomía. Más tarde, la autonomía de la ciudad fue absorbida por la Nación-Estado, perdiendo su identidad.

A mediados de la década de los ochenta, la visión de la ciudad parece haber cambiado totalmente respecto a la idea de comunidad de la modernidad. La globalización de los mercados, marcada por el final de industrialización, ha dado lugar a una sociedad global, que parece estar acabando con la conexión ciudad-comunidad existente, destruyendo la noción de la localidad. Esto ha dado paso a los movimientos globales y a una nueva concepción del espacio de la comunidad en la ciudad. Algunos autores como Castells ven lo global cómo una herramienta que potencia lo local, sobretodo refuerza los gobiernos locales (Delanty, 2006).

Castells (1994) contempla las limitaciones de la globalización cómo nuevas oportunidades para potenciar la ciudad europea, así como afirma en diferentes de sus estudios (Castells,

1983, 1989 y 1994), que la ciudad puede reinventarse. Gran parte de la responsabilidad de la potenciación de la ciudad recae sobre los movimientos sociales cómo expresiones de comunidad, dónde se producen vínculos de significado. Para Castells (2002) los movimientos sociales urbanos son síntoma de demandas urbanas sobre las condiciones de vida y el consumo colectivo, la búsqueda de una identidad colectiva basada en los intereses comunes de los ciudadanos, una fijación por la economía política local y la participación ciudadana. La comunidad urbana, a través de la globalización, se acerca a la idea de aldea global.

Según Delanty (2006), una estructura espacial alternativa para la comunidad, podría ser la propuesta por Edward Soja (1996) con su concepto de “tercer espacio” que, más allá del espacio “real” y del espacio “imaginado”, recogería la idea de espacio vivido de Lefebvre.

La idea de “nosotros” cómo comunidad, hace pensar en la búsqueda de una estrategia de protección que adopta formas del autoritarismo, fomentado la diferencia de lo que une a la comunidad respecto a “los otros”. Por eso es importante, promover iniciativas en la comunidad local que realcen la confianza, la solidaridad, la participación y el autosostenimiento. Crear formas de comunidad en un marco de sostenibilidad, podrían ayudar al uso efectivo del espacio urbano y la minimización del consumo.

A modo de conclusión, Delanty (2006) caracteriza la comunidad urbana por lo siguiente:

 Su tendencia a la comunidad comunicativa: se basa en el abandono de la idea de comunidad cómo diferencias culturales basadas en la identidad colectiva de la clase trabajadora multicultural. El objetivo a cumplir sería crear una lengua común mediante la cual los miembros de la comunidad puedan expresar las experiencias colectivas. Es decir, crear discursos para la expresión de competencias comunicativas que permitan aprender a reflexionar y establecer nuevas definiciones y significados para el trabajo, las relaciones sociales y el entorno material.

 Su tendencia a ser una comunidad constructivista: la comunidad se construye gracias a la sociedad, que gana importancia respecto a la localidad.

Con un fuerte componente local, en cuanto al reconocimiento moral y la construcción de identidades personales, a diferencia de la comunidad política y de la comunidad cultural.

“Las comunidades locales tienen que ser capaces de poner voz a las identidades culturales,

más que ser vistos como una expresión cultural de colectividades o categorías espaciales que deben organizarse como receptores de los servicios del Estado” (Delanty, 2006, pág.

93).

B. La comunidad política

El concepto de comunidad, desde un punto de vista de filosofía política, tiene una fuerte naturaleza normativa, basada principalmente en los fundamentos cívicos del sistema de gobierno, según el comunitarismo. La conexión entre la sociología y la filosofía política comunitaria se trata en la visión de la comunidad como un modo de pertenencia que, más allá del ámbito institucional y territorial, abarca deseos y creencias (Bellah, et al. 1996 según Delanty, 2006). La participación, la lealtad, la solidaridad y el compromiso, son aspectos que interesan en la comunidad (Selznick, 1992 según Delanty, 2006).

En el comunitarismo, el término de “comunidad” ha adquirido diversas tendencias, pasando por el comunitarismo liberal, el pluralismo radical, el republicanismo o comunitarismo cívico y el comunitarismo gubernamental. En este trabajo, nos vamos a centrar en las dos últimas versiones del comunitarismo en relación con la comunidad política, por ser más actuales (Delanty, 2006).

1) El republicanismo cívico

La comunidad se basa en el capital social y la participación pública. Se trata de extraer la política del Estado para introducirla en el ámbito público formando una comunidad política autogobernada. El individualismo alcanza su máxima expresión en la vida pública, dónde el interés público y los objetivos colectivos son los aspectos que más importan en la formación de la comunidad, y se muestran mediante la participación en la sociedad civil, a través de asociaciones y actos voluntarios (dimensión radical de la ciudadanía). Existe un concepto activo de ciudadanía.

El declive de la comunidad se mide por el declive del capital social, mostrado a través de la apatía, el desinterés por uno mismo y la desvinculación de la vida pública. La comunidad se crea y moviliza a través del capital social, y el compromiso cívico y la confianza, relacionados con éste, es lo que la mantiene. La comunidad es un ejemplo de promoción de valores de confianza, compromiso y de solidaridad, que hacen que surja la democracia. La responsabilidad social recae sobre la sociedad civil, más que sobre el Estado, de forma que

el Estado y las instituciones públicas dependen del lenguaje común de la sociedad civil, si esto funciona prosperará la democracia que se caracteriza por la confianza. Se podría afirmar que el capital social equivale a la política de gobierno (Putnam, 1999, según Delanty, 2006).

Según Delanty, 2006, en las “comunidades del recuerdo” de Bellah (1996), la comunidad se considera parte de las vidas de mucha gente que recurren a ella en prácticas diarias mediante el recuerdo, también son “comunidades del compromiso”, debido a las prácticas de solidaridad.

En oposición a lo que afirma Putman, Bellah cree que el individualismo se mantiene en la comunidad sin, por ello, acabar con ella. Además, es difícil que el voluntariado pueda resolver los problemas más importantes de la sociedad, aparte de encontrarse entre los estratos mejor situados, sobretodo en la sociedad estadounidense, no llegando esta ayuda a los que más lo necesitan. Sennett (1998), en cambio piensa que el capital social es un aspecto importante en la comunidad, pero no lo ve como un conjunto moral de valores.

2) El comunitarismo gubernamental

El comunitarismo se ha convertido en un discurso “gubernamentalizado”. Los términos de

“nación” y “sociedad” se convierten en intercambiables. El término de “comunidad” se emplea en política, por ser un término impreciso que puede adaptarse fácilmente tanto a ideales de derechas como de izquierdas. La comunidad se vuelve gubernamental a través del discurso, en la que se formula la política a seguir, en cuanto a nuevas tecnologías de poder y de gestión social. La comunidad se vuelve como un sector para el gobierno.

El discurso es de “tercera vía”, dónde hay un “tercer espacio” en el que el discurso de comunidad responde a nociones de voluntariado, obras caritativas y cuidado auto-organizado. El sujeto que pertenece a una comunidad, es una persona que tiene obligaciones cívicas y compromisos morales con la sociedad, lo que alivia de carga de responsabilidad al Estado y produce la gubernamentalización de la comunidad, mediante diferentes discursos (Rose, 1999, según Delanty, 2006).

La comunidad también es entendida como un conjunto de valores morales de una ciudadanía responsable y participativa. Estos valores hacen que los ciudadanos sean voluntarios y disciplinados en cuanto al orden de la comunidad y vecindarios, absolviendo

al Estado de la responsabilidad de la sociedad, a través de un consenso que ya existe o se puede crear sin problemas. Se trata de una comunidad receptiva en relación a las “virtudes sociales” y a los “los valores básicos establecidos” (Etzioni, 1995, 2001, según Delanty, 2006). Esta visión es incompatible con la diversidad y la diferenciación social y absuelve al Estado de la responsabilidad de la sociedad.

A modo de conclusión, Delanty (2006) caracteriza la comunidad política por lo siguiente:

 Constituir una idea postradicional de comunidad, basada en el comunitarismo y opuesta al individualismo moral.

 Dar más relevancia a los derechos culturales (diferentes de los sociales) que a la diferencia cultural, en la formación de la comunidad.

 Una dimensión cívica y normativa de la comunidad, el capital social, lo que desencadena sentimientos morales y virtudes cívicas (a diferencia de la dimensión política) que crean grupos homogéneos independientes, es decir, crean agencia.

 Una unión de valores, solidaridad y apegos compartidos.

 Conformarse por grupos pequeños, más que por la ciudadanía, caracterizados por el voluntariado y el patriotismo.

 La sensación de pérdida de comunidad.

 Ser incompatible con el multiculturalismo, estableciendo a los conflictos culturales como causas del destrozo de las comunidades culturales.

C. La comunidad de comunicación

Se trata de las “comunidades de dimensión” o “comunidades de resistencia”, que van más allá de una visión de una sociedad alternativa, sino se trata de un “proyecto comunicativo que se forma en la dinámica de la acción social” (Delanty, 2006, pág. 144).

La dicotomía comunidad e individuo no es incompatible, la expresión individualizada puede ser compatible con la participación colectiva, atraída por su deseo de liberar la creatividad cultural y su deseo de reconocimiento. El individualismo es la base de la acción colectiva, que proviene del compromiso con una causa comunal de un objetivo colectivo.

El individualismo y la autonomía personal expresado en un sentido de compromiso de responsabilidad pública colectiva, a través de movimientos sociales, ha sido de gran ayuda para la política ecológica que valora la contribución de cada persona. La comunidad como

acción colectiva de movimientos sociales es un acto comunicativo que es lo que produce vínculos de significado (Melucci, 1996, según Delanty, 2006).

La comunidad, basada en los nuevos movimientos sociales, es dinámica e imaginada en cuanto a la búsqueda de una sociedad alternativa a la cotidiana y de consumo de recursos, y tiene como objetivo colectivo la transformación social (Delanty, 2006).

Autores como Habermas (1989, según Delanty, 2006) defiende el punto de vista de mundo de vida compartido y comunidades de comunicación, cómo forma de acción social basada en la lengua que nos ayuda por un lado, a deliberar y llegar al consenso, y por otro, para ser crítico y reflexivo. La comunidad está abierta y ofrece posibilidades políticas. Habermas distingue dos formas de operar en la comunidad: a nivel de integración social y a nivel de conciliación de conflictos. Los espacios comunicativos que se generan son la esfera pública y la ciencia. La comunidad es transformadora y está en desarrollo, nunca está completa.

Existen múltiples comunidades.

A modo de conclusión, Delanty (2006) caracteriza la comunidad de comunicación por lo siguiente:

 Se comienza a dar más relevancia al individuo que a la sociedad, en la formación de la comunidad.

 Ser constructivista: la comunidad definida por un conjunto de prácticas que constituyen pertenencia, en lugar de por estructuras que se basan en valores culturales.

 Ser contemporánea: las comunidades se crean, no se reproducen, a través de la expansión de una comunidad de referencia que se basa en la comunicación, creando discursos, vínculos de significado y horizontes abiertos (apertura de la comunidad).

D. La comunidad posmoderna

Según Delanty (2006), en la comunidad posmoderna la pertenencia es más fluida y porosa, da lugar a múltiples pertenencias y a una constante búsqueda de la pertenencia debido a la inseguridad. La comunidad posmoderna se expresa por su diferencia como multiplicidad de yos y capacidad de autonomía; su contingencia e incertidumbre; ser algo que va más allá de la unidad; ser abierta, liminal, nómada, móvil, emocional y comunicativa; estar fracturada y con un sentido de pérdida; y formada por sociedades heterogéneas, no simbólicas. “Las comunidades posmodernas surgen para llenar el vacío de las comunidad contemporánea

que ha surgido como consecuencia de la apertura de la cultura a formas expresivitas de individualismo” (Delanty, 2006, pág. 174). En su sentido de pérdida, la comunidad posmoderna se considera como algo imposible, se trata de una idea de pérdida como algo que no se poseyó y nunca se tuvo. El yo encuentra su identidad en la relación con “los otros”, aunque “la comunicación no es un vínculo”. La comunidad no se expresa ni a través del individualismo ni de la colectividad, simplemente comparte y va más allá de la unidad.

La comunidad posmoderna es reflexiva y se pregunta de forma constante por su pertenencia social. Para ser reflexiva debe ser cada uno “uno mismo”, se constituye en “sin espacios" y da lugar a productos abstractos; se reinventa constantemente. También se le denomina comunidad “infundada” (Lash, 1994, según Delanty, 2006).

Las comunidades posmodernas son “emocionales” debido a la transformación cultural de la sociedad contemporánea y a su inestabilidad. Están basadas: en una proximidad sin espacio; en agrupaciones temporales sin territorio; en redes abiertas; y en la incertidumbre, por lo que son dispersas, ocasionales y responden a formas de consumo.

Maffesoli (1996) también las llama “Tribus” (según Delanty, 2006).

A modo de conclusión, Delanty (2006) caracteriza la comunidad posmoderna por lo siguiente:

 Ser reflexivas, creativas y conscientes de sus límites.

 Su apertura de la comunidad: fluidez de las relaciones entre el yo y el otro.

 Surgir en un espacio liminal: espacios “intermedios” de la vida cotidiana de las personas, que cada vez adquieren más importancia.

 Dar lugar a formas débiles de comunidad aunque significativas.

 Tienen una noción transformadora de la “cultura de masas" de la sociedad contemporánea, basada en la “tribalización de masas”.

E. La comunidad cosmopolita

La comunidad global o cosmopolita se forma de la mezcla de lo local con lo global, no se define por el espacio o el tiempo, y permite tratar asuntos de naturaleza local, política y cultural, sin estas restricciones. Se trata de una clase de comunidad que va más allá de las

fronteras del estado nacional y de la Sociedad. La globalización permite que la comunidad cosmopolita se exprese en dos tipos de comunidades:

 Comunidades mundiales, poseen un alcance global y reconocen un único mundo y humanidad universal, son lo opuesto a la comunidad local.

 Comunidades transnacionales, “surgen de la apropiación de lo global por parte de lo local” (Delanty, 2006, pág. 194), consideran un mundo global para alcanzar a lo que ellas quieren llegar, a través de proyectos de base local. Constituyen formas migratorias, diaspóricas o híbridas. Se basan en la movilidad de un lugar a otro, y la mezcla cultural.

Ambos tipos de comunidades podrían combinarse, aunque en muchas ocasiones la comunidad transnacional surge como reacción de las mundiales. La Sociedad puede dar lugar a diferentes formas de pertenencia, desde transnacionales a locales.

A modo de conclusión, Delanty (2006) caracteriza la comunidad de cosmopolita por lo siguiente:

 Partir de una comunidad de referencia, desde la que se establecen discursos de pertenencia indefinidos, que crean múltiples formas de comunidad.

 Dar lugar a diferentes formas de comunidad, “delgadas” o “gruesas” en función de las fuerzas de los vínculos sociales.

 Constituirse por comunidades: mundiales (sociedad civil global, cristianismo, islamismo, comunismo, responsabilidad ecológica global, aspiración a la democracia, respuesta a los atentados terroristas del 11S,…) que establecen formas delgadas;

transnacionales (migración, campos de refugiados,…) que tienen conciencia global pero potencian lo local, por eso, son gruesas y delgadas, respectivamente; y virtuales.

 Ser comunidades de comunicación basadas en una pertenencia discursiva

 Su movilidad

F. La comunidad virtual

Las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) han dado lugar a las cibercomunidades o comunidades virtuales. Las comunidades virtuales se componen de formas de relaciones sociales fluidas y temporales, que se basan únicamente en la comunicación, dónde el espacio, la localidad y las relaciones simbólicas no juegan un papel

importante en la definición de esta comunidad, y tienen como objetivo compartir información (Delanty, 2006).

Hoy en día la comunicación global da lugar a las formas de pertenencia más relevantes, a través de la tecnología como herramienta, que se caracterizan por la “velocidad” y “la distancia como proximidad”, de la era global en la que vivimos.

Las nuevas tecnologías son “culturales”, en la medida que se han entremezclado en los quehaceres de nuestra vida cotidiana, se han “socializado” y “personalizado”, son capaces de transformar las relaciones sociales que se dan en nuestras vidas.

Las comunidades virtuales son “comunidades en red”, ya que, de otra forma, podrían no existir en nuestra vida cotidiana. “Las comunidades son redes de vínculos interpersonales que proporcionan sociabilidad, apoyo, información, un sentimiento de pertenencia e identidad social” (Wellman, 2001, según Delanty, 2006, pág. 216).

Las comunidades virtuales tienen una dimensión imaginaria no opuesta a la real, la virtualidad no está reñida con la realidad. Estas realidades son alternativas a los espacios públicos informales, vías de escape de lo real. Castells (2002) justifica la realidad de la virtualidad como nivel de experiencia y afirma que transforma las realidades sociales.

También aprecia las diferencias sociales y culturales entre los tipos de usuarios y sus diferentes propósitos. Este autor califica a la comunidad virtual como realidad social, no a modo de sustituto de relaciones sociales diarias sino a modo de mantenimiento de redes sociales ya establecidas (familia y amistad), que tienen capacidad de democratización.

Las comunidades virtuales son efímeras y desmasificadas, lo que da lugar a comunidades

“delgadas”, no basadas en vínculos fuertes, y a menudo formadas por extraños que se mantienen en el anonimato, en oposición a las “gruesas” tradicionales. Esta visión se asemeja a un tipo de comunidad posmoderna más allá de la unidad y da lugar a

“comunidades efímeras” que pueden reforzar las relaciones existentes, pero, difícilmente, pueden crear nuevas, por eso se entienden como “redes de sociabilidad” (Castells, 2001).

Las comunidades virtuales se expresan a través de formas indirectas de relación social, en redes densas, para compartir un interés, más que para vincular a gente de diversas áreas de actividad, lo que establece “identidades categóricas” como identidades compartidas, por lo

que son un complemento de las formas existentes de comunidad (Calhoun, 1998, según Delanty, 2006).

A modo de conclusión, Delanty (2006) caracteriza la comunidad de virtual por lo siguiente:

 La movilidad en redes de comunicación sociales globales

 No poseer restricciones de espacio y tiempo

 Ser creadora de mundos políticos y sociales

 Ser imaginada en una cultura de “virtualidad real”

 No generar nuevas formas firmes de compromiso, no crear nuevas formas de comunidad.

 Incrementar las formas de pertenencia local, a través de las TIC, facilitando expresiones de pertenencia y potenciando las redes de comunidad.

 Ser comunidades de comunicación

A continuación, se muestra la Tabla 5.1, que resume las características que definen a los tipos de comunidad que hemos citado anteriormente, para poder visualizarlas más fácilmente:

5.4. Reflexión sobre el tipo de comunidad que construye la Red