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Parametrización gestual

Dans le document un enfoque verbo-tonal de la enseñanza- (Page 180-185)

II. SEGUNDA PARTE — ESTUDIO EXPERIMENTAL

6. VARIABLES Y PARÁMETROS

6.3. Variables gestuales

6.3.2. Parametrización gestual

En todo estudio que tenga por objeto la gestualidad, se impone la caracterización de sus componentes, esto es, los gestos. Si bien, como ya se ha apuntado, estos traducen una cierta relación con el espacio que se define por su dinamicidad, ciertamente los gestos están igualmente sujetos a las coordenadas temporales117.

116La controversia terminológica entre gestualidad y motricidad no es ajena a la metodología VT, en cuyo seno no faltan los partidarios de utilizar uno u otro término. Prueba de ello es que el creador del enfoque VT empleó en buen parte de sus escritos el término “motricidad” pero también el de “gestualidad”. Este debate terminológico podría explicarse por el hecho de que se ha recurrido a ambos fenómenos en las prácticas VT. Así, por ejemplo, constituye una praxis habitual en la reeducación de niños con deficiencias auditivas recurrir a los movimientos de todo el cuerpo (incluidas las extremidades inferiores) para incidir en la percepción y, por ende, en la producción de ciertas unidades fonemáticas, por ejemplo. Del mismo modo, en la práctica docente, se suele utilizar una fuerte pisada para marcar el acento oxítono del francés en la enseñanza-aprendizaje de ese idioma como lengua extranjera.

117 Esta caracterización temporal, más abstracta, no resulta arbitraria sino que responde a una “lógica” interna que se manifiesta en distintos órdenes. Así, como ya demostró Piaget en su obra El desarrollo de la noción del tiempo (1943/1981), en la evolución psicogenética del niño, la noción de espacio, que se desarrolla a partir del “yo”,

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6.3.2.1. Los movimientos

Una de las caracterizaciones más utilizadas en el método VT, cuando menos en el ámbito de la reeducación del habla y de la audición, es la desarrollada por el coreógrafo Laban (1956; 1971; 1984), para quien, como se ha indicado:

“Todo movimiento tiene lugar al trasladarse el cuerpo o partes del cuerpo de una posición espacial a otra. Por consiguiente, cada movimiento puede explicarse parcialmente mediante esos cambios espaciales de posición.

Empleando términos comúnmente aceptados de nuestro idioma, podemos describir el punto exacto en el que comienza un movimiento; de la misma manera, podemos definir el punto al que conduce un movimiento, o al que llega. La unión de esos dos puntos es la

“trayectoria” por la que se desplaza el movimiento” (Rudolf Laban &

Ullmann, 1984, p. 89).

A partir de su experiencia personal como coreógrafo, Laban caracterizó los movimientos recurriendo a los siguientes parámetros118:

- FUERZA (fuerte – débil) - ESPACIO (periférico – central) - TIEMPO (lento – rápido) - FLUJO (libre – sostenido)

ocurre en una etapa más temprana que en el caso del tiempo. Por otra parte, en un ámbito más propiamente lingüístico, los procesos de gramaticalización, uno de los principales motores del cambio lingüístico de todas las lenguas que responden, por tanto, a patrones universales, el espacio suele ser objeto de una relectura metafórica en términos temporales (por definición más abstractos) y éstos a su vez de una reinterpretación también metafórica (todavía más abstracta) en términos lógicos. Baste citar a este respecto el caso del adverbio luego en español, que proviene etimológicamente del latín locus (“lugar”), que ha dado lugar a un sentido temporal cuando está dotado de acento (“más tarde”) para posteriormente adoptar un significado consecutivo cuando funciona como clítico y es, por consiguiente, átono (“Pienso, luego existo”). Finalmente, no parece tampoco casual que la caracterización del espacio y la del tiempo compartan un gran número de adjetivos como “largo”, “corto”,

“breve”, “interminable”, entre otros muchos.

118 La combinación de estos cuatro factores le permitió generar las ocho acciones básicas de esfuerzo: golpear, flotar, cortar, deslizar, torcer, palpar, presionar y sacudir.

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Huelga decir que la caracterización llevada a cabo por Laban constituye una herramienta de utilidad indiscutible para caracterizar un fenómeno evanescente como es el caso del gesto que, por su carácter dinámico, presenta no pocas dificultades a la descripción. Sin embargo, algunos parámetros, como es el caso del “espacio”, consustancial, como se ha indicado, a la noción misma de “gesto”, resultan cuando menos vagos o imprecisos.

Con todo, hemos partido de la propuesta del coreógrafo para la elaboración de nuestra propuesta de taxonomía gestual, cuyos parámetros son los siguientes:

1. La intensidad o fuerza (este último vocablo tomado de la terminología de Laban), que remite a la cantidad de energía invertida para la ejecución del gesto; se trata de un parámetro gradual que puede medirse en términos de

“laxo-distendido”, “enérgico” y “neutro”;

2. La orientación, que permite describir el recorrido del gesto efectuado desde su punto de partida hasta su punto de llegada y distinguir los siguientes tipos: ascendente centrífugo, horizontal centrífugo, descendente;

3. La trayectoria, que recubre en parte el parámetro “espacio” de Laban y que remite al trazo del gesto; según este parámetro, el gesto puede ser rectilíneo o curvilíneo119;

4. La velocidad, esto es, la cantidad de tiempo necesaria para efectuar el gesto desde el punto de inicio (A) hasta el punto final (B); como en el caso de la intensidad o fuerza, se trata de un parámetro sujeto a escalaridad (más o menos lento; más o menos rápido);

119 Se ha preferido no utilizar en la parametrización la distinción de Laban entre gesto directo e indirecto y, en cambio, se emplea gesto rectilíneo y curvilíneo. La cuestión que se plantea aquí es que el gesto curvilíneo siempre es indirecto pero el rectilíneo no siempre es directo. Por ejemplo, una curva sinusoidal es indirecta pero el gesto que podríamos representar con un acento circunflejo ^ se puede interpretar de dos maneras:

1. Como dos gestos directos, uno ascendente y otro descendente (i.e. dos directos) 2. Como un único gesto con una orientación doble (i.e. indirecto)

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5. La ejecución, esto, es, la acción contemplada desde el punto de vista aspectual; permite distinguir un gesto puntual, iterativo o continuo;

6. La amplitud, que, como la trayectoria, remite en parte al espacio de Laban, y puede definirse como la longitud del recorrido efectuado en el gesto; se trata igualmente de un comportamiento gestual escalar (+/- amplio).

Los parámetros gestuales descritos pueden igualmente caracterizarse por medio de una de las variables más ampliamente utilizadas en la literatura y la práctica verbo-tonales: la tensión. Así, por ejemplo, un gesto muy intenso es intrínsecamente más tenso que otro menos fuerte o intenso; un gesto centrífugo es intrínsecamente más tenso que otro centrípeto o plano; un gesto rectilíneo es intrínsecamente más tenso que otro curvilíneo; un gesto más rápido es intrínsecamente más tenso que otro más lento. En cambio, para el parámetro

“amplitud” resulta más difícil determinar el grado de tensión intrínseca por cuanto requiere el concurso de otros parámetros para poder caracterizarse desde el punto de vista tensional: un gesto poco amplio pero veloz es más tenso que un gesto muy amplio pero muy lento.

En cualquier caso, la conjunción de estos parámetros permite dar cuenta de la naturaleza de los gestos con miras no solo a la descripción de los mismos sino también a su aplicación a la enseñanza-aprendizaje de lenguas y a la reeducación del habla y la audición.

Por otra parte, como se ha señalado en reiteradas ocasiones en las investigaciones verbo-tonales (Billières, 2002; Guberina, 1985; Roberge, 1991), la gestualidad está íntimamente vinculada a los elementos suprasegmentales del habla, el ritmo y la entonación y, por consiguiente, aun cuando no siempre resulte sencillo deslindar un ámbito del otro, existen gestos que inciden más propiamente en la entonación y otros que repercuten más en el ritmo. Habida cuenta de que la presente investigación se circunscribe a la incidencia de la gestualidad en el ritmo, esto es, en la estructuración acentual, los parámetros a

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los que se recurrirá para establecer la tipología de los gestos utilizados en la presente investigación se circunscribirán a aquellos más propiamente relacionados con el ritmo:

- la intensidad o fuerza, para la que se distinguirán 3 tipos: laxo-distendido;

enérgico; neutro;

- la orientación, que diferenciará igualmente 3 clases de gestos: ascendente-centrífugo; horizontal-ascendente-centrífugo; descendente.

Cabe señalar, por una parte, que, del mismo modo que el acento está inscrito en un contexto entonativo, los gestos rítmicos considerados en la presente investigación forman parte igualmente de contextos gestuales más amplios que remiten a la entonación.

6.3.2.2. La postura

Aun cuando la presente investigación se ha centrado en la relación dinámica con el espacio, esto es, con los gestos, no por ello se ha obviado la relación espacial estática. Así, como se indica en el protocolo experimental (cf. 4.5.1.3), los informantes han estado sometidos a distintas consignas espaciales previas a la introducción de la gestualidad stricto sensu. En un primer lugar, se les instaba a adoptar posturas concretas (primero, sentados; luego, de pie) aunque sin llevar a cabo ningún tipo de inflexión gestual. El procedimiento respondía así a una voluntad de introducir el factor espacial de manera gradual: en un primer momento, en su dimensión estática, con posterioridad, en su dimensión dinámica. Se diseñó así una progresión didáctica no de contenido, como suele ser habitual en la práctica docente, sino en el modus operandi: se partía de una gestión del espacio a priori poco facilitadora (la postura “sentado”) para, progresivamente, culminar con la gestión espacial que se presumía, según la

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hipótesis de partida, como más facilitadora (con indicaciones gestuales), lo que puede resumirse con el esquema siguiente: Sentado  de pie  con gestos

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