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CAPÍTULO IV. LA FEDERACIÓN DE MUTUALIDADES DE CATALUÑA Y SUS INICIATIVAS

4.4. La organización interna

4.4.2. Las juntas directivas

La junta directiva ejercía el poder ejecutivo de la organización, y era responsable de la gestión de ésta ante la junta general. El Reglamento de 1896 la regulaba, estableciendo que debía estar compuesta por quince individuos elegidos por mayoría de votos entre los representantes presentes en junta general, mediante un sistema de papeletas en las que constaran nombres y apellidos de los elegidos. Una vez aceptado el cargo, se constituían, nombrando un presidente, dos vicepresidentes, un tesorero, un contador y dos secretarios (el resto de los miembros eran vocales)160. Se fijaba la renovación anual de la mitad de la junta directiva, designando por sorteo a los individuos de la misma a cesar. La duración más habitual de los cargos (renovables) osciló entre el año y los tres años a lo largo del periodo estudiado161. La junta directiva se reunía en sesión ordinaria como mínimo una vez al mes, y en sesión extraordinaria cuando lo creyera necesario el presidente o lo solicitara parte de la misma. Los acuerdos se tomaban por mayoría y en caso de empate en primera y segunda votación, dirimía el presidente.

159 El Porvenir de la Mutualidad, nº 206, p. 12, septiembre 1931.

160 En caso de que por causas imprevistas ocurriese una vacante en la junta directiva, estaba estipulada la designación de un individuo con carácter interino hasta la siguiente junta general.

161 En los sucesivos Reglamentos se produjeron cambios en la composición de la junta directiva. A partir de 1927 se establecieron tantos vocales (natos) como secciones permanentes tuviera constituida la Federación y tantos vocales (adjuntos) como comités foráneos. Los vocales natos serán los presidentes de las secciones y los vocales adjuntos los jefes de los comités foráneos de Tarragona, Lleida y Girona, escogidos en sus respectivas juntas generales. En 1935 la junta quedó como sigue: presidente, vicepresidente, secretario, cajero, contador, bibliotecario y seis vocales.

152 Las atribuciones de los diferentes cargos eran muy similares a las de sus homónimos de las SSM162 Correspondía al presidente convocar y presidir las juntas (directivas o generales) y ejecutar los acuerdos que en ellas se adopten; procurar que los cargos de la directiva cumplan su cometido, tramitar y autorizar los documentos que le correspondan; y la teneduría de dos libros de registro, uno para la inscripción de los montepíos asociados, y el otro con un extracto de los documentos, órdenes de pago o cobro que haya autorizado”.

Los vicepresidentes debían sustituir al presidente en caso de fuerza mayor, teniendo iguales atribuciones. El contador intervenía con la firma de todas las órdenes de pago y cobro recibidas de la presidencia. Tenía en su poder un libro de Cargo y Data y debía formalizar el balance anual de gastos e ingresos de la asociación, presentándolo a la junta directiva para su examen y aprobación. El tesorero (cajero) custodiaba los fondos de la asociación y toda la documentación justificante del ingreso o salida de los mismos.

Registraba en un libro de Caja los gastos e ingresos, para los cuales se requería la autorización del presidente y del contador, y debía rendir cuentas del estado de la caja a petición de la junta directiva. En cuanto a los secretarios, el secretario primero tenía la obligación de asistir a todas las juntas (directivas y generales), teniendo un libro de actas para cada una de ellas, redactando y firmando las actas de las sesiones. El secretario segundo, además de otras funciones administrativas, sustituía al primero a todos los efectos en caso de ausencia o enfermedad. Los vocales, además de participar en la junta directiva, tenían responsabilidades en las diferentes comisiones y ponencias. Tres de ellos se encargaban de examinar el balance o estado de cuentas anual, junto con su documentación relacionada, con carácter previo a su discusión en la junta general. Los presidentes de las secciones permanentes también eran vocales de la junta directiva, por lo que facilitaban los contactos fluidos entre aquéllas y la Federación. El bibliotecario (cargo incorporado en el Reglamento de 1919) se responsabilizaba de la biblioteca y del archivo de la entidad, y podía proponer a la junta directiva la adquisición de las obras que considerara útiles para los fines de la Federación. Entre las funciones que correspondían exclusivamente a la junta destacan: “la representación de esta asociación; la administración de los fondos de la sociedad, con la autorización de efectuar los gastos estrictamente necesarios para la buena marcha y fines de la misma; formalizar anualmente un balance general de los ingresos y gastos incurridos, que se repartirá a los asociados y que deberá ser aprobado en la junta general y trabajar en la realización de una estadística sobre las mutualidades en Cataluña”.

162 Reglamento de 1896, Apartado II “De la junta directiva”.

153 El Reglamento de 1935 estableció entre otros aspectos que la gestión de la junta directiva no debía ser remunerable ni compatible con el ejercicio de funciones permanentes remuneradas por la Federación (Art. 5), así como los motivos por los que un directivo debía dejar vacante el cargo: “por voluntad propia; por perder la condición de mutualista; por no asistir, sin motivo justificado, a tres sesiones ordinarias consecutivas de la junta directiva y por no cumplir la misión que le haya sido encomendada” (Art. 9).

El Reglamento de 1909 establecía: “La junta directiva presentará todos los años una memoria en la que se reseñará todo lo más importante efectuado por la corporación” (…) También estudiará el funcionamiento de las sociedades mutualistas y de beneficencia del extranjero, con sus resultados prácticos formulando proyectos de adaptación a nuestras costumbres, para proponerlos a las sociedades que constituyen esta asociación”. Se incorpora también por primera vez la responsabilidad de llevar “un libro registro en el que se anotarán los individuos que por causas graves sean expulsados de las sociedades adheridas” (Art. 18).

Durante el periodo 1896-1936 hubo diez presidentes. Aunque en cada junta general anual se renovaba por sorteo la mitad de la junta directiva, ésta podía ser reelegida, por lo que el cargo más relevante (el de presidente) varió desde los seis meses de Ramon Taxonera (que reemplazó por enfermedad a Joaquim Cunillera en 1917) a los once años y cuatro meses de Francesc Sànchez. En la tabla 4.3. se relaciona la lista de los hombres que ocuparon la presidencia durante el periodo 1896-1936, con los años de permanencia en el cargo y el montepío al que representaban.

154 Tabla 4.3.

Presidentes de la Federación de Mutualidades de Cataluña hasta 1936 Nombre Nombramiento Años en cargo Montepío Francesc Sànchez Garcia dic-1896 1896-1908 San Mariano

Eduard Mas Girardi abr-08 1908-1911 n.d.

Joaquim Cunillera Camprubí jun-11 1911-1917 La Beata Juana de Aza

Ramon Taxonera Juanich ene-17 1917 Agrupación Mutua del

Comercio y la Industria Ricard Ferrer Smith jul-17 1917-1923 Quinta de Salud la Alianza

Joan Colominas Maseras abr-23 1923-1929 n.d.

Arturo Porrera Mariné may-29 1929-1933 Verge de les Mercés Antoni Vilardebó Alegret ago-33 1933-1935 Sant Àngel de la Guarda

Josep Mª Puig Roig dic-35 1935-1936

Nuestra Señora de la Buena Nueva

Antoni Oliva Oliva jul-36 1936-1939 El Protector

Fuente: elaboración propia a partir de Moreta (1994; 524) y documentación Federación de Mutualidades de Cataluña.

Después de que el primer presidente, Francesc Sànchez, abandonase su cargo, se decidió por unanimidad agradecerle sus servicios nombrándole presidente honorario, un cargo honorífico que también se concedió a otros expresidentes, como Joaquim Cunillera, Ricard Ferrer o Joan Colominas, así como a otros que, sin haber ocupado la presidencia, se consideraba que habían realizado una importante contribución a la causa mutualista, como Modesto Domingo, que ocupó prácticamente todos los puestos en la Federación durante más de un cuarto de siglo, incluyendo la presidencia de la sección Los Pequeños Mutualistas, o Joan Garriga Massó, abogado y político catalanista, miembro de la junta consultiva y asesor de la entidad.

La diversidad en la composición de la Federación se plasmaba también en las sucesivas juntas directivas, caracterizadas por una gran transversalidad. Entre sus miembros pueden encontrarse: políticos de diferentes tendencias, como Eusebi Corominas, vicepresidente de la primera junta en 1896, republicano federalista, diputado en las Cortes durante cuatro legislaturas y director del diario La Publicidad durante casi treinta años; Ramon Taxonera, que presidió la Federación entre enero y julio de 1917, miembro de la Lliga Regionalista y uno de los fundadores de la Agrupación Mutua del Comercio y la Industria o Antoni Oliva, Secretario General entre 1929 y 1936 (que ocuparía el cargo de presidente de la entidad durante el periodo de la Guerra Civil), que fue elegido en 1934 Conseller del Ayuntamiento de Barcelona por Esquerra Republicana de Catalunya. También formaron parte miembros destacados de la comunidad académica como Joan Colominas, presidente entre los años

155 1923 y 1929, que fue catedrático de la Escuela de Altos Estudios Mercantiles de Barcelona, miembro del Partido Radical y vinculado con La Escuela Moderna o, por último, integrantes del movimiento obrero, como Josep Farré, vicepresidente 1º en 1933-1934, socialista y reputado cooperativista.

Podemos encontrar personas que asumieron responsabilidades en apariencia menores, pero que jugaron un papel relevante en la historia de la entidad. Entre éstos, destacan dos por su implicación con la causa mutualista y su trayectoria profesional: el primero, el doctor Enric O. Raduà Oriol, miembro de la junta consultiva y fundador y primer director del Servicio de Vigilancia Infantil. Raduà fue el responsable de realizar numerosas estadísticas federativas, colaborando con la Federación hasta su muerte en 1928, aunque no consta que ocupara responsabilidades en las juntas directivas. Entre los numerosos cargos públicos que ostentó destacan el de director del Laboratorio Municipal de Barcelona (1917), presidente de la Academia de Higiene de Cataluña (1909) y jefe del Cuerpo Médico Municipal de Barcelona y del Instituto Municipal de Demografía. El segundo, Ramon Noguer Comet, representante de la mutualidad del Colegio de Abogados de Barcelona, fue el primer presidente de la citada Federación Española de Sociedades de Socorros Mutuos en 1930. Noguer fue un prestigioso abogado laboralista y político. A lo largo de los años colaboró con el Centre Autonomista de Dependents del Comerç i de la Indústria (CADCI) y con el diario La Publicidad. Vinculado con el republicanismo catalán, ocupó el puesto de Gobernador Civil de Tarragona en 1931-32. La composición social de las juntas es relevante, pues éstas son indicativas de las conexiones que se tejían entre la Federación y los poderes político y económico163.