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La importancia de los medios públicos mexicanos en América Latina . 192

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CAPÍTULO V. ANÁLISIS DE DATOS Y RESULTADOS

2. Entrevistas

2.1. Expertos en Televisión pública en México

2.1.4. La importancia de los medios públicos mexicanos en América Latina . 192

públicos de México frente a Latinoamérica, que se relaciona con el cuestionamiento sobre el fin o la continuidad del eurocentrismo en el modelo de televisión pública. En general coinciden en la importancia de los medios públicos mexicanos por su carácter pionero y en la utilidad de tener como referencia a la BBC de Reino Unido.

Norma Pareja considera que México aporta bastante a la producción de América Latina, en donde cada quien hace su papel, sí ha tomado otros modelos como referente pero ya han desarrollado los propios. Reconoce que la BBC sigue siendo un modelo paradigmático en el mundo y en Latinoamérica pero hay modelos interesantes en la región, como el caso de Brasil, de Chile, de Telesur, que han funcionado como un contrapeso a la promoción de la línea norteamericana. Rescata mucho de las tradiciones de los países miembros y aunque ya se ha debilitado, es un esfuerzo interesante de la región.

Alva de la Selva y Ortega resaltan que México es un referente importante para América Latina porque tuvo la primera radio pública en América Latina con Radio UNAM, que nació en 1937, así como Canal Once, que es de las televisoras más antiguas de la región, ya que se fundó el 2 de marzo de 1959, por lo que en 2017 cumple 58 años.

Brambila también considera que la BBC sigue siendo un punto de referencia por la independencia editorial que han logrado en Reino Unido y también es una referencia importante por su operación. Respecto al papel de los medios públicos de México en América Latina se muestra más crítico. Afirma que a pesar de que hay cosas en común con la región, las dinámicas y las experiencias de los que llamamos medios

193 públicos o no privados varían de país en país, aunque hay cosas que comparten, como la falta de autonomía editorial y política. Brambila señala que Silvio Waisbord (2014) en Vox populista refiere a los medios públicos en gobiernos de izquierda y argumenta que estos gobiernos sí tienen una agenda para medios públicos. Es sólo un ejemplo de cómo las dinámicas específicas afectan a los medios de cada país. No significa que tengan más oportunidad y fuerza en gobiernos de izquierda, ya que al final su función instrumentalista se puede dar en gobiernos de izquierda o de derecha.

Corresponde más bien a un instrumentalismo que se da en gobiernos populistas. Sin embargo hay evidencias de que grupos marginales como en zonas de Bolivia han logrado tener voz a través de medios públicos que no tuvieron en medios privados. En Perú, señala, Fujimori utilizó a estos medios por su tinte populista.

En México el gobierno optó por asociarse con la televisión privada y favorecer intereses económicos y tecnológicos en vez de fortalecer un canal nacional. Resalta que esta línea es bastante compleja al hablar de formas de gobierno, pero lo importante es destacar que realmente son instrumentos muy útiles si el gobierno les da la importancia adecuada y si se plantean objetivos que apelen a valores democráticos.

2.1.5. El papel de los medios públicos frente a la violencia en México

Este tema es central para nuestra investigación, ya que apela a la responsabilidad que los medios asumen frente a la situación actual que enfrenta el país y busca conocer la perspectiva de los expertos, tanto de lo que se espera de los medios públicos, como lo que realmente sucede en la práctica.

Norma Pareja apunta que se espera que los medios en general estén regidos sobre un esquema deontológico y ético, de respeto a la privacidad a la integridad de las víctimas. Sin embargo, se observa la disparidad entre los privados y los públicos, los primeros destacan lo espectacular y los públicos parecen seguir una lógica de mesura, cuidado, respeto.

“Se sabe que la violencia siempre es atractiva. Como antecedente importante está el Acuerdo para la Cobertura Noticiosa Frente a la Violencia, firmaron la mayoría de medios privados y algunos públicos también pero no se respetó por completo y no hubo mecanismos de sanción, a pesar de que se creó un

194 Consejo Consultor con la facultad de supervisar, pero un estudio de José Carlos Lozano indica que el cuerpo regulador nunca sancionó de ninguna forma a los que incumplían este acuerdo. Fue más una autopromoción de los medios que el interés por las audiencias”  (Pareja,  2016).

En general los expertos coinciden en que se espera información neutral, que se hable de lo que sucede sin amarillismos, que no sea sensacionalista y que den varias perspectivas de análisis de un acontecimiento. Toussaint resalta que actualmente no están haciendo nada importante por tener una postura crítica frente a la violencia que hay en el país. Omiten mucho de lo que pasa y eso también es desinformar. Coincide con Ortega, quien afirma que:

“Los  [medios]  públicos  ahora  no  están  haciendo  nada  realmente,  callan  mucho   como para apartarse del problema, para mantenerse al margen. Quizá esa es su estrategia. También se puede pensar que para algunos medios públicos la forma   más   responsable   de   informar   es   apegarse   a   fuentes   oficiales”   (Ortega,   2017).

Brambila opina que es necesario ponerlo en varias dimensiones, ya que resulta interesante cómo a pesar de que los medios comerciales se han valido del sensacionalismo para ganar rating, en la última década ha sido lo opuesto y han dejado de hablar de sucesos de conflicto y de controversia, también con la estrategia de no involucrarse ni tener problemas con los gobiernos. Por otro lado, refiere al trabajo de Juárez Gámiz, sobre el tratamiento informativo de la violencia, donde destaca que los canales públicos privilegian la información de fuentes oficiales, pero en México también se ha observado lo mismo en los medios privados.

Alva de la Selva, Toussaint y Brambila coinciden en que se esperaría que promovieran discusiones específicas sobre violencia, que crearan mesas de debate, foros y programas dedicados a este tema, como el seminario que se llevó a cabo en el Colegio de México sobre este tema. Al respecto Brambila menciona:

“Los  medios  públicos  también  podrían  otorgar  perspectivas  más  amplias,  mesas   de debate y de análisis, sin que se vea perjudicada su financiación, lo que hay hasta ahora sí es útil pero no es suficiente, como el programa de Primer Plano del Once. Se necesita un esfuerzo más amplio. En Primer Plano se toca el tema de violencia como uno de muchos temas de agenda, pero dada la situación del

195 país y lo que han observado en la CNDH se esperaría una respuesta mucho más avanzada, espacios de discusión específicamente de la violencia y temas afines”  (Brambila,  2016).

En general, se observa que los medios públicos no sólo tienen un código de ética que respetar en los contenidos informativos de violencia, sino que su situación es delicada porque no quieren que su presupuesto se vea afectado y en general, su relación con el Estado, de tal modo que la denuncia, el cuestionamiento sobre la eficiencia de las autoridades, el papel de Estado y si sus actores están o no involucrados en los conflictos de desapariciones forzadas o narcotráfico, los compromete como nunca antes en la historia del país. Hasta ahora, la postura que han elegido, en general, es de tipo oficialista, con sus debidos percances y casos de censura, como el del Canal 22 en el 2015.

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