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Desde la teoría de la historia de Ankersmit

El pensamiento histórico y la experiencia histórica

2.2.2. Desde la teoría de la historia de Ankersmit

Desde el campo de la teoría de la historia, Ankersmit (1993; 2004; 2005; 2006a; 2006b;

2008) considera que la realidad experimentada del sujeto tiene una función fundamental para otorgar autenticidad a la comprensión histórica. La EH la asimila a un “hole or break in the continuity of both our experience and knowledge of reality alike” (Ankersmit, 2006b, p.137), la cual se origina en el pasado y, por lo tanto:

The past then comes into being only because a certain social and mental world is experienced as past. That is to say, there is not, first, a past, and next, an experience of this past (in the way that there is. first, this chair and, next, my experience of it). The experience of the past and the past itself (as a potential object of historical research) are born at one and the same moment, and in this way experience can be said to be constitutive of the past.

(Ankersmit, 2005, p.102)

Una vez que el sujeto experimenta un acontecimiento se convierte en su pasado vivido, por lo cual la experiencia se separa o se hace independiente a él, dando origen a la EH. Por esta razón, Ankersmit (2005; 2008) le otorga un carácter sublime y sostiene que “la experiencia como está discutida aquí es una experiencia en que la historia del sujeto experimentado (y su memoria) no tiene ningún rol a jugar, es una experiencia sin sujeto” (Ankersmit, 2008, p.26). Incluso, plantea que la sublimidad de la EH se mantiene cuando se genera una distancia con el proceso cognitivo y cuando no se le somete al proceso de contextualización:

(…) the quality of historical experience that effects the isolation of the experienced past, both from other aspects of the past and from all the pregiven knowledge that the subject of historical experience may have of the relevant part(s) of the past. (Ankersmit, 2006b, p.137)

En función de lo anterior, discrepa de los postulados gadamerianos porque considera que el contexto histórico no tendría implicaciones en la configuración de la EH. Ankersmit (2006a) afirma que “my thesis is that the undeniable fact that the occurrence of a historical experience is context-bound need have no implications as to the content of that experience” (p.116). Sin embargo, concuerda con Gadamer al realizar una crítica a la tendencia rankeana que pretende objetivar el conocimiento histórico, porque la EH solo tendría validez si se somete al principio de reproductividad, es decir, cuando el pasado personal sea genéricamente similar al pasado colectivo.

El cuestionamiento a esta excesiva objetivación de la disciplina se hace evidente cuando afirma que para el historicismo el conocimiento sería “inalcanzable para la experiencia histórica” (Ankersmit, 1993, p.6). Pero como la comprensión del pasado no es una reproducción exacta, sino más bien una representación análoga de él, la EH actuaría como una sensación o percepción histórica. Utilizando sus palabras es la “sensation effects a fissure in the temporal order so that the past and the present are momentarily united in a way that is familiar to us all in the experience of ‛déjà vu’” (Ankersmit, 2006b, p.140).

Para entender la naturaleza del concepto, Ankersmit (2006a) destaca los aportes de Huizinga quien ha reflexionado sobre la EH desde la historiografía y ha logrado resumir sus principales características:

a) Se puede sustentar en aspectos aparentemente triviales de la realidad pasada pero que son significativos para el individuo.

b) Genera una cierta “intoxication of the moment” (p.115), es decir, algo que el sujeto ha experimentado, pero que no se puede repetir ni provocar deliberadamente.

c) Entrega la convicción de que se ha establecido un contacto directo y auténtico con el pasado.

La EH genera un gran aporte a la comprensión de la historia, ya que permite enfrentarnos a la complejidad del conocimiento acerca del pasado (Ankersmit, 2004). Si bien, considera que la EH no tiene una pretensión cognitiva, tiene la facultad de dotar de autenticidad al pasado permitiendo “el momento más propio del conocimiento histórico" (Ankersmit, 1993, pp.8-9).

En este sentido, pareciera ser complejo delimitar dónde se inicia o termina la EH.

Ankersmit (2004) señala que la EH no solo incluye el pasado vivido por el propio sujeto, sino que también se puede ir nutriendo con la transmisión experiencias de los otros. Pero experimentar las vivencias es diferente a saber sobre hechos, sucesos o hitos del pasado (como por ejemplo la Toma de la Bastilla en 1789) porque no se vivió directamente.

Recordar que no es lo mismo que saber qué, porque “lo que se sabe es un suceso del pasado o un hecho que supimos del pasado” (Ankersmit, 2004, p.394).

Por lo tanto, desde su perspectiva, el aprendizaje histórico es diferente a la EH, ya que se ajusta más a una acción inducida de producción intelectual. A pesar de ello, considera posible que un individuo (sea historiador o no) genere sensaciones y emociones sobre el pasado, aunque no lo haya vivido directamente, pudiendo sentir “un anhelo nostálgico por un periodo histórico anterior en muchos siglos a nuestro nacimiento” (Ankersmit, 2004, p.395), e incluso pudiendo convertirse en algo significativo para su vida.

Anksermit (2006a) realiza una interesante reflexión “¿What is the function of historical experience in historical practice?” (p.120). La EH no debe ser utilizada ni como fundamento teórico ni como argumentación del discurso histórico, ya que su función es generar un discurso que sea entendible y comparable, que permita un posicionamiento del sujeto sobre el pasado, y, sobre todo, que lo lleve a cuestionar, confirmar o desafiar otros discursos históricos:

Each phase in the history of historical writing articulates a specific relationship to the past that cannot be justified by acquired insights into the past but that provokes these insights.

Historical experience may confirm, challenge, or condemn an existing historical discourse without ever being itself subject to confirmation, challenge, or rejection. It determines the flow of historische Sinnbildung, which we can accept only as long as we have no perspective from which to effectively and meaningfully question it. (Ankersmit, 2006a, p.121)

En este sentido, la narración histórica es considerada como una herramienta fundamental para expresar y materializar la EH. A través del uso del lenguaje es posible dar sentido al pasado o elaborar significados históricos. En la medida que el discurso incluya la EH del autor, el conocimiento histórico será más auténtico y significativo. Por ello, la conclusión más importante que aporta Ankersmit (2006a) es que, si bien la EH no es necesaria para ser excelentes historiadores, enriquece las obras históricas porque genera un conocimiento propio e íntimo sobre cómo se experimenta el pasado.