AÑO m. martes 25 de diciembre de 1855 num. 77.
EL ECO DE LA VETERINARIA.
Í
PERIODICO DE INTERESES MORALES Y MATERIALES.
REDACTADO POR
ÍDom üUToi^uel oUHaO/tt'ij (jî)ou âuau defies '^iceu (Don Çeoucto ^aTte^o.
SE PUBLICA TRES VECES AL MES.
PRECIOS DE SÜSCRICION.—En Madrid, por un raes, 8 rs., por 1res Id. 8. En provincias,por 1res
id. 10
reales ó 22 sellos sencillos delfranqueo
de
cartas.Ultramar
y estrangero, por nn año,SO.—PUNTOS DE SÜS¬
CRICION.—En Madrid; Enla Administración, calle de los Caños, número 7, cuarto bajo.—Eñ
provincias
encasa de los corresponsales enlospuntosen que
los liay,
ógirando
letrasobré
correos á favor del Administrador.D.
Joaquin G.
yMegía,
óbien á favor de la Redacción,
sita en la calle de Colon , número 12, cuarto 4.'—Nose admite
correspondencia
que vengasin franquear.
REFORMA YETERINARIA.
Defectuosidad de la enseñanza.
Preliminares.—Continuación.
Rebatidas ya
ligeramente las prescripciones
absurdas que nos
rigen respecto de ios requi¬
sitos
exigidos al jóven
quedesea ingresar
enprimer año de veterinaria; hagamos hoy
unabreve reseña de las circunstancias que
nosotros
desearíamos adornasen al escolaraspirante.
Data de muy
antiguo el convencimiento
pro¬fundo que
existe del esmerado escrúpulo
con quedebe precederse á la elección de materias
paraconstituir el
ramode instrucción primaria:
porque
la primera enseñanza del hombre
va,sin
duda,
ádecidir de
su suerte futura de la desúspadres tal
vez,de
sushijos
yprobablemente;
yha sido
necesa ' i/oso queesta poderosa influencia de
li • aciónprimaria llamase seriamente la
atei.- mde
los hombres quehan regido los destino^
u.. las na¬ciones,
mas aunde los
amantes déla huma-niâad.
No somos, por
cierto,
nosotroslos
que esta¬mosde todo
punto conformes
conlas disposi¬
ciones
vigentes
eqla iqateria:
quefalta realizar
mucho todavía en asunto de .tamañaimportan¬
cia, si se
quiere emancipar al hombre de la
es-plotacion tiránica del hombre,
es decir io.,usurpadores de los
santosderechos
quela
mano de Dios puso enla conciencia del género huma¬
no han de devolvernos un día el fruto de sus
depredaciones hipócritas. Pero indudablemente
se tiene bastante adelantadoenel camino de las
perfecciones;
yde algunos años á
estaparte ha podido observarse
consatisfacción
quenuestrosgobernantes, cuál
mas,cuál
menos,han hecho
nobles esfuerzos pormejorar la condición inte¬
lectual del ciudadano
español.
Si los resultados no han
correspondido á las
laudables
aspiraciones de hombres de buena
fé quesubieron al poder, débese á
otrosla culpa
en su mayor
parte.
Y en verdad que
nuestra veterinaria ha
te¬nidoel alto honorde dar un gran paso
hácia el
masinsultante retroceso, con mengua
de la ci¬
vilización actual; paso
audaz, quizá meditado,
cuya
gloria solo cabe á los gefes
quehayan aconsejado 6 instigado álos gobiernos.—Véase, sinó,
los adelantos quehemos conseguido. Es-
n liábase antes el idioma francés; se
suprimió despues indignamente,
y enel reglamento de
1847quedó sin embargo consignado
quelos
veterinarios debían ser hombres
científicos,
im¬poniéndoseles la obligación jusfisima de
cursarmatemáticas, física, química ó historia natural;
masvino en
seguida el reglamento
monstruosovigente, suprimiendo las matemáticas, dejando
de
cualquier modo el estudio de la física, quí¬
mica é historia
natural,
yremediando,
porfin,
tanto desacierto con la
exigencia prèvia de
un mal exámen de instrucción primaria yde salier
herrará la
española,
que esel
peormétodo de
herrar¡Loor eterno al eminente
ypresumí-
448 ÉL ÉCd
tío
sabio quetan presumida
ysábiamcnte logró
darnos
esereglamento, Vergüenza de la clásó,- opro])io de las ciencias médicas, escarnio de ió's
, adelantamientos de la
época
ydel respeto qiíe
se debe á la instrucciónde la
juventud!—¡Loor
eterno cien rail veces al entusiasmo
científico,
&1 celo
profesional de nuestros maestros, que
tanbonitamente han sabido
resignarse á pasar'
{)oresta humillación de la veterinaria entera, á
trueque
de continuar disfrutando
susamables sueldos, algunos de los cuales fueron
aumen¬tados por
el mismo reglamento !
¡Loor eterno,
si; porque
tales hombres están viviendo
como un árbol de adornoála sombra delpresupuesto
yde
laclase
(si seesceptúa el mecanismo ypreparati-
vos
indispensables á
susobligaciones de cátedra)
y
jamás piensan
ensacrificarse
p^rla profesión
ni por
el lustre de
sucarrera!—Ya lo dijimos
en otraocasión: el que no
honra á la profesión
que
le recibió
en su seno esindigno de pertenecer á
ella. La historia y
los hombres rectos juzgarán.
Vengamos á lo
que nosinteresa. Como
que elobjeto de exigir ciertos preliminares
no pue¬de ser otro que
el de colocar al alumno
endis¬
posición de poder apreciar las esplicaciones
quedéspues
vaá escuchar de
susinaésiros
ylas
doctrinas que
ha de beber
enlos libros de
con¬sulta,
asícomotambién hacerle hombre socia¬
ble,
cuando tenga
quéalternar
ensociedad,- dedíiçese
quelas condiciones previas al ingreso
son
precisa
ycasi osclusivamente las
que ma¬yor
consideración
yrespeto
merecen,, por su trascendencia suma. Nuncapodrá construirse
un
edificio,
porruin
ymiserable
que sea,sin cimientos;
porel contrario: sobre
unasólida
yanchurosa base bien
puede edificarse'conñadar
mente, sin temor.
Y
esteprincipio conocido de
todo el mundo, en el
Cual
está calcado cuaiitose
dispone
enventaja de la instrucción prima¬
ria, ha sido desatendido, mejor, burlado al
tra¬tarsede la veterinaria, tan útil, tan
profunda,
tan estensa....!
Reconocemos, pues, como
de absoluta
nece¬sidad para
hater de emprender nuestra
carrera,y
despues de examinadas
condetenimiento las
distintas y
variadas situaciones
ponjuehan ríe
pasar
el alumno
yel pi'ofosor,
quedebe exigir¬
selos
.siguientes conocimientos preliminares:
1." Instrucción verdadera en la
gramática española,
enel latin
y enel francés.
2."
Nocionesde
retórica ylógica.
3.° Aritmética y
álgebra.
4."
Física, química é historia natural.
Primero. Sin poseer cOn
alguna perfección
los tres idiomas
español, latin
yfrancés,
esimposible dar
un pasoacertado
ennuestra cien¬
cia: solo los talentos
privilegiados podrán,
ven¬ciendo
trabajosamente dificultades sin cuento, comprender exactamente lo
que oyen"y leen
cuando carecende la base
principal,
que esel
conocimiento del idioma
propio (1). A la ins-
ti'uccion en lá
lengua materna siguen, sin dis¬
puta, el e.stud¡o del latin,
ya quede
una ma¬ñera tan visible ha contribuido este idioma á la formación del nuestro. Parecerá
exageración:
pero no
ha de olvidarse
queel hombre
710 es na¬da sin ideas: que
las palabras
so7iel
representante de lasideas; 7j que,igiiorándase el valor
y usode
las
palabras,
nohay ideas,
770hay hombre. Toda espresion
nocomprendida
essolo
unruido
que hace daño en laimaginación.—El idioma fran¬
cés sénos hace tantomas
necesario,
cuanto que nuestro alimento científicoproviene,
en sutota¬
lidad
puede decirse, de allende los pirineos
; y las obras de testo que poseemos nosatisfacen
al hombre estudioso.
Nosenosoculta que
el griego tiene tanta ó
mas cabida que
el latin
cula reseña presentachi:
quisiéramos
aun maspreliminares de los
men¬cionados;
emperoadivinando el éxito de
nues¬tras
quejas,
esmenester
que noscontentemos
con poco.
¡Cómo liabrian de
apoyar,nuestra de¬
manda los hombres á
quienes falta toda la ins¬
trucción que
pedimos,
y que noobstante
soncatedráticos!!!
Segundo. No
comorequisito absolutamente indispensable
parael estudio dé la veterinaria
es para
b
queseñalamos las nociones de retó¬
rica y
de lógica, sino
masbien
como'auxiliares po(lerosísimos del profesor
ensociedad. El hom¬
bre,
conefecto,
noha de limitarse á saber ejer¬
cer sií'ciencia,
sin poder
espresarsede'palabra
ó por
escrito
acercade ella
conaquella finura
ycoordinación en la
esposicioñ de
susideas,
quees
deesf>erar siempre de
unfacultativo instruido:
y es
esto
paraél de tanta importancia,
quecasi hay
unaseguridad completa
en queá
suporté
social, ásusdistinguidas
maneras,al efecto de
su conversación,
de
susescritos
eninformes, certificados,
etc., vaá deberle
suconsideración
ante el
público,
mas queal acierto
conque pro¬ceda en loscasos de su
práctica científica. Esto,
apartede
queel espíritu
semetodiza
conla ló¬
gica, aprende á investigar la verdad directa¬
menteen
cualquira cuestión,
yacostumbrado
como se halla á
distinguir los sofismas de las
conclusiones ciertas, lleva á todos susactosese carácter de exactitud y
de buen sentido
quemarca constantemente los
procedimientos
ylas investigaciones emanadas de
unclaro talento.
(1) Losque porfortuna, hayan eslutli iJoun poôoá con¬
ciencia lagramática espafiül.i conocerántoda la verdad
del
aserio. Los quetiablan, sinsaber posilivamenle loquedicen,
>onmuy desgraciados.
DE LA V!
Por
desgracia, la lógica ha penetrado muy poco
ennuestra ciase;j
á esta circunstancia hay que
atribuir no solo mil
torpezas
quepresenciamos
diariamente,
si
quetambién esos indescifrables
baturrillos que, en
la cátedra ó en los libros de
testo, son por
sí solos
capacesde trastornar una
cabeza
regularmente organizada.—^Desearíamos
que
alguno de nuestros escritores veterinarios
(el
quede
maserudito se precie) se diese por
aludido, para
tener el gusto de probarle cuanto
decimos con sus mismas
obras. Pero
nolo hará.
Tercero.
Respecto de la aritmética
yálgebra
creemos que
á nadie habremos parecido exi¬
gentes
endemasía. Aun cuando estas ciencias
no
constituyeran el primer escalón de la física,
la
química
yla historia natural, cuya utilidad ni
aunlosmas
obcecados
yatrevidos oscurantis¬
tasdenuestra
profesión han tenido el valor de
negar; aun
cuando
enalgunos casos no tuviesen
una
aplicación inescusable á los conocimientos
de veterinaria,
juzgamos
queningún profesor querrá recurrir á
unniño de la escuela para la
resolución cotidiana detantos
problemas aritmé¬
ticos comoen la vidase ofrecen.
La aritmética,
además,está
encierto modo subordinada al ál¬
gebra;
yesta última ciencia, por mas que á los
profanos les estrañe,
esla que consigue dar mayor
realce y
ensanche al talento humano. Sin haber
e3tudiado álgebra,
es. muydifícil
que unaima¬
ginación mediana
sepageneralizar. Y téngase
presente
quela formación de ideas generales es
eldistintivo
del hombre,
comoha dicho
unsábio fisiólogo- ni
sedesatienda tampoco
quela gene
líemoria sobre la
eficacia de los sulfurosos contra
el cólera-morbo asiático.
Por donJosé Jorge de la
Pena,
médico ï diputado provincial.«xVííí utile sil(¡uidquid scribas
uautagas, stulla est
gloria.»
(Conclusion.)
Enhorabuena que no se
adopte mi
teoría, queen 3 de diciembre último
(1834) d[ al público,
sobre la analogía
de la
causacolerigena
conlos
venos arsenicales, contra cuya
intoxicación
sonlos
auxilios que me
están ocupando el remedio
mas eficaz(que
no.deja de
sercoincidencia atendi ble);
perode la data con que salió á luz aque¬
lla mi Memoria se deduce, que muchos meses antes que
los periódicos de la córte
nosdijesen
que
todo
unpueblo de Alemania
sehabía
pre¬servado
,del cólera,
quemataba á
susvecinos,
llevando
aplicado diariamente el azufre á las plan¬
tasde los
pies
enel calzado ó las medias; antes
que449
ralizaciones la
síntesis,
y quela síntesis es el
objeto de la ciencia moderna. Si
puesse trata
de formar hombres
científicos,
nodescuidemos
el
álgebra; á
no ser quesequiera hacer de los
veterinarios unos
profesores semi-orangutanes.
Cuarto. Porúltimo,
la física, la química
y la historia natural se encuentran átalpunto liga¬
dascon el estudio de las ciencias
médicas,
quenadie,
lorepetimos, ha tenido valor para acon¬
sejar
que sela
separe.Todas
sonal fin, diver¬
sos
órganos fragmentados de
unmismo cuerpo:
entretodas y
otras
masconstituyen las ramas
deese inmenso árbol de los conocimientos
hu¬
manos,
llamado ciencia de la naturaleza;
yhoy
es ya
de sentido
comúnla certidumbre de que
los
trabajos médicos han de basarse, para signi¬
ficar
algo,
enlos adelantamientos de esas tres asignaturas á
que nosreferimos. Con todo,
nuestra infeliz veterinariahabía de dar
aquí tam¬
biénsu risible
pincelada
; yhéte la causa de por qué fué necesario
quenuestro sapientísimo re¬
glamento vigente eliminase el estudio de las ma¬
temáticas; para que
la ftsica, la química
yla his¬
toria natural
fuesen
entre nosotrosunamera fór¬
mula,
unpasatiempo incomprensible,
unenigma,
unaridiculez.
¡Demos las gracias al astuto autor
detansublime y
caritativo pensamiento!
Hemos trazado un cuadro sucinto
de los preliminares
quehallamos indispensables para ingresar
enel estudio de nuestra hermosa cien¬
cia. Somos los
primeros
enconsiderarnos faltos
de la instrucciónqueproponemos; y
por lo mis¬
mo se
comprenderá
quenuestro ánimo no puede
un
ingeniero anunciase
que enRiolinto
contoda
seguridad
sepreserban del mismo azote
coninspi¬
rarel vapor
del azufre quemado
en unasbrasas to¬
dos losdías; y ¡pie en
las fábricas donde
setraba¬
ja en
atmósfera azufrosa, ni
un casoha ocurrido;
ya en
mi citado escritu
serastreó este recurso, cuyo
valor vienen á confirmar tan importantes
observa¬
ciones. A estas añado yo que no se
ha cebado el
cólera al
pie
de las termasó fuentes calientes hidro-
sulfurosas, en Cualquiera parte
donde
serespira
el valor de la calcinación dela veda cruda de hier¬
ro, ni ordinariamente en los cuarteles,
ni
enlos
pa-.rajes de habituales exhalaciones hidrógeno-sulfura¬
das, como letrinas ó albañales,
cuadras
yotros
porelestilo. Estos lugares
inmundos,
y nootros
,fue¬
ron hasta ahora por
ta virtud del ácido hidro-sul-
fúrico que vaga
constantemente
enellos formando
como una atmósfera
especial, el templo de refugio
del hombre contra los alcances del azete colérico.
Ínterin
permaneció
enella. Recuerdo á este
pro¬pósito que en
la villa de Rivadeo,
enmedio de los
estragos
de la epidemia,
sesalvó
unefermo de
gra¬vedad, propinándose pequeñas porciones de pólvo-
rá oportunamente
disuelta;
y yomismo
noha
mu-450 EL ECO
serel de-herir la
susceptibilidad de profesores ó
aluraaos colocadosentan tristes condiciones—
la
culpa
no esde los
quesufrimos los
reveses—■,sino queestamos
decididos á
esponerla verdad
en todasu
desnudez,
por amarga que sea, y na¬danos arredra en el
cumplimiento de
estedeber sagrado.
El examen de
herrado,
queahora
seexige, podrá alguno echar de
menos enla
reseña que hemoshecho;
mastranquilícese,
que nolo he¬
ñios.olvidado; años de carrera
hay
enlos
cua¬les
puede
ydebe adquirirse
estainstrucción teórico-práctica
contoda la estension
que me¬rezca, sin que
hayamos de recurrir á la impo¬
sición funesta del herrado
previo.
Las materias que
dejamos apuntadas pueden
unas ser
aprendidas
enenseñanza doméstica
ylas otrasen dos cursos académicos.
¿Se objeta¬
rá que no
habrá quien
sededique á la veterina¬
ria teniendo que
invertir tanto tiempo?-—Profe¬
sores existen
escedentes,
sincolocación;
y so¬bre
todo, mejórese
nuestraposición, hágase dig^
naá la carrera, y no
faltarán aspirantes.
{Se continuará.)
Esludios
prácticos, investigaciones
ydiscusiones
sobre la castración de lasvacas , por
3f. Pierre
•
Charlier,médico
veterinario enBeims(Francia).
Traducción de don
Domingo Buis
yQonsales,
- veterinario de
primera clase (1).
F.—Enelmes de agosto
siguiente, siendo
eltiem- (1) Véise los DÚineros 61),75 y7í de El Eco.clio he tenido la foi-tnna de salvar á otro en la ca¬
pital de la provincia,
dándole
á beber el agua ter¬mal bidro-suifurosa del establecimiento de
Baños, disponiendo
al mismotiempo
el uso de esta porla^
vativas,
ya enla algidez
y no diñantede la agonía.Pero-¿por qué
estrañafatalidad
se pierde el fruto de estas lecciones?Dicha ausencia del ácido bidro-sulfúrico ó bidré-
geno sulfurado es, en mi sentir, el indicatvodel des¬
equilibrio de factores que se busca; lo esde lo que
falta, de
lo que ba menesterla economía,,que sucum¬birá, si no se la llena el vacío, sin dársele pronto el au.\iljo esenc'al que al lastimero grito de síntomas demandacon urgencia al atento
observador;
yno re- cliaza , antes bien agradece los recursos accesorios que basta aquí racionalmente la ciencia leprodigaba.
Massin el.favordedicho esencial recurso, pocoó nada
sn. habrá becbo, porque , en general, no veo
baya
ipas que uno ó dos medios de fondo,
digámoslo
así, paracombatir cadaenfermedad ; todos Ips otros rara ve¿ pasande auálogoa,
suqedáneoséindirectos,
que*alea mucho menp.s,por más. que
válg^Pt'Cuáí
sea este preseioso recurso qqe con afap,v^ebnspapdo.
tanto bá eon&ternada. la
bumanidad,
yarevjelado
pa¬po muy
caluroso,
operé otrade mis vacas que habíacomprado
con la precedente. En Jos tresprimeros
dias que siguieron á la operación, no bnbo novedad;
descuidé ol estraerla la sangre y no hice nin¬
guna advertencia al priado que la cuidaba. Este, viendo que la resestaba
alegre
ytenia
rancho apeti¬to, la dió trébol verde hasta la saciedad, y por be-
bidi agua fria toda la que quiso. El quinto dia se manifestó una peritonitis gangrenosa,y al siguiente murió el animal.
En la anlopsia bailé derramadaen elabdómen una
corta cantidad de sangre, que parecía proceiler, à la
vez , de las arterias ováricas y
de
la circunflexa iliacaque fue dividida en lainci.sion,
y su retracciónen lascarnes y
la
suspenuon de lahemorragia
me hicieronpensar que era inútil ligai-la ó torcerla. La herida delijar
ytodo
el peritoneo estaban violenta¬mente
inflamados;
todo era una confusion detejidos
y
de
órganos mezclados con coágulos de sangre jde
falsas membranas espesas. A pesar de el derrame sanguíneo, todo el aparato circulatorio estaba lleno de sangre.
G.—En
Conmontreuil,
cerca deReims,
castré en casa de Mr. Potaufeu una mala vacade la que no sepodía,
sacar partido yestabasiempre
en celo, Cuan¬do la operése encontraba preñada de seis semanas, sin nuestro conocimiento. Tres ó cuatro dias
despues
dé la operación abortó y manifestósíntomas de
peri¬
tonitis que cedieron fácilmente ála medicación anti-
flojistica.
Esta vaca se hizo rpmsa, y
despues de
haber dado poralgun tiempo
su misma cantidad deleche,
ad¬quirió ciertagordura y '
fué
vendida á un carnicero de Reims, para ser reemplazadapor una vaca recien parida.H.—Vaca perteneciente á Mr.
Démogue, propie-
rece: el azüfre y sus
preparados,
en particular e ácidohidro-sulfúnco,
couvenientemantcdilatado,
bé- aquí señalado el medioesencialcontrael cóiera-morbo' asiático. Enhorabuena que no seadopte
miteoríaque¬en3 de diciembre (iltimo
(1854) di al público,
sobre-la analogía de la causa
colerigena
con los venenosarsepjcales,
contra cuya intoxicación son los au.xilios que me estánocupando el remediomas eficaz(que
nodeja
de ser coincidenciaatendible)
; pero de la dataconque salió á luz
aquella
mi.Memoria,
se deduce (jue muchos meses antes que los periódicos de la córle nosdijesen
que todo unpueblo de Alemania sehabla preservado del cólera, que mataba à sus veci¬
nos ,
llevando apliea<lo
diariamente el azufre à lasplantas
de loe pies en el calzado ó las medias; antes que uningeniero
anunciaseque en Rio-Tinlocon todaseguridad
se preservaban del mismo azoteconinspi¬
rar el vapordel azufre quemado en unas brasas to¬
dos los dias, y que en las fábricas donde se
trabaja
en atmósfera azufrosa ni un casoha ocurrido, ya en mi oltado eacrUo se rastreó esterecurso, cuyo
valor
vienea á confirmar tanimportantes
observaciones. A esta? añado yo, que no seba cebadoel cólera alpié
de las termas ó fuentes calientes bidro-sulfurosas enDE LA VETERINARIA,
tario en
Bonll-sur-Suipps. Enastares,
sedividió
también laarteria circunfexa del iléon; se detuvo lahemorragia,
pero reapareciódespues de practicada
la sutura; la sangre se derramó en los interiticios
de
los músculosdel
¡jar,
yluego refluyendo al abdómen provocó el desarrollo de
unaperitonitis, violenta,
quenocombatida pornó
llegar ó tiempo pausó bien
pron¬to la muerte del animal.
I.—Operé enseguida
enmi
casa(el 29 da
octu¬bre de
1849),
una vacade mediana talla
yde
cons¬titución sanguínea;
fué afectada igualmente de
unaperitonitis de las
masinteasas á conseeueacia da
unahemorragia ovárica
muyabundante; reconocí
estahemorragia durante la operación,
y mepareció
ser determinada porla
roturabrusca de los
vaso^, queeran voluminosos, por el
desarrollo considerable do
un cuerpo
amarillo.
En les seis
primeros dias de la operación, estraje
de la
yugular 22 litros de
sangre porlo
menos.La
administrépurgantes salinos, lavativas, y
al cabo de
diez dias estaba la vaca en
plena convalecencia. Bien
pronto secompletó la curación
yla leche volvió á
su cantidad normal.Esta vaca es
aquella
que esobjeto del segundo de
los hechos
producidos
enmi alquería, referidos
enel capítulo del vendimiento
enleche.
J Caso de gangrena traumática, sin lesion apa¬
rente del
peritoneo, sobrevenido
á consecuenciade
laoperación
en una vacaperteneciente
áMr. Dailly,
maestrode postas
de Paris.
Esta vaca queoperó en
presencia
de los miembros delCongreso central de agricultura
en marzo de 1850,pareóla seguir bien los
cuatroó cincoprime¬
ros dias; pero
despues
se pusotriste,
meteorizada,nocomió mas y cesó de dar leche; meavisaron y fui á toda
prisa á Paris, la
sangré, la apliqué sina-cualquiera parte
donde
serespira el
vaporJe la cal-
eiiiacion de la vena cruda de hierro, ni ordinaria¬
mente en los cuarteles ni en los
parajes de habituales
exhalaciones
hidrógeno-sulfuradas,
comoletrinas
óalbañales, cuadras
y otrosporel estilo. Estos lugares inmundos,
y no otros,fueron hasta ahora
porla»
virtud del ácido hidro-sulfürico que vaga constante¬
mente enellos formandocomo unaatmósfera
especial,
el
templo de refugio del hombre
contralos alcances
delazotocolérico ínterinpermanecióenella. Recuerdo á este propósito que en lavi
lade Rivadeo,
en medio de losestragosde la epidemia
, se salvó un enfermo degravedad propinándose pequeñas porciones de pól¬
voraoportunamente
disuelta
; y yomismo
no há mu¬cho he tenido la fortuna de salvar á otro en la
capi¬
tal de la
provincia dándole
ábeber
el agua termal hidro-sulfurosa del establecimiento de baños,dispo¬
niendo al mismo
tiempo el
usode
esta porlavativas,
ya en
la algidaz
ynodistante de la
agonía. Pero¿porfué estraña fatalidad
sepierde el fruto
de estas lec¬ciones?
Adaptar el remedio esencial
ypropiamente
dicho áuna
enfeirñedad,
esdisponer do
un medio activo, un modificador cuyavirtud cubra,
pordecirlo asi, todos
pismos,
etc., perotodo tratamiento
erainútil ,ya
res sucumbió aldia siguientede
mi llegada.Creo reconocer la causa
principal de
este accidenteen la
impureza del aire, viciado
porla
reunion deun gran númerode animales
en la mismacuadra;
este aire viciado, introduciéndose en el abdómen durante ydespues de la operación
porla herida
delijar
mal cerrada, hapodido,
por su contacto con la sangre derramada, determinar suputrefacción.
Lacantidad de sangre derramada en el abdómen de esta vaca, era enefectopoco abundante, y muchas
veces he
comprobado
la existencia de derrames san¬guíneos rancho mas
considerables, sin
quehaya ha¬
bido resultados funestos.
K.—Castré en mí casa una vaca cuyo
valor habla
garantido;operándola
sentí una fuertehemorragia
de las arterias
ováricas;
tuvetiempo
todavía de es¬traer impunemente del abdómen una gran cantidad
de sangro
líquida
y coagulada, ya con la mano, ya con unaesponja,
volviendo á abrir la herida delijar
dos horasdespues de
la operación.Dejé
sin em¬bargosangre en el saco peritoneal y entre las cir¬
cunvoluciones intestinales. La res, á pesar de este
accidente,
y por medio de los cuidadoshigiénicos,
se conservó en
perfecta
salud, y proporcionópronta¬mente toda su cantidad de
leche;
pertenecía á mon¬sieur
Bellencontre,
de Reims.L.—En
Monplaisii'
y enMonceaux-les-Leups (Aime)
operé pocotiempo despues
de mi vuelta de Paris, y por el mismo método, dos vacasque tuvie¬ron
igualmente
unahemorragia
ovárica abundante,con derrame manifiesto en el
abdómen, sin
conse- eiceneiasfunestas. Testigos
miscomprofesores Dé-
baux
(de Crécy-sur-Serre) y.Wateau (de Órighi-
Sainte-Benoîte)
que presenciarón lasoperaciones.
La vaca de
Monplaisir sufrió
un poco, esverdad.
los síntomas
principales
á lavez ;de
otromodo,
es ó paliaró suavizarsíntomas, bueno y muybuenocuando ámas no se alcance; pero que enmales de causa es¬pecífica , siemlo graves, de poco aprovecha. Basta verlo en el triste
ejemplo
del cólera. Aquí laligadura
opone una resistencia mecánica á los
calambres,
peronocorrija el desórden radical producido enla inerva¬
ción;
los revulsivos ysobre
todo laaplicación
del ca¬lor no bastan á
correjir
la tenazalgidez
, porque faltalaacciónquímico vitalinteriorquefomente fisio¬lógicamente
la calorificaciónorgánica, deshaga
laconcentración vital
agolpada sobre las-grandes
cavi¬dades y por
igual
la reparta; las lavativas no sonsu¬ficientes para
detener
la diarrea que por momentosaniquila
alpaciente
; porque si alcanzan á suavizar la irritación quela
acompaña, nodestruye»
los violen¬tos
empujes
de lacausa oculta, que solo cederla y con ella lairritación secretoria á la especialidad de otro modificador. Yaqueda apreciado el
valor terapéutico'
de las demás
drogas
en uso,, y conocido el resultadonegativo
enlos
casos mas graves.En
conçlusion , nose ha dadohasta ahora con eseagente de
privilegiada
acción que
pueda Sufocar
todos los síntomas esencia¬les,-y
conellos
porprecisen la misteriosa
causa, sea452 EL ECO
lo quo
M-t Virgile
Biuchard, supropietario,
cultiva¬dor instruido é inteligente,
atribuyó
à un errorde ré¬gimenquedeterminó una
indigestion;
perola de Mon- ceaux-les-Leups,
que tuvo lahemorragia
mas abun¬dante, puesto que lasangro seescapaba del
ijar
mien¬trassehacia larotura en la
piel,
no sufrió absoluta-mbnle
nada,
nodejó
de comerydar
leche comodé
costumbre.
M
Llego
á los hechosdesgraciados del Instituto
agronómico de Versailles.El 7 de abril de 1850, á
petición de MM. Fou-
quier de Hérouël y deBéhague,
fueron puestas cua¬tro vacasá mi
disposición,
porM.,Dumas,
ministro de agriculturaentonces; las operéel
mismodia,
enpresencia de la comisión oiicial
encargada de obser¬
var estas operaciones. Estas vacas, de la raza de
Aubrac,
medianaslecheras,
eranjóvenes, vigorosas
y
de
un temperamento sanguineo;despues de haber
seguidomuy bien los dos ó tres primeros dias, pre¬sentaron de repente, y casi á un mismo
tiempo,
lossíntomasde una peritonitis de las mas intensas, com¬
plicada de la pieuroneuraonja reinante.
(Se continuará)
PATOLOGIA TERAPEITÍCA.
DIAGNÓSTICO DIFEUENCIÁLDELLÓBADO, TREFLEXIO.NES SO¬
BRE so NATPRALEZA V TRATAMIENTO.
Si
podemos permitirnos
de los señores redactores de losperiódicos
de nuestraciencialadistinguida
aten¬ción de colocaren sus apreciables números algunos de
nuestros escasos escritos, esperamos
deterininurán
la inserción del queen estos momentos nos ocupa.píovamos á redactar una memoria ni una monogra¬
fia tan estensa y
prolija
como lapérCda enfermedad
que nos
sirve de
temajustamentemereciera. Nos pro-la que
fuere. Veamos
si las preparaciones sulfurosas,empezando
porel
mismo azufre, llenanalgo
mas si¬quiera tan
importante
condición. Conocemos lossín¬tomas ; estudiemos , pues , las virtudes quela espe- rienciade mas de veintitrés siglos, muy
valedera
en buenalógica
, concede á tanusual y precioso agente terapéutico.El
azufre y muchas de suspreparacionesestán preconizados como sudoríficos, escitautes fun¬
dentes,
désobstruantes,
espectorantes, etc., etc.; por losmedicamentos,
en fin,-mas policrestesóde acciónmas estensa, maseficaz y
duradera,
siendo, y es cosa notable, uno de aquellosraros mediosquegozando de conocida actividad y estando tanvulgarizado,
nunca de su abuso ha habido quedeplorar
, como dél deotros
manejados
porla impericia
; prueba de que enrara enfermedad
deja
deproducir alguna
ventaja, lo que marca maselcarácterpolicresteque seleasigna.
Aparte
estasgeneralidades,
su benéfica acción íiúo-lógico-terapéutiea
esespecial
en las estancacionesde la sangre; asíqueDesboisde Rochefortle tuvo poreí
espansivo
de este líquido circulante.
Lo es en males delospulmones,
como queGaleno
enviaba los tísicos à Sicilia para queallí respirasen
el aire de los volca¬nes. Lo es también en los espasmos, por
la
acciónponemos solo demostrar, que, tan
frecuente
y por to¬dos tratada como grave y
mortífera,
especialmente en algunas especiesdel
género solípedos,(1)
no está ó nopuede
estarfuera de
duda su naturaleza y calificación,en varios casos, para los mas de los prácticos y par¬
ticularmente ios de pocos
conocimientos.
En ellos asícomocuando el lóbado no
deja
incertidumbre,alguna,
es
preciso igualmente
decirlo, no suele ser tampoco bitndistinguido
ni medicado bajocualquier relación
que se
le mire
en su tratamiento, ya que esterefiera
al
régimen higiénico-terapéulico,
yarespectivamente
al
quirúrjico. desgraciándose
casi siempre el éxitode
uno yotro por la falta de un
juicio
maduro y perspi¬caz, de una redexión
profunda de
partede
losprofe¬
sores.
Entre los
antiguos,
el lóbado según unos, esó era enfermedad francamente inílaraiioria unas veces, y otras una inflamacióngangrenosa : según otros, su ca¬rácter es
flegmono-carbuncoso;
habiéndole tambiénco¬locado muchos esclusivamente entre las lesiones que convjirendeeste último.
Los modernos,
quizá
sin mas razón, leconsideran
como efecto concomitante ó
complicación inseparable
deuna(¡fasíro-eníeniw aguiay
grra«e(IIurlféld' Arbovalj
ó como una infección
hidro-séptica particular, espontá-^
iiea ócomunicada
(Tifohémia
de Roche-Lubin;pelohémiu,
ó hemitis hidrohémica de Buisson.)
Y
suponiendo verídica
estadistinción ó clasificación
¿cuándo
predomina
elprineipio llogíslico al pútrido, ó
viceversa.' ¿presentael organismoen
todos los
casosesasintomalológia
univoca quelos distingue?
es mas:¿po¬demos decir
siempre
áciencia fija cuando deja de
seróexistir el estadoinflamatorio para tomar
la enfermedad
elgangrenoso ó
séptico?
¿esla afección
primitivamente, (1) El lobado es mas frecueale en la raula y el asno, que enel caballo.La etimología de la! palabra, óse tomó de lobanillo tu¬
morqueconsisteen uuaespeciede lupiasegún ios Albiétarés antiguos, ó porque lot mismos asi la designarony aplica¬
ron comparándole á la prontitudysallacon queel lobo de¬
vora ásu inocente véctiinz la oveja.
que
ejerce
sobre los nérvios, segúnHipócrates, hasta
el punto de habérsele mirado en Grecia por el mejor preservativo de
los calambres
Lo es asimismosobre
las mucosas, cuyaS
secreciones mejora notablemente;
en lot males
culáúeos, depurando
por estaVia,
me¬diante
unaperspiracioQ general, cállenle
ycritica,
todo lo pecante
de
nuestroshumores
, comodecían
los
antiguos humoristas,
y .segúnla
constanteobser¬
vación de
antiguos
ymodernos
,particularmente de
los médicos
hidrólogos
;finalmente,
comodesinfec-
taute
anti-épldémico
detoda antigüedad, habiendo
merecido por esta
reconocida virtud
queel grande Homero,
en su Olysea, califioace los saludables
vapo¬res del
azufre de destructores del gérmen de todas las crt/erHíéí/dt/es. ¿Seacomodaeste cuadro de virtudes
que formó la observación en tantossiglos al de los sínto¬
mas esenciales del colérico?
¿Hay alguno de cuantos
rpedi.ossepregonan
empleados
contrala enfermedad
que tne ocupa, que,
llegue á satisfacer
tancumplida¬
mente el
conjunto de
indicaciones quereclama
susola sintomatologia característica?
Sinembargo, debo
con¬fesar que
si ligamos el genio de la
causa, segúnle pude comprender
por losfenómenos
quela anuncian,
con los síntomas característicos de la enfermedad
epi-
DE LA VETERINARIA. 453
local y
despues
segeneraliza, ó es antes general para
en
seguida localizase? En ambos modos (si se permiten
unoy otro)
¿cuándo
esmastemible y mortífera? Deja¬
mosde traer á cuenta la
epizootia
yel contagio. Por
otraparte,
¿qué condiciones de la economia autecedi-
,dasy
actuales;
quevariaciones de los alimentos, loca¬
lidades y
demás modificadores pueden basta cierto pun¬
toaparentar uno
ù otro de aquellos, y hacer creer un
predominio ficticio, siendo realmente contrario el que
existe? Finalmente, en
eP sitio
queaparece el lóbado
¿colocasu
asiento otra enfermedad que se leparezca?
Si,
comprofesores,
yhé aqui el objeto principal que
llevan estaslíneas.
Al
estamp>rlas,
ydejando por ahora
áun lado las
preinsertas cuestiones, que en su caso no
dan poco que pensar y
discutir, vamos únicamente á
manifestar conla
brevedad posible dos hechos que po¬
seemos, y
ademas probaremos que la muerte de mu¬
ellesanimalesque
sucumben de esta enfermedad, apar¬
redesu malig^iüdad
proviene amenudó de la aquiecien-
cia que se [iresta
indebidamente al vulgo, y como an¬
tes hemosdicho, de no
reflexionar detenidamente los
veterinarios.
Un añoantes de nuestro
ingreso
comointerno en la
Escuela
superior, habiamos podido observar en un mu¬
lo deseis años, temperamento
linfático, nutrido y ejer¬
citado enlos trabajos
del
campo, unainflamación ó tu¬
morperfectamente
redondo y del volumen de una na¬
ranja
mediana
enel propio sitio que lo hace el lóbado;
duro,indolente,
uniforme, aislado
ysin hinchazón cir¬
cundante: nohabia embarazo mayor en
los movimien¬
tos de la
espalda
ybrazo;
enlin, el animal, sin fiebre,
no estaba triste ni inapetente.
El tumor subsistió en el
mismoestado por
el término de diez dias, sin haber
presentado síntoma alguno alarmante el individuo que
lo sufiía.
El año
pasado 1851, tuvimos ocasión de ver también
igual lesion en un
burro de hato, de cinco años, bien
constituido, que
del mismo modo no ofreció alteración
funcional alguna
ni
otrossíntomas locales que los se-
démiea, no esacaso
el azûfre en pura sustancia, el
recurso mas.
recomendable
ydel cual haya mas que
esperar
contra: :el Qólera; ,Yo le adopto especialmente
eircalidad de
fumigatorio
comodesinfectante y opuesto
por su
naturaleza á los tiros, por comunicación di¬
recta , de
la electricidad, cuyos desequilibrios acom¬
pañan
la invasion del mal corno condición indispen¬
sable. A. este efecto se
echará durante la epidemia
una corta cantidad
d ariamente
en unbi aserillo en¬
cendidoj
;repasando
conél las habitaciones, hasta el
preciso gradn de que el vapor sulfuroso no eseite tos
ni sofoque; pros
nbiendo.
comode tod» punto perdi¬
das por
inútiles, las fumigaciones ó irrigaciones clo¬
ruradas,
cuando
setratada cólera. Si como recurso
curativodirecto
enqdei-semos el azufre en el coléi ico,
mi
regla fija seria propinarle impalpablemente pulve¬
rizado, y
nvjor
anaconvenieutemeuie disuelto
,por
cuchariida.s, á la
üúsis
parael adulto de ocho á doce
granos, y
á intervalos de una, dos, tres y cuatro ho¬
ras,
graduando estos por la uijeacia del caso. Si fuese
tenazmentedevuelto por
el vómito, dispondría que el
enfermo
inspirase á ratos breves el vapor que resulta
de quemar
el azufre,
y selo dirigiria al mismo tiempo
en corrientes por
el
ano ,mediante el juego de un aparato fumigatorio, hasta que las exhalaciones cutá-
ñaladosen.el mulo citado. A los pocos
dias
yà benefi¬
cio de una fricción que se
le dió
conla untura fuerte, desapareció el
tumor.Ahora bien:
¿erael lóbado? no;
porque
los síntomas caracterlsticps ó verdaderos de es¬
te asi generales como
parliculares,
nolos manifesta¬
ron los pacientes; y
si
no erala enfermedad dicha ¿que
podía serlo
que se¡iresentaba á nuesíra vista
ytacto?
Analicemos, establezcamosnuestro
juicio
ycomparando
severamente, hagamos
inducciones
quenosconduzcan á
hechos ciertos. El lóbado casi siempre presenta
la figu¬
raovoidea mas ó menos exacta y en la
dirección de
abajoarriba
entreel origen ó á
pocadistancia del de
ios músculos esterno-maxilary
escápulo híóideo, dolo
roso ála presión, renitente y en corlo
tiempo aumenta
la inflamación coBsiderabiemente. Los movimientos
del
miembro se entorpecen
enteramente desde luego,
yla calentura por
lo general existe
yaantes de aparecer
el tumor, acompañada
de abatimiento
y aunde atonía,
sucediendo lo propio con
la tristeza; el apetito
sepier¬
de la mayor parte
de
veces.Nada de
estohubo
enlos
dos animales referidos, escepto
la dureza del
tumor,que como
hemos dicho,
eraredondo,
noalargado eomo
bien pronto se
maniflesta el lóbado.
Esta breve reseña creemossuficientepara no
incur¬
rir en la confusion de un hecho
patológico
conolró,
bien distinto porcierto, pues
mientras el
uno, avan¬zando
rapidamenle, destruye la vida, el otro
seestacio¬
na, y,
ni á
órganoni á función alguna altera. El que respectivamente
selia relacionado del mulo
yburro
espuestos, era
indudablemente «1 infarto de
unganglio
de losque eneste
sitio acompañan álos
vasoslinfátlcós.
Asi nos induce á creerlo el no haber en este
puntó
parte
alguna
que tomaramorbosamente la forma tan perfectamente redonda.
Para los poco
inteligentes, aquellos
quetoda
sute¬
rapéutica' existe en
la
puntade la lanceta
enla hoja del
bisturí y en
el hierro candente, sangrando sin reflexion
y
cortando
comorifles ó tablajeros
en resesdestinadas
al mataderohabrían tal vezsido estos dos
heclios
uu—i—I I m
neay
pulmonai, como también las excreciones intes¬
tinales, llegasen
û adquirir pronunciado olor á hidró¬
geno
sulfurado, ennegreciesen los objetos; de oro y
plata y
tiñesen las ropas de,amarillo, porque con es¬
tas circunstanciasnos
habríamos cerciorado de la ab¬
sorción
general del azufre;
y yaeste en segundas vias,
obrarla como estimulante muy
propio
parareanimar
la caloricidad vital,
aumentarla fuerza circulatoria
y con
ella la perspiracion cutánea, siendo de toda pro¬
habilidad
conjurase de éste modo tan precioso recurso
,1a
eslanoaciou colérica de la vida
yei tremendo pe¬
ríodo álgido, cuyo
estado precisamenlcicoiistituyc el
Verdadero peligro.
Tal
esel mélouo á que creo deba
.cejiii'me en el uso
interno del azûfre en sustancia
para
combatir el mal colérico. Ni valga en contra el
argumento que
pneda aducirse, tomado del hecho de
los sarnososque
fueron atacados de la epidemia, es¬
tando altratamiento
sulfuroso contra la sarna; porque
enel deesta distan
mucho las condiciones deh uso del
azûfre
comparativamente con el plan anti-colérico
que
dejo propuesto.
Aléngome, empero,
al hidrógeno sulfurado ó á»ido
hidro-suifùricoconvenientemente
dilatado, sobre todo
con laadición simultánea
del ácido carbónico; porque
este