ESTUDIO
sobre la. naturaleza de los terrenosagrícolasen las diferen¬
tes zonas de la provincia de madrid (1).
Señores:
Confuso me encuentro al oir mivoz en un recinto que ha escu¬
chado tantasmás autorizadas quela mia, y en donde ha resonado la voz de la ciencia hasta este momento precisamente en que ocupo este sitio.
Debo, portanto, empezarpor pediros benevolencia, y que me
juzguéis con toda laindulgencia posible, comparando vuestras al¬
tasdotes con las pocas cualidadesque me adornan. Además lo ha¬
go fundándome en que no aspiro á obtener gloria alguna, si únicamente alcumplimiento de un debery guiado porel deseo de
serútil en algo álaagriculturade mi provincia.
Eltemaque mecorresponde explicar dice así; l'Estudio sobre la naturaleza de los terrenos agrícolas en las diferentes zonas de la provincia.—Indicaciones acerca de la composición dominante en
cada zonaycultivos más apropiados.»
Difícil tarea la mia: me encuentro por un lado con un tema cuyaimportancia nadie puede poner en duda, y por otro con un exclusivismo tal en el mismo, que me hace imposible su desarro¬
llo. Yo desearla que no hubieran existido las palabras queá la lo¬
calidad se refieren,porque entonces, con mucha facilidad, aunque más ó menoselegantemente, con mayoró menorclaridad, en una
palabra,comome fuera dado, hubiera desarrollado los principios generales de la agrología y hubiera salido del paso y considerado
como terminada mitarea; pero como esto no esposible, tengo que limitarmeá exponeros la falta de datos,,lacarencia de noticias que
hay sobre este asunto, y porconsiguiente, la imposibilidad en que
(i) Conferencia agrícola del4 de Febrero de 1877, pronunciadaporel señoi D. Ramon Pellico, catedrático de la Escuela especial de Ingenieros deMinas.
Tomo iii.
27
418 GACETA AGRÍCOLA DEL MINISTERIO DE FOMENTO
estoy de cumplir con eltema quedebo explicar. Voy á tratar de
demostraros estolo másligeramente posible, con objeto demoles¬
tarpocovuestra atención.
Todos sabemos quelas plantas toman del suelo ciertos elemen¬
tos necesarios é indispensables para su vida, y que de estos ele¬
mentos hay unos que entranen la composición deese mismo ter¬
reno, mientras queotros, como el agua y el aire, los retienen, ha¬
ciendo lo mismo respecto al calor solar, fenómeno dinámico que
es compañero inseparable de lamayor parte de las reacciones cós¬
micas, y cuyaimportancia en la vida de los vegetalesesnotabilísi¬
ma: por eso, señores, elterrenodebe considerarse bajo el punto de
vista de estas dos influencias:la químicaque ejerce en el desarro¬
llo de las plantas yla influencia que á estecrecimiento proporcio¬
nan las propiedades físicas del mismo.
Ahora bien, ocurre una duda: ¿Cómo debemos considerar for¬
mado el terreno? ¿Porel suelo únicamente, es decir, por lacapa
muebley superficial propiapara la germinación y crecimiento de
lasplantas,ó por éste y el subsuelo, formado por aquellas masas
minerales que están debajo de ély que, bien sea por su composi¬
ción química,por su gran compacidad ó por la distancia áque se
hallan de lasuperficie, se hacen inaccesibles á las raices? Es evi¬
dente que debemos tener en cuenta las dos á la vez.
El suelo se forma siempre de la descomposición del subsuelo,
mezclándose con restos de organismos que han existido anterior¬
mente: ahora bien; puede suceder que el suelose haya formado
de las rocasque yacen debajo de él, ó que proceda derocasdistin¬
tas á las que recubre, habiendo sido dirigidas hasta allí gracias al
fenómeno que se conoce en geologíacon el nombre de fenómeno
de denudación. En el primer caso, en que el suelo está en el sitio
que se ha producido, yáun en el segundo, suponiendoqueestesea
depoco espesor, claro es que el subsuelo tendrá influencia quími¬
casobre la vida vegetal, puesto que puede ser tan pequeña lacapa quele recubra que venganá mezclarse uno y otro sólo porefecto
de las labores necesarias para el cultivo. Puede el subsuelotam¬
bién influirquímicamente, hallándose en contacto más ó ménos
inmediato con los agentes que producen la asimilación de las ma¬
teriasinorgánicas, por la conversion en solubles de cierta parte
de las sustanciasque se encuentran en la capa terrestre, proce¬
dentes del reino mineral: fenómeno sumamente lento y complica¬
do que se debe principalmente, como todossabemos, al oxígeno,
al agua, al ácido carbónico y áun al nítrico, pero principalmente
á lostres primeros. El subsuelo, pues, no podemos ménos de te¬
nerlo en cuenta en estecaso, porque prestando algunos desus ele¬
mentos, ha de influir en laspropiedades físicasyquímicas delsue¬
lo que consideramos.
CONFERENCIAS AGRICOLAS
En el caso en que la capa vegetal sea grande, el subsuelo no presta ninguno
de
suselementos á la vegetación;
pero encambio
influye en las propiedades
físicas
del terreno,é
influye principal¬mente por su permeabilidad óimpermeabilidad, haciendo variar
estapropiedad el que las rocas que lo formansean más
ó
menos absorbentes en pequeño. Resulta, que debemos tener en cuenta, al estudiaruna tierra vegetal, el subsuelo y el suelo.El subsuelo podrá estar constituido por cualquiera de las rocas quese estudian en
geología,
y el suelopodrá
proceder,ó bien
dela
descomposición de unadeestas rocasó de la mezcla de varias deellas. De aquíque sean ennúmero considerable los terrenos agrí¬
colas porlas combinacionesque resultandel suelo y del subsuelo,
y de aquí también la importancia de
clasificarlos.
Laclasificación
tiene un doble objeto; el de agrupar, facilitando su estudio, este considerable número deterrenos, y al mismo tiempo el de permi¬
tir abarcarde unsólogolpe de vista los terrenos de distinta natu¬
raleza quehay en una localidad dada, en un país cualquiera. Va¬
mos, pues, á pasarrevista de un modo breve á las diferentes clasi¬
ficaciones que se hanpropuesto; estudiaremossus defectos, y esto vendrá á corroborarnos en la idea que hemos emitido de que es
preciso tener en cuenta estos dos elementos, estosdos factores.
Lasclasificaciones agrícolas son numerosas yvariadas, ylo son tanto, que han necesitado á su vez de clasificación. Esto prueba
dos cosas: primera, la importancia del asunto, y segunda, la
ineficacia de las propuestas hasta el dia.
Mr. Gasparin, que las ha estudiado una por una, lasdivide en
cuatro clases, ásaber: las que se fundan en lacomposición mine¬
ral del suelo; las dispuestas con arreglo á las propiedades físicas
del mismo;las establecidas teniendo en cuenta el génerode cultivo
más apropiado á cada terreno, y por último, las clasificaciones mixtas, aquellas cuya agrupacióndepende de varios de losprinci¬
pios de las anteriores.
Las clasificaciones que se fundan en las condiciones físicas de
losterrenos, y empezaré por las segundas enel orden que las he¬
mos enumerado, son defectuosas, porque los terrenosposeen en grado variable estas propiedades, y es difícil establecer una sepa¬
ración entre ellas: además, tienen otro defecto. Estas propiedades pueden ser accidentales, y un terreno que sea relativamente hú¬
medo en invierno, puede ser relativamente seco en verano. Ade¬
más, agrupando los terrenos con arreglo á las propiedades físicas
de losmismos, resulta el inconveniente de quepueden existir dos
terrenos que tengan una propiedad física común, en cuyo caso constituirian una sola especie, y sin embargo pueden diferir mu¬
cho bajo el punto de vista de las demás propiedades.
Las clasificaciones fundadas en el cultivo obedecen al principio
420 GACETA AGRÍCOLA DEL MINISTERIO DE FOMENTO
de la mejoraplicación que ciertas tierrastienen para laproducción
de ciertas plantas. Estas tienen los mismos defectos que las ante¬
riores, porque es indudable que el cultivo continuado de una
planta en un terreno dado, lleva consigo el empobrecimiento de
este terreno. De modo que, agrupando los terrenos según este
procedimiento, con arreglo á esta clasificación, resultariaque al cabo de cierto tiempo habria que variarla, á no ser que por medio de los abonos se restituyan al terreno los elementosqueha perdido. Por el contrario, si con arreglo á estaclasificación dedu¬
jéramos que un terreno dado no era bueno para ciertas plantas, podria pormediode mejoras hacérsele apropósito para sucultivo, á
identidad ó semejanza en las demás circunstancias queinfluyenen la vegetación. Además, estas clasificaciones no son prácticas para determinar los cultivos propios de unterreno; hace faltarecurrir á
la experiencia, encuyocaso es preciso que trascurra un gran espa¬
cio de tiempo, para averiguar el cultivo más adecuado á aquella localidad, ó porel contrario, necesita estudiarse elterreno, dedu¬
cir de este estudio las propiedades del mismo, y decidir, en vista
de estaspropiedades, cuál es el género de cultivo más apropiado:
si hacemos este trabajo, claro es que está demás la clasificación
de quetratamos.
Las mixtas tienen, si bien en menor grado, los inconvenientes
que las demás, y tienen otrotambién que es digno de tenerseen cuenta, y es que la heterogeneidad que preside á su formación las
hace difíciles decomprender, y más difíciles todavía de aplicar.
Nos quedan, pues, únicamente las primeras las que se fundan
enlacomposición mineral del suelo: estas tienen laventaja deque parten de datos fijos, permanentes y de los que dependen las
causas que influyen en la vegetación. Además, tienen la ventaja
de que como estedato, la composición del terreno, es constante, resultan agrupados del mismo modo todos aquellos terrenos en quela tierra vegetal y el subsuelo tienen la misma composición ó
difieren poco entre sí. Es verdad que hay que tener presentes las
influencias exteriores; pero esto es fácil, porque se pueden deter¬
minar aparte y tener en cuenta siempre. Y últimamente, agru¬
pandolos terrenos ó considerándolos divididos con respecto á la composición del suelo ydel subsuelo, como las propiedades del
terrenodependen de los componentes del mismo, no desaparecen
nunca porcompleto, ni faltan todas á la vez.
■ Hay una infinidad de clasificacionesfundadas en lacomposición mineralógica del suelo, pero todas tienen un defecto, y es que
noconsideran más que la composición de la tierra vegetal, sin
tener en cuenta el subsuelo; y ya hemos dichoque el valorde este
dato es grande porlo que influye en la vegetación. Poreso me ha parecido preferible á todas las que conozco, que son precisamente
CONFERENCIAS AGRICOLAS 421 las quecita el Sr. Gasparin, la propuesta por D. Daniel Cortázar
en su Memoria física, geológica y agrológica de Cuenca, que esni
másni menosque laque proponeEscipion Oras en suTratado de geología agronómica, con ligeras variaciones.
En ésta se dividen losterrenos en dos grandes clases; terrenos desuelo vegetal sedentario, ó seaaquellosterrenos en quela tierra vegetal está encima de las rocas quela handado
origen,
y terrenosde suelovegetal sedimentario en que aquel procede de rocas dis¬
tintas á las que recubre. Los géneros de terrenos seobtienenaten¬
diendo á la roca que constituye el subsuelo: así es, que habrá
tantas clases de terrenos como rocas reconocela geología; habrá,
porejemplo, subsuelo de granito, de gneiss, etc. En cuanto
á las
especies, se dividen atendiendo al resultado de la
descomposición
de las rocas: seacualquiera la que da origen á la tierra vegetal, la descomposición de ésta puede producir detritus compuestos de
arcilla pura ó de fragmentos de otras rocas con poca
ó
ningunaarcilla, y por último, puede haber terrenos producidos por la
mezcla de detritus arcillosos y de otra roca; yde aquíque encada género se admitan tres especies de suelos: los arcillosos, los frag-
mentosos y los arcillo-fragmentosos.
Pasemos ahora al estudio de la provincia de Madrid bajo este punto de vista,que vendrá á demostrar la falta de datos de que
me lamentaba alprincipio de mi discurso.
De la Memoriade D. Casiano de Prado, á quien nuncase ala¬
bará bastante, se deduce quelaprovincia deMadrid se puedecon¬
siderar dividida en tres zonas: la de la cordillera, la de las are¬
nasyla terciaria. En la primera esevidente queexistirán en mayor proporciónlos terrenos sedentarios; pero de esta Memoria ¿podre¬
mos deducir cuáles su extension y la figura quetendrán? Eviden¬
tementeque no. En primer lugar, en los pequeños valles que en aquella zona existen, habrá terrenos de la segunda categoría, y despues estos terrenos pueden formarse á cualquier nivel, siem¬
pre quelas circunstancias orográíicas locales hayan facilitado la deposición de los detritus que arrastraban las aguas y que proce¬
dían de altitudessuperiores.
Es evidente que los terrenos sedimentarios
predominarán
en lazona de las arenas, puesto que esta zona procede de un arrastre
ó
denudación; pero tampoco podemos fijar su extension ylímites,
porque sin el estudio práctico y dedetalle que exige esta clase de trabajos, no podemos asegurar si enalgunos puntos de esta zona
haexistido denudación en época reciente ó moderna; porconsi¬
guiente, pueden existir manchones, cuyaextension
será indetermi¬
nada, en que aparezca el terrenosedentario. Lo mismo
sucede
en los terrenosterciarios: seria preciso un estudio de lalocalidad paraestablecer la relación entre unos y otros, aunque debemos supo-
422 GACETA AGRICOLA DEL MINISTERIO DE FOMENTO
nerque están más desarrollados los sedimentarios, porque estos suelen presentarsecon más extension que los primeros.
En cuanto á los géneros de terrenos, que se forman atendiendo á lacomposición del subsuelo,no podemos decir mucho. Podemos sí deducir de la Memoria del Sr. Prado, que, por ejemplo, en la sierradominaránlossubsuelosde granito, de gneiss,de pizarra ar¬
cillosa; quelos subsuelos de caliza apenas existen, y que en lazo¬
na terciaria habrácuatro subsuelos; los arcillosos y yesosos como
predominantes, y los margosos y calizos en extensiones suma¬
mente pequeñas.
Si esto sucede respecto á las clases y géneros de los terrenos, todavía la oscuridad es mayor tratándose de las clases de tierra vegetal. Seria preciso tener en cuentauna proporción de circuns¬
tancias orográficas actuales y de otras épocas para poder decir aproximadamente la composición de la tierra vegetal de nuestra
provincia. Aun refiriéndonos á los terrenos sedentarios, enla sier¬
ra, por ejemplo, podríamossuponer que los terrenos estaban com¬
puestos principalmente de arcilla; pero esto no pasarla de ser una
conjetura, porque para afirmarlo necesitaríamos una porción de datos, necesitaríamos conocer la pendiente del terreno, las cir¬
cunstancias de la localidad que habránproducido la descomposi¬
ción del suelo y poder apreciar si los cristales de cuarzo y lámi¬
nasde mica que con el feldespato forman el granito, hablan des¬
aparecido ó no; porconsiguiente, en general no podríamos decir
sino que seriaese terreno arcillo-fragmentoso; me parece que una
investigación tan detallada no merece semejante conclusion. Este trabajo, sin embargo, esmás fácil; si tuviéramos los demás datos, podríamos darpor terminado el estudio agronómico de la provin¬
cia de Madrid, y para este fin podríamos recurrir á los medios á
queFrancia ha acudido para la formación del mapa agrológico;
medios que consistieron en enviar á los maestros de instrucción primaria decada localidad uncroquis de la misma,y á que aque¬
llos remitieran á su vez muestrasde tierra, indicando en el cro¬
quis los puntos de donde la hablan tomado; analizando esas tier¬
ras se llegariaal conocimiento de los terrenos agrícolas de nuestro suelo.
Debo hablar de una especie de tentativa que con este objeto se ha hecho hace algunos años; no trato de vituperarla, porquela
sección que la ha publicado da á entender que se trataba deun
trabajo catastral; me refiero al plano euforimétrico deltérmino municipal de Madrid publicado porla sección de trabajoscatastra¬
les délajunta general de estadística en i86y. En ese plano se in¬
dicapor medio de colores, aparte de los cultivosque divide enla¬
bor, pastosy monte bajo, la composición de la tierra vegetal, y
también si elsubsuelo es permeableó impermeable. Acompañan a
CONFERENCIAS AGRÍCOLAS
este plano doscortes, uno
de Norte á Sur,
queparte de la carrete¬
radeFrancia, ypasando porlaplaza
de Santa Bárbara, ministerio
de la Guerra, paseo del Botánicoy
hospital provincial, termina
enla confluencia del arroyo Abroñigal con
el
Manzanares; y otroque, partiendo de
la tapia más á Poniente de la Casa de Campo,
pasa porla
plaza de Armas, Puerta del Sol, estanque grande del
Retiro, y concluye enelarroyo
Abroñigal.
Repito que es un
trabajo catastral
en queúnicamente debian fi¬
gurarlos cultivos; no voy
á criticarlo,
ysi lo cito es porque su
estudio nos va á servirpara demostrarlo que
llevo dicho.
Delos cortes del plano resulta; que existe
el
terrenoterciario
eneltérminode Madrid, y aparece enel corte
de
Norteá Sur,
enun punto intermedio entre
el hospital provincial
yel ferro-carril
de circunvalación ylaconfluencia
del
arroyoAbroñigal
conel rio
Manzanares.
En elotro corte elterrenoterciario aparece entre
el camino
quevaála Puerta del Angel de la Casa de Campo y
la Plaza de Ar¬
mas, y despues, en el foso
de ensanche, hasta el
arroyoAbroñi¬
gal. Estas últimas zonas
de
terrenoterciario
noaparecen en el
mapa geológico del Sr.
Prado, lo cual
no esde extrañar, porque si
en un mapa geológico hubieran
de figurar todos los detalles, se
necesitarla, no lavida de un hombre,
sino la de
unagenera¬
ción; pero esto demuestra que no
basta
tener unmapa geológico
paraobtener el
agronómico, sino
que,partiendo de aquél, hay que
examinar elterreno y despuesla tierra
vegetal
quelo forma para
hacer elagrícola.
En el mapaá quevengo
refiriéndome
sefija la composición de
la tierravegetal; divide el
subsuelo
enpermeable é impermeable,
fija la composición deuno y otro, y se
deduce
queel permeable
está compuesto de síliceyel
impermeable de arcilla casi exclusiva¬
mente; pero esto no basta, porque en
el
terrenopermeable ó silí¬
ceo seria preciso averiguar
el tamaño de los
granos,porque el
grado de permeabilidad del terreno
depende de
esedato; tam¬
bién en el terreno impermeable ó
arcilloso
espreciso
conocerla
potencia de la capade
arcilla
paradeterminar el grado de higros-
copicidad deaquel.
En cuanto ála tierra vegetal, la divideen
silícea, caliza, arcillo¬
sa y silíceo-arcillosa,
observándose
quellama calizas á tierras que
sólo tienen un tres porciento de esta
sustancia, mientras la sílice
y arcillaentran en uncuarenta y
siete
ycuarenta
ytres por ciento
respectivamente. Las
demás,
exceptola primera, que parece cor¬
responderá nuestra
especie fragmentosa, deben incluirse entre las
arcillo-fragmentosas.
Resulta de lo que he dicho,
ó al ménos he tratado de probarlo,
que no puedo desarrollar
el
tema.Hubiera deseado tener esos da-
424 GACETA AGRÍCOLA DEL MINISTERIO DE FOMENTO
tos á que me he referidoy dar una conferencia,monótonatalvez, pero eminentemente práctica.
Mi deseo hubiera sido que esa conferencia se limitara ádeciros:
el terreno sedentario forma unalínea que pasa por tales ycuales pueblos, citando una lista de los puntos donde existiera; el sedi¬
mentario ocupa una extension circunscrita por estos y los otros
términos; y en cuanto á los géneros, también habria querido poder presentaros otra lista, dándoos idea de las rocas que en¬
tranen la composición del subsuelo de la provincia de Madrid,
y porúltimo,ofreceros el análisis de la tierra vegetal tomada en distintas localidades; pero no puedo realizar mis deseos porfalta
de losdatos para ello indispensables.
Debia ahoraocuparme de la última parte deltema, ó sea de los cultivos más apropiados. Muy poco tengo que decir acerca de este
punto, en primertérmino, porque si bien pueden estar estudiadas algunas circunstancias externas, como el clima, elgrueso de la tierra vegetal, el riego natural y la pendiente del terreno, es lo
cierto que noestádeterminadala composición del suelo, y no es-
tándolo, no sabemos qué propiedades tiene, y no se puede, por
consiguiente, indicar qué clasede cultivo es el más apropósito.
Por otra parte, confieso que si diera una lista devegetales, no haríamás que reproducirtrabajos quevalen más que el mió. Hago punto final y me limito á citar la notable Memoria que dio á luz
el ingeniero de montes D. Máximo Laguna, sobre repoblacióny cultivo de la sierra, yla del digno secretario de la junta provincial
de agricultura. Sr. Abela, respecto al resto de la provincia.
Para terminar, repito que en esta conferencia no me ha guiado
el deseode criticar ámiprovincia por lo poco quehay hecho. Esto
no tiene nada de particular, y bien recientes son los trabajos del
eminenteGras,pordesgraciadifunto. Miobjeto ha sido ponerosde
manifiesto lo que hay que hacer, lo que hay que estudiarpara
llegar á un conocimiento detenido y exacto de lascondiciones de laprovincia deMadrid. Confíoen que el celo de las autoridades por una parte, y por otra los esfuerzos delas personas competen¬
tes, conseguirán que ese estudio se termine y harán que la agri¬
cultura de la provincia de Madrid se eleve á la altura que debe
tener.—He dicho.
LA SEQUOIA JIGANTEA Ó WELINGTOMA.
Cuando nos
proponíamos
haceralgunas indicaciones sobre lajigantesca
conífera que representala figura
93,ha publi¬
cado pocos
días hace
acerca de esteárbol
unartículo del
ma¬yor
interés
nuestroestimado colega
LaEpoca, dándole
mayorimportancia la firma de
su autor,el conocido ingeniero
señorD. Esteban Boutelou, por
lo cual
no dudamos enreproducir
este escrito:
«Entre los árboles introducidos en España más recientemente,
contamos el llamado porlos botánicos Sequoia jigantea, de que existen en Madrid numerososy excelentes ejemplares, comopuede
verse en el Retiro en varios puntos, y principalmente en la calle
que va de la casade fieras al telégrafo, en el parterre delante del
Museode pinturas, en el Jardin botánico y en otros de particula¬
res; por cálculo aproximado, se cuentanen esta capital sobre 600 pies dedichaespecie entre medianosy grandes, además de la mu¬
cha planta pequeña que se tiene en los semilleros y viveros del
Retiro y de varios otros jardines.
La Sequoiajigantea, conocida más comunmentecon el nombre
de Wellingtonia, yque los ingleses llaman Mammoth-tree, es un
árbol monoico, siempre verde, perteneciente á la familia natural
de lasCONIFERAS, que llega á adquirir en la sierra nevada de Cali¬
fornia, donde esindígena, dimensionestan jigantescas como nin¬
gún otro vegetal conocido. El tronco, cuando joven, está vestido
de ramas y hojas desde su base, formando un elegante cono pro¬
longado de verdura;despues se va deshojando con la edad de las
GACETA AGRICOLA DEL MINISTERIO DE FOMENTO
Fig. 93.—Sequoia jigantea, ó árbol jigante de California.
LA SEQUOIA JIGANTEA 427
ramas bajas yqueda limpioy columnar,
elevándose
confrecuen¬
ciaá la altura de ochenta hasta ciento veinticinco metros, con
un grueso en su base de siete
á
diez metrosde diámetro;
su cor¬teza, de color canela, seresquebrajay
desprende
conel tiempo
en capas; la madera es rojiza, de grano
üno, ligera
aunque com¬pacta, y
susceptible de buen pulimento. Las hojas
sonpersisten¬
tes, pequeñas, algocarnosas,
agudas,
numerosas yaproximadas á
las ramas en disposición espiral. Las flores
unisexuales, las
mas¬culinasforman amentos oblongos, axilares, las femeninas estróbi¬
los terminales que á la madurez se convierten en conos
ó pinas
ovaladas, de cuatroá cinco centímetros de largo ytres
de ancho,
conteniendoen la basede cada escamatres ó cinco semillas
ó
pi-ñoncitosrojizos yalados. El fruto no madura hasta
el segundo
año de haberaparecido la flor, y suelen encontrarseen
él algunas
semillas vanas éinútiles, mayormente si proceden de
árboles jó¬
venes.
Esta conifera colosal, el Leviathan de los montes,
fué
descu¬bierta por Douglas en la exploración de
California
enel año
de 1831; y al comunicar la noticia
á
Hooker,distinguido botánico
inglés, le deciaque el esplendor de
aquellas selvas consistia prin¬
cipalmente en la existencia de esta
magnífica especie.
Elárea de estension en que se encuentra
espontánea está
entrelos grados 38 y 42 de latitud boreal, y su
region empieza á
los 500 metros dealtura sobreelnivel del mar, ysube
hasta
i.800.
Pero donde existen los mejores ejemplaresde este
árbol,
yasolo,
ya en grupos, mereciendo ser distinguidos con
nombres propios,
especiales, como Hércules, el Padre de
la selva, las Tres Gra¬
cias, etc., es en la afluencia del Estanislao y cerca
de la Fuente
de San Antonio en la Sierra-Nevada. También en los mismos
sitios se encuentran enterradosá bastante profundidad troncos de
la misma especie con la madera casi negra y con
brillo metálico,
trasformados porconsiguiente en un
verdadero lignito.
Es la Sequoia de una longevidad queadmira, y como
increible
en un sér orgánico: á muchos de los
piés cortados
seles han
con¬tado de 2 á 3.000 anillos ó círculos leñosos,
equivalentes á
otrostantosaños de crecimiento, y losárboles mayores, queaunque en
corto número viventodavía, secalcula deberán tener de cinco
á
ocho milaños de edad; superandoasíen antigüedad
á
loscastaños
428 GACETA AGRÍCOLA DEL MINISTERIO DE FOMENTO
del Etna, ahüehües de Ojaca, plátanos de Oriente, eucaliptos de
la Nueva Holanda, baobab del Senegalydragode la Orotava, que
eran reputados por serlos decanos venerables del reino vegetal;
pero que desde el descubrimiento de la Sequoia tienen que ceder todos ellos la presidencia de honor por antigüedad al rey de las
selvas californianas.
El género Sequoia fué denominado así porel eminente botánico
vienés Estéban Endlicher, como medio de dirimir la contienda
empeñada que sostenian de una parte los ingleses, de la otra los norte-americanos; pues mientras los primeros pretendian que habia de llamarse Wellingtonia, porque les asistía el derecho de prioridad en la publicación del nuevo género, los segundos, fun¬
dándose en que eraamericano yles pertenecía, quisieron darle el
nombre de Washingtonia; ambicionando noblemente ámbos pue¬
blos honrar y distinguir de esta manerala memoria de sus más queridos héroes nacionales, con la dedicatoria de un árbol digno
de perpetuar su renombre. Escusado es decirque ninguno de los contendientes ha cedido nicederá, ápesarde los buenos oficios del
conciliador armónico aleman.
Entra además en este género unasegunda especie viva, la Se¬
quoia sempervirens, también de California y de gran crecimiento,
y otra fósil, la Sequoia Langsdorfii, halladaen losterrenos de la
formación terciaria de la misma localidad, y quecontienen una clase de ambar, cuya materia bien puede ser la resina fosilizada
de esta conifera.
Se introdujeron en Inglaterra porLobb las primeras semillas de
laSequoia el año de 1853, y al siguiente las llevó á Francia Bour- tierde la Biviere;en España setrajeron por el real patrimonio en elaño de 1861 á 1862 plantones procedentes de los establecimien¬
tos hortícolas franceses, siendo los primeros que en Madrid se co¬
nocieron, si bien despues varias corporaciones y particulares han
recibido de la misma especie semillas y plantas.
El cultivo de este árbol en laPenínsula no ofrece dificultades más que porla adquisición de semilla, que escaseando todavía, se paga áprecio subido en los establecimientos franceses, alemanes é ingleses, que la hacen venir directamente de California; pues en
Europa no se cosecha, porque los arbolitos que existen son de¬
masiado jóvenes para producirla bien granada. Cuestaen aque-
LA SEQUOIA JIGANTEA 429 líos centros extranjeros el paquete de semillas que contiene unos
cien granosdosfrancos, yhaciendo la compra por mayor,
puede
bajar su precio á medio franco los
mismos cien
granosó piñonci-
tos. Perodebe advertirse, que la estimación varia mucho de ser
lasemilla frescaósuperior, ó añeja buena,puesconserva suvirtud germinativa por pocos
años,
y seenrancia
ypierde
pronto,de tal
modo, que de la primera clase
podrá
nacerel
90 por 100,mien¬
trasque de la segunda no se
logrará
sinoel
50 por 100ó
menos.La planta ya crecida se vende de 2 i\2
i
10francos el pié media¬
no, y siendo grande puede pasar de 23.
Prospera sin resguardo perfectamente en todas nuestras
provin¬
cias, pues es rústico y resistente al frió como
al calor;
y enefecto,
lo encontramoslo mismo en Andalucíay Valencia, como en Cas¬
tilla y Cataluña; sin embargo, prefiere el temperamento
frió
ymedianamente húmedo al caliente y seco; el clima de Madrid le
es muy favorable. El terreno que más le acomodaes
el arenisco
profundo y fértil, mezclado con humusó mantillo de hoja;
perono por estodeja de viviren otros de distintas
condiciones,
aunqueel calizo le produce amarillez en la hoja, lo que indica no
serle
favorable; en lospantanosos perece pronto, no pudiendo
resistir
por mucho tiempo el agua estancada.
Cuando joven,
soportasin
daño algunola sombra de otros árboles, y
áun
le esútil
enlos
sitios y exposiciones de mucho calor.
Crece rápidamente con respecto
á
lageneralidad de las demás
coniferas, á pesar de ser árbol de madera dura y de
larguísima
existencia: condiciones que por razón natural producen casi siem¬
pre un desarrollo lento en los vegetales. La semilla germina
á los
quince dias desembrada cuando está en sitio adecuado,ylanueva plantita adquiere pronto fuerza y robustez, como puede verse
en los semilleros y viveros del Retiro, cuidados hace
años
conel
mayor esmero y mejor resultado. En el mismo parque
existen
plantadas en diferentes puntos, sobre doscientas Sequoias, de las
cuales algunas procedentes de la siembra hecha el
año
de 1863,que tienen de un metro y cincuenta centímetros
á
dos metros quince centímetrosde altura, y de las plantadas en 1861 y 1862que podrían contar entonces de cuatro á seis años, hay una que pasa de ocho metros y otras de más de siete: el ejemplar mayor
que se ve en Madrid es el del parterre delante del Museo de pin-
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turas, que ha de tener de diez y ocho á veinte años de nacido, y sube á la altura de más de nueve metros, y el tronco en su base
tiene medio metro de diámetro. Todo lo cual demuestraun creci¬
miento rápido, y que esta especie se halla connaturalizada en nuestro suelo.
Se propaga por medio de semilla; y como esta es todavía cara para hacer grandes siembras de asiento, se buscan los medios más
seguros de aprovecharla toda, sembrándolaen sitios resguardados,
en cajoneras ó tiestos, con buena tierra de brezo, y donde pueda
darse el riego á mano con regadera de jardin cuando se crea más conveniente, ylimpiarse de malas yerbas y de insectos dañinos, y preservarse de cuanto lesea perjudicialen su buena germinación
y desarrollo. La siembra deberá hacerse en primavera,y pasado el primer año se repica ó separan las plantitas, poniendo cada una
en un tiesto pequeño, que se colocará despues en sitio abrigado,
y también podrán plantarse en criadero convenientemente dis¬
puesto, espaciadasá una regular distancia para que arraiguen y ensanche con desahogo. Dos ó tres años más tarde estosplantones
estarán ya en disposición de trasplantarse á los grandes viveros, ó
ponersede asiento, que será lo mejor, donde han de quedar defi¬
nitivamente. Este árbol, como todas las coniferas que tienen la raízsencilla ó poco ramificaba, es delicado en el trasplante y pe¬
ligrosa la Operación, si no se ejecutacon el mayor cuidado, pues dañándose la raíz central ó cortándose alguna de las principales,
perece infaliblemente toda la planta. También debe evitarse siem¬
prela poda y corte de ramas, á no ser que alguna esté desgajada,
puesnosolo le esperjudicial al árbol, sino que le desfigura y afea.
Otros procedimientos de multiplicación se han empleado en un
principio, cuando todavía era muy difícil obtener semillas de esta
planta; pero en el dia están abolidos casi porcompleto, no usán¬
dose más quela siembra. La propagación por estaca se practicó
bastante, por más que fuera dedudoso resultado, áun en las me¬
jores condiciones, y nunca pudo producir en esta especie planta
robusta y vigorosa; siempre en todo inferior á la procedente
de semilla. La estaca se pone durante la primavera, en estufa
calientey debajo de campana de vidrio; así se conseguirá verla arraigada y con brotes; sin estas precauciones y al aire libreagar¬
rará porcasualidad una entre ciento.